NIÑOS CON ETIQUETAS

NIÑOS CON ETIQUETAS

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

NIÑOS CON ETIQUETASLos seres humanos tenemos por costumbre poner un calificativo a las cosas para identificarlas. Esa es una facilidad que nos ofrece el tener un lenguaje rico en palabras; lo que nos ayuda a definir lo que existe a través de sus cualidades. Es de gran utilidad para identificar las cosas, pero desafortunadamente también utilizamos estas “etiquetas” para nosotros mismos. Así, tomamos alguna característica determinada, que se presenta a veces con frecuencia en nuestro comportamiento y decidimos que es una palabra que puede agregarse a nuestra definición como seres individuales.

Nada más peligroso que esta costumbre , sobre todo si se trata de niños.  Acostumbramos decir: “Eres un chillón”, “Eres un majadero” y al hacerlo estamos marcando la personalidad del niño. Erróneamente pensamos que al hacer esto estamos ayudando al niño para que modifique su comportamiento; lo que sucede es que entre más se le dice, el niño más se identifica con ello y actúa en consecuencia.

Las etiquetas limitan a las personas y las dejan encajonadas dentro de una forma de ser. Si se le dice que es un “desatento”, su inconsciente recibe el mensaje y se lo cree; entonces empieza a actuar como tal y termina aceptando, con tristeza, que es una persona con problemas para atender, pero se dice resignadamente : “ es que así soy”.

Ante una realidad como esta difícilmente se tiene energía para modificar el comportamiento y la que se tiene se utiliza para reafirmarse en esa terrible clasificación.

Para agravar la situación, se agregan las generalizaciones y en muchas ocasiones se escucha a los padres decir : “ siempre has sido un descortés” , “ te mantienes llorando”, “ nunca pones atención”. Duele mucho aceptar esta realidad que otros manifiestan con tanta seguridad, pero se termina por aceptar.

La personalidad del niño, ciertamente trae una carga genética, pero no le determina como persona. Es el ambiente quien se encarga de ver ciertos rasgos y fijarlos. Es el ambiente en el que se desenvuelve el niño quien verdaderamente deja huellas imborrables en su persona y una frase puede marcarle de por vida.

A veces, el niño se rebela y no quiere aceptar lo que dicen que es, pero finalmente se cansa, y  cuando llega a la adolescencia se comporta tal y como le han dicho en su infancia que es. El niño majadero se vuelve insoportable; el niño mandón se vuelve un tirano; el niño que “nunca entiende” rompe todas las reglas; etc.

Hay de etiquetas a etiquetas. Algunas son tan crueles como la de: “ eres un tonto”, “ eres un irresponsable”, “ siempre te equivocas”. Muchas veces los adultos decimos que lo hacemos con cariño y en son de broma, pero el cerebro es literal y no tiene sentido del humor…si escucha que se es “tonto” entonces se alista para actuar como tal.

Otras cuestiones peligrosas son las etiquetas supuestamente positivas que se colocan a niños que no ocasionan problema con su forma de comportarse. Estas pueden convertirse en una carga terrible que a veces asfixia y detiene. Estas etiquetas se colocan al lado de determinados comportamientos y son muy dañinas. Por ejemplo, un niño que saca buenas calificaciones y al mostrarlas se le dice: “eres muy inteligente”. El niño hace el enlace entre “buenas calificaciones” y “ser inteligente”. De tal manera que cuando un niño se aferra a sacarse buenas calificaciones no es por el conocimiento que adquiere sino porque si saca una mala nota perderá su inteligencia.

Otro ejemplo es cuando un niño da algo a su hermanito o a un compañero y se le dice : “Eres un niño generoso y por eso te quiero” . Esto es algo que marca para siempre. Deberá ser generoso en todo momento porque de lo contrario perderá el amor de sus padres. La generosidad no la practicará por convencimiento ni será un valor sino una presión…tal vez por temor a perder el afecto de quienes le rodean.

Lo conveniente es referirse a las acciones con los calificativos que las definan, pero no a los niños. Una acción determinada puede ser buena, mala, generosa, vergonzosa, inteligente, poco inteligente, agradable, desagradable. Un niño puede “estar” llorón en un momento determinado pero no “ser llorón”.  Todos los seres humanos pasamos por diferentes momentos y emociones en la vida, pero por mucha frecuencia que haya en una conducta, no somos eso.

La maravilla de ser humano es que hay un sin fin de posibilidades de comportarse en diferentes momentos de la vida. No clasifiquemos a los niños y dejémosles que experimenten la enorme variedad de actitudes que existen y que son independientes de su valor personal.