HOSTIGAMIENTO INFANTIL
(PARTE II)
Por Dra. Patricia García Mora
Terapeuta Familiar en Supera
Para saber si nuestro hijo o niño cercano está siendo víctima de hostigamiento, es importante considerar lo que dicen los expertos en la materia, quienes han identificado algunos de los síntomas en las víctimas: pérdida de deseo de ir a la escuela, dolores de estómago, misteriosas enfermedades que aparecen durante las tardes o cuando llega la transportación escolar, inventar enfermedades misteriosas para evitar ir a la escuela, pérdida de útiles o dinero, trastornos del sueño, irritabilidad, poca concentración, cambios inesperados en la rutina y problemas con los deberes escolares, entre otros.
¿Cómo ayudar a quien es víctima de hostigamiento?
Primero los padres tienen que aprender a escuchar para calmar a su hijo. Hable del problema y déjele saber que a usted le importa lo que le ocurre. Es posible que su hijo se sienta vulnerable mientas conversan sobre cómo ha sido agredido y cómo se siente, así que es importante que usted le demuestre su amor y apoyo.
Mantenga la calma. Es aconsejable que los padres no se enojen con el hijo ni que actúen con enfado. Es comprensible que los padres se sientan disgustados, pero los hijos no pueden ser testigos de esa actitud. La tristeza puede ser interpretada como una desilusión así que tampoco lo demuestre sin minimizar el problema.
Ofrezca ayuda al niño. Déjele saber a su hijo que no tiene la culpa de este tipo de agresiones. Expertos recomiendan que se les explique a los niños que los ‘bullies’ generalmente están confundidos o infelices porque no se sienten bien consigo mismos. Lo más importante para ayudar a su niño a lidiar con los agresores, es ayudarles a recuperar su dignidad y su autoestima lesionada. Pregúntele a su niño lo que cree que se debe de hacer. ¿Qué has hecho para remediar el problema? ¿Qué funcionó y qué no funciona?
Se recomienda a los padres que han detectado este problema, que busquen ayuda de maestros, psicólogos y orientadores de la escuela. La mayor parte de la intimidación ocurre en las áreas de juego, las cafeterías, los baños, los autobuses escolares o en los pasillos donde no hay supervisión. Se recomienda que nunca se estimule a un niño para que se defienda peleando, sino que se le sugiera que trate de alejarse para evitar al intimidador o que busque la ayuda del maestro, entrenador, entrenadora u otro adulto. Aconseje a su hijo para que esté con sus amigos cuando viaja hacia la escuela y de regreso, durante los viajes para hacer compras o en otras salidas. Los intimidadores no tienden a molestar a niños que están agrupados.
También recomiendan los expertos que los adultos, deben asegurarse que el profesorado u otro personal escolar, conozca lo que está sucediendo, pero sobre todo, se debe comunicar con otros miembros de la comunidad educativa y con otros padres. No use la violencia ya que podría ser acusado de malos tratos, ya que por lo general son menores de edad. Tampoco les diga a las víctimas que se ocupen de solucionar sus propios problemas, ni intente ocuparse de este problema por su cuenta.
Manténgase alerta si su niño se vuelve retraído, deprimido o si se resiste a asistir a la escuela, o si usted se da cuenta de un cambio en el comportamiento escolar. Estos síntomas podrían necesitar una consulta o intervención adicional. Busque a tiempo ayuda profesional para evitar el riesgo de consecuencias emocionales duraderas en los hijos.
¿Y si su hijo es el agresor? Para muchos padres, el enterarse que sus hijos son agresores, es inconcebible. Para éstos, es importante permanecer en calma y evitar actuar a la defensiva, ya que esta actitud empeoraría la situación. Los expertos sugieren a los padres de un ‘bully’ a que expresen a su hijo su desilusión, en lugar de su disgusto. Ya que agredir a otros niños es generalmente una demostración de infelicidad e inseguridad, los padres deben averiguar si algo está molestando a su hijo.
El acto de agresión repetida, lastima a las personas, deja cicatrices permanentes y puede destruir vidas. ‘Bullying’ es cualquier acto que hace daño de manera intencional y repetida, y que incluye dolor físico, apodos ofensivos, insultos, exclusión, bromas pesadas y humillación pública. Los niños que se enfrentan a otros ‘bullies’, por lo general también atacan a otros niños para sentirse poderosos, populares o en control de las situaciones. Ambos, el ‘bully’ y la víctima, necesitan ayuda.