ANTES DE CORREGIR

ANTES DE CORREGIR

(CONTINUACIÓN DEL ARTÍCULO ANTERIOR)

Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

3. ANTES DE CORREGIRSi se parte del concepto de que se corrige lo que no se ha hecho de manera adecuada, entonces surge la posibilidad de prevenir, por lo que conviene revisar algunas acciones que son de utilidad para evitar que se presenten los comportamientos inadecuados. Es decir, la disciplina tiene su parte preventiva y no solamente se refiere a corregir.

Antes de empezar a pensar qué vamos a hacer para corregir esa conducta que sabemos no es conveniente, es muy importante checar si el niño está recibiendo los satisfactores de sus necesidades básicas emocionales, que son: sentirse querido, sentirse valorado y sentirse aceptado, respetado y comprendido.

Los satisfactores de esas tres necesidades son:

Para sentirse querido, el tiempo especial, en donde se da una comunicación abierta y positiva, es la mejor forma de hacerlo. Un niño que está satisfecho de atención, no tiene necesidad de solicitarla a través de comportamientos poco adecuados.

Para sentirse valorado, el niño requiere de personas que reconozcan sus esfuerzos, no solamente cuando ha terminado de hacer algo, sino durante el proceso. Asimismo requiere recibir información específica. En lugar de decirle tan sólo  “¡qué bien!” es importante especificarle y decirle “te felicito, ya pudiste poner la pasta en el cepillo tú solo”.

Para que logre sentirse aceptado, respetado y comprendido, el niño debe tener espacios de escucha, en donde el padre o madre se enfoque en lo que está sintiendo y le ayude a buscar sus propias soluciones de lo que está experimentando.

Muchas veces, el sólo hecho de proporcionar estos satisfactores resuelven la situación y las conductas no deseadas que el niño presenta se modifican.

¿Cómo empezar a corregir?

Los seres humanos tenemos múltiples formas de comportarnos y tal vez muchas de ellas no son adecuadas, sin embargo no se pueden modificar todas a la vez, hay que elegir una de ellas. Puede ser que algunas disparen otras conductas y si se modifica una se corrigen en automático las demás.

Por lo anterior, si un niño tiene algunas conductas no deseables, es importante iniciar con una para empezar el proceso de modificación de la misma. Una vez determinada cuál conducta se desea corregir, debe especificarse. Es decir, no se puede decir que se va a corregir el que un niño sea desordenado, sino hacer un plan para que recoja sus juguetes y los coloque en su lugar, como un primer paso.

Luego, conviene observar qué sucede alrededor del niño antes de que deje los juguetes tirados. Puede ser, por ejemplo, que juega con demasiados a la vez y recogerlos todos no es una tarea que a nadie le agrade. O bien, si la conducta a modificar es que deja tirada la ropa que se quita, tal vez está observando que alguien más en casa hace lo mismo.

Una vez conocido el antecedente de la conducta que se quiere modificar, conviene observar también qué sucede inmediatamente después de que la conducta es emitida. Por ejemplo, si el niño deja los juguetes tirados, la mamá le grita y le regaña e insiste que los recoja.

Cuando se tienen todos estos elementos, entonces es cuando se elabora el plan de modificación, que es diferente en cada caso porque los antecedentes y consecuentes son distintos en cada uno de ellos.

Al concluir el plan, lo que procede es dar el primer paso y mantenerse consistente en el mismo. Este elemento es indispensable, porque sin consistencia no hay cambio.