VIGILAR IMPLICA OBSERVAR
(Continuación del artículo anterior)
Por Dra. Patricia García Mora
Terapeuta Familiar en Supera
El momento de vigilar es algo importante. Siempre pasa algo antes y después del comportamiento que el niño emite.
Observar esto nos puede dar mucha luz de cómo corregir una conducta. Por ejemplo:
Antecedente: papá y/o mamá están ocupados. El niño se cansa de jugar y quiere atención.
Comportamiento: El niño llora a gritos.
Consecuente: Papá y/o mamá vuelven de inmediato su mirada al niño; dejan de hacer lo que les tenía ocupados y van a donde el niño se encuentra. Puede ser que vayan molestos, pero de cualquier forma acuden de inmediato. Con esto el niño aprende que una forma de obtener la atención inmediata es llorando a gritos.
La vigilancia implica los cinco sentidos. El enfoque debe estar en:
- El comportamiento del niño
- El antecedente de su comportamiento
- El consecuente del comportamiento
- Los pensamientos que surgen en los padres ante el hecho
- El comportamiento de los padres, es decir, ¿qué hacen?
- Qué circunstancias se dan en el entorno. En dónde se encuentran.
- Los efectos del comportamiento del padre)madre)
- La frecuencia en que se da el comportamiento del niño
- La consistencia o inconsistencia del comportamiento del padre/madre.
La observación o vigilia de los hechos está a nivel de pensamiento, que es en donde es posible hacer cambios. Al vigilar podemos darnos cuenta de muchas cosas que en estado exaltado y reactivo se nos pasan por alto. De esta forma, la vigilancia detiene que se instalen emociones inadecuadas, nos permite ver con claridad la situación, se comprenden los hechos y finalmente, actuamos con justicia y asertividad. Es decir, una adecuada vigilancia nos ofrece la posibilidad de evitar un castigo y actuar en lugar de reaccionar.