LA IMPORTANCIA DE DAR ATENCIÓN

LA IMPORTANCIA DE DAR ATENCIÓN

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

LA IMPORTANCIA DE DAR ATENCIÓNTener un hijo es una experiencia que contiene múltiples oportunidades y responsabilidades para los padres. Por una parte es una vida que llega sin más orientación que la que le proporcionarán los que le han invitado a vivir, lo que es en sí un gran compromiso.  Por otra, en sus primeros años es un pequeño ser que depende en su totalidad de sus padres, tanto en lo físico como en lo emocional.

El bebé llega con un potencial en vías de desarrollo, pero éste no se dará a menos que se le coloque en situaciones adecuadas para ello. Esto sobrepasa al simple compromiso y se convierte en una enorme responsabilidad; se tiene en las manos el destino de un ser humano.

Para que un bebé crezca sano en las áreas antes mencionadas requiere que sus necesidades básicas sean cubiertas a satisfacción. Las físicas se refieren a alimentación, sueño, descanso e higiene; mismas que deben llevarse a cabo con cuidado, horarios y constancia. Las emocionales implican el que el niño se sienta amado, se sienta que es querido, valorado y  respetado por los que le rodean.

Es muy importante entender que el hijo es un ser diferente, único e irrepetible; y que sus necesidades son igualmente distintas de las nuestras en algunas ocasiones. Simplemente en cuestión de gustos sensoriales, el niño puede gustar de escuchar una música distinta a la que nos agrada; puede sentirse cómodo con un tipo de ropa que no nos lo parece; puede rechazar alimentos que pensamos que son deliciosos para nuestro paladar; puede adorar algunos aromas que nos desagradan o no prestarles siquiera atención. Ciertamente habrá muchas coincidencias en gustos pero no habrá una compatibilidad total en ellas porque es un ser diferente.

Por todo lo anterior, es importante entender también que demandará la satisfacción de sus necesidades a través de las formas como sabe que puede comunicarse. En sus inicios lo hará a través del llanto, que tiene diferentes tonalidades e intensidad para comunicar diferentes cosas. Si el niño no es atendido en su llanto – que es su primera forma de comunicar- su valoración como persona se ve seriamente afectada. Internamente entiende que no es importante ni digno de ser atendido en su comunicación.

Una de las necesidades básicas emocionales es precisamente el recibir atención, porque a través de ella es como se demuestra amor, aceptación y aprobación. El niño que no recibe atención siente en su interior que no es digno de ser amado, aceptado o aprobado como persona.

La experiencia y algunos estudios realizados por autores expertos en la materia, como Rogers, Solovey, Goleman y otros, mencionan que los comportamientos inadecuados empiezan cuando no se ha dado la dotación suficiente de atención y la buscan rompiendo el equilibrio del ambiente para que vuelvan su mirada hacia el que no ha sido atendido con satisfacción.  Un niño prefiere ser “el peor dolor de cabeza” a no ser  alguien digno de ser atendido. El ser humano en su interior prefiere el odio a la indiferencia, porque en el primero existe y en el otro pasa desapercibido.

Muchos padres temen malcriar a los hijos cuando se les da mucha atención. Estos últimos la demandan cuando la necesitan; y en su primera infancia les es tan indispensable como el que les alimenten. Poco a poco, en la medida que van cobrando edad, los hijos se alimentan por sí mismos, tanto su cuerpo como su parte emocional. Cuando los hijos crecen no requieren de tanto tiempo de sus padres y si  han recibido la atención suficiente cuando la han necesitado, serán seres seguros e independientes.

Lo anterior no significa convertirse en esclavo de los hijos sino en proporcionarles los satisfactores de sus necesidades como una responsabilidad adquirida desde el momento en que decidieron invitar a la vida a sus pequeños. La atención es como los alimentos del cuerpo; si se da en la ración suficiente la satisfacción les permite vivir por varias horas sin demandarlo de nuevo. De la misma forma, si se les da tiempo de atención a los hijos diariamente, de manera especial a cada uno, quedarán satisfechos por algunas horas hasta que vuelvan a sentir el “hambre” de amor y atención.

Existe, sin embargo una diferencia entre las necesidades físicas y las emocionales. Las primeras pueden ser delegadas; esto es, se puede encargar a alguna persona para que alimente, cambie el pañal y  bañe al bebé. Con esto se sabe que al menos está atendido el cuerpo del hijo y su supervivencia física está asegurada.

Pero, el hambre de amor de los padres solamente la pueden saciar  ellos mismos; no es una tarea que se pueda delegar. Es por eso que los niños se comportan correctamente con algunas personas y en cuanto llegan los padres surgen los conflictos. La necesidad de atención de la persona que está a su lado está satisfecha, pero no el hambre de tener a papá o mamá.

Las demandas de atención de los hijos son agotadoras durante los primeros años de vida, pero vale la pena saciarlas porque en muy pocos años requerirán de otro tipo de atenciones de diferentes personas…y entonces se convierte en un regalo para los padres el que un hijo les solicite atención.