CORREGIR SIN CASTIGAR

CORREGIR SIN CASTIGAR

Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

¿Qué significa corregir?

2. CORREGIR SIN CASTIGAR

A través de todos los tiempos se ha escuchado que dentro de las funciones de los padres se encuentra el “corregir”. Este es un concepto fácil de entender en cuanto a su significado, pero difícil de llevar a cabo en cuanto a que se desconocen las acciones precisas que se deben realizar para lograrlo.

Para poder comprender mejor el significado de esta palabra tan usada, es conveniente conocer las diversas definiciones que de ella se tienen. La Real Academia Española ofrece como definiciones: emendar lo errado, advertir, amonestar y reprender, entre otras. Es fácil apreciar que por lo general se tiende a utilizar las tres últimas y ante algo que se considera que no se está realizando como se piensa que debe ser, de inmediato se para el comportamiento y se advierte que eso no debe ser, o bien, se amonesta y reprende con fuerza. Esto con la finalidad de que quien se ha comportado mal entienda que lo que hace no está bien.

Lo anterior muestra una acción dirigida al que actúa de manera inadecuada, acompañada, sin duda alguna, de sentimientos de malestar y enojo. De esta manera se entiende que el que corrige se encuentra ubicado en una posición superior, desde donde juzga y determina los “correctivos” que debe utilizar para modificar las acciones de quien no ha aprendido a comportarse de forma adecuada. Aquí es en donde surgen preguntas interesantes: ¿Cómo fue que aprendió a comportarse de esa manera? ¿Quién le enseñó? ¿De dónde tomó el modelo para comportarse así?

Si se vuelve la mirada a las definiciones de “corregir”, se ofrece una que menciona que el significado de dicho concepto se refiere a “enmendar lo errado”, es decir, que hay que rectificar algún error, pero ¿por quién fue cometido?

Si en la elaboración de un producto determinado, el resultado no es el que se espera, o se observa que no funciona como se tenía planeado ¿De quién es la responsabilidad?, ¿Del producto o de quien ha intervenido en su elaboración? La respuesta lleva a entender que quien debe corregir es precisamente el responsable de no haberlo hecho de la manera correcta y que si el producto no tiene error, entonces es mérito del que lo ha elaborado.

Con lo anterior es posible entender que cuando se hace necesario un correctivo, es porque durante su elaboración han faltado elementos, o bien, se han aportado algunos que son los que hacen que el resultado sea el que se obtiene.

En la formación de un ser humano sucede lo mismo. Si el comportamiento aprendido es adecuado, se puede considerar que ha habido buenos modelos o formadores. Por el contrario, si las conductas no son adecuadas, se entiende que quienes han estado a cargo de la enseñanza han omitido algo importante, o bien, que han aportado reforzadores a las respuestas poco adecuadas.

Lo anterior es un precepto que surge de las leyes del comportamiento humano. Se aprende lo que se enseña, ya sea de manera formal o informal. Es decir, el ser humano aprende lo que se le dice y lo que observa. Así, lo niños aprenden a comportarse, a través de lo que padres, maestros y personas cercanas les dicen, pero también de lo que observan que hacen.

De esta manera, es posible entender que cuando se considera que hay que “corregir” una conducta de un hijo, es porque los encargados de su enseñanza han colaborado para que el comportamiento no sea del todo adecuado.