ESTIMULAR LA IMAGINACIÓN

ESTIMULAR LA IMAGINACIÓN

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

7. IMAGINACIÓNUn niño nace con alrededor de 100 millones de células en el cerebro. Eso en sí ya es sorprendente, pero lo que pasa en su desarrollo es aún más asombroso, porque cada una de esas células del cerebro está enviando y recibiendo impulsos eléctricos que crean conexiones. La repetición convierte estas conexiones en las redes que le permitirán pensar y aprender. Alrededor de los tres años el cerebro del niño habrá formado alrededor de 1.000 trillones de conexiones.

Ahora mismo, el cerebro de un bebé es mucho más denso de lo que será después y está de manera constante, elaborando las conexiones que utilizará el resto de su vida. Es importante saber también, que una conexión que se usa repetidamente se convierte en permanente, mientras que una que no se usa con frecuencia, puede no sobrevivir.

Por lo anterior, los expertos ponen un fuerte énfasis en los primeros tres años de vida. Todo lo que hace con tu bebé, como leer, cantar, jugar, comer, caminar, etc. es un poderoso estímulo para el desarrollo del cerebro. En la medida en que se le expone a nuevas vistas, sonidos y sensaciones, se va abriendo su mente a un mundo más grande y emocionante. Por otra parte, cuando un adulto usa su propia imaginación y motiva al niño para que utilice la suya, su cerebro trabaja en ese campo.

Colaborar con el desarrollo de la imaginación de un niño impacta de manera directa en:

La comunicación: los niños que juegan con la imaginación o escuchan muchos cuentos de hadas o historias tienen a tener mejores habilidades de comunicación. El niño va aprendiendo a través de ello y poco a poco utilizará las palabras escuchadas, lo que será un gran avance en su vocabulario.

El autocontrol: cuando el niño juega pretendiendo ser otra persona, el niño va conociendo diversidad de emociones, a practicar cosas que ha aprendido y a hacer que las situaciones se desarrollen como él quiere. Jugar a historias le da a al niño el sentido de que tiene poder y control, incluso en situaciones que podrían dar miedo como el cuento de los tres cerditos y el lobo.

La resolución de problemas: soñar con situaciones imaginarias enseña al niño a pensar creativamente, lo que es una base para solucionar problemas. Un estudio en la Universidad de Case Western Reserve encontró que los niños que jugaban mucho con la imaginación tenían mejor respuesta de mayores a los problemas que se les presentaban en sus vidas.

Para fomentar la imaginación del niño se recomienda:

  • Leerle historias acerca de tierras y gente desconocidas, mirar libros que aumentan su vocabulario de palabras o imágenes.
  • Escogerle libros con muchos dibujos grandes y de colores, antes de que tu hijo aprenda a leer. Se les puede leer de diferentes maneras y hasta cambiar partes de la historia. Solicitar al niño que cuente el cuento es fascinante.
  • Mostrarle dibujos de todo tipo de cosas, desde escarabajos hasta pterodáctilos; hacerle sonidos para los animales y los vehículos; adoptar voces especiales para los diferentes personajes y hablar acerca de lo que pasó o de lo que podría pasarles a los personajes.
  • Limitar videos y televisión, ya que el ver las imágenes ya elaboradas no le permiten que cree imágenes propias, ni por tanto, que desarrolle su imaginación. La Academia Americana de Pediatría recomienda que los niños menores de 2 años no vean nada de televisión, pero muchos padres permiten algo de pantallas a esa edad. Si es el caso en tu hogar, limitarlo a 30 minutos es buena idea. Si bien usar a la televisión como niñera es una idea tentadora, es importante que vean los programas juntos para que se pueda observar cómo reacciona el niño ante diferentes imágenes.
  • Escucharte contar las historias propias de los padres, es tan bueno como la lectura, o incluso mejor. No sólo esas historias le proporcionan un gran margen para su imaginación, sino que le demuestran los puntos básicos de crear personajes y argumentos. Muy pronto, el niño comenzará a imaginar sus propias historias y aventuras. No debe ser motivo de preocupación que en un inicio el niño copie prácticamente la historia del adulto. En la medida en que su imaginación se expanda, irá agregando elementos propios y más tarde historias que pueden sorprender.
  • Utilizar objetos que estimulen. Cualquier cosa puede estimular el juego imaginativo. Las toallas se convierten en turbantes, las cuentas de colores se convierten en joyas preciosas, las viejas alfombras de baño se convierten en alfombras mágicas y la montaña de animales de peluche del niño se transforma en un bosque, hospital de animales o una granja. Los mejores estímulos para el juego imaginativo son los más simples. Como la mayor parte de la acción sucede en la cabeza del niño, los disfraces detallados, como esos específicos de los héroes que salen en las películas, por ejemplo, no son de gran ayuda.  Con un traje del niño sólo puede ser el Hombre Araña, pero con una simple toalla, puede ser un montón de personajes diferentes. Exponer al niño a tantas personas reales, lugares y eventos como sea posible, es la mejor forma de asegurar que tendrá muchas ideas que utilizar cuando llegue el momento de pretender ser alguien.

Hay múltiples formas de estimular la imaginación, como padre es posible inventar diferentes maneras de hacerlo, y lo interesante es que estimulando la imaginación del hijo, a la par se estimula la del padre, lo que ofrece una doble ganancia.