MI CEREBRO TIENE TDAH (Parte 1)

MI CEREBRO TIENE TDAH

(Parte 1)

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

3. MI CEREBRO TIENE TDAHEn la actualidad, es conocida por todos la existencia del TDAH, pero no por todos comprendida. Encontré un artículo que consideré adecuado y más que escribir sobre el tema consideré valioso compartirlo.

No tiene autor, por lo que no hay forma de reconocer la aportación de quien pretendió mover conciencias sobre esta situación, que muchos niños de nuestra sociedad experimentan. El artículo es el siguiente:

Todos aquellos que tenemos contacto con niños, tengan problemas o no, sabemos que ante determinadas circunstancias o situaciones, son especialistas en conseguir que nuestros nervios afloren en algunos momentos. Es completamente normal. Deja de ser normal cuando esos momentos pasan de ser “algunos” a ser casi “continuos”, ésta es línea que separa lo que es normal de lo que no lo es, la frecuencia y la intensidad de los problemas.

Deberíamos ser capaces de concienciarnos de que son los  COMPORTAMIENTOS del Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH) y  no los niños los que consiguen hacernos estallar. La comprensión e interiorización de esta afirmación, que en principio puede parecer irrelevante, es lo que marca la diferencia entre poder ayudar al niño a superar sus dificultades o a mantenerlas e incluso crearle otras como la indefensión aprendida, la ansiedad, la depresión, la baja autoestima. Y esto es así, porque estos comportamientos son la manifestación externa de un problema interno localizado en el cerebro.

Pensemos: ¿Realmente disfrutan enfadando o haciendo daño a quienes les rodean?

Aunque en ocasiones pueda parecer que sí, la realidad es bien distinta. Hagamos el esfuerzo de meternos en la piel de una personita con TDAH, solo durante unas horas.

La cantidad de mensajes negativos que reciben a lo largo del día resulta increíble y difícilmente soportable para la gran mayoría de nosotros.

  • Antes de salir  de casa, para ir al colegio: “siempre llegamos tarde por tu culpa”, “¿todavía estás sin vestir? ¿no te da vergüenza? Tu hermano ya está listo, ¿pero no ves que te has puesto el suéter al revés?…” Aunque directamente no se lo digamos, ¿qué mensajes recibe?: SOY LENTO, SOY PEOR QUE MI HERMANO, SOY TONTO.
  • En el colegio, antes de entrar a clase: “¿es que siempre tienes que estar empujando, no ves que le has hecho daño?”: SOY MALO.
  • Ya en clase: piden los deberes y no están en su mochila porque olvidó guardarlos después de tres larguísimas horas sentado en casa haciéndolos. Seguramente en esos momentos desearía desaparecer porque sabe lo que le espera, no es la primera vez que le pasa, y no le van a creer. “Y  hoy, ¿qué excusa tienes? ¿seguro que la peonza no se te ha olvidado, verdad?, castigado sin recreo y dame tu agenda…” Y lo peor de todo…, en público.  Reparten el examen corregido, ese que había preparado con mamá y que se sabía tan bien, un 3.75, y también en público. A estas alturas, ya no solo él, sus compañeros también lo saben: ES MENTIROSO, VAGO, TORPE…
  • En el recreo (si no está castigado): “Tú no juegas que nos ganan por tu culpa”,” Tú no, que nunca pasas la pelota”, “Tú vete, que eres un pegón”: SOY PATOSO, SOY MAL COMPAÑERO, SOY MALO, SOY…
  • Son solo las once de la mañana…y aún queda un largo día por delante. ¿Cómo nos sentiríamos? Destrozados y por los suelos.

Para poder ayudarles, debemos comprender y para poder comprender debemos saber y entender que todos estos comportamientos son la manifestación externa de una alteración en el funcionamiento cerebral.