LO QUE SE REQUIERE PARA EMPEZAR A CORREGIR

LO QUE SE REQUIERE PARA EMPEZAR A CORREGIR

(CONTINUACIÓN DEL ARTÍCULO ANTERIOR)

Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

4,

  1. Aceptar que la situación que se presenta no es la deseada. Es importante que cuando una conducta se presenta de manera inadecuada con repetición y frecuencia, se entienda que el niño está aprendiendo algo que no le conviene. No se deben modificar las conductas porque no nos gustan sino porque perjudican al niño. Asimismo es importante dejar de buscar responsables de que el niño se comporte de esa manera y aceptar que debemos actuar.
  2. Si al revisar la conducta nos damos cuenta que de alguna manera estamos siendo responsables de que la haya aprendido, ya sea por omisión o por estar haciendo lo inadecuado, aceptarlo y pensar en cómo debemos actuar y qué debemos modificar en nosotros.
  3. Evitar empezar a dar tiempo a las culpas. La culpa es energía que debemos convertir en acción para corregir y no para estarnos latigando.
  4. Cargarnos de energía positiva pensando en que si bien nos equivocamos, somos capaces de corregir el camino. Hemos logrado muchas victorias personales en la vida y esta es una más que nos vamos a anotar.
  5. Confiar en que somos capaces de hacerlo. Si hemos podido solucionar otros problemas producto de algún error cometido, esto también podremos lograrlo. Lo peor que un padre puede hacer es pensar que no puede con su hijo. Un padre desalentado no puede servir como guía en la vida y eso somos para los hijos.
  6. Tener apertura para recibir orientación y decisión para iniciar y seguir en el proceso hasta lograr la meta deseada. Nadie sabe todo en la vida y a ser padres en esta época en que los niños son diferentes (porque nacieron en una época distinta a la nuestra) nadie nos enseñó.  Con seguridad eres bueno para desempeñarte en lo que te has preparado. Esta es una oportunidad de hacerlo en el área de la paternidad.
  7. Constancia en las acciones modificadoras. Este elemento es determinante para el éxito en las modificaciones. El niño requiere seguridad y para ello es importante que sepa lo que debe esperar en cada acción que realiza. Si a veces se le pide que recoja su ropa y otras veces no, él no logra tener la seguridad de cuál es la conducta adecuada.
  8. Evitar excepciones mientras se aprende una nueva conducta. Por lo general se toman 21 días para aprender algo nuevo. Esta cantidad de días puede variar si la conducta tiene mucho tiempo de haber sido aprendida y practicada. Entre más pronto se trabaje con una conducta indeseada es más rápido el cambio, porque no se fija el aprendizaje con fuerza.
  9. Poner un fuerte obstáculo al desaliento. Cuando una conducta se va a modificar, lo más probable es que ésta aumente en frecuencia. El niño prueba si es verdad la nueva forma y aumenta en número y frecuencia su conducta. Esto lleva un tiempo corto y luego la conducta se empieza a debilitar, para dar entrada a una nueva más adecuada.
  10. Recordar estimular los avances. Esto es tan importante como la constancia. El estímulo, que también se puede conocer como reforzador, es la forma en que se fijan las conductas. El reconocimiento es dar atención a algo y ésta es el reforzador más poderoso que existe para que una conducta se repita

Es importante entender que la atención que se recibe en los comportamientos inadecuados, a través de regaños, castigos y otras acciones, es precisamente las que está reforzando el que esos comportamientos se repitan y a la larga se aprendan. Esa es la razón por la cual muchas conductas inadecuadas persisten, porque los niños aprenden que a través de ellos obtienen lo que desean.

La mejor forma de “corregir” un comportamiento es enseñar una nueva conducta con la cual el niño puede obtener la misma atención que cuando se comporta inadecuadamente.

Mientras se aprende esa nueva conducta, los padres deben dejar de poner atención a los comportamientos inadecuados, siempre y cuando éstos no dañen a nadie, es decir, extinguir la conducta y comportarse como personas “ciegas, sordas y mudas”. Luego, enfocarse en las conductas adecuadas y a esas darles toda la atención.

También es de utilidad, mientras se aprende el nuevo comportamiento, quitar el foco de atención al no deseado y poner el enfoque en una conducta alternativa contraria. Por ejemplo si un niño grita y otro está hablado en voz normal, se felicita  a éste diciéndole: “me encanta que hables en ese tono de voz porque así nos entendemos mejor.” Eso hará que el otro comprenda que debe hablar en otro tono y si lo hace en ese momento, de inmediato hay que felicitarle también.

Finalmente  es posible  entender que hay formas efectivas para corregir, en donde el castigo no ha hace aparición alguna.