POR QUÉ LOS HIJOS HACEN LO QUE HACEN?

¿POR QUÉ LOS HIJOS HACEN LO QUE HACEN?

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

5. POR QUÉ MI HIJO HACE LO QUE HACE

En muchas ocasiones, como padres nos hacemos  la pregunta de por qué mi hijo hace lo que hace. Entre varias respuestas, podemos considerar las siguientes:

a)      Porque se les permite. Los niños hacen lo que hacen porque se les permite, los hijos se convierten en lo que son, porque sus padres les enseñan a hacerlo, así de sencillo. Si  el hijo está haciendo un desastre de su vida, esta respuesta no es agradable y se pueden poner variadas excusas para justificar, como la música que escucha,  las películas que ve, a los libros que lee , la violencia que transmite la TV, al sistema educativo, o a la presión que ejerce la sociedad o sus amigos. Es doloroso entender que los hijos son producto de la manera de educarlos.

b)      Porque no tienen consecuencias de su mal comportamiento. En muchos casos, los padres dejan hacer a sus hijos lo que quieren, con muy poca información de lo que es aceptable y lo que no lo es. Si ellos hacen algo mal, no hay consecuencias por el inaceptable comportamiento. Algunas veces decimos: «si haces esto te va a pasar aquello», y si no haces aquello te va a pasar esto». Después ellos no hacen lo que tienen que hacer y no pasa nada, no  se cumple la promesa de las consecuencias advertidas. Lastimosamente un padre que no cumple con las consecuencias advertidas cobra imagen de mentiroso ante sus hijos…y después ellos mismos aprenden a mentir.

c)      Porque se exagera al decirles que son seres especiales. Ciertamente lo son para los padres, pero no para el mundo entero, que es en donde van a desenvolverse. Cuando un hijo crece y cruza tu puerta para ir a la escuela, él, solo es un niño más en la lista de la escuela, y no hay nada de especial acerca de él. En el mundo real, la hija no es una princesa, ni el hijo un príncipe, solo es un niño mas. Los hijos deben entender y aprender a crecer sabiendo que al instante que dejen tus amorosos brazos y entren al mundo real, nadie los amará por la única razón de que ellos existen, como lo hacen sus padres.

d)      Porque se malentiende la importancia que tienen los hijos. A veces se les dice que son lo más importante en la vida de los padres, que para ellos se trabaja y se vive. Ellos malinterpretan esta expresión creyendo que se lo merecen todo, sin hacer nada a cambio, y con ello se vuelven pequeños tiranos y no sólo para sus padres, sino que pretenden tener el mismo lugar e importancia para todos los demás con quienes conviven. Lo más doloroso de esto es que esos hijos, tan importantes,  por quienes se vive, no serán felices y sabrán hacer feliz a quienes les rodean.

e)      Porque se olvida enseñarles que hay derechos pero también obligaciones.
Los hijos tienen a la vida, a jugar, a la libertad de opinar, a una familia, a la protección contra el trato negligente, a la alimentación, entre otros. Sin embargo, es importante hacerles saber que los privilegios son concesiones ganadas por una acción determinada. Hoy en día, lamentablemente y con un amor malentendido,  a los hijos se les compran cosas, lo más actual en videojuegos,  ropa o zapatos de marca, una mascota, e incluso gozan de diversiones y vacaciones, así como uso de electrónicos, como computadores, tablets y celulares… todo gratis, a cambio de nada. Con estas prácticas los niños no aprenden el valor de las cosas. Hay que enseñar a los niños a que se ganen lo que desean; tienen que aprender que cuestan esfuerzo obtenerlas. También es importante que entiendan que para gozar de un permiso es importante haber cubierto las obligaciones en casa.

f)       Porque se tiene un enfoque prioritario, pero equivocado en la autoestima del hijo. La palabra autoestima es una palabra compuesta de auto: uno mismo, y estima: amor, o sea, amarse a uno mismo. Los padres pueden proporcionar apoyo para que el hijo logre valorarse a sí mismo, pero sólo después de conocerse, elaborar un concepto de sí mismo y aceptarse. A menudo se confunde que la autoestima se logra sólo teniendo éxito en todo. El éxito es importante y sí impacta en la autoestima, pero la valoración de uno mismo se va construyendo poco a poco a través de pequeños logros, que hay que estimularles. Estos pequeños logros construyen el éxito y después de él se alza la autoestima.

Si se siguen estas acciones con consistencia y se convierten en un estilo de vida, lo más probable es que los hijos se desarrollen de una manera adecuada y alcancen la felicidad que tanto desean sus padres para ellos.