LA IDENTIDAD DE TU HIJO

LA IDENTIDAD DE TU HIJO

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

2. LA IDENTIDAD DE TU HIJOLa identidad es la conciencia que un ser humano tiene de sí mismo, tanto a nivel físico como psicológico.

Cada persona tiene unos rasgos propios que la diferencian de las demás, dándole una identidad que la distingue del grupo y la identifica. Es así como considera que es una persona única.

El papel de los padres es importante en la formación de la identidad personal y existen variadas acciones que éstos pueden efectuar para ello. Una forma que ayuda es el hablar con el hijo sobre cómo es física­mente; ayuda hacer una descripción detallada de las partes que conforman su cara y cuerpo. Asimismo es de utilidad el hacer comparaciones entre él y otros miembros de la familia, con el fin de que vaya conociendo los rasgos que le pertenecen y caracterizan. De esta forma el hijo va tomando conciencia de su identidad física y de lo que le une a su familia.

Otros aspectos que hay que considerar se refieren al carácter, las actitudes, las aptitudes y los sentimientos. Se sugiere hacer una lista con los rasgos de la forma de comportarse de su hijo, de sus capacidades y de las habilidades que va desarrollando. Es importante ser objetivo y describir sin adjetivos de belleza o agrado. Es decir, se le puede decir que posee una nariz afilada, en lugar de una hermosa nariz; que sus ojos son color café, su cabello castaño y rizado, lo que va haciendo que el niño se vaya formando una imagen de las características que posee. No quiere decir que como padre se limite, es decir, puede decirle que tiene una nariz afilada que le encanta a papá y mamá, o bien, ojos cafés, pequeños llenos de luz. Todo esto va formando su identidad en cuanto a lo físico. En cuanto a la parte emocional es importante que él lo vaya descubriendo con su ayuda. Sirve el preguntarle sobre los sentimientos que experimenta en diferentes situaciones y enseñarle el nombre de los mismos. Por ejemplo puede decirle que se aprecia que se siente muy enojado cuando las cosas no salen como a él le gusta… y después preguntarle ¿cómo te sientes cuando las cosas no salen como a ti te gusta? Para ayudarle a que sepa expresar sus sentimientos.

Forma parte de su identidad la forma como vive dentro de su entorno. Analicen cómo es su habitación, su colegio, sus amigos, su ciudad y ayúdele a comparar su mundo con el de niños de otras culturas. Su hijo verá que esto también son rasgos que intervienen en su persona. Es decir, si hubiese nacido en otro país, su idioma y forma de comportarse sería diferente.

Aproveche espacios de diálogo con su niño(a) para que analice cómo son sus amigos. Las comparaciones objetivas pueden ser sobre el físico, el carácter, el comportamiento, las aptitu­des. Es decir, puede comentarse que Julieta tiene pelo lacio y Ramiro lo tiene rizado; que Laurita llora con facilidad y Armando se muestra enojado muchas veces del día. Sólo hay que cuidar hacer juicios, así el niño(a) se dará cuenta de que es diferente a sus amigos y que sus amigos también son diferentes entre sí, por lo que cada uno tiene su propia identidad.

Por lo anterior, es importante entender que el niño(a) debe reconocerse para conocerse, aceptarse y valorarse, y de esa manera se podrá sentir­ a gusto consigo mismo(a), sentimiento que influye de forma directa en la autoestima; debe saber que entre los rasgos que hacen diferentes a las personas, algunos son físicos, propios de lo que han heredado, otros psicológicos, como el carác­ter, sentimientos, actitudes, aptitudes; unos más son producto de lo sociocultural,  que se relacionan con su entorno, como su tipo de familia, amigos, educación, costumbres, entre otros. Analizar todos estos aspectos ayudará al niño(a) a conocerse, comprenderse y aceptarse.

En un nivel más elevado puede cuestionarse al niño sobre quién es y a dónde pertenece, lo que le permitirá que se vea como parte de un grupo, un miembro con unos rasgos que lo identifican y distinguen de los demás. De esta manera el niño(a) logra reconocerse, tomar conciencia de sí, saber cómo es su entorno, qué hace, qué siente, y la forma como manifiesta sus emociones.  En la medida en que vaya descubriendo los elementos que determinan su identidad, se sentirá orgulloso y seguro, con lo que le será posible aprender a reconocer, diferenciar y respetar a los demás.

La importancia de todo lo anterior radica en lograr que el niño(a) se sienta contento consigo mismo, se acepte cómo es, y reconozca lo que le distin­gue y hace único. De este modo su estima personal se afianzará y con ello será capaz de afrontar el reto del aprendizaje que cada circunstancia de vida le ofrece,  con una actitud positiva, productiva y eficaz.