NOCHES EN VELA

NOCHES EN VELA

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

NOCHES EN VELAUna situación que todos los padres comparten es que en el momento que menos lo esperan, su noche se vuelve un caos. Todos los niños, en algún momento de su primera infancia han tendido alguna noche en conflicto. Esto no sería ningún problema para los padres si solo fuera una noche de vez en cuando; pero la situación se convierte en problema cuando se vuelve habitual.

Entre las causas que producen que los padres pasen noches sin poder conciliar el sueño se dan el sonambulismo, los terrores nocturnos y la ansiedad de saberse separados de sus papás. Las desveladas por enfermedad, por fortuna son pocas. Una vez que el niño se restablece,  con el sueño sucede lo mismo.

Los problemas se inician desde antes de ir a la cama, en algunas ocasiones. El niño que se resiste ir a dormir es uno de los problemas más simples de resolver. Esto sucede antes de que nadie esté dormido y no interrumpe el sueño de nadie; sin embargo, sí evita que se logre conciliar en buena hora. Estas son las ocasiones en que los padres ya están agotados del día y desean descansar, pero el niño no se duerme.

Para corregir esta situación son convenientes las siguientes sugerencias:

  • Tener un horario fijo para ir a la cama: Este debe ser respetado salvo ocasiones muy especiales. Incluso en temporada de vacaciones debe haber un horario para dormir, aunque puede ampliarse un poco por la temporada.
  • Establecer rituales para dormir: Esto prepara al niño, le da seguridad y concilia el sueño con tranquilidad. Por ejemplo, leer un cuento, tener su muñeco preferido en el lugar que desea, dar beso de buenas noches , orar, etc. Es bueno entender que los rituales son cosas que suceden “ todos los días”. Si esto sucede un día sí y otro no, no serán de utilidad para preparar al niño a ir a la cama. Es conveniente que estas rutinas no impliquen demasiado tiempo porque eso evitará que se lleven a cabo diariamente.
  • Tener una frase que indique, sin preguntar, que es hora de ir a la cama: En algunas ocasiones, las mismas frases que se utilizan ocasionan el problema de no querer ir a la cama. Si se le dice al niño :” ¿ ya tienes sueño? , ¿ Te parece si nos vamos a la cama ya?  o ¿ No crees que ya es tiempo de ir a dormir?, lo más probable es que el niño diga que NO y empezará la batalla. Lo mejor es ser claro y firme . Decir “ Es hora de ir a la cama” y acompañar la frase con la acción. Sí se dice la frase pero no se actúa, tampoco surtirá efecto; además enseñará a los hijos que las cosas se dicen pero no se hacen de inmediato.
  • Preparar un ambiente de calma: Es importante que el momento de ir a dormir se prepare con acciones tranquilas. Si se le dice al niño que es hora de dormir y se juega con él; o bien, si se le persigue a la cama o se le habla con voz alterada, lo más probable es que el niño pierda el sueño y tenga problemas para conciliarlo.
  • Asegurarse que no existe nada que haga que el niño, una vez acostado, se vuelva a levantar: Lavarse las manos, cepillarse los dientes, vaciar su vejiga, tomar su muñeco acompañante del sueño, ponerse los calcetines de dormir, dar besos a los miembros de la familia, tomar agua, tapar los juguetes; en fin, todo lo que usted sepa que el niño requiere hacer antes de ir a dormir, pídale que lo haga antes de entrar a la cama. Si usted se da cuenta que olvida algo, recuérdeselo, e incluso antes de colocarse en la cama pregúntele si ya no falta nada importante por hacer. Una vez dentro de la cama no permita que se levante porque puede volverse un hábito de acostarse y levantarse que puede durar bastante tiempo. Esto, además evita la tranquilidad necesaria para conciliar el sueño.

Hasta aquí, el problema más sencillo, que es el que el niño se duerma, se puede solucionar sin mayor dificultad. Los conflictos mayores son cuando el niño se despierta e interrumpe su sueño y el de los demás.

Todos los niños se levantan alguna vez durante la noche. Este es un comportamiento que no debe considerarse un problema a menos que se convierta en un hábito. A veces el insomnio, los terrores nocturnos y el sonambulismo denotan un problema médico o emocional y  es importante consultar al especialista.  Sin embargo, en la mayoría de los casos un niño que se despierta noche tras noche ha desarrollado simplemente un comportamiento que puede modificarse.

Ponga atención a lo que usted hace cuando su niño se despierta por las noches. Si el niño llora y usted corre a verle, aprenderá que a través del llanto tendrá a su disposición a sus padres, en el momento que lo desee. Puede ser que el niño se despierte por ningún motivo importante y al verse solo o en la oscuridad se asuste y llore. En ese caso, tómese su tiempo, asista a su lado, asegúrese que nada importante sucede y, sin levantarlo, ni hablarle, permanezca unos momentos a su lado y retírese.

El niño conciliará el sueño de nuevo porque su ambiente de tranquilidad no se alteró. Pero si usted llega preguntando qué pasa, lo alza de la cama, le canta, le arrulla, etc…le sacará de su estado de sueño totalmente y tardará en volverlo a recuperar. Esta atención puede agradarle y solicitarla noche tras noche.

No se lleve a su niño a su cama en esta situación. Si lo hace tendrá que hacerlo por mucho tiempo más, cada noche. Busque algo que su hijo pueda tener en su cama para sentirse seguro, pero no permita que la seguridad la encuentre solamente al lado de sus papás o sus hermanos mayores.

Piense en cualquier cosa que pueda darle tranquilidad a su hijo en caso que se despierte en las noches: una pequeña luz escondida en su cuarto; algún objeto de su propiedad al cual le tenga especial afecto; algo “mágico” que pueda ser el “encargado” del sueño del niño, etc.

Su papel, como padre, es preparar el ambiente para que su hijo logre conciliar el sueño sin dificultad. Su forma de dormir es algo que el niño debe dominar sin sus papás al lado. La independencia del niño es vital para el desarrollo de su personalidad.

Además de la independencia del niño, otro motivo por el cual es importante que el mismo hijo sea dueño de su propio sueño, es que estas situaciones nocturnas alteran el estado nervioso de los padres a tal grado, en ocasiones, que durante el día pueden no estar muy dispuestos para trabajar por esa buena relación indispensable para una buena formación  de los hijos.

Por otra parte, si las noches en vela son producto de un niño enfermo, atiéndale pero procure no variar demasiado su ambiente nocturno, para que al  recuperarse no busque las formas de obtener esa atención que le dio mientras la enfermedad le interrumpía su sueño.

Enseñe a su hijo a dormir y duerma tranquilo.