1- Historial de Artículos

DISCIPLINA EN LUGARES PÚBLICOS

Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

2. DISCIPLINA EN LUGARES PÚBLICOSUn problema con el que frecuentemente se exponen los padres es cuando tienen que ir a algún lugar público acompañados de sus hijos. El primer error es no hablar con ellos sobre el lugar a donde van a ir.

Por lo general los padres llevan a sus hijos a diferentes partes sin informarles sobre ello con anterioridad. Salir con los niños a lugares públicos es una oportunidad para enseñarles a comportarse de manera adecuada. Si van a ir a un Banco, es importante decirles a qué lugar van, qué se hace en ese lugar y de qué manera se deben comportar las personas en ellos.

Por ejemplo, en este caso en espacial se le puede decir al niño: “vamos a ir a un banco. Ese es un lugar en donde cuidan el dinero de papá y mamá y son personas muy importantes las que trabajan ahí. En la puerta hay una persona que se llama guardia o vigilante y está muy pendiente de que todos se comporten bien, que hagan las filas y que hablen en voz baja. Ellos tienen sus reglas, incluso no puedes usar el celular mientras te encuentras dentro. Vamos juntos, te invito para que conozcas ese lugar”. El niño, de esta manera se sentirá importante y se comportará adecuadamente porque ya sabe que hay reglas y además estará observando todo lo que sucede ahí. Además se sentirá que tiene un privilegio de ir invitado con papá o mamá a un lugar importante.

Lo mismo puede hacerse al ir a un restaurante, a una oficina, a un museo, al cine, o cualquier otro lugar público. Si el niño empieza a comportarse de manera inadecuada, conviene salir y mencionar: “en este lugar no podemos estar porque no permiten comportamientos incorrectos, o no les agradan los niños que gritan o lloran, etc.” Por supuesto esto implica que el plan que se tenía no se puede llevar a cabo, pero es un tiempo invertido para enseñarle al niño disciplina en lugares públicos y las siguientes visitas al lugar serán más fáciles y agradables.

Es importante y más efectivo si se invierte tiempo para decir a los niños con anterioridad a dónde van, y no hacerlo cuando ya han llegado y se empiezan a comportarse de manera inadecuada. Es importante recordar que cuando un niño ya se está comportando de una manera desagradable, ya las emociones se han instalado en él y en los padres y la disciplina que se espera ya no es preventiva sino que se tiene que acudir a métodos correctivos.

Un ejemplo más de disciplina en lugares públicos es cuando van al supermercado. Si se les incluye en la actividad todo es más sencillo. Por ejemplo si se les muestra la verdura y los nombres de la misma, y se les permite  colocar en la bolsa las que se van seleccionando. Esto además es un proceso de aprendizaje muy divertido. Si ya son mayores incluso pueden seleccionar los artículos que se van a comprar.

En caso de ser muy pequeños, conviene llevarles algo de comer o beber y algún juguete con el cual se puedan entretener mientras sus padres hacen las compras. Recuerden que los comportamientos se vuelven inadecuados cuando los niños no tienen qué hacer y sus necesidades no se están satisfaciendo.

Por otra parte es de utilidad usar frases cortas y positivas, como: quédate e mi lado, Ayúdame a escoger verduras, coloca los limones en la bolsita, busca las papas más bonitas, busca cuál es el cereal que más te gusta, mira cómo cargan los meseros la comida, fíjate cómo toda la gente que viene a comer se sienta y habla en voz baja, etc.

Lo importante es entender que cuando se lleva a un niño a un lugar público, tiene que encontrarle un sentido a ello.  Hay muchos espacios en donde ni los adultos nos sentimos cómodos, menos un niño. Sin embargo, se puede convertir en una actividad agradable y se enfocan en la observación del lugar y conversan sobre ello.

FRASES Y MENSAJES

Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

1. FRASES Y MENSAJESLa crianza de un hijo coloca a los padres en situaciones  difíciles y llenas de retos.  En la actualidad existe una mayor conciencia de las formas de comunicación interpersonal entre los miembros de una familia. Con frecuencia se presentan situaciones que son muy diferentes a las formas como antes se acostumbraba comunicarse entre padres e hijos. Las generaciones van evolucionando en todo y eso no deja de lado las formas de comunicarse. Ahora es importante poner atención en los tonos y tipo de palabras que se utilizan, porque en muchas ocasiones lo que se dice puede causar un efecto contrario al que se tiene en intención.

En este artículo se presentan cinco frases que son comunes pero que pueden ser ineficaces.

1. ‘‘ Todo está bien”’

Cuando el niño se lastima o se pone en peligro, su primera reacción es llorar y eso no agrada a los padres. Si después de una experiencia de ese tipo escucha a sus padres decirle que “todo está bien”, el niño se confunde y puede pensar incluso que no es importante para sus padres lo que le ha pasado.  En estos casos conviene acercarse, abrazarle, reconocer lo que le ha pasado y aceptar que su llanto es válido. Tal vez decirle “ lo malo ya pasó” o algo similar, le sea de más utilidad que escuchar que todo está bien.

2. “Apúrate, rápido o date prisa”

Los niños se encuentran en etapa de aprender muchas cosas y todo este aprendizaje requiere tiempo. A veces los padres se desesperan porque sus hijos se tardan para levantarse,  vestirse,  abrocharse los zapatos, comer, recoger sus juguetes, etc.  El apurarles les causa mucho estrés y el aprendizaje con esta sensación se paraliza. Si se sabe que hay apuro es mejor programar tiempo adicional para que el niño tenga oportunidad de hacer las cosas a su propio ritmo. También es de ayuda el que compita con un pequeño cronómetro y que aprenda a hacer las cosas un poco más de prisa compitiendo consigo mismo.

3. “Yo te ayudo”.

Algunas veces, la desesperación o apuro de los padres hace que intervengan cuando el niño está haciendo algo. También se quiere intervenir cuando se está equivocando. Por ejemplo si se pone el zapato derecho en el pie izquierdo rápidamente se le quiere ayudar a hacerlo correctamente, en lugar de preguntarle cómo siente su pie en el zapato o si se ha puesto ambos, invitarle a que vea cómo se ven los zapatos y él descubra que no van así.

4. «Si no terminas de comer no hay postre»

Esta frase, en primer lugar es negativa y condicionante, incluso suena como amenaza.  Por otra parte le quita importancia en valor a la comida y se la da mucho al postre. Lo más conveniente es hablarles en forma positiva y decirles en caso en que el niño quiera comer el postre antes: “Claro, lo comerás en cuanto te termines la comida”. Use frases positivas en donde  se indique que hay pasos a seguir, como: “para ir al parque hay primero que terminar la tarea”. Eso hace que los niños no consideren la comida o la tarea como un castigo, sino como un proceso natural.

5. “No podemos comprar eso, porque es caro”

Una frase de esta naturaleza da la idea al niño de que hay cosas que son imposibles, y tal vez se forme la idea de que su familia tiene problemas serios financieros. Aquí puede darse al niño la oportunidad de que vea que hay cosas para las cuales se debe hacer un esfuerzo, como ahorrar para completar la suma que se requiere. Puede decírsele “para comprar eso debemos ahorrar cinco semanas”, por ejemplo.

Es muy importante poner atención a lo que se dice a los hijos, porque toda comunicación lleva mensajes importantes que pueden quedarse en la mente de los niños, a veces en forma equivocada.

EDUCAR PARA LA FRUSTRACIÓN

Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

10. EDUCAR PARA LA FRUSTRACIÓNEste tema es algo que preocupa mucho a los padres en la actualidad. Sus hijos se frustran con gran facilidad y entonces intervienen para quitarles ese sentimiento. Para entender un poco esta situación conviene leer esta pequeña narración:

“Un día apareció en un capullo una pequeña abertura; un hombre se sentó y observó durante varias horas cómo una mariposa se esforzaba en sacar su cuerpo a través de aquel pequeño agujero. Parecía que no lograba ningún progreso. Entonces el hombre decidió ayudar a la mariposa: tomó una tijera y cortó el resto del capullo. La mariposa entonces, salió fácilmente. El hombre continuó observándola; él esperaba que, en cualquier momento, sus alas se abrieran esplendorosas. Pero lo que ocurrió en realidad es que la mariposa apareció arrastrándose con un cuerpo deforme y unas alas atrofiadas”.

A los padres muchas veces les pasa lo mismo; no comprenden que el esfuerzo de los hijos es necesario, así como lo era el que la mariposa pasara a través de la pequeña abertura para desarrollar su cuerpo, sus alas y su potencial. Muchas veces se observa que los hijos no saben o no quieren afrontar los errores, las negaciones, las injusticias sin que su reacción sea desmedida en muchos casos. Para evitar esto es necesario educar en la buena gestión de la frustración, que es un estado de decepción, en el cual intervienen las emociones y se crea cuando alguien espera realizar algo y se ve impedido para alcanzarlo. Es un proceso por el que pasamos todos. Lo importante es saber gestionarlo adecuadamente para ser felices y plenos en nuestra vida.

Si un niño es incapaz de dominar su frustración, ésta le puede producir una emoción negativa provocando un daño físico o psíquico intencional a la persona u objeto que lo generó, también puede generar problemas con otros niños en sus relaciones sociales o con adultos al no querer cumplir una orden o un castigo impuesto.

Algunas de las causas por las cuales esta situación de frustración aparece son:

  • La inconsistencia de los adultos: una conducta es castigada unas veces y otras no o hasta elogiada.
  • El hacerle todo. Los padres por prisas no esperan a que su hijo, a su propio ritmo, haga las cosas y por ello intervienen y las hacen por ellos. Luego, cuando sus padres no están se desespera porque no sabe hacer aquello a lo que sus padres le ayudaron.
  • El sobreproteger al hijo y no permitirle vivir situaciones en las que debe aprender a resolver por sí mismo.

Ana Esther de Diego Arroyo, experta en el tema, ofrece las siguientes recomendaciones para trabajar la frustración:

  • Confiar en el niño, en sus posibilidades.
  • No dar todo de golpe, para no robarles tempranamente su capacidad de sorprenderse, de ilusionarse. Enseñarle a ilusionarse esperando.
  • Enseñar a los niños a expresar sus emociones y sentimientos de forma adecuada.
  •  Enseñar y fomentar mediante el ejemplo hábitos y valores.
  • Estimular el comportamiento adecuado. 
  • Los padres deben estar de acuerdo a la hora de tomar decisiones, ser coherentes, establecer normas de convivencia y fijar límites.
  • Hacer ver a los niños que nuestras actuaciones siempre tienen consecuencias positivas y negativas. Enseñar a asumir la responsabilidad de nuestras conductas.
    Enseñarles a que encuentren la satisfacción intrínseca de “lo bien hecho” sin esperar reconocimiento externo alguno.

Comenta la autora que hay que educar a los niños en el esfuerzo, ya que al tiempo en que se les educa a canalizar su frustración se les está enseñando a controlar su ansiedad y agresividad, así como a superar los momentos en que se sienten abrumados. De igual manera se les permite reafirmar el lugar que ocupan en la familia y en el mundo. Con ello les es posible desarrollar sus propios recursos. Es decir, se les está enseñando a superarse, y esforzarse.

Esta tarea a veces es difícil para los padres, pero deben recordar que la recompensa es grande, ya que en los años posteriores, el niño avanzará con ímpetu, firmeza, y seguridad en sí mismo.

LA CREATIVIDAD

Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

8. CREATIVIDAD

La creatividad es algo innato en los niños. Nacen siendo seres libres y creativos por naturaleza. Todo ser humano tiene esta habilidad de pequeño y algunos lo conservan en su edad adulta. Sin embargo, en la  medida en que el niño va creciendo, va recibiendo influencia de diferentes ambientes, entre ellos la escuela y su casa. En ocasiones, los métodos educativos de algunos colegios o de sus padres, a través de frases que se expresan una y otra vez, se va limitando su creatividad, su propia forma de hacer., e incluso no se les permite que se equivoquen y aprendan de sus propios errores.

Los niños no temen correr riesgos, ni equivocarse, sino que es el sistema educativo y sus padres, quienes apenas sin darse cuenta, van moldeándoles para hacer lo que ellos consideran correcto. Lamentablemente acaban haciéndolo y su creatividad se sofoca.

El niño necesita deducir de su propia experiencia que ha hecho algo mal, que se ha equivocado. Es conveniente dejarle que use su propia creatividad para resolver los problemas. Si antes de que haga algo los padres se mantienen diciéndole «cuidado, te vas a caer», «cuidado, te vas a ensuciar», «cuidado, te puedes lastimar» no le están  dando la posibilidad de equivocarse y aprender de sus errores. Por supuesto que esto no puede evitarse, ni debe hacerse, en el caso de que el niño se coloque ante un riesgo, como acercarse a un calentón o meter los deditos en un enchufe.

Para lograr un desarrollo adecuado de la creatividad conviene:

a)      Fomentar su creatividad. Los niños son curiosos por naturaleza, no hay que permitir que se pierda esa cualidad. Es maravilloso ver el mundo con la curiosidad de un niño, y se aprenden muchas más cosas que desde la visión de un adulto. Los ojos de un niño ven las cosas por primera vez, observando y preguntándose todo

b)      Dejarle expresarse libremente. La pintura y el dibujo, el baile, son  formas que tienen de expresarse los más pequeños. De esa forma  plasman sus emociones, sus preocupaciones y hasta sus miedos. Cuando el niño quiera realizar alguna actividad, hay que dejarle que elija su tema, formas que desee realizar y colores según su elección, asimismo hay que dejarle que use el tiempo según lo desee.

c)      Ofrecerle suficientes y diferentes tipos de materiales. Se sugiere poner a su disposición todo tipo de materiales: rotuladores, ceras, acuarelas, plastilinas… Incluso permitirle que pinte en diferentes superficies, no siempre en un folio en blanco. También para crear algo el niño debe tener acceso a diversos materiales, siempre que sean seguros, para que experimenten con objetos de diferentes formas y texturas. Incluso hay que permitirle que se manche, porque es parte del proceso creativo.

d)      Acercarle a la lectura. Leer les hace descubrir todo un mundo de posibilidades; les abre la mente a nuevas aventuras y escenarios e imaginan historias. Hay que ponerle en contacto con diversas formas de expresión escrita, como poemas, rimas, cuentos, leyendas, etc. Conviene permitirle elegir libremente qué leer, aún cuando sea muy pequeño. Por supuesto el que el adulto le lea y le haga preguntas sobre lo leído, es algo que también le es muy útil.

e)      Reconocer lo que realiza y jamás compararlo con el de otros. Algunos adultos se dejan llevar y hacen comentarios que luego encasillan al niño colocándoles etiquetas que ellos se van a creer y más tarde actuar de acuerdo a ellas.

f)       Valorar sus trabajos y evitar juzgar sus creaciones. Que un dibujo esté bien o mal hecho es un concepto totalmente subjetivo, por lo tanto hay que evitar el criticar o juzgar las creaciones del niño. Si te pide opinión, se puede hablar de lo que ha hecho, pero calificarlo no contribuye al fomento de la creatividad.

g)      Enriquecer su vida con experiencias externas. Hay muchas actividades externas de casa y escuela, que ofrecen aprendizaje al niño, como: viajar, visitar museos, visitar parques, su propia ciudad,  ver películas, e incluso a través del juego, los niños se llenan de experiencias enriquecedoras que les aportan conocimiento.

El que el niño aprenda divirtiéndose es la mejor manera de que su creatividad se expanda. Es la mejor forma de descubrirse en sus gustos e intereses y sobre todo que logre mantenerlas como una pasión que no se apaga y les acompaña a lo largo de su existencia.

 LA RESILIENCIA INFANTIL 

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

9. LA RESILIENCIA INFANTILEste actual concepto, de la resiliencia, se refiere a la capacidad que tiene el ser humano para afrontar a las dificultades, los problemas y todo aquello adverso que se le presenta en su vida, la forma de superarlas e incluso de transformarlas. Un niño que haya vivido en su temprana infancia alguna experiencia traumática y de gran dolor, puede recuperarse y sobreponerse a ello a través de la resiliencia. Es más, será capaz incluso de salir fortalecido. Se podría decir que la resiliencia colabora a alcanzar la entereza más allá de la resistencia.

Es de gran importancia, por tanto, que en la educación de los hijos, se les enseñe a desarrollar esta capacidad de ser resiliente, a través de conductas, control de pensamientos y actitudes que ellos pueden aprender con el ejemplo y orientación.

Aparentemente lo anterior plantea una tarea difícil, pero lo estudiosos de la materia han establecido pasos que son convenientes para lograr el desarrollo de la resiliencia, entre ellos:

  • Hacer amigos. Enseñe y anime a sus hijos a hacer amigos. A la par, desarrolle una red familiar fuerte para que los niños se sientan amparados y aceptados. En la escuela, hay que estar atento al hecho de que ningún niño esté aislado. Las relaciones personales fortalecen la resiliencia de los niños y les brinda con apoyo social.
  •  Enseñar a los niños a ayudar a los demás. Ayude a su hijo haciendo que él ayude a los demás. El aprender a ayudar a los demás puede enseñarle lo mucho que se puede hacer por otros. A través de trabajos voluntarios apropiados a su edad, así como de pequeñas tareas que le se les indiquen hacer, los niños podrán sentirse valorados. En la escuela, se podría ejercitar pequeñas iniciativas con la creación de maneras de ayudar a los demás.
  • Mantener una rutina diaria. Ayude a tu hijo a establecer una rutina diaria y a seguirla. El respeto a la rutina es un sentimiento reconfortante para los niños, especialmente a los más pequeños. Ellos necesitan saber que están cumpliendo y haciendo bien sus tareas.
  •  Combatir la inquietud y la preocupación. Esto es tan importante como seguir una rutina, pero es importante no obsesionarse con ella. Se debe enseñar al niño a concentrarse en sus propósitos pero también a descansar y hacer cosas diferentes. Es necesario que los niños estudien pero que también jueguen y se diviertan.
  • Enseñar a los niños a cuidarse. Es importante cuidar la salud, la apariencia, y el descanso, lo que debe ser inculcado en los niños, desde pequeños. Esto debe modelarse para que con el ejemplo, los niños aprendan a cuidarse, a quererse y valorarse. Esto se puede lograr haciendo deporte, jugando, comiendo y durmiendo bien, entre otros.
  • Animar a los niños a fijarse metas.  En este punto se pueden aprovechar fechas importantes como el inicio del año, un cumpleaños o unas vacaciones, ya que son ideales para enseñar a los niños a establecer algunas metas en su vida. Esto se puede plantear como un objetivo con posibilidad de alcanzarse. De esta manera ellos experimentarán el valor del logro, de algo alcanzado, y disfrutarán de los estímulos o elogios, mientras realizan algo o cuando lo han concluido. Es decir, los niños aprenderán que tener desafíos les hacen sentirse importantes y valiosos.
  • Alimentar una autoestima positiva. Es importante ayudar al niño a recordar momentos en los que haya tenido alguna dificultad y la manera como pudo salir adelante en ello. Conviene aprovechar esos desafíos pasados para que lo ayuden a desarrollar la fortaleza para manejar los que se le presenten en un futuro. Se le debe enseñar a confiar en sí mismo para resolver los problemas y tomar las decisiones adecuadas; a tomar la vida con humor y la capacidad de reírse de sí mismo. Tanto en la escuela, como en casa, conviene hacerles ver cómo los logros individuales contribuyen al bienestar de la clase o casa como un todo.
  • Enseñar a los niños a ver lo positivo incluso en las cosas malas. El fomentar una  actitud positiva frente a las adversidades ayudará a los niños a enfrentarse a las dificultades con optimismo y positivismo. Conviene que aprendan que después de una tempestad siempre viene la calma y que no hay que desesperarse. Tanto en la escuela, como en casa, los niños pueden escuchar cuentos y desarrollar actividades que muestren que la vida sigue después de las adversidades.
  • Estimular el autoconocimiento en los niños. Hay que enseñar a los niños que de todo se aprende, ayudarle a que vea cómo a lo que se está enfrentando puede enseñarle a entender de qué está hecho.  Conviene contarle de otros o de  protagonistas de historias y cuentos que han afrontado dificultades, y cómo han crecido después de eso.
  • Aceptar que el cambio es parte de la vida. Es importante estar  pendientes con los niños cuando estén experimentando algún cambio en sus vidas. Conviene enseñarle a ver que el cambio forma parte de la vida y que se puede reemplazar con nuevos objetivos. Se puede charlar con ellos sobre los diferentes cambios que han experimentado y la forma en que éstos se han superado.

ESTIMULAR LA IMAGINACIÓN

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

7. IMAGINACIÓNUn niño nace con alrededor de 100 millones de células en el cerebro. Eso en sí ya es sorprendente, pero lo que pasa en su desarrollo es aún más asombroso, porque cada una de esas células del cerebro está enviando y recibiendo impulsos eléctricos que crean conexiones. La repetición convierte estas conexiones en las redes que le permitirán pensar y aprender. Alrededor de los tres años el cerebro del niño habrá formado alrededor de 1.000 trillones de conexiones.

Ahora mismo, el cerebro de un bebé es mucho más denso de lo que será después y está de manera constante, elaborando las conexiones que utilizará el resto de su vida. Es importante saber también, que una conexión que se usa repetidamente se convierte en permanente, mientras que una que no se usa con frecuencia, puede no sobrevivir.

Por lo anterior, los expertos ponen un fuerte énfasis en los primeros tres años de vida. Todo lo que hace con tu bebé, como leer, cantar, jugar, comer, caminar, etc. es un poderoso estímulo para el desarrollo del cerebro. En la medida en que se le expone a nuevas vistas, sonidos y sensaciones, se va abriendo su mente a un mundo más grande y emocionante. Por otra parte, cuando un adulto usa su propia imaginación y motiva al niño para que utilice la suya, su cerebro trabaja en ese campo.

Colaborar con el desarrollo de la imaginación de un niño impacta de manera directa en:

La comunicación: los niños que juegan con la imaginación o escuchan muchos cuentos de hadas o historias tienen a tener mejores habilidades de comunicación. El niño va aprendiendo a través de ello y poco a poco utilizará las palabras escuchadas, lo que será un gran avance en su vocabulario.

El autocontrol: cuando el niño juega pretendiendo ser otra persona, el niño va conociendo diversidad de emociones, a practicar cosas que ha aprendido y a hacer que las situaciones se desarrollen como él quiere. Jugar a historias le da a al niño el sentido de que tiene poder y control, incluso en situaciones que podrían dar miedo como el cuento de los tres cerditos y el lobo.

La resolución de problemas: soñar con situaciones imaginarias enseña al niño a pensar creativamente, lo que es una base para solucionar problemas. Un estudio en la Universidad de Case Western Reserve encontró que los niños que jugaban mucho con la imaginación tenían mejor respuesta de mayores a los problemas que se les presentaban en sus vidas.

Para fomentar la imaginación del niño se recomienda:

  • Leerle historias acerca de tierras y gente desconocidas, mirar libros que aumentan su vocabulario de palabras o imágenes.
  • Escogerle libros con muchos dibujos grandes y de colores, antes de que tu hijo aprenda a leer. Se les puede leer de diferentes maneras y hasta cambiar partes de la historia. Solicitar al niño que cuente el cuento es fascinante.
  • Mostrarle dibujos de todo tipo de cosas, desde escarabajos hasta pterodáctilos; hacerle sonidos para los animales y los vehículos; adoptar voces especiales para los diferentes personajes y hablar acerca de lo que pasó o de lo que podría pasarles a los personajes.
  • Limitar videos y televisión, ya que el ver las imágenes ya elaboradas no le permiten que cree imágenes propias, ni por tanto, que desarrolle su imaginación. La Academia Americana de Pediatría recomienda que los niños menores de 2 años no vean nada de televisión, pero muchos padres permiten algo de pantallas a esa edad. Si es el caso en tu hogar, limitarlo a 30 minutos es buena idea. Si bien usar a la televisión como niñera es una idea tentadora, es importante que vean los programas juntos para que se pueda observar cómo reacciona el niño ante diferentes imágenes.
  • Escucharte contar las historias propias de los padres, es tan bueno como la lectura, o incluso mejor. No sólo esas historias le proporcionan un gran margen para su imaginación, sino que le demuestran los puntos básicos de crear personajes y argumentos. Muy pronto, el niño comenzará a imaginar sus propias historias y aventuras. No debe ser motivo de preocupación que en un inicio el niño copie prácticamente la historia del adulto. En la medida en que su imaginación se expanda, irá agregando elementos propios y más tarde historias que pueden sorprender.
  • Utilizar objetos que estimulen. Cualquier cosa puede estimular el juego imaginativo. Las toallas se convierten en turbantes, las cuentas de colores se convierten en joyas preciosas, las viejas alfombras de baño se convierten en alfombras mágicas y la montaña de animales de peluche del niño se transforma en un bosque, hospital de animales o una granja. Los mejores estímulos para el juego imaginativo son los más simples. Como la mayor parte de la acción sucede en la cabeza del niño, los disfraces detallados, como esos específicos de los héroes que salen en las películas, por ejemplo, no son de gran ayuda.  Con un traje del niño sólo puede ser el Hombre Araña, pero con una simple toalla, puede ser un montón de personajes diferentes. Exponer al niño a tantas personas reales, lugares y eventos como sea posible, es la mejor forma de asegurar que tendrá muchas ideas que utilizar cuando llegue el momento de pretender ser alguien.

Hay múltiples formas de estimular la imaginación, como padre es posible inventar diferentes maneras de hacerlo, y lo interesante es que estimulando la imaginación del hijo, a la par se estimula la del padre, lo que ofrece una doble ganancia.

EL ABURRIMIENTO DE LOS NIÑOS

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

6. EL ABURRIMIENTO DE LOS NIÑOSPuede parecer algo paradójico, pero es importante, hoy más que antes, que los niños tengan tiempo para aburrirse. Se requieren espacios todos los días para llevar a cabo actividades que no estén previamente estructuradas, organizadas y controladas por normas rígidas y preestablecidas. Es conveniente que tengan la oportunidad de crear sus propias estructuras, normas y parámetros.

A veces parece que los adultos que no son capaces de innovar, de adaptarse, cambiar o evolucionar y aportar algo a la vida de quienes les rodean, son con frecuencia niños privados de la posibilidad de crear y experimentar. Es necesario tener la posibilidad de explorar, y también la posibilidad de equivocarse.  El aburrimiento se puede definir como la ausencia de motivación que incite a la acción física o mental.  De esta manera, si un niño se aburre y desea actuar tiene que terminar encontrando o creando sus propias motivaciones. El mismo, en forma definitiva debe lograr automotivarse. Y eso es seguro…lo logrará.

Un niño en un parque, con un palito, arena y un par de piedras es capaz de crear todo un mundo. Sentado frente a una mesa y con una caja llena de pinzas de tender la ropa, logrará hacer una carrera de coches, desarrollará una batalla o realizará algún tipo de construcción Una hoja en blanco, un lápiz y varios rotuladores darán lugar a todo tipo de creaciones.

Los niños hoy, más que nunca, necesitan disponer de tiempo no estructurado y dirigido por sus mayores. La constante motivación externa y el encadenamiento continuo de tareas y actividades programadas les saturan, agobian y ahogan su necesidad de crear

Es posible establecer algunas recomendaciones que serán útiles para que el niño genere su propia creación personal, sin necesidad de que un adulto intervenga.

  • Procure que sus hijos/as dispongan con frecuencia de tiempo no estructurado. Es decir, un verdadero tiempo libre.
  • Reduzca las actividades extraescolares al mínimo que considere necesario. Priorice y tenga muy en cuenta aquellas que son iniciativa de ellos mismos.
  • No se adelante a sus demandas, no adelante etapas. Los niños necesitan detenerse y paladear cada edad y cada etapa. Respete su ritmo de maduración.
  • Interactúe y juegue con ellos si se lo piden, pero no organice ni desarrolle las normas.
  • Controle el acceso a internet y las nuevas tecnologías. No deben convertirse en prioritarias ni conformar su principal forma de ocio. Establezca horarios.
  • Distancie el uso de ordenadores, tablets o teléfonos móviles de la hora de irse a la cama. El sueño es fundamental, y el cerebro necesita un tiempo para volver a la normalidad tras los estímulos recibidos durante el empleo de estos aparatos.
  • Supervise las series de dibujos animados que ven. Compruebe si es usted capaz de ver un capítulo y en qué estado se encuentra después. Algunas generan un estado de ansiedad fácilmente apreciable.
  •  Sus hijos necesitan contacto con la naturaleza. El ritmo que ésta establece actúa como un verdadero bálsamo. Necesitan tocar, oler, sentir y experimentar en espacios abiertos y naturales.
  • Controle los ruidos innecesarios. Si alguien quiere ver la tele en casa, escuchar música o discutir, los demás no tienen que compartirlo necesariamente.
  • Preste toda la atención posible a sus comentarios, preguntas y observaciones. Nada de lo que dicen es superficial, aunque en un principio  no se logre entender lo que están intentando decir.

POR QUÉ LOS HIJOS HACEN LO QUE HACEN?

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

5. POR QUÉ MI HIJO HACE LO QUE HACE

En muchas ocasiones, como padres nos hacemos  la pregunta de por qué mi hijo hace lo que hace. Entre varias respuestas, podemos considerar las siguientes:

a)      Porque se les permite. Los niños hacen lo que hacen porque se les permite, los hijos se convierten en lo que son, porque sus padres les enseñan a hacerlo, así de sencillo. Si  el hijo está haciendo un desastre de su vida, esta respuesta no es agradable y se pueden poner variadas excusas para justificar, como la música que escucha,  las películas que ve, a los libros que lee , la violencia que transmite la TV, al sistema educativo, o a la presión que ejerce la sociedad o sus amigos. Es doloroso entender que los hijos son producto de la manera de educarlos.

b)      Porque no tienen consecuencias de su mal comportamiento. En muchos casos, los padres dejan hacer a sus hijos lo que quieren, con muy poca información de lo que es aceptable y lo que no lo es. Si ellos hacen algo mal, no hay consecuencias por el inaceptable comportamiento. Algunas veces decimos: «si haces esto te va a pasar aquello», y si no haces aquello te va a pasar esto». Después ellos no hacen lo que tienen que hacer y no pasa nada, no  se cumple la promesa de las consecuencias advertidas. Lastimosamente un padre que no cumple con las consecuencias advertidas cobra imagen de mentiroso ante sus hijos…y después ellos mismos aprenden a mentir.

c)      Porque se exagera al decirles que son seres especiales. Ciertamente lo son para los padres, pero no para el mundo entero, que es en donde van a desenvolverse. Cuando un hijo crece y cruza tu puerta para ir a la escuela, él, solo es un niño más en la lista de la escuela, y no hay nada de especial acerca de él. En el mundo real, la hija no es una princesa, ni el hijo un príncipe, solo es un niño mas. Los hijos deben entender y aprender a crecer sabiendo que al instante que dejen tus amorosos brazos y entren al mundo real, nadie los amará por la única razón de que ellos existen, como lo hacen sus padres.

d)      Porque se malentiende la importancia que tienen los hijos. A veces se les dice que son lo más importante en la vida de los padres, que para ellos se trabaja y se vive. Ellos malinterpretan esta expresión creyendo que se lo merecen todo, sin hacer nada a cambio, y con ello se vuelven pequeños tiranos y no sólo para sus padres, sino que pretenden tener el mismo lugar e importancia para todos los demás con quienes conviven. Lo más doloroso de esto es que esos hijos, tan importantes,  por quienes se vive, no serán felices y sabrán hacer feliz a quienes les rodean.

e)      Porque se olvida enseñarles que hay derechos pero también obligaciones.
Los hijos tienen a la vida, a jugar, a la libertad de opinar, a una familia, a la protección contra el trato negligente, a la alimentación, entre otros. Sin embargo, es importante hacerles saber que los privilegios son concesiones ganadas por una acción determinada. Hoy en día, lamentablemente y con un amor malentendido,  a los hijos se les compran cosas, lo más actual en videojuegos,  ropa o zapatos de marca, una mascota, e incluso gozan de diversiones y vacaciones, así como uso de electrónicos, como computadores, tablets y celulares… todo gratis, a cambio de nada. Con estas prácticas los niños no aprenden el valor de las cosas. Hay que enseñar a los niños a que se ganen lo que desean; tienen que aprender que cuestan esfuerzo obtenerlas. También es importante que entiendan que para gozar de un permiso es importante haber cubierto las obligaciones en casa.

f)       Porque se tiene un enfoque prioritario, pero equivocado en la autoestima del hijo. La palabra autoestima es una palabra compuesta de auto: uno mismo, y estima: amor, o sea, amarse a uno mismo. Los padres pueden proporcionar apoyo para que el hijo logre valorarse a sí mismo, pero sólo después de conocerse, elaborar un concepto de sí mismo y aceptarse. A menudo se confunde que la autoestima se logra sólo teniendo éxito en todo. El éxito es importante y sí impacta en la autoestima, pero la valoración de uno mismo se va construyendo poco a poco a través de pequeños logros, que hay que estimularles. Estos pequeños logros construyen el éxito y después de él se alza la autoestima.

Si se siguen estas acciones con consistencia y se convierten en un estilo de vida, lo más probable es que los hijos se desarrollen de una manera adecuada y alcancen la felicidad que tanto desean sus padres para ellos.

MI CEREBRO TIENE TDAH

(Parte 2)

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

4. MI CEREBRO TIENE TDAH-2Continuamos con el artículo que se les compartió en su primera parte, en donde se hace una reflexión sobre lo que piensa, siente y los mensajes que recibe un niño con TDAH.

En la última década, numerosos estudios han demostrado que hay diversas áreas implicadas en el TDAH. Las más afectadas, a grandes rasgos, son:

  • Córtex Prefrontal, dividido en tres áreas, dorsolateral, orbital y medial. Encargado del Sistema Ejecutivo: cómo planificar una acción,iniciarla, controlar si se está haciendo bien o mal, darse cuenta de ello y corregir los errores, ver si se está siguiendo el plan, evitar distracciones, poder ser flexible si las circunstancias cambian y ser capaz de acabar la acción. Los niños con TDAH tienen un córtex prefrontal más pequeño y que funciona a un ritmo menor.
  • Ganglios Basales. Conjunto de estructuras formada por unos núcleos interconectados a través de un circuito cerebral. En general, intervienen en varias funciones como el control motor, emocional y funciones del Sistema Ejecutivo. Contribuyen a desconectar las respuestas automáticas posibilitando que el córtex prefrontal delibere con más detenimiento, y que se coordine  o filtre la información que llega de otras regiones del cerebro.
  • Cíngulo Anterior. Es una estructura implicada en la capacidad de gestionar los conflictos e integrar los procesos inhibidores que necesitamos para regular nuestra conducta.
  • Por otro lado, se ha observado una insuficiente producción de dos neurotransmisores (sustancias químicas cuyo objetivo es producir una correcta comunicación entre las neuronas) como son:
  • Dopamina. Nos ayuda a mantenernos preparados para actuar, sin que nuestros pensamientos o el mundo exterior nos distraiga. Se encarga de inhibir o modular la actividad neuronal que interviene en la actividad motora, la motivación y la recompensa, el humor, la atención, y el aprendizaje.
  • Noradrenalina. Nos mantiene alerta y atentos. Se encarga de crear un terreno favorable para la atención, aprendizaje, sociabilidad y sensibilidad frente a las señales emocionales.
  • Ahora que sabemos que hay anomalías, tanto a nivel estructural como a nivel bioquímico,  podemos entender un poco mejor el por qué de los comportamientos y la variabilidad de éstos en el tiempo, de las personas con TDAH.

Un niño con miopía, ¿no ve bien porque no quiere?, ¿lo hace para llevar gafas?, ¿le da igual si le llaman miope, cegato o gafotas?. Un niño con TDAH ¿olvida los deberes porque quiere?, ¿lo hace para que le pongan notas negativas en la agenda?, ¿le da igual si le llaman tonto, vago o malo?

Sabemos que la miopía es una alteración del ojo que impide enfocar correctamente objetos lejanos. Y como sabemos que esto es así y que no es algo voluntario no culpabilizamos a la persona por ello.

Ahora ya sabemos que el TDAH es una alteración del cerebro que impide, entre otras muchas cosas, enfocar correctamente la atención y mantenerla en aquello que se debe inhibiendo los distractores. Y como sabemos que esto es así y que no es algo voluntario, la próxima vez, pensemos, tal vez “sus gafas” no estén bien reguladas o quizás, demasiado empañadas.

En la mayoría de las ocasiones, no es que no sepan lo que hacen, sino que no hacen lo que saben. Comprendámosles y enseñémosles a autorregularse  para que puedan ser los verdaderos dueños de sus comportamientos y de sus vidas y hagan en cada 

MI CEREBRO TIENE TDAH

(Parte 1)

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

3. MI CEREBRO TIENE TDAHEn la actualidad, es conocida por todos la existencia del TDAH, pero no por todos comprendida. Encontré un artículo que consideré adecuado y más que escribir sobre el tema consideré valioso compartirlo.

No tiene autor, por lo que no hay forma de reconocer la aportación de quien pretendió mover conciencias sobre esta situación, que muchos niños de nuestra sociedad experimentan. El artículo es el siguiente:

Todos aquellos que tenemos contacto con niños, tengan problemas o no, sabemos que ante determinadas circunstancias o situaciones, son especialistas en conseguir que nuestros nervios afloren en algunos momentos. Es completamente normal. Deja de ser normal cuando esos momentos pasan de ser “algunos” a ser casi “continuos”, ésta es línea que separa lo que es normal de lo que no lo es, la frecuencia y la intensidad de los problemas.

Deberíamos ser capaces de concienciarnos de que son los  COMPORTAMIENTOS del Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH) y  no los niños los que consiguen hacernos estallar. La comprensión e interiorización de esta afirmación, que en principio puede parecer irrelevante, es lo que marca la diferencia entre poder ayudar al niño a superar sus dificultades o a mantenerlas e incluso crearle otras como la indefensión aprendida, la ansiedad, la depresión, la baja autoestima. Y esto es así, porque estos comportamientos son la manifestación externa de un problema interno localizado en el cerebro.

Pensemos: ¿Realmente disfrutan enfadando o haciendo daño a quienes les rodean?

Aunque en ocasiones pueda parecer que sí, la realidad es bien distinta. Hagamos el esfuerzo de meternos en la piel de una personita con TDAH, solo durante unas horas.

La cantidad de mensajes negativos que reciben a lo largo del día resulta increíble y difícilmente soportable para la gran mayoría de nosotros.

  • Antes de salir  de casa, para ir al colegio: “siempre llegamos tarde por tu culpa”, “¿todavía estás sin vestir? ¿no te da vergüenza? Tu hermano ya está listo, ¿pero no ves que te has puesto el suéter al revés?…” Aunque directamente no se lo digamos, ¿qué mensajes recibe?: SOY LENTO, SOY PEOR QUE MI HERMANO, SOY TONTO.
  • En el colegio, antes de entrar a clase: “¿es que siempre tienes que estar empujando, no ves que le has hecho daño?”: SOY MALO.
  • Ya en clase: piden los deberes y no están en su mochila porque olvidó guardarlos después de tres larguísimas horas sentado en casa haciéndolos. Seguramente en esos momentos desearía desaparecer porque sabe lo que le espera, no es la primera vez que le pasa, y no le van a creer. “Y  hoy, ¿qué excusa tienes? ¿seguro que la peonza no se te ha olvidado, verdad?, castigado sin recreo y dame tu agenda…” Y lo peor de todo…, en público.  Reparten el examen corregido, ese que había preparado con mamá y que se sabía tan bien, un 3.75, y también en público. A estas alturas, ya no solo él, sus compañeros también lo saben: ES MENTIROSO, VAGO, TORPE…
  • En el recreo (si no está castigado): “Tú no juegas que nos ganan por tu culpa”,” Tú no, que nunca pasas la pelota”, “Tú vete, que eres un pegón”: SOY PATOSO, SOY MAL COMPAÑERO, SOY MALO, SOY…
  • Son solo las once de la mañana…y aún queda un largo día por delante. ¿Cómo nos sentiríamos? Destrozados y por los suelos.

Para poder ayudarles, debemos comprender y para poder comprender debemos saber y entender que todos estos comportamientos son la manifestación externa de una alteración en el funcionamiento cerebral.

PREPARANDO A LOS NIÑOS PARA TIEMPO DE PENSAR

(Parte 2)

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

2. PREPARANDO PARA EL TIEMPO FUERAAntes de usar el método de tiempo de pensar para disciplinar, los padres deben explicar este procedimiento a sus hijos de una manera que ellos puedan entender.

Los padres deben decir a sus hijos que van a utilizar este método para disciplinar en lugar de golpearlos, gritarles, o amenazarlos (o cualquier otra técnica que los padres estén usando). También conviene decirles que es tiempo para pensar sobre su comportamiento y deben elegir uno o dos comportamientos cuya consecuencia será estar en el lugar de pensar, en donde hay dos reglas:

1. Deben de permanecer quietos durante el tiempo. Los padres deben decirles a sus hijos que el tiempo de pensar comenzará hasta que ellos estén quietos.

2. Deben permanecer en la silla hasta que se les diga que ya pueden levantarse. Los padres deben explicar que si se bajan de la silla antes de tiempo, el tiempo de descanso comenzará de nuevo.

No se puede anticipar que los niños más pequeños puedan recordar las reglas nada más porque los padres las dijeron. Ellos necesitan aprender las reglas experimentando lo que sucede cuando hablan durante el tiempo de descanso, o cuando se bajan de la silla sin permiso. Aún los niños de más edad que ya saben las reglas, no las van a obedecer si los padres no las hacen cumplir. Los padres deben de elogiar a sus hijos después de la práctica y preguntarles qué pensaron.

Inmediatamente después de que un comportamiento inaceptable ocurre, los padres deben decirle al hijo «porque has roto ese juguete, vas a ir a la silla de pensar”. Los padres deben de decir esto una sola vez, de manera calmada pero con voz firme. Si es muy pequeño se le debe encaminar al lugar indicado. Además, los padres deben de mandar a sus niños a pensar en cuanto el comportamiento se convierte inaceptable.

En conveniente:

  • Mantener la calma.
  • Evitar sermonear, regañar o discutir.
  • No aceptar ningún pretexto.
  • No hablar a los niños mientras van en camino a la silla. Después de haberle dicho  niño que se vaya a pensar, los padres no deben de decir nada más que llamen cuando se sientan listos y sin llorar.
  • Ignorar gritos y protestas del niño y promesas de que se van a portar bien.

Cuando los padres comienzan a usar este método, muchos niños van a gritar y a llorar. Esto es normal, y los padres deben de ignorarlo. Esto pasará en poco tiempo. Es crítico que todos ignoren al niño que está en tiempo fuera. Hay que advertir a los demás miembros de la familia que el niño se encuentra pensando sobre lo que hizo y que nadie lo debe molestar.

Mientras que el niño está en su tiempo de pensar, los padres deben seguir con sus actividades normales. No tienen que esperarse hasta que el descanso termine.

Se recomienda que los padres usen un reloj de cocina portátil para mantener el conteo de los tiempos de pensar. Hasta que el niño esté quieto y sentado en la silla, los padres deben de comenzar el reloj por el tiempo determinado. Por lo general, se recomienda que los tiempos sean de un minuto por cada año de edad hasta un máximo de cinco minutos. Durante este tiempo el niño debe permanecer quieto. Si el niño empieza a hablar o a hacer ruido para atraer atención, nadie le hace caso.

Los padres nunca deben de terminar el tiempo de descanso mientras en niño hable, grite, o llore. Si el niño se levanta de la silla antes de tiempo, los padres deben inmediatamente decir «NO» con voz seria y ponerlo de nuevo en la silla.

¿Qué hacer cuando el tiempo de pensar termina?

Después de que el niño ha estado quieto y sentado por el tiempo determinado, el reloj sonará. Esto significa que el niño se puede levantar de la silla. Es importante estar pendientes del reloj para que cuando suene se le pueda preguntar si ya se siente listo. Sólo se le pregunta qué pensó y si no quiere decirlo se le respeta y se le dice: “…acepto que no quieras decir qué pensaste pero sé que has comprendido que romper los juguetes es algo que no se permite en esta casa”. En ese momento se cambia la atención hacia cualquier otra cosa y ya no se menciona nada sobre el comportamiento inadecuado del niño.

Es muy conveniente que mientras que se está usando esta técnica, los padres tengan en cuenta que hay que estar pendiente de los comportamientos adecuados de los niños y hacérselos saber, felicitándoles por su buen comportamiento. De esta manera van entendiendo que también hay buenas consecuencias cuando su manera de actuar es adecuada.

TIEMPO PARA PENSAR O TIEMPO FUERA  

(Parte 1)

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

1. TIEMPO FUERATiempo para pensar es un método para disciplinar que consiste en poner a los niños en un lugar con pocos estímulos, por varios minutos, cuando su comportamiento no es aceptable. Tiempo para pensar significa que en ese tiempo no se les pondrá atención. Este método es más efectivo que golpear, gritar o amenazar a los niños para mejorar su comportamiento. Ha sido demostrado que es efectivo para reducir problemas de comportamiento. Algunos padres dicen que han tratado esta técnica y que no ha funcionado.

En muchos casos, la razón por la que no ha funcionado es porque se ha usado de manera incorrecta. Es importante que este método de disciplina se siga al pie de la letra. Basta un pequeño cambio en el procedimiento para que el método sea inefectivo. La consistencia al usar este método es determinante por lo que los padres deben asegurarse que todos los adultos que disciplinan a sus hijos usen la misma técnica.

El método de tiempo de pensar es generalmente apropiado para niños de 24 meses a 10 años de edad y existen tipos de problemas para los cuales conviene usar este método:

  • A los niños que no obedecen las reglas de los padres, se les debe de dar tiempo para pensar. Si el niño no obedece lo que se le dice en menos de cinco segundos, se le debe de dar tiempo de descanso. Los padres nunca deben de dar órdenes que no están dispuestos a hacer cumplir. Además, los padres nunca deben de dar más de una advertencia antes de usar esta técnica. Los niños aprenden que los padres hablan en serio con la misma facilidad con la que aprenden que los padres les darán cuatro o cinco advertencias antes de que los tomen en serio.
  • A los niños que se portan de manera inaceptable, se les debe de dar tiempo para pensar. A los niños también se les debe de dar tiempo para pensar por cualquier comportamiento que los padres decidan que no es aceptable (ej. berrinches, golpear, morder, no obedecer las reglas de la casa.). La consistencia es muy importante,así que será necesario que los padres decidan de antemano para qué tipo de comportamiento será usado este método. Cuando los padres comiencen a usarlo es mejor concentrarse en uno o dos problemas de comportamiento. Conforme éstos mejoran, los padres pueden agregar a su lista otros comportamientos para los cuales se utilizará esta práctica. A los niños se les debe dar tiempo para pensar cada vez que se comportan inapropiadamente.

Respecto al lugar para pensar es bueno elegir uno o dos lugares en la casa donde colocar a los niños, en donde haya poco estímulo y verdaderamente se inicien en la práctica de pensar. A continuación se ofrecen sugerencias para escoger un lugar donde dar tiempo de pensar o tiempo fuera.

*Escoja un lugar alejado de juguetes, gente, televisión, radios, ventanas, o cualquier otro tipo de distracción.

*Asegúrese de que no haya objetos cercanos que puedan ser quebrados.

*Es mejor que los niños se sienten en una silla cuando se les envía a pensar. La silla debe ser tipo cocina, de respaldo erguido en lugar de una silla más cómoda o algún otro mueble costoso. Se prefieren sillas para adultos en lugar de sillas pequeñas. Es más fácil determinar si los niños no están bien sentados en las sillas para adultos.

*Las recámaras de los niños no son típicamente los mejores lugares para tiempo de descanso. Los cuartos de los niños tienen a menudo muchas cosas que los van a entretener o divertir.

*El mejor lugar es a menudo una silla en el corredor, la cocina, o en la esquina de un cuarto.

*Si se utiliza un cuarto separado, no apague las luces. Esto solamente asustará a los niños. No los encierre. El propósito del descanso es alejar a los niños de cualquier tipo de atención, no asustarlos.

LAS PELIGROSAS ETIQUETAS

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

10. LAS PELIGROSAS ETIQUETASLas etiquetas son marcas que acompañan a lo largo de la vida. Existen algunas de ellas que llegan a ser el sello de identificación de una persona, pero los padres desconocen hasta qué punto puede dañar y limitar a los hijos eso de estar marcados con una etiqueta, que parece imborrable aunque pasen los años.

Las etiquetas son sin duda una falta de respeto hacia los pequeños, que aunque en ese momento no quiera ofenderles, se hace y mucho. Poner etiquetas consiste en llamar a los niños de alguna forma, por alguna conducta que se considera molesta o inadecuada como “eres un chiple”, “Eres un molesto”, etc. Lo malo de las etiquetas es que el niño piensa que ese “eres” es algo que va a cargar de por vida, que nunca podrá comportarse de manera diferente y que es parte de su identidad.

Algunos adultos piensan equivocadamente que poner una etiqueta al niño le hará reaccionar y ya no se comportará de esa manera, sin embargo, poner una etiqueta a un niño no sirve para que cambie de forma de comportarse y en cambio sí se siente profundamente lastimado y menospreciado. Lo malo es que, a veces, una etiqueta logra convencer de cómo se es y conlleva el mensaje de que no se podrá cambiar. De ahí nacen los complejos.

Para ayudar al niño a que pase de un comportamiento no adecuado a uno correcto no se requieren etiquetas. Es posible ayudarles potenciando sus cualidades positivas en lugar de hacerlo con las negativas, de esta manera podrán construir una imagen buena y adecuada de ellos mismos. Además, si se le felicita cuando hace algo positivo en lugar de hacerlo cuando hace algo negativo,  se estará reforzando positivamente la conducta adecuada y se repetirá en el futuro. De esta manera, el niño sentirá la confianza y el apoyo necesarios y se sentirá motivado y querido, algo imprescindible para su buen desarrollo integral.

Es muy importante entender que ningún tipo de etiqueta, ni siquiera las positivas, son convenientes. Si a un niño continuamente se le dice “eres muy listo”, él se mantendrá con el propósito fijo de demostrar que lo es en todo momento y se frustrará cuando cometa alguna equivocación, porque eso le está indicando que no está actuando de acuerdo a su etiqueta de ser listo. Si el niño actúa mostrando inteligencia, es mejor decirle “¡qué inteligentemente has resuelto esto!”, a “qué listo eres”; si ante una situación se comporta con fortaleza, es mejor decirle: “qué fuerte te has mostrado ante esto”, que “eres muy fuerte”. Cuando el niño no se comporte como se espera, en lugar de recordarle lo que hace mal o decir palabras como “siempre “ o “ nunca” es mejor que le se le diga qué debe hacer, por ejemplo: en lugar de decirle “ nunca recoges tu cuarto, eres un desastre”, surte mejor efecto decirle :” recoge tu cuarto, seguro lo harás fenomenal”. Aparte de sentir que se le tiene confianza sabrá qué se está esperando de él.

A veces, los niños aprenden a hablar en un tono de nene consentido porque se le entiende y a veces hasta se le responde en el mismo tono. Cuando avanza en edad los padres ya no piensan que es conveniente que siga hablando así y es cuando se molestan y de manera airada le contestan “¡no hables chiple!”. Esta no es la mejor forma de eliminar ese aprendizaje. Si el niño se dirige hablando en ese tono, conviene decirle: “sé que me quieres decir algo importante pero en ese tono no lo entiendo, ¿me lo puedes volver a decir?”, recuerda Isabel Gallardo, psicóloga de un centro de orientación familiar en Sevilla. Para eso no sirve la etiqueta, que es como una sentencia. La forma de utilizar el lenguaje es haciendo referencia a las conductas, no a la persona, y escuchando y poniendo palabras a la emoción que hay detrás, especialmente a esa edad.

 LA URBANIDAD

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

9. LA URBANIDADLa urbanidad es la disposición de actuar siempre correctamente y con cortesía en el trato con los demás. Para ello deben aceptarse unas normas y convenciones socialmen­te establecidas e intentar actuar con respeto y civismo. Es esencial para adaptarse a la vida en sociedad y sobre todo para ser bien aceptado en ella.

Es importante que el niño aprenda  a guardar las formas y a tratar con deferencia a los demás. Los padres son los mejores maestros para ello y les corresponde practicar con él los buenos modales en la calle, en las tiendas, en la mesa; promover que su hijo se acostumbre a ha­blar en un tono adecuado y a responder de manera educada; pedirle y enseñarle un uso y tono de voz adecuado con los demás; entre muchas otras acciones cotidianas.

Es de gran importancia que el niño tome consciencia del im­pacto de sus acciones en el entorno. El niño necesita conocer y entender las normas de urbanidad. Éstas le ayudarán a desarrollar su autocontrol y le proporcionarán oportunidades para contribuir en la formación de un ambiente de convivencia más agradable para todos.  Asimismo tiene que aprender a comportarse adecuadamente y a tener buenos modales. Debe acostumbrarse a respetar las normas cívicas y a utilizar el sentido común para saber cómo puede actuar dependiendo del lugar y de las circunstancias. De ese modo su relación con los demás será más adecuada.

El niño debe evitar conductas molestas para los demás y aprender a ser discreto y prudente. Debe comportarse cortésmente y con educación, cuidando siempre sus modales y sus palabras. Fomentar la empatía hacia los demás ayudará a su hijo a comprender que ciertas formas de actuar o de decir las cosas pueden herir los sentimientos del otro.

Algunas reglas de etiqueta para el niño ( Branding y etiqueta. Ana Vázquez 2015)

  1. Al pedir algo, se dice “por favor”. Parece ser la regla más obvia en la existencia, pero una enorme cantidad de personas, incluyendo un sinnúmero de adultos, no sabe que es extremadamente importante mostrar amabilidad al pedir las cosas “por favor” a los demás.
  2. Al recibir algo, se dice “gracias”. Mismo caso que la regla anterior, el decir gracias muestra atención al detalle y educación básica.
  3. Si necesitan llamar la atención de un adulto, puedes decir “perdón por interrumpir, pero…” Decir “oye” o simplemente gritar lo que se necesita puede resultar molesto.
  4. Más vale pedir permiso que pedir perdón. En caso de que un niño no sepa si puede o no hacer algo, es mejor pedir permiso. Así, puede evitarse regaños y corajes después.
  5. No se vale quejarse a todo volumen con la gente. Si algo no les parece a los niños, lo pueden comentar a sus papás y a sus amigos, pero deben evitar decirlo a todas las personas o en cualquier situación.
  6. No criticar. Es de mala educación criticar o burlarse del físico de los demás; es mejor, si no hay nada bueno que decir, quedarse callado.
  7. “Bien gracias, ¿y tú? Cuando alguien pregunta cómo estás, una vez que se contesta la pregunta es importante hacerla de regreso.
  8. Ser amable con los anfitriones. Después de pasar la tarde en casa de un amigo, es importante que los niños sepan agradecerle a los papás de la casa por invitarlo.
  9. Tocar las puertas cerradas. Antes de entrar a un cuarto con la puerta cerrada, es buena idea tocar primero y esperar respuesta.
  10. Al hablar por teléfono, saludar amablemente. Una vez que te contestan en casa de otra persona, es importante saludar, decir quién habla, y después preguntar por la persona que buscas.
  11. Da gracias por los regalos. A nadie le gusta que le den calcetines en su cumpleaños, pero aun cuando no es un regalo que te emociona muchísimo, ¡es importante decirle “gracias” a la persona que se acordó de dártelo!
  12. No usar groserías en frente de los adultos. Los papás y la gente adulta ya conocen esas palabras, pero son desagradables y peor viniendo de la boca de un niño. Es mejor no decir groserías frente a los niños para evitar que las repitan.
  13. No poner apodos. A veces, los apodos pueden herir a otras personas. No lo hagas.
  14. No molestar a los demás. Burlarse de otras personas solo deja ver que tú tienes miedo e inseguridad; y además es cruel. Sé amigable y te van a querer mucho más tus amigos.
  15. Guardar silencio mientras alguien da un discurso o estás en una asamblea. Estar al frente de otras personas no es fácil, y puede dar pena fácilmente. Cuando alguien más se encuentra adelante presentando algo, hay que guardar silencio y esperar a que terminen.
  16. Si le pegas a alguien sin querer, pedir una disculpa.
  17. Cubrir tu boca cuando estornudas. También cuando toses, y cuando bostezas. Por otro lado, no te piques la nariz en público. ¡Nadie quiere ver eso!
  18. Ser agradecido. Cuando alguien te ayuda con algo, se debe decir “gracias”. La persona estará dispuesta a ayudarte de nuevo en el futuro.
  19. Respetar lo que no es tuyo. Cuando estás en casa de alguien más, sea familia o amigos, no tomes las cosas que no son tuyas hasta que no pidas permiso.
  20. Aprender a hacer conversación. Cuando una persona te pregunta qué haces estos días, o a qué te dedicas, es importante que sepas contestarles bien y con detalle -les interesará.

Una persona bien educada tiene las puertas abiertas de cualquier lugar. Regálale eso a tu hijo.

EL ORDEN EN LA VIDA

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

8. EL ORDEN EN LA VIDAEl orden es la capacidad fundamental de saber situar o colocar los objetos o los acontecimientos siguiendo un criterio establecido, sea de lugar, tiempo, etc.

Este hábito es esencial para que el niño se sienta seguro, sepa mantener en orden las cosas y sus pensamientos y con ello, facilitar la convivencia. El valor del orden se aprende en el hogar y acompaña durante toda la vida. Hay quienes son ordenados por naturaleza, pero para otros el orden es un valor que se debe adquirir.

De cualquier forma, es indispensable para triunfar en la vida y de ahí la importancia de educar a los hijos desde muy pequeños en este valor.

Cuando se habla de orden, no se refiere sólo a la organización de las cosas materiales en el hogar o espacio de trabajo, sino también en la forma de conducirse en la vida, en la forma de organizar las ideas y hasta en la presentación personal.

Para adquirir este valor es necesario poner en marcha la fuerza de voluntad en pequeños detalles, que en su conjunto, forman hábitos. De esta manera, cuando se les enseña a los niños a ser organizados en su pequeño mundo, aprenderán a ser adultos estructurados y al mando de su propia vida.

La responsabilidad de los padres para educar en el orden es vital, ya que se aprende a través del ejemplo. En un hogar donde no existen normas claras, donde el desorden reina en cada rincón, es muy probable que los niños crezcan sin saber qué es ser ordenado. Pero si los padres mantienen su habitación ordenada, así como una presentación personal intachable, los niños aprenderán de ello como el modelo a imitar.

El orden en los niños debe comenzar desde que están en capacidad de recoger sus juguetes luego de utilizarlos; así, en la medida que crecen, se les dan responsabilidades para mantener orden no sólo en su habitación, sino en el resto del hogar.

No existen fórmulas exactas para introducirse en el orden, cada familia debe organizarse según sus necesidades y circunstancias para educar en ese sentido. Las tareas que se asignan a cada hijo deben ser individuales y una buena táctica es redistribuir algunas tareas cada semana con el fin de evitar la creencia de que un hermano trabaja más que el otro.

Una buena idea es realizar una lista de las principales tareas que deben repartirse entre los hijos. A los mayores se les puede responsabilizar de las actividades más complicadas, mientras a los pequeños de las más sencillas. Cuando se comparte el cuarto entre hermanos es importante delimitar las obligaciones y responsabilidades de cada uno, como hacer su cama y mantener sus juguetes, libros y cuadernos en el lugar que le han sido asignados. Eso sí, como los padres asumen la responsabilidad de ofrecerles espacios para que ellos puedan guardar sus objetos personales.

En hogares donde hay una empleada, los niños deben aprender que ésta es una persona que trabaja ahí, pero no está a su disposición ni es la única responsable de mantener el orden y la limpieza del hogar. Por eso, tenga cuidado para que la empleada no asuma las responsabilidades de orden que han sido asignadas a los hijos.

Por otra parte, para lograr que los hijos asuman el orden como un valor que deben cultivar y no como un constante y tedioso mandato de sus padres, es bueno explicarles las ventajas que trae para la vida el ser ordenado:

  • Impide que las cosas se caigan cuando se abren los armarios.
  • Evita caídas y accidentes por tropezarse con objetos dejados en el piso.
  • Al mantener las cosas en su lugar se hace la vida más fácil y no se pierde el tiempo tratando de buscarlas.
  • Con cada cosa en su lugar y un lugar para cada cosa, los espacios del hogar lucen más bonitos.
  • El ser ordenado también evita animales y plagas, pues el orden está ligado a la higiene, especialmente en áreas como la cocina y el baño.

Los padres pueden establecer ciertas reglas que se deben respetar para mantener el orden establecido. Algunas de ellas son:

  • La ropa sucia no se tira al suelo. Debe dejarse en el lugar indicado.
  • La basura se coloca en el basurero.
  • Las toallas se dejan colgadas en la percha.
  • Al llegar del colegio las mochilas y el uniforme se dejan en el lugar indicado, no tirados en el suelo.
  • Los platos y vasos que se utilizan deben ser regresados a la cocina.
  • Al lavarse los dientes, la crema dientes se debe volver a tapar y el cepillo en su lugar habitual.

PARA LOGRAR LA AUTOMOTIVACIÓN

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

7. PARA LOGRAR LA AUTOMOTIVACIÓNA diferencia de los jóvenes y adultos el nivel de motivación de los niños depende de los mayores que lo cuidan.

En la medida que ellos crecen, los padres son los que deben ayudarles  a saber realizarse por sí mismos y encaminarles a que la motivación provenga de ellos mismos. Un ejemplo son las actividades del hogar, como tender las camas, levantar o recoger la ropa sucia, ayudar a poner la lavadora, limpiar la mesa, entre otras actividades cotidianas. Este tipo de disciplina ayuda a su automotivación, ya que hace que sean más independientes y aprendan a buscar beneficios a largo plazo.

Para lograr lo anterior, los padres deben ayudar a su niño a volverse más independiente, ofreciéndole responsabilidades, recompensas, elogios y estímulos. Sin embargo en la medida que el niño va creciendo, estas recompensas deben ir disminuyendo, de tal forma que el niño realice esas acciones por interés y satisfacción propia, con base en sus propios objetivos.

Es importante ayudar al niño a cumplir sus sueños u objetivos y ofrecerles estímulo en cada esfuerzo que van realizando. De igual forma es básico que el niño entienda que el éxito no se da a la primera y que lo más importante es intentarlo. Para ello conviene  enseñarle a dividir las metas en objetivos pequeños. Para aprender y hacer las cosas de manera correcta se requieren de pequeños pasos y éstos deben ser estimulados para dar impulso al siguiente. La falta de este estímulo puede producir desaliento e impedimento para avanzar.

Ayúdale a fijarse objetivos realistas y a desarrollar planes de acción para llevarlos a cabo. Esto mejorará su organización, su toma de decisiones y su capacidad de resolución de problemas.

De acuerdo a lo anterior la automotivación, se puede definir como una actitud que dispone al niño a plantearse objetivos y a luchar por ellos. Un niño motivado se siente capaz de hacer frente a los retos y obstáculos y tolera, enfrenta y supera con más facilidad los contratiempos.

En sus espacios de diálogo, hable con su hijo sobre personas que han superado dificultades extraordinarias, como discapacidades físicas, sin permitir que éstas se convirtieran en un obstáculo para la consecución de sus objetivos. A través de modelos de superación ayudará a que su hijo tome conciencia de sus poten­cialidades y de cómo puede superar sus propias dificultades. Hagan una lista de actividades que le interesen: tareas en la casa, actividades académicas o deportivas, juegos.

Invite a su hijo a fijarse metas medianamente eleva­das que tengan posibilidad de fracaso. No permita que abandone, así aprenderá a ser persistente y a aceptar la derrota. Con el mismo entusiasmo, propóngale tareas que en principio, no sean tan gratificantes. Esto le ayudará a percibir el valor del esfuerzo y a encontrar satisfacciones en las cosas sencillas.  Invite a su hijo a hacerse preguntas, a investigar. Que aproveche cualquier mo­mento para buscar respuestas: cómo cree que funcionan las cosas, por qué piensa que pasa algo, qué haría él en determinadas situaciones…

Su hijo debe entender que estar motivado para conseguir algo depende de uno mismo. Los objetivos no vienen marcados por otras personas sino que resultan de una actitud individual que ayuda a plantearse retos y metas perso­nales que determinan su forma de actuar. Él mismo debe definir qué le motiva: por eso se habla de automotivación. Fomente en su hijo la costumbre de buscar cosas que lo inciten a actuar, que le ilusionen. Que se dé cuenta de que siempre hay algo que puede interesarle. Ayúdele a comprender la diferencia entre un capricho pasajero y un propósito firme. Es importante que aprenda a reconocer sus deseos, que entienda que para realizarlos debe hacer un esfuerzo y que su satisfacción no siempre es inmediata: debe aprender a esperar.

Su hijo debe ejercitar el interés y la curiosidad, así como a aprender a tolerar las pequeñas frustraciones. Cuando sufre un revés al intentar conseguir algo, debe superar el sentimiento de frustración y crear nuevos motivos para luchar por ello.

EDUCAR EN LA AUTONOMÍA

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

6. EDUCAR EN LA AUTONOMÍAMuchas veces falta tiempo a los padres, sobre todo cuando los niños aún son pequeños y deben ayudarles absolutamente en todo. Es muy importante ir enseñándoles a hacer las cosas por sí mismos, no sólo para desahogar las labores y obligaciones a los padres, sino para que puedan valerse por sí mismos. A esto es a lo que se llama educar en la autonomía.

La autonomía es la cualidad indispensable que debe adquirir el niño para que en ciertas cosas, no dependa de nadie. Poco a poco su hijo conocerá sus posibilidades y progresivamente ganará independencia. Con ello conseguirá consolidar una conducta estable para el resto de su vida.

Ignacia y Javiera Larrain (Nov 2014) ofrecen siete formas para fomentar la autonomía en la edad preescolar.

1. Aceptar la necesidad de independencia del niño y no sentir que nuestra autoridad se ve amenazada por ello. En la medida en que los hijos van creciendo, es necesario flexibilizar algunas normas que eran importantes cuando el niño era más chico, con el fin de darle más espacios para desarrollarse. Por ejemplo, cuando un niño va a la plaza con su mamá y quiere ir a jugar con un grupo de niños que están en los columpios. La mamá tiene establecido que debe quedarse cerca de ella y no lo deja acercarse a los otros niños. Ella piensa que el niño todavía es demasiado chico y que debe estar siempre a su lado, por lo que termina inhibiendo la necesidad de independencia del pequeño.

2. Centrar la educación en el refuerzo de las capacidades del niño y sus logros y no tanto en las restricciones o prohibiciones. Para fomentar la autonomía del niño, es necesario darle nuevos espacios de acción que le permitan explorar su entorno y practicar sus nuevas destrezas. Por ejemplo, una niña activa y curiosa que está siempre investigando lo que hay a su alrededor, cómo funcionan las cosas, abriendo y cerrando cajones, subiéndose arriba de árboles y muebles. Sus papás están desesperados ya que ella “no para” ni por un segundo y están permanentemente retándola y diciéndole que deje de hacer esto o pare de hacer lo otro.

3. Involucrar al niño en tareas de la vida cotidiana y darle algunas responsabilidades. Desde que el niño es muy pequeño se le puede pedir su colaboración en actividades sencillas de la vida cotidiana, tales como poner la mesa, ayudar a separar la ropa por colores para el lavado, juntar los calcetines del mismo par, ordenar algunas cosas de cocina. De este modo lo estimularemos a desarrollar diversas capacidades y al mismo tiempo lo haremos sentir parte importante de la vida familiar.

4. Permitir que él asuma un rol activo dentro de las tareas de autocuidado. Es fundamental que los niños vayan poco a poco aprendiendo a cuidar su imagen personal y su cuerpo. Sin embargo, si no le damos espacio para que ellos mismos aprendan a realizar tareas de esta índole, seguirán siendo dependientes de sus padres y no lograrán hacerse cargo de su propio autocuidado. Es cierto que cuando los niños son muy pequeños no cuentan con las destrezas motoras para realizar a la perfección las actividades de higiene y vestuario. Por esto debemos estimular a que las aprendan de forma gradual.

5. Fijar metas de autonomía, pequeñas y alcanzables para el niño. Partir poniendo una sola meta, sencilla y alcanzable que le permita al niño tener éxito y, por ende, estar motivado a seguir desarrollando su propia autonomía. Cunado ponemos demasiadas metas juntas o cuando éstas suponen un nivel de destrezas motoras o cognitivas para las que el niño aún no está preparado, es probable que se desanime y se ponga cada vez más resistente a intentarlo. Para saber dónde fijar las metas es útil considerar el concepto de “zona de desarrollo próximo”, que se refiere al espacio que queda entre las habilidades que el niño puede realizar por sí solo y aquellas cosas que solo es capaz de lograr con la ayuda de un adulto. Es en ese espacio es donde debemos proponer metas.

6. Saber dar tiempo para que el niño intente hacer las cosas por sí mismo aun cuando el resultado no sea perfecto. A veces deberemos priorizar el desarrollo de la autonomía antes de lo más eficiente y bien hecho. Por ejemplo, una niña que no come sola, ya que su mamá se desespera que lo haga porque se mancha entera, deja toda la cocina sucia y se demora muchísimo. Es por esto que prefiere darle la comida ella.

7. Dar refuerzo positivo cuando actúen autónomamente. Felicitar es una de las maneras más efectivas para lograr cualquier comportamiento deseado. Por eso, cuando veamos que el niño esté realizando actividades autónomamente, es bueno incentivárselo y hacerle ver que estamos orgullosos de él. Por ejemplo, a un niño al que nunca se le felicita o le muestran sus avances cuando está comiendo solo, se lava solo los dientes o deja ordenada su pieza, difícilmente sentirá alguna motivación por mejorar o hacer las cosas por sí mismo..

SEMBRANDO LA SEGURIDAD

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

5. SEMBRANDO SEGURIDADLa seguridad es el sentimiento de tranquilidad que contrarresta la angustia ante el peligro o el fracaso. La inseguridad magnifica los obstáculos y las limitaciones con las que el niño se encuentra durante su desarrollo. Sentirse seguro es básico para que pueda actuar y buscar alternativas.

Para que el niño vaya cobrando seguridad, conviene hablarle sobre lo que es real y sobre lo que es fantasía, quitando el mito de los personajes que le asustan o intranquilizan. Cuando lean un cuento o vean una película, es importante explicar que hay personajes o situaciones que no existen, que se crean para provocar miedo. Con esto se disminuye el terror que puede producir alguna situación.

Algunos niños temen la oscuridad y para ello hay que idear la forma de percibirla como un juego. Es interesante hacerle comprender que sin la oscuridad y el silencio de la noche no se podría descansar. Asimismo acompañarle a experimentar sensaciones en la oscuridad y en el silencio: si se da cuenta que nada cambia cuando la luz se apaga, respecto a lo que veía con anterioridad, entenderá y empezará a sentirse con más seguridad.

Conviene además, platicar con el niño sobre lo que es el miedo y el peligro. Es adecuado analizar juntos que es el primero y en qué situaciones se encuentran en el segundo y sobre todo de qué manera puede evitarse en algunos casos.

Por otra parte, al niño le es útil saber que también sus padres, en algunos momentos han experimentado el miedo y la inseguridad. Le sirve mucho saberlo y sobre todo la forma en que han logrado enfrentarlo. También ayuda el que juntos, padres e hijos, busquen soluciones o trucos que pueden servir para superar el temor. Por ejemplo, si siente miedo de hablar ante toda la clase que centre su mirada en un amigo.

Es importante asegurarse de que el niño ha aprendido a diferenciar entre lo que conlleva peligro y lo que no. En u  diálogo abierto conviene comentar ante qué se debe sentir miedo y qué cosas son ideas infundadas. Encontrar si sus temores son o no justificados le ayuda a diferenciar el miedo del recelo.  Esto le lleva a ser capaz  de controlar la angustia y la ansiedad apren­diendo a conocer qué es lo que le asusta.

Por otra parte, la seguridad también se tambalea a veces frente a las limitaciones que como persona se tienen, sin que el reconocerlas genere complejos que lastimen y detengan. Es conveniente analizar cuáles límites personales se tienen y buscar soluciones que le ayuden a superarlas, aunque sea de manera parcial. Para buscar cómo vencer una situación que fomenta su inseguridad primero debe aceptarse. Para que el niño esté tranquilo ante algo que no domina, es útil que juntos busquen elementos que le generen seguridad.

Finalmente, la seguridad también se alcanza cuando se comprende que no siempre se gana. El niño debe asumir que algunas veces se logra y otras se pierden; debe comprender que a pesar de que algunas veces las cosas no salen como quisiera, el desmoralizarse no sirve más que para perder la seguridad, y que los intentos se valen, porque hay posibilidad de que una próxima vez se logre el objetivo. Esta es la forma de enseñar a  enfrentarse a los retos con firmeza y convicción, los cuales en la vida se presentan con frecuencia.

GENERANDO CONFIANZA

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????La confianza es el sentimiento que permite al niño creer en sus propias cuali­dades y capacidades.

Se construye a partir del conocimiento que él va teniendo de sí mismo y de la aprobación, respeto y apoyo que recibe de los demás, quienes le permiten sentirse capaz de alcanzar sus objetivos.

¿Qué puede hacer un padre o madre para generar la confianza en su hijo?

  • Desenfocarse en las fallas y ayudarle a encontrar alternativas de solución; cuando se equivoque o se enfrente a un obstáculo conviene animarle y no perder de vista el objetivo y a buscar otra opción que pueda llevarle a alcanzarlo.
  • Proponer a su hijo nuevos planes o actividades que pueden realizar. Hacerle ver las ventajas que tiene participar en ellos  y explicarle los beneficios que puede obtener de la experiencia. Para ello es importante procurar que se sienta acompañado y señalarle las desventajas que puede tener el hecho de perderse nuevas vivencias.
  • Ayudar al niño a entender la diferencia entre lo que depende de él y lo que no. Ante un nuevo reto, es conveniente explicarle qué consecuencias dependen de su esfuerzo y responsabilidad y qué cosas no se encuentran en sus manos. Así es como le es posible aprender hasta dónde puede llegar, a valorar lo que él ha conseguido y a aceptar sus limitaciones sin perder la confianza en sí mismo.
  • Llevar al niño a cuenta, de que por lo general, la confianza va relacionada de manera directa con el trabajo, el esfuerzo y la disciplina. Se recomienda poner ejemplos propios y ajenos, para demostrarle que no basta con confiar en que las cosas pasen, sino que para ello hay que actuar. De esa manera logra aprender que su actitud, su responsabilidad, actuación y entusiasmo son lo que hacen posible que suceda lo que desea.
  • Hay que ayudar al niño a reconocer y valorar a quienes lo quieren y están interesados en su bienestar, con el fin de que logre sentirse seguro y protegido.
  • Ayudar al niño a analizar los posibles riesgos y posibilidades de éxito le permite que actúe de manera abierta en cualquier situación y que si los resultados no son los deseados no significa que volver a intentarlo de otra manera sea inútil para conseguir lo que se quiere.
  • El niño debe comprender que la única manera de encarar el futuro es con optimismo. El deseo verdadero y el optimismo no son sólo antecedentes de la acción, sino que influyen directamente en el resultado de la misma.

LA ESTIMA PERSONAL DE TU HIJO

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

3. LA ESTIMA PERSONAL DE TU HIJOLa estima personal se refiere a esa palabra que tanto se menciona en la actualidad: autoestima. Ésta es la valoración que una persona hace de sí misma, y determina la manera como se siente al respecto. Esa forma de sentir es totalmente personal y objetiva y con base en ella funciona la vida. Es por eso que se ha tornado tan importante, ya que depende del tipo de estima que se tiene un ser humano, la forma como se desarrolla y desempeña dentro de la sociedad en la que interviene.

Los patrones de autoestima empiezan muy pronto en la vida. Un niño pequeño que aprende a hacer algo nuevo experimenta un sentimiento de logro que refuerza su autoestima, por lo que insiste y después de varios intentos logra la seguridad de un «puedo hacerlo», ya que el concepto de éxito como consecuencia de la perseverancia empieza pronto. Cuando los niños intentan algo, fracasan, prueban de nuevo, fracasan otra vez y al final lo consiguen, y es así como se forman ideas sobre sus propias capacidades. Al mismo tiempo, van creando un concepto de ellos mismos con base en las interacciones con otras personas. Por eso, el papel de los padres es fundamental para ayudar a los niños a formarse percepciones sanas de ellos mismos.

La autoestima también puede definirse como sentimientos de capacidad combinados con el sentimiento de ser amado. Un niño que es feliz cuando logra algo pero no se siente querido puede llegar a experimentar baja estima personal. De la misma manera, un niño que se siente amado pero que duda de sus capacidades puede también acabar sintiendo baja autoestima. Para desarrollar una sana estima de uno mismo, se necesita alcanzar un equilibrio correcto. De ahí la importancia de animar al hijo(a) y valorar sus esfuerzos, por pequeños que éstos sean, porque a través de ello recibe la satisfacción de importantes necesidades emocionales, como son el sentirse querido y respetado. La afectividad es la base de cualquier crecimiento: la efectividad de cualquier aprendizaje está en la afectividad que recibe el niño.

Es importante, por otra parte, entender que la estima personal se desarrolla de manera paralela a la estima de los demás. Es por ello trascendental trabajar el respeto y la estima hacia el otro: el niño aprende a ganar el aprecio de los demás, si él es el primero en generar confianza y respetar a quien le rodea. Ahora bien, se aprende a respetar y se fo­menta la confianza a partir de los modelos que se viven: mostrar interés por los otros, demostrar que las otras personas importan, cooperar, saber jugar en equipo, etc.

Otra forma útil es hacerle sentir que es capaz de lograr sus metas. Así el niño va ganando confianza en sí mismo, su actitud se desarrolla en forma más positiva y aumenta su interés por fijarse metas. Del mismo modo que le resultará más sencillo relacionarse con los demás, quererlos y respetarlos.

De igual forma, para fomentar la autoestima, los retos juegan un papel importante, tales como abrocharse los botones, los zapatos, comer solo, entre otras acciones cotidianas. Las dificultades, el esfuerzo, el éxito y el fracaso hacen que aumente su autoestima. A la par que se estimula, debe quitarse importancia a los errores: si no logra resolver lo planteado, hay que valorar  el esfuerzo y animar a seguir intentando.

Este tema de la autoestima es inagotable, por ahora es importante recordar que:

  • El primer paso para conseguir autoestima es el autoconocimiento: tomar conciencia de quién es y de las características que lo definen y conocer los rasgos propios que conforman su identidad, así como valorar las habilidades y aceptar e intentar mejorar las debilidades. El niño debe conocerse y aceptarse para creer en sí mismo, en su valor personal y en sus capacidades.
  • El niño tiene que ser consciente de que el afecto y la estima de los otros le ayu­darán a quererse más y a valorarse mejor. Por eso es importante enseñarle a preocuparse por los demás y a respetarlos. La manera como los otros le ven influye en su estima porque la imagen personal se genera a través de los ojos de las personas que nos rodean.

LA IDENTIDAD DE TU HIJO

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

2. LA IDENTIDAD DE TU HIJOLa identidad es la conciencia que un ser humano tiene de sí mismo, tanto a nivel físico como psicológico.

Cada persona tiene unos rasgos propios que la diferencian de las demás, dándole una identidad que la distingue del grupo y la identifica. Es así como considera que es una persona única.

El papel de los padres es importante en la formación de la identidad personal y existen variadas acciones que éstos pueden efectuar para ello. Una forma que ayuda es el hablar con el hijo sobre cómo es física­mente; ayuda hacer una descripción detallada de las partes que conforman su cara y cuerpo. Asimismo es de utilidad el hacer comparaciones entre él y otros miembros de la familia, con el fin de que vaya conociendo los rasgos que le pertenecen y caracterizan. De esta forma el hijo va tomando conciencia de su identidad física y de lo que le une a su familia.

Otros aspectos que hay que considerar se refieren al carácter, las actitudes, las aptitudes y los sentimientos. Se sugiere hacer una lista con los rasgos de la forma de comportarse de su hijo, de sus capacidades y de las habilidades que va desarrollando. Es importante ser objetivo y describir sin adjetivos de belleza o agrado. Es decir, se le puede decir que posee una nariz afilada, en lugar de una hermosa nariz; que sus ojos son color café, su cabello castaño y rizado, lo que va haciendo que el niño se vaya formando una imagen de las características que posee. No quiere decir que como padre se limite, es decir, puede decirle que tiene una nariz afilada que le encanta a papá y mamá, o bien, ojos cafés, pequeños llenos de luz. Todo esto va formando su identidad en cuanto a lo físico. En cuanto a la parte emocional es importante que él lo vaya descubriendo con su ayuda. Sirve el preguntarle sobre los sentimientos que experimenta en diferentes situaciones y enseñarle el nombre de los mismos. Por ejemplo puede decirle que se aprecia que se siente muy enojado cuando las cosas no salen como a él le gusta… y después preguntarle ¿cómo te sientes cuando las cosas no salen como a ti te gusta? Para ayudarle a que sepa expresar sus sentimientos.

Forma parte de su identidad la forma como vive dentro de su entorno. Analicen cómo es su habitación, su colegio, sus amigos, su ciudad y ayúdele a comparar su mundo con el de niños de otras culturas. Su hijo verá que esto también son rasgos que intervienen en su persona. Es decir, si hubiese nacido en otro país, su idioma y forma de comportarse sería diferente.

Aproveche espacios de diálogo con su niño(a) para que analice cómo son sus amigos. Las comparaciones objetivas pueden ser sobre el físico, el carácter, el comportamiento, las aptitu­des. Es decir, puede comentarse que Julieta tiene pelo lacio y Ramiro lo tiene rizado; que Laurita llora con facilidad y Armando se muestra enojado muchas veces del día. Sólo hay que cuidar hacer juicios, así el niño(a) se dará cuenta de que es diferente a sus amigos y que sus amigos también son diferentes entre sí, por lo que cada uno tiene su propia identidad.

Por lo anterior, es importante entender que el niño(a) debe reconocerse para conocerse, aceptarse y valorarse, y de esa manera se podrá sentir­ a gusto consigo mismo(a), sentimiento que influye de forma directa en la autoestima; debe saber que entre los rasgos que hacen diferentes a las personas, algunos son físicos, propios de lo que han heredado, otros psicológicos, como el carác­ter, sentimientos, actitudes, aptitudes; unos más son producto de lo sociocultural,  que se relacionan con su entorno, como su tipo de familia, amigos, educación, costumbres, entre otros. Analizar todos estos aspectos ayudará al niño(a) a conocerse, comprenderse y aceptarse.

En un nivel más elevado puede cuestionarse al niño sobre quién es y a dónde pertenece, lo que le permitirá que se vea como parte de un grupo, un miembro con unos rasgos que lo identifican y distinguen de los demás. De esta manera el niño(a) logra reconocerse, tomar conciencia de sí, saber cómo es su entorno, qué hace, qué siente, y la forma como manifiesta sus emociones.  En la medida en que vaya descubriendo los elementos que determinan su identidad, se sentirá orgulloso y seguro, con lo que le será posible aprender a reconocer, diferenciar y respetar a los demás.

La importancia de todo lo anterior radica en lograr que el niño(a) se sienta contento consigo mismo, se acepte cómo es, y reconozca lo que le distin­gue y hace único. De este modo su estima personal se afianzará y con ello será capaz de afrontar el reto del aprendizaje que cada circunstancia de vida le ofrece,  con una actitud positiva, productiva y eficaz.

COLABORAR CON EL APRENDIZAJE 

Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

1. COLABORAR CON EL APRENDIZAJEEl aprendizaje de un niño se inicia en el momento de nacer, cuando empieza a conocer el mundo, a su familia, a su entorno y a sí mismo.

A través de su crecimiento va aprendido a vivir y es en los primeros años de vida cuan do su desarrollo depende de la forma en que se le estimule y el cariño que reciba. Esto es como el cimiento de su futuro, en el cual los padres juegan un papel fundamental.

Es por ello que es muy recomendable aprovechar el tiempo que  se está con el niño (a) simplemente jugando, ya que los juegos son momentos de aprendizaje. Busque que esos espacios sean ricos en variedad de estímulos: dedíquese a estimular todos los sentidos, y esté pendiente de cualquier detalle que suceda en su entorno para enseñarle a captar e interpretar toda la información que le llegue a través del mismo.

Es de gran utilidad para el desarrollo el que acompañe a su hijo en sus movimientos aunque no sepa realizarlos, y hablarle aunque considere que no le entiende.  Es la forma más rica de ayudarle en su crecimiento. La maduración de la motricidad del niño pasa por unas etapas que pueden ser más o menos largas, pero todas ellas son importantes porque van a ayudarle a conocer su propio cuerpo y con ello, a sí mismo. No tenga prisa, sólo acompáñele.

Por otra parte, también es útil establecer pautas claras en las actividades de su rutina diaria, como las horas de comer y dormir,  y mantener siempre una secuencia lógica de acciones como puede ser jugar, ordenar el juego antes de pasar a otro, lavarse las manos cepillarse los dientes después de comer, y otras acciones cotidianas.

Fijar normas claras, concretas y razonables es como establecer pilares para la formación de su hijo. Es importante que el niño las conozca y después se le indique cómo se debe actuar. Asimismo se le debe especificar cuáles serán las consecuencias en caso de no seguirlas… y mantenerse firme en que las viva en caso de haber roto alguna regla. Esa es la forma mejor de aprendizaje.

Con base en lo anterior se debe entender que el niño necesita aprender a interpretar lo que pasa a su alrededor, y para ello requiere del desarrollo de todos sus sentidos de una forma equilibrada: el oído, la vista, el tacto, el olfato y el gusto serán los medios que le ayudarán a saber cómo es el mundo que le rodea para que después él pueda desenvolverse con seguridad en él.

En cuanto al dominio del cuerpo y del habla, son esenciales para el desarrollo como persona y para la maduración de su sistema nervioso. Con ello, no sólo le será posible moverse con agilidad, sino que controlará perfectamente las acciones más delicadas y complejas con sus manos, como son la escritura o la expresión a través de gestos.

Para ser un excelente colaborador en el aprendizaje del hijo(a) es importante saber y actuar en relación al establecimiento de hábitos con respecto a la alimentación, higiene, descanso, orden. Éstos se adquieren en los primeros años y le acompañarán toda su vida. Asimismo esos aprendizajes le ayudarán a sentirse seguro ante el mundo con el que deberá interactuar y a estructurar su forma de pensar.

El que un hijo(a) logre conocer que existen límites y normas que seguir es imprescindible para que en el futuro pueda integrarse en la sociedad, lo que además es un poderoso facilitador para que logre establecer una adecuada convivencia. Transmitir estas normas es la mejor muestra de afecto, lo que le ayudará toda su vida.

DESARROLLANDO EL TALENTO DEL NIÑO

Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

Kind mit Muskeln / Stärke SelbsbewusstseinTodo padre sueña con un hijo que llegue a destacar y muchas veces descubre ciertas habilidades que piensa que lo llevarán a ser grande y famoso. Sin embargo, ningún personaje se hizo solo, ni de la noche a la mañana. Siempre hubo alguien que creyó en él, que le apoyó y colaboró con el desarrollo de su potencial. Muchos se quedaron con el simple reconocimiento de tener una determinada habilidad o talento, pero no pasaron de ahí. Lo cierto es que muchos niños tienen un talento oculto y es tarea de los padres sacarlo a la luz y potenciarlo.

En cuanto el pequeño deja atrás la etapa de bebé y empieza a crecer, es el momento idóneo para potencias sus destrezas, habilidades y talentos, y descubrir qué es lo que más le apasiona y en qué disciplina destaca. Además, al desarrollar sus cualidades artísticas y deportivas propicias el desarrollo de sus sentidos y sus capacidades motoras. Algunos niños se inclinan más por el arte, otros por la ciencia, otros por el deporte, otros por la música… ¿cómo saber qué es lo que más le gusta al hijo?  Por supuesto que no se trata de inscribirle en todo tipo de disciplinas, sino de observarle y descubrir esas habilidades que se asoman, lo que requiere tiempo y paciencia.

Algunos padres dirán que para nada desean que su hijo se convierta en alguien famoso, pero sí es una gran responsabilidad ayudarle a afinar sus destrezas y a colocarlo en situaciones en las que se puedan desarrollar en forma óptima. Esto, porque no se puede saber si el día de mañana eso será precisamente su vocación. Asimismo el no colocar a los niños en situaciones de desarrollo de habilidades diversas, le hace quedar en desventaja con los demás.

Algunas recomendaciones para lograr descubrir los talentos de los niños son las siguientes:

  • Explorar todos sus sentidos.
  • Exponerle a música de diferentes géneros y culturas desde los seis meses.
  • Exponerle en  actividades al aire libre, especialmente deportivas.
  • Mostrarle pinturas de distintos tipos y diferentes papeles para que experimente con libertad y esté en contacto con el arte.
  • Llevarle  a presentaciones artísticas, gratuitas y pagadas.
  • Comprarle rompecabezas y motivarlo para que los arme. También son válidos los juegos de memoria, legos y otros donde ponga a prueba su intelecto.
  • Permitirle ayudar en la cocina para que experimente diferentes olores y sabores.
  • Equiparle un baúl con viejas prendas de vestir, retazos de tela, disfraces y otros objetos para que invente personajes, haga teatro y presentaciones con sus amigos.
  • Conseguirle un electrodoméstico o aparato viejo e inservible y dejar que lo desarme e intente armarlo de nuevo.

Independientemente de los talentos que se vayan descubriendo en el niño, es de gran importancia colocarle en situaciones en las que tenga la oportunidad de desarrollar la sensibilidad artística, así como la deportiva. Estas disciplinas nunca sobran y son poderosos auxiliares en el desarrollo de la creatividad y sensibilidad humana.

Algo importante a considerar en esta función de desarrollo de talentos es tomar en cuenta lo siguiente:

  • Nunca presionarle y siempre mostrarse orgulloso del niño, aunque no sea el primero.
  • Organizar un horario en el que le queden horas libres para jugar.
  • Si pierde el entusiasmo de repente, indaga el porqué antes de darle de baja. Hay muchas situaciones que influyen en ello y algunas pueden solucionarse sin problema.
  • Evitar exigir perfección en las disciplinas, ya que esto a la larga resulta contraproducente.
  • No inscribirle en más de uno o dos cursos.

Es importante descubrir y colaborar en el desarrollo de los talentos del niño, aún cuando no logre ser el mejor.

FRASES MOTIVADORAS

Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

9. FRASES MOTIVADORAS

La comunicación es una de las herramientas más potentes para desarrollar la motivación de los colaboradores y miembros de un equipo. En casa, los padres deben transmitir estímulos que permitan captar y mantener la atención del hijo, ya sea por la creación de una necesidad o por la satisfacción de ella. Esto es lo que logra que el niño tenga disponibilidad para aprender.

Las investigaciones han demostrado que la comunicación positiva es motivadora. Lamentablemente los hijos se desenvuelven en un ambiente en donde se da un enfoque más a lo negativo que a lo positivo. Eso provoca desaliento, desgano e insatisfacción.

Para colocar fuertes cimientos de una personalidad sana y segura – que es lo que deseamos para nuestros hijos-  se requiere un enfoque motivador ante cualquier situación que se presenta.

Elena Roger ofrece un listado de frases motivadoras, mismas que se comparten a continuación:

Frases positivas para fomentar:

La competencia:

  • Mira lo que has conseguido. ¡Es fantástico!
  • Te está costando pero lo estás haciendo muy bien.
  • Parece que disfrutas mucho haciendo eso.
  • Te está saliendo muy bien. Sigue así.
  • Es cierto que puedes mejorarlo. Sigue practicando y lo conseguirás.
  • No me ha gustado lo que has hecho. Sé que lo puedes hacer mejor
  • Por supuesto que puedes mejorar. Todavía puedes dar más de ti.

La iniciativa:

  • Tu esfuerzo ha valido la pena.
  • Estoy seguro de tu talento. ¡Atrévete!
  • ¡Mira lo lejos que has llegado!
  • Fíjate en el error e inténtalo de nuevo. Seguro que ahora es más fácil.
  • Me gustan tus ideas.
  • Seguro que encuentras una solución mejor.
  • Inténtalo, no importa si lo consigues o no. Todos nos equivocamos y así aprendemos.

La comunicación:

  • No opino lo mismo que tú pero te agradezco que me lo digas.
  • Dime cuál es tu opinión. Me interesa.
  • ¿Qué te parece?
  • Esa es una buenísima observación. Gracias.
  • Esa pregunta es muy interesante.
  • Me gusta que me preguntes cosas.

La  identidad:

  • Me gusta cómo eres.
  • Te quiero, te quiero, te quiero.
  • Espero que estés orgulloso de ti mismo.
  • Me gustas cuando sonríes.
  • Me encanta tu compañía.
  • Me gusta ver en lo que te estás convirtiendo.
  • No te compares con nadie. No hay nadie como tú.
  • No podemos ser buenos en todo. Por eso tenemos nuestros talentos especiales.
  • Eres especial, no hay nadie como tú.

La responsabilidad:

  • Sé que puedo confiar en ti.
  • Me has demostrado ser responsable.
  • Equivocarse es bueno. Te enseña a mejorar.
  • No te lo permito pero te quiero.
  • Toma una decisión. Confía en ti mismo

La colaboración:

  • Gracias por tu ayuda.
  • Lo que has hecho ha sido muy importante para mí.
  • Yo no lo habría hecho así pero así está perfecto.
  • Yo no lo veo de la misma manera. Dime por qué piensas de esta manera.
  • Tómate tu tiempo para hacerlo.
  • Seguro que entre los dos es más fácil.
  • Sé que te cuesta un gran esfuerzo por eso te lo agradezco más.

Usar de tres a cinco diarias garantiza una base sólida de una personalidad segura de sí misma.

UN BANCO EMOCIONAL

Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

Todos sabemos lo que es una cuenta bancaria. En ella efectuamos depósitos y constituimos una reserva de la que podemos exigir reintegros cuando lo necesitamos. Stephen Covey presenta el concepto de cuenta bancaria emocional.

Es una metáfora de la confianza incorporada a una relación; es el sentimiento de seguridad que tenemos respecto de otro. Si uno realiza depósitos en una cuenta bancaria emocional de alguien mediante la cortesía, la bondad, la honestidad, y se mantiene el compromiso, se constituye así una reserva en esa cuenta. La confianza que el otro tiene en uno, crece.De esta manera, cuando se llega a cometer una equivocación o una falla en algún aspecto con esa relación, esta reserva emocional compensa la diferencia. Cuando la cuenta de confianza es alta, la comunicación es fácil y efectiva.

Pero si se tiene por costumbre el mostrarse descortés e irrespetuoso, interrumpir, criticar, exponer reacciones poco adecuadas, ignorar al otro,  comportarse con arbitrariedad, traicionar la confianza, entonces la cuenta bancaria emocional quedará en números rojos. El nivel de confianza será muy bajo y poco se puede esperar de la relación que se tiene con el otro.

Las relaciones que consideramos más importantes son las que requieren los depósitos más constantes. Construir lleva menos tiempo y menor esfuerzo que reparar las relaciones. El trabajar para lograr una buena relación supone una inversión a largo plazo. De esta manera, para construir una cuenta bancaria emocional fuerte, se sugiere realizar depósitos como los siguientes:

Comprender: procurar entender a la otra persona. No sabemos en qué consiste un “depósito” hasta que no comprendemos al otro. Lo que para nosotros puede ser un depósito (una llamada telefónica, un paseo, una visita sorpresa, trabajar juntos en un proyecto) no siempre es percibido como tal por los otros. A veces los padres desean ser comprendidos por los hijos pero no se esfuerzan en comprenderlos a ellos. En ocasiones las exigencias de los padres van más allá de lo que el niño está listo para realizar, o más, de lo que le interesa en verdad.

Prestar atención a las pequeñas cosas: los pequeños detalles y atenciones son importantes. Las pequeñas asperezas, faltas de respeto, suponen retiros importantes. Los gritos, críticas, burlas y castigos, así como la falta de paciencia, son retiros seguros en la cuenta emocional.

Mantener los compromisos: mantener una promesa es un depósito de suma importancia; romperlas representa un importantísimo retiro. Hay que estar muy pendientes de las promesas que se hacen a los niños; si no es algo que se tiene la seguridad de cumplir, es mejor no hacerlo. No hay peor daño en una relación que no cumplir lo que se ofrece.

Aclarar las expectativas: las expectativas poco claras también erosionan la comunicación y la confianza; provocan incomprensiones, decepciones y retiros de confianza. El depósito consiste en comenzar aclarando y explicitando las expectativas en relación a roles, objetivos y a cómo se comunica uno con otro.. Esto supone una inversión real de tiempo y esfuerzo al principio, pero el ahorro de grandes cantidades de tiempo y esfuerzo para más adelante. Es decir, cuando se hable con un niño para establecer lo que de él se espera, es importante asegurarse de que lo ha comprendido. Asimismo, cuando un hijo expresa algo que espera de un padre, es necesario checar si se ha entendido qué es lo que está esperando. Disculparse diciendo “es que no te entendí…” es un mensaje lamentable de no haber dado importancia a lo que se ha expresado.

Demostrar integridad personal: la falta de integridad personal puede socavar casi cualquier otro esfuerzo tendiente a crear grandes cuantas de confianza. La integridad incluye veracidad, pero va más allá de ella. La integridad consiste en adecuar  nuestras palabras a la realidad; es decir, en mantener las promesas y satisfacer las expectativas.

Disculparse sinceramente cuando se realiza un retirose necesita mucha fuerza de carácter para disculparse con rapidez, de todo corazón y de buena gana. Para constituirse como depósito, la disculpa tiene que ser sincera y tiene que percibirse como tal.

En cada relación que se establece, existe una cuenta bancaria emocional, tal como si fuera una cuenta financiera. Se hacen depósitos y se retiran fondos; cuando los retiros superan a los depósitos, la cuenta da por resultado números rojos. Un padre no puede formar a un hijo con quien tiene una cuenta en estas condiciones. Un importante señalamiento  es que las cuentas emocionales, para mantener en forma adecuada las relaciones, requieren de pequeños depósitos constantes para humanas requieren de mantener el equilibrio. Dedicar cortos espacios de tiempo a los hijos,  a diario, es uno de los depósitos más fuertes que existen.

PREGUNTAS PARA LOS HIJOS

Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

Los niños requieren de ayuda para comunicarse o para encontrar respuestas a sus propias dudas y las preguntas adecuadas que hacen los padres pueden serles de mucha utilidad.

Ante una pregunta del niño, es importante poner atención a lo que está solicitando.

A veces se responde con cuestiones que están muy alejadas de lo que el niño quiere saber.

A continuación se ofrece una guía de preguntas elaborada por Elena Roger, que pueden hacerse a los niños, mismas que ofrecerán información para continuar hasta lograr el objetivo, ya sea del niño o el del adulto.

Preguntas abiertas

¿Qué? ¿Cómo? ¿Quién? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Para qué?
¿Qué debes hacer para empezar?
¿Qué debes hacer ahora?
¿Por qué no hay que empezar todavía?
¿Cuál sería el mejor momento para hacerlo?
¿Qué sentiste cuando…?
¿Por qué dices que…?
¿Qué quieres decir exactamente?
¿Cómo sabes que hay que hacer esto?
¿De dónde sacaste la información?
¿Qué otra respuesta puede haber a esto?
¿Cómo podrías explicarnos esto para que todos lo entendamos?

Preguntas para definir el problema

¿Qué piensas que está sucediendo?

ENSEÑANDO LA ORGANIZACIÓN

Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

6. ENSEÑANDO LA ORGANIZACIÓNLa organización es la actitud que impulsa a trazar un plan para la consecución de un objetivo.

Aprender a organizar significa saber distribuir adecuadamente los medios personales y materiales con los que cuenta, asignándoles a cada uno una función determinada para conseguir la meta. El niño debe aprender a ordenar sus ideas, porque tenerlas claras es lo que le permitirá plantearse un objetivo; debe tener en cuenta todos los datos posibles e incrementar su capacidad de observación y de decidir qué es lo que quiere; necesita aprender a mantener en orden su cabeza para ser eficaz en lo que se proponga y saber organizarse; requiere aprender a discernir qué hacer y qué pasos realizar para conseguir su objetivo, es decir, debe saber establecer qué actividades pueden ayudarle.

El niño tiene que saber establecer un orden en las actividades que ha decidido que podrían ayudarle a conseguir el objetivo. Es decir, debe planifi­car y ser dueño de su tiempo y saber secuenciar sus actividades. Como persona debe conocer de qué recursos dispone que le puedan ayudar a conseguir su objetivo y también tener en cuenta qué personas y objetos le pueden servir de apoyo. A la vez debe prever qué puede nece­sitar en ese camino hacia su objetivo para utilizarlos adecuadamente.

Para fomentar la organización es de utilidad animar al niño a contar cosas y preguntarle por qué o para qué quiere algo, si está seguro, cuándo, cómo lo va a hacer. Es de mucha ayuda enseñarle a ordenar sus ideas con preguntas como, para qué, cuándo, dónde, con quién y procurar que las respuestas sean resultado de la reflexión como ejercicio para que el hijo logre establecer un orden mental.

Otra actividad útil es pensar juntos qué pasos se deben seguir para conseguir algo. También sirve enumerar las activida­des que necesita realizar anteriormente. Por ejemplo, para salir a jugar con sus amigos, debe quedar con ellos a una hora, los deberes deben estar hechos, necesita coger la pelota, prever si hará frío o no, etc.

Conviene elaborar con el niño un horario con las activida­des del día. No se le debe imponer, sino permitirle que él decida el orden que él desee, pues así las cumplirá con más agrado. Si quiere ver un programa de televisión a una hora, debe planificar cuándo va a hacer los deberes, etc. Se sugiere colocar el horario en un lugar visible y ayudarle a marcarse objetivos realis­tas, de esa manera aprenderá a establecer prioridades.

Por otra parte, también es de utilidad el preguntarle qué piensa que puede nece­sitar antes de hacer cualquier cosa. No hay que decirle las respuestas, que él mismo se dé cuenta y responda. Del mismo modo, los juegos en equipo o los objetivos en grupo le ayudarán a aprender que no está solo para conseguirlos.

Enseñar a un niño a cómo puede organizarse es uno de los mejores regalos que un padre o madre puede ofrecer a su hijo. 

PREPARAR EL APRENDIZAJE 

Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

E5. PREPARAR EL APRENDIZAJEl aprendizaje del niño se inicia en el momento de nacer, cuando empieza a conocer el mundo, a su familia, a su entorno y a sí mismo. Crecer es aprender a vivir y en estos primeros años de vida, su crecimiento depende de cómo se le estimule y del cariño que reciba. Esa será la mejor base para su futuro.  Por esa razón es importante aprovechar al máximo el estar con el hijo, simplemente jugando.

Todos los juegos son momentos de aprendizaje. Conviene que éstos sean ricos en variedad de estímulos para lo cual se deben ejercitar todos los sentidos, sin dejar de no deje de abrir ningu­na de esas ventanas al mundo para poder captar e interpretar toda la información que le llegue de su entorno.

Es importante acompañar al hijo en sus movimientos aunque no sepa realizarlos y hablarle aunque se sepa que aún no entiende. Esta es la forma que más le enriquece y ayuda en su crecimiento.

Por otra parte, la maduración de la motricidad del niño pasa por varias etapas que pueden ser más o menos largas, pero todas ellas son importantes porque van a ayudarle a conocer su propio cuerpo y a sí mismo. No se debe tener prisa, simplemente disfrutar y acompañarle.

Es conveniente establecer pautas muy claras en las actividades de su rutina diaria: horarios para comer, dormir, tomar el baño, etc., y mantener siempre una secuencia de acciones lógica, como puede ser jugar y ordenar el juego antes de pasar a otro, lavarse las manos antes de ir a comer, entre otros. Estos hábitos le acompañarán toda su vida y le ayudarán a sentirse seguro ante el mundo con el que deberá interactuar y a estructurar su forma de pensar.

Muy importante es fijar normas claras, concretas y razonables. Para ello debe asegurarse  que el niño las conozca primero, y después, decidir cómo actuar. Él debe saber que no seguir­las tiene consecuencias: aunque haga rabietas, la clave es mantenerse firme. Algo básico en una adecuada formación es que el niño conozca que existen límites y normas que seguir es imprescindible para que en el futuro pueda integrarse en la sociedad, facilitando así la convivencia. Transmitirle estas normas es una muestra de estimación que le ayudará toda su vida.

El niño necesita aprender a interpretar lo que pasa a su alrededor, y para ello requiere del desarrollo de todos sus sentidos de una forma equilibrada: el oído, la vista, el tacto, el olfato y el gusto serán los medios que le ayudarán a saber cómo es el mundo que le rodea para que después él pueda desenvolverse con seguridad en él.

El dominio del cuerpo y del habla es esencial para su desarrollo como persona y la maduración de su sistema nervioso. No sólo le permitirá moverse con agilidad, sino que controlará perfectamente las acciones más delicadas y complejas con sus manos, como la escritura o la expresión a través de gestos.

Por otra parte, el desarrollo de las capacidades del bebé aumenta progresivamente a par­tir del momento de nacer según los estímulos que recibe. Estimular implica impulsar y propiciar el aprendizaje, y para ello usted necesita saber cómo puede hacerlo. Un buen programa de estimulación es básico para el desarrollo de un niño.

LA FAMILIA COMO EMPRESA

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

4. LA FAMILIA COMO EMPRESALa vida productiva se conforma por una serie de empresas, las cuales se especializan en un producto determinado que es útil para la sociedad. La pregunta es: ¡Cuál producto es el más importante? La respuesta final es: el hombre mismo. De ahí se deriva que la empresa más importante es la familia.

Ver el trabajo de la casa como el trabajo que se realiza en cualquier empresa de la que se esperan muchos y buenos resultados es importante para mejorar la calidad, tanto de la vida privada como de la vida laboral, y conseguir tener más tiempo libre para aquellas otras actividades, con frecuencia más importantes, para las que normalmente nos falta tiempo.

Verlo así permite “hacer de su casa un hogar”. Un hogar que no es un lugar de alojamiento donde cada uno va a lo suyo, sino donde cada uno colabora para hacer de la casa un sitio donde todos estén a gusto. Un hogar que sea acogedor y agradable para todos, donde se descanse y se esté bien, pero no a costa de una sola persona.

Un hogar es una empresa en la que hay que realizar a diario, pero también semanalmente y mensualmente, muchas tareas, mismas que deben coordinarse con efectividad. Muchas de ellas pueden ser delegadas en otras personas. Sólo una, la más importante, ser padre o madre, no es posible delegar. Esa debes hacerla tú y para ello necesitas tiempo y energía.

Estudiosos sobre el tema se hacen la pregunta de ¿Por qué hay que delegar? Y continúan interrogándose sobre si se emplea el tiempo en casa, en lo que es verdaderamente importante o si se dedica a cosas que otros pueden hacer.

De manera definitiva, en cualquier empresa tiene una gran importancia el delegar, no es posible que una sola persona haga de todo Mientras que nos sintamos y realmente seamos imprescindibles en nuestra empresa familiar, no estaremos en estado de dirigirla bien. Para hacerlo bien tendríamos que trabajar de tal manera que no se notará cuando no estamos. El mejor jefe de una empresa es aquel que aún en su ausencia todo funciona, pero para ello tuvo que invertir tiempo en entrenar y supervisar.

Dos elementos importantes para un buen desarrollo de una empresa son: delegar y motivar.

En la empresa, se habla mucho de motivar a las personas. Los colaboradores más directos de nuestra empresa (familia) son los hijos, pero también lo son la doméstica familiar y todos los que de alguna manera son una ayuda o un apoyo para sacar las cosas adelante.

Dirigir bien a las personas es un asunto muy importante y no todo el mundo tiene las capacidades necesarias para ello. Hay que aprender a delegar. Y delegar bien es conseguir que todos en la empresa hagan su trabajo con gusto y responsabilidad. Esto exige la dedicación y la buena mano del que dirige. Nadie puede hacer todo solo, o lo que es también una gran verdad, que para desarrollar al máximo nuestras posibilidades necesitamos a otros. Una empresa en la que todos colaboran con lo mejor de ellos mismos es una empresa en la que cada uno de los que trabajan en ella propia. Es decir, en la que todos sus miembros se identifican “con la misma camiseta”.

Sin embargo, y a pesar de la importancia de la participación de todos los empleados en la buena marcha de la empresa, el jefe es un elemento esencial. Muchas veces tendrá que ser el apoyo imprescindible para los demás, cuando las responsabilidades por ellos adquiridas cuesten, otras veces tendrá que improvisar y siempre el papel del que dirige tendrá que ser el de animar y tomar las decisiones oportunas que faciliten el trabajo en equipo. Es decir, los padres son de vital importancia en la empresa llamada familia.

En la actualidad se habla de que estamos en la cultura de la imagen y quizás por eso, hoy más que nunca, se requiere un modelo al que imitar: en la empresa es al jefe y en la familia son los padres los que tienen este papel.

Para finalizar es útil reflexionar sobre una frase que dice: “las empresas y sus productos son la sombra de quienes las dirigen”. Esto sólo nos dice que la familia y los hijos son el reflejo de sus padres. ¡Gran responsabilidad!

SÍNDROME DEL EMPRENDEDOR

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

3. SÍNDROME DEL EMPERADORLa sobreprotección es uno de los criterios equivocados más comunes en la crianza y educación de los hijos. Sobreprotección a los hijos es evitar que vayan asumiendo los deberes, libertades y responsabilidades propias de su fase de desarrollo, con la intención de que tengan una vida más fácil, cómoda, feliz, sin riesgos. La consecuencia de ello es que el niño no aprende a desenvolverse con normalidad en las circunstancias habituales y cotidianas, las cuales tendrá que afrontar necesariamente el día de mañana.

Muchas veces, además, en los padres hay una segunda intención que se mueve en la frontera de lo consciente y lo subconsciente, y es la comodidad que les supone eximir de riesgos a los hijos al no tener que estar pendientes ni preocuparse por los mismos. Esto es más frecuente en la adolescencia. En algunos casos hay una tercera intención, la cual es sabotear el natural proceso hacia la independencia del hijo por existir algún tipo de dependencia patológica de él, de modo que se le hace anormalmente dependiente para tenerlo siempre cerca.

El hijo siente, en principio, seguridad y comodidad con estas situaciones; y las acepta en forma consciente, pero inconscientemente se está iniciando un proceso de tácita rebeldía y de pérdida de autoestima. Ello es debido a la sensación de infravaloración por la falta de reconocimiento por parte de los padres, así como de las crecientes capacidades y necesidad de autonomía que se experimenta a lo largo del desarrollo.

La sobreprotección, el dar demasiado y no poner límites son factores para crear hijos con el síndrome del emperador, problemática que en algunos casos llega a transformarse en violencia de hijos a padres.

A pesar de que cueste trabajo aceptarlo, Fernanda de la Torre, coautora del libro Cuando los hijos mandan, menciona que existen hijos que actúan como tiranos con sus padres, les pierden el respeto, los maltratan sicológicamente y en algunos casos hasta llegan a golpearlos.

No es fácil conocer la verdadera dimensión del problema debido, argumenta, a lo difícil que es para los padres aceptar que son víctimas de la violencia a manos de sus propios hijos, por eso la justifican o de plano la niegan.

La autora afirma que: “Al igual que en otros casos de violencia no es un fenómeno que se presenta súbita e inesperadamente. Al contrario, va escalando poco a poco. Se inicia con una falta leve: un grito al abuelo, al padre o a la madre. Después pasa a un berrinche desproporcionado en el que arroja objetos o una patada hasta que pierde el respeto que debe imperar en la relación de padres e hijos y se llega a agresiones tanto físicas como sicológicas.

La sobreprotección explica parte de la problemática, pero ésta va más allá de cubrir al niño que no tiene frío o permitirle un berrinche, es también darles más de lo que necesitan y no poder decirles no, simplemente “porque son chiquitos” o “porque más tarde aprenderán”. De esta manera, los niños imponen sus deseos ante sus padres sabiendo que las pataletas y los llantos siempre les servirán para cumplir su objetivo.

Sin embargo, es muy importante comprender que el hecho de no poner límites y enseñarlos a respetarlos los puede convertir en personas egoístas, egocéntricas, ya que creen que el mundo gira a su alrededor, así como intolerantes y crueles. Incluso puede llevarles al camino de la violencia con sus propios padres, a los cuales no aprenden a respetar y por ende se presenta la ausencia total de una autoridad que podrá conducirlos a una educación en valores.

La sobreprotección que se puede prevenir y evitar los problemas que de ésta se derivan, educando con cariño y firmeza desde que están en la cuna y nunca confundir la atención y el cariño con ceder a todos sus caprichos. La autora vuelve a intervenir afirmando que: “La labor de los padres no es cumplir todos los caprichos de sus hijos sino enseñarles el camino para que entiendan y encuentren que la verdadera felicidad no es tener un juguete en el momento que quieren”. Continúa con el siguiente argumento: “Educar no es fácil. Generalmente queremos dar lo mejor a nuestros hijos. Muchas veces hasta nos excedemos de nuestras posibilidades económicas para cumplirles un capricho. Esto es un error. Los límites deben existir, y si se transgreden, debe haber consecuencias. Tenemos que recordar que somos libres para elegir muchas cosas, pero no podemos evitar los resultados de nuestras elecciones”.

Es muy importante comprender que la educación en casa es tan poderosa que es capaz de evitar que un niño con tendencias sicopáticas se convierta en un criminal, pero también que quien no tenga dichas tendencias termine haciéndolo.

Algunos estudiosos de la materia indican que el hecho de que el niño tome el camino hacia la criminalidad o no dependerá de que logre interiorizar algunos límites y valores. Se asegura que un niño es violento es porque seguramente ha visto esa forma de actuar o porque no han tenido una figura de autoridad que les muestre un seguro camino a seguir en su desarrollo. Con ello se establece que tanto la paz como la violencia son semillas que se siembran en casa.

LO QUE SE QUIERE ENSEÑAR A LOS HIJOS

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

2. LO QUE SE QUIERE ENSEÑAR A LOS HIJOSTodos los padres soñamos con una gran serie de cosas que queremos que nuestros hijos aprendan para ser felices y productivos en sus vidas.  Alberto Soler, psicólogo infantil, ofrece una lista de cosas que considera que son importantes, de las cuales, con el paso del tiempo se derivarán otras más.

A continuación se muestra esa lista de cosas que la mayoría de los padres deseamos que nuestros hijos aprendan. Seguramente nos identificamos con muchas de ellas:

  • A ser diferentes. Tener pensamiento crítico, no aceptar las cosas porque sí. No seguir “packs ideológicos”. No pensar lo que se supone que tienen que pensar. Quiero que aprendan a buscar información y tener su propio criterio.
  • Ser los dueños de su vida, tener un locus de control interno. No dejar su vida en manos de la suerte o el destino. No ponerse excusas. Aprender a diferenciar aquellas cosas que pueden cambiar y las que no, aceptar las que no pueden cambiar y tener determinación ante las que sí.
  • Apreciar la música. Tocar un instrumento. La música es un idioma y un modo de expresión emocional. Las personas que dominan un instrumento tienen unas vías de expresión emocional que los demás carecen. Además, este aprendizaje es muy bueno para el desarrollo cerebral.
  • Ser capaces de reírse de sí mismos y no reírse de los demás. Es útil relativizar las preocupaciones propias y empatizar con las ajenas. Tomar distancia y ver las cosas con humor ayuda bastante, pero es importante tener la empatía suficiente para no reírse nunca de alguien que sufre o tiene un problema.
  • Respetar a los demás. No hacer nada a otro que no te gustaría que te hicieran a ti mismo. Seguir el imperativo categórico de Kant“obra sólo de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta en una ley universal”
  • Marcarse objetivos, seguirlos, y tener la flexibilidad suficiente para cambiarlos cuando sea necesario. Sin la capacidad para planificar y establecer unos objetivos es muy difícil lograr metas. Quiero que aprendan a priorizar y saber sacrificar el simple placer a corto plazo por la satisfacción y realización a largo plazo.
  • A ser cabezones, esforzarse y pelear por lo que quieren. Como diría John Locke en la serie Perdidos “no me digas lo que no puedo hacer”. Esa es la actitud que quiero que tengan ante los desafíos de la vida. Que no permitan que nadie (y ahí me incluyo yo) cuestione su capacidad de lograr sus metas.
  • A apasionarse por algo: por la ciencia, por la literatura, por la música o por hacer la torre Eiffel con palillos. Por algo, da igual lo que sea. Es importante tener ese algo en la vida más allá del trabajo que te llena y te motiva. La gente rara se suele apasionar por cosas interesantísimas. Ya lo he dicho, pero quiero que sean raros.
  • A no dar importancia al físico y preocuparse por su salud. Quiero que la importancia que le den a su aspecto físico sea simplemente como un indicador de su estado general de salud, entendiendo que una persona obesa o con infrapeso muy sana no suele estar.
  • No juzgar a los demás. Es muy sencillo juzgar a los demás. La distancia da una falsa (pero muy intensa) impresión de sabiduría. No hay que olvidar que cada persona recorre su propio camino y, como dice el proverbio, “antes de juzgar a una persona, camina durante tres lunas con sus zapatos
  • Tener pensamiento científico y conocimientos básicos de estadística. Saber qué es una media, una moda, en qué consiste el método científico, el doble ciego y por qué la homeopatía es una estafa. Este pensamiento científico está en la base de la identificación de los errores cognitivos.
  • Tener unas ideas políticas y una visión formada sobre el funcionamiento del mundo, y ser capaces de defenderlas, comprometerse con ellas y vivir de modo coherente sin indiferencia. Martin Luther King dijo “no me duelen los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena”.
  • No sentirse por encima de los demás, pero no permitir que nadie pase por encima de ellos. La prepotencia es el enmascaramiento de una baja autoestima, pero la humildad es una buena base sobre la cual construir el conocimiento.
  • No gritar. No hay ninguna idea que sea más válida cuando se expresa a mayor volumen. Hay que defender las ideas con argumentos, no con decibelios.
  • Asumir riesgos. Aceptar que en la vida, a veces, se pierde, pero que si no aceptas la posibilidad de perder no vas a ganar nunca. Hay muchas personas que acaban viviendo vidas totalmente insignificantes por miedo a tomar una decisión errónea, y no se dan cuenta de que están cometiendo el mayor error que pueden cometer: no arriesgarse.
  • A pedir perdón y reconocer sus errores. No es un drama. Las personas nos equivocamos, no pasa nada. El verdadero problema es que acabes justificando cualquier error que cometas, entonces te estarás privando de la posibilidad de aprender de ellos.
  • Comprender que se es más feliz dando que recibiendo, y esto viene avalado por la ciencia. Si sólo te preocupas por ti y por tu bienestar, llegará el día en el que te darás cuenta de que tu vida está vacía, y eso será porque tú la has vaciado. Rodéate de gente importante para ti e invierte en su bienestar, de ese modo también estarás invirtiendo el tuyo propio.
  • Que no hay tareas “de hombres” o “de mujeres” en casa, sino que todos los que viven en casa tienen la misma responsabilidad, sea la plancha, fregar los platos o preparar la comida.
  • A veces la vida no es justa. Ya está, asúmelo, deja de lamentarte y sigue avanzando. Si vives lamentándote por el pasado o preocupándote por el futuro la vida va a pasar por delante de tus ojos sin que te des cuenta

Termina diciendo: “Yo no soy perfecto y no quiero ocultárselo a mis hijos. Pero quiero ser el mejor modelo para ellos, y por eso tengo que mejorar cada día como persona y como padre. Si pienso cómo quiero que sean ellos algún día, tengo muy claro en qué debo esforzarme en ser mejor, porque ellos van a aprender de lo que yo hago, no de lo que yo digo”.

¡ME HA LLEGADO UN REPORTE DE MI HIJO!

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

8. ME HA LLEGADO UN REPORTE DE MI HIJOConforme los hijos van creciendo, las situaciones que se presentan para resolver van aumentando de complejidad. Cuando están muy pequeños, a veces las preocupaciones se enfocan en el desarrollo, como: la salida de los dientes, los primeros pasos, el control de esfínteres, entre otros. Luego se avanza hacia comportamientos que preocupan y alteran, como cuando el niño monta pataletas, cuando se niega a saludar, cuando  llora a la hora del baño, cuando no quiere comer. Más tarde se presentan inquietudes respecto a su forma de relacionarse con otros…y así las preocupaciones van creciendo a la par que el niño. Pero si se vuelve la mirada hacia atrás, todo pasa y se resuelve.

En la medida que los niños van cobrando edad, las relaciones se van extendiendo, por lo que las experiencias y situaciones son diversas y de diferente naturaleza. Cuando el niño llega a una etapa escolar sus relaciones se expanden a otros niños y a otros adultos, con quienes habrá de convivir. Es entonces cuando empiezan a manifestarse diferencias en su comportamiento, en el cual ya los padres no tienen control, pero sí son receptores de información de cómo se comporta su hijo en determinadas situaciones. Mientras no hay noticias, se considera que todo está bien, sin embargo de pronto llega una información no esperada: un reporte escolar de mal comportamiento.

La mayoría de los padres, ante la llegada de un reporte, olvidan que hay que actuar en lugar de reaccionar y la forma en que lo hacen marca la pauta en su hijo para futuros problemas en los que pueda estar involucrado. Es decir, un mal manejo ante un primer reporte de mal comportamiento, puede enseñar al niño que no le conviene hablar de sus problemas y empieza a evadir la información de la verdad.

Es importante recordar que todo mal comportamiento tiene una causa y es esa precisamente la que se debe tratar de encontrar. Cuando el niño llegue con un reporte por vez primera, es momento de dejar todo y enfocarse a dialogar con el niño, con el fin de conocer cuál es su postura con respecto a lo que hizo. No se trata de quitarle importancia al hecho de haber sido reportado, pero sí es importante investigar cómo ha sido que esa situación se ha presentado.

Una vez entendido eso, es importante hacerle comprender al niño, que esa situación es problemática para él, más que nadie. Entonces es momento de explorar alternativas de solución para que no vuelva a suceder. El niño aprende así que la forma en que solucionó su situación fue equivocada y que en lugar de quitarse un problema se agregó uno más. Por ejemplo: un niño golpea a otro porque le quitó algo, o le hizo una mueca que lo alteró. Ese fue un problema para él que intentó solucionar a través de golpes. Pero es más penado golpear que quitar algo o hacer una mala cara, (eso si alguien logró  ver el antecedente) , entonces en lugar de solucionar su problema lo aumentó con uno más.  Otro ejemplo, de más alto nivel es cuando el niño insulta a su maestro. De igual forma, los antecedentes se desconocen, pero el niño debe aprender a manejar ese problema de una manera adecuada, ya que las consecuencias pueden ser más graves que lo que le ocasionó el haberse comportado de manera inadecuada.

Por otra parte, es importante entender que lo que el niño decide hacer fuera de casa tiene sus consecuencias también fuera de la misma. Esto no implica que los padres se muestren ausentes e indiferentes porque es un problema que no les corresponde. Efectivamente no lo es lo que ha sucedido, pero sí son responsables de enseñar a su hijo a comportarse adecuadamente en cualquier lugar y circunstancia y a formarlo como un ser humano que sabe resolver sus problemas de manera adecuada.

Entonces, se preguntarán qué hacer cuando llega un reporte de mal comportamiento a casa. La respuesta es: establecer una regla con respecto a ello. Es decir, ante la llegada de un primer reporte se da la oportunidad de fijar dicha norma y se le puede hacer saber al niño que en casa es merecedor de muchos privilegios, pero que los reportes de mala conducta pueden desaparecer algunos de ellos. Por ejemplo: este reporte te quitó el derecho de usar tu tablet por tres días y si vuelve a llegar alguno perderás tu salida al parque con tus amiguitos.

Recibir un reporte de mala conducta de un hijo no es algo agradable e inquieta, pero dele la justa dimensión al hecho, resuélvalo con tranquilidad y recuerde siempre mantener la relación con su hijo. Tomarlo con calma no significa que su hijo no le vea molesto, tiene derecho a estarlo y él tiene que entender que lo que hizo no es algo adecuado, pero no le haga sentir como si eso fuera el fin del mundo…con el tiempo vendrán problemas más serios que un reporte escolar…y para ello es importante e indispensable mantener una relación sana, en donde la comunicación se mantenga abierta.

LA TOLERANCIA

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

8. LA TOLERANCIACuando los niños hacen algo que disgusta, muchos adultos suelen molestarse y actuar de manera impulsiva. Esto se debe a que por lo general, no se sabe cómo expresar adecuadamente los sentimientos. Es normal y hay derecho de tener molestia o enojo, sobre todo si alguien ha hecho algo que se piensa que es incorrecto o que ha violado alguna de las normas establecidas en el hogar o fuera de él. Sin embargo, hay que saber expresar tales sentimientos y entender que la gente puede equivocarse y con más razón los niños. Además, no siempre tan sólo por ser adulto se es poseedor de toda la verdad o de la razón de las cosas.

Para poder educar se requiere la tolerancia y educar con tolerancia significa adentrarse al mundo de los niños y respetarlo.

Ser tolerante es sinónimo de ser respetuoso, indulgente y considerado con los demás. Es una cualidad personal que se define como el respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás, aunque sean diferentes o contrarias a las nuestras. Ser tolerante es ser condescendiente y permisivo con alguien a causa de las circunstancias que medien, es no impedir que haga lo que éste desee, es aceptar y admitir la diversidad. Para que los niños establezcan buenas relaciones con sus semejantes, es necesario que aprenda a ser tolerante desde muy pequeño.

La tolerancia juega un papel muy importante en las relaciones de los niños con sus iguales y con su familia. Es importante que ellos aprendan, desde su casa, a escuchar las ideas y opiniones de los demás, aunque sean distintos a los suyos, y que consigan ponerse de acuerdo durante un juego o actividad. La tolerancia les ayuda a que tengan una buena integración en un grupo o equipo.

El niño no nace tolerante. Su conducta natural es que todo sea para sí, y que todos estén de acuerdo con él, por lo que es indispensable que el proceso de aprendizaje acerca de la tolerancia empiece desde edad temprana y con modelos adecuados en su entorno.

El ejemplo de los padres es la mejor herramienta que pueden utilizar para inculcar valores. La tolerancia es un valor importante para el buen desarrollo de las relaciones sociales del niño. El niño puede aprender a ser tolerante:

  • Cuando los papás se lo modelan.
  • A través de cuentos e historias
  • A través de los juegos
  • En la convivencia con los demás niños
  • Aprendiendo a respetar las diferencias
  • Conociendo diferentes culturas
  • A través de los viajes en familia
  • Conociendo los beneficios de la conciliación y la paz
  •  Compartiendo sin pelear
  • Evitando burlarse de los demás

Es importante entender que tolerar no quiere decir aceptar algo que va en contra de lo que se piensa, pero sí expresarlo con respeto, sin lastimar ni ofender.

EDUCAR PARA LA INDEPENDENCIA

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

7. EDUCAR PARA SER INDEPENDIENTETodos los padres deseamos saber qué hacer para formar niños sanos, fuertes e independientes. Soñamos con un futuro prometedor para ellos en los que destacan y son felices. Esta es una tarea difícil, pero como ya sabemos, todo se aprende, y por tanto, todo se enseña. Para que nuestros niños logren ser independientes y autónomos se requiere que prueben de estos dos elementos desde muy temprana edad y depende de la educación que se les brinde.

El amor mal entendido hace que los padres no quieran que sus hijos tengan dificultades, y por lo mismo suelen anticiparse a las acciones de los niños, y no les dejan actuar o a hacer algunas otras cosas que podrían hacer solos. Los padres actúan así porque: creen que sus niños aún no tienen capacidad suficiente; para evitar que se hagan daño; por comodidad para conseguir resultados más rápidos; o porque no confían en la capacidad de reacción de sus hijos.

Es muy importante entender que los niños aprenden a ser autónomos a través de las pequeñas actividades diarias que desarrollan, en el lugar en donde se desenvuelven. Todos los niños desean crecer y quieren demostrar que son ya “son grandes” en todo momento. Por ello conviene que tanto padres como educadores les ofrezcan oportunidades para demostrar sus habilidades y aprecien el valor de su esfuerzo. Hay muchas actividades que los niños pueden realizar solos desde temprana edad, como: colocar las cosas en su lugar, recoger, guardar, quitar, abrochar y desabrochar las prendas de ropa y los zapatos, ir al baño, comer solo o poner la mesa. Todas estas acciones ayudan a los niños a situarse en el espacio en que viven, y a sentirse partícipes dentro de su propio ambiente.

Por otra parte, todos los niños pueden y deben ser educados para ser independientes, pero todos son diferentes y tienen su propio ritmo de aprendizaje. Cada niño desarrolla capacidades de una forma distinta. Se puede pedir todo a todos, pero no se puede esperar que los resultados sean los mismos, ni al mismo tiempo. Se debe primero, conocer cuáles son las capacidades reales de cada niño, para poder ayudarle en su justa medida, y no solucionarle la tarea cuando él ya sea capaz de realizarla solo.

Es importante dar a los niños la oportunidad de experimentar, de equivocarse, de fallar o de acertar, y todo eso lleva un tiempo, según la edad y su propio ritmo de aprendizaje. Cuando el niño, frente a una tarea, diga: “yo solo”, es importante dejarle en su intento y respetar su decisión. Este esfuerzo, además de la autonomía favorece su autoestima, lo que más tarde repercute en una evolución sana en cuanto a las decisiones y las vivencias del niño en su día con día.

Por todo lo anterior hay que despegarse de la idea de sobreproteger al niño, ya que ello le vuelve dependiente en muchos aspectos y le lleva a comportamientos poco adecuados, que además desesperan, como: llorar o hacer berrinches cuando no está la mamá, no comer ni dormir cuando le falta la presencia de la madre o el padre; tener miedo o no saber jugar con otros pequeños.

Deje que su hijo intente hacer actividades por sí solo. Tenga paciencia. L paciencia que le implica tolerar el que se tarde un poco, mañana se convertirá en tranquilidad y hasta orgullo de ver a su hijo ser independiente.

 

CLAVES DE LA EDUCACIÓN

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

6.Educar para formar la personalidad implica un sinfín de acciones y habilidades para quien lo hace.

Algunos estudiosos del tema han terminado que existen cinco claves para ello, las cuales son:

Clave 1. Educar con afecto. Se considera que dar afecto es el acto educativo más profundo de todos. En general, los niños son más sensibles al afecto. Un trato frío y mecánico sólo ocasiona un desarrollo educativo lento y poco sólido. Si en alguna ocasión es necesario llamar la atención, esto no significa que después de haberlo hecho, no se le haga una caricia o alguna broma acerca de la situación. Es importante reconocer que la convivencia que se mantiene con el hijo a lo largo del día está llena de múltiples satisfacciones. Asimismo es importante reconocer logros y corregir errores de manera constructiva. Conviene expresar la emoción y el gusto al verlo que avanza en su desarrollo personal, si percibe errores hazle sugerencias para mejorar. De esta manera estarás estimulando su autoestima. Le enseñarás que nadie es perfecto, pero que todo logro, así sea pequeño, será valioso.

Clave 2. Escuchar y asegurarse de haber sido entendido. Los malos entendidos son un fenómeno que se da con mucha frecuencia entre los seres humanos. Por lo general se escucha aquello que conviene. En medio de un sin fin de palabras, ganan las emociones y las discusiones se vuelven absurdas. Por ello es recomendable no discutir con los niños, cuando quieran algo que no sea razonable. Como ejemplo se encuentra la insistencia de comer un dulce o galleta antes de comer. Por lo general el padre se altera y grita con una respuesta negativa. Es más útil responder: “Ya sé que quieres un dulce, (con ello se demuestra que se le ha escuchado) pero los dulces se comen después de comer” (con esto se indica la regla en forma clara). Por lo general el niño insiste pero esa es la regla y no se repite más de una vez. Él terminará comprendiendo.

Clave 3. Ser perseverante y tener mucha paciencia. Cuando se educa a un niño con mucho afecto y cariño, es sencillo ser perseverante y paciente. No es conveniente desesperarse y gritarle o reprimirle físicamente, lo mejor es hablarle con tranquilidad y explicarle que se puede aprender de los errores y los fracasos.

Clave 4. Educar con sencillez y justicia. Llegar a hacer cosas valiosas con sencillez es una gran virtud. A veces se cree que educar es una tarea complicada; sin embargo, si se actúa con sencillez y claridad puede no serlo tanto. Por otra parte, es importante pedir al niño que haga las cosas justas. Sería injusto pedirle que recoja juguetes que él no tiró y que vea al responsable que no hace nada. Asimismo se debe considerar que cuando se le solicite que realice una tarea o un mandado, sea en un momento adecuado sin ser inoportuno; es decir, no es un acto de respeto cuando se interrumpe al niño en los momentos que le son más agradables. Hay que prepararlo para que sepa cuándo debe dejar de hacer algo. Por ejemplo, el niño que está viendo su serie preferida, se le dice que en cinco minutos van a salir y la Tv se apagará.

Clave 5. Educar con el ejemplo. Los niños aprenden mucho de las personas que son importantes y significativas para él, en este sentido los adultos son una importante fuente de imitación para los niños. Si percibe que esas personas dicen algo pero hacen una cosa muy distinta, se confunde y sus principios no se forman firmes. Una educación profunda comienza con el ejemplo. Algo indispensable en este tema es cumplir lo que se promete. Regularmente se promete a los niños regalos, juguetes o dulces cuando se quiere que accedan o modifiquen su comportamiento; más aún cuando están en pleno berrinche o en una franca necedad. Las situaciones más comunes en las que se hace esto en relación a su comportamiento con la comida, al dormir, al dejar una mercancía en el mercado, o al hacer las tareas de casa. Cuando los niños son pequeños conviene hacer las cosas con ellos,  y no sólo dar órdenes. Nunca debe intentarse sólo mandar y hacer que los demás obedezcan; al contrario, no hay mejor ejemplo de los padres que colaborar o hacer juntos una tarea en el hogar. Es importante recordar que las acciones realizadas conjunta y en forma cotidiana tienen un alto valor formativo para los niños.

REGRESO A CLASES

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

5. REGRESO A CLASESDespués de unas largas vacaciones, tanto niños como padres deben prepararse a retomar las rutinas que implican el nuevo periodo escolar. Para empezar, y uno de los hábitos que con seguridad se pierden durante las vacaciones, es la hora de dormir. Si se espera a que esto se instale en automático un día antes de entrar a clases, se presentarán varios problemas y el primer día de clases iniciará con angustias y carreras que evitarán alegría y entusiasmo por regresar a la escuela. Es por eso que se recomienda que desde una semana antes se vuelvan a tomar los horarios que permitirán un descanso adecuado y un despertar tranquilo. Analice el tiempo que le es necesario para que el despertar no sea un evento que implique gritos de apuro. Eso hace que el día inicie de una forma intranquila y así va a permanecer el día. Para iniciar piense que el regreso a clases de su hijo es algo importante y entusiásmese pensando en que su niño inicia un avance en su formación. De esa manera su hijo captará que regresar a la escuela es algo bueno y divertido. Si usted se queja por ello, el niño pensará que es un mal necesario y se sentirá tan abrumado como usted lo expresa. Por otra parte, los días anteriores implican actividades previas al regreso a clases, como la compra y arreglo de uniformes y preparar los materiales que deberán llevar a la escuela. A los niños les gusta personalizar sus cosas, como ropa, mochilas, material, etc. Involucre a sus hijos y haga que sientan que esa es parte de una responsabilidad de ellos y no sólo de sus padres. Determine cuál será el lugar para los uniformes preguntándoles a sus niños en dónde prefieren tenerlos a la mano para no revolverlos con el otro tipo de ropa y que se les facilite prepararlos la noche anterior. Asimismo involúcrelos en la decoración y el forrado de libros y cuadernos. Aproveche esta etapa como el inicio de hábitos, como el de que se vistan solos, tiendan su cama, levanten los platos del desayuno, etc. Los niños sienten que al ingresar a un grado de más alto nivel están creciendo y eso es buena base para que sepan, que en la medida que crecen va obteniendo mayores responsabilidades. Por ejemplo: “los niños de tercer grado dejan su cama tendida”. Prepare un ambiente agradable de traslado de casa a la escuela y aproveche para instalar en su hijo una sensación de alegría al iniciar su día. Aproveche para modelarles que la puntualidad es posible si todo se prepara con tiempo; que la paciencia y el respeto son indispensables mientras hacen la fila para la entrega de su hijo; que los buenos modales y ser una persona educada se muestra saludando con amabilidad a las maestras que le reciben; y que la separación es una oportunidad de recopilar cosas que más tarde serán parte de la comunicación familiar. Despida a su niño deseándole un buen día, asegúrele y cumpla el estar a tiempo para recogerlo al final de la jornada, cuando tendrán tiempo para compartir lo que ha sucedido en su día.

HERENCIA O APRENDIZAJE

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

??????????????????????????Con frecuencia se ha observado cómo la gente argumenta, e incluso justifica, la forma de comportarse y actuar de un niño debido a la herencia. Se dice que el hijo es como es porque así era el padre, la madre o la abuela, e incluso a veces se encuentran justificaciones en conductas emitidas por parientes como tíos u otros. Justificar una forma de ser o actuar por la herencia implica la existencia de una predeterminación en la que la intervención educativa que llevemos a cabo tiene pocas posibilidades de cambio, por lo que nos dejaremos llevar fácilmente por la pasividad. Esto es un grave error. Este modo de justificar los comportamientos menosprecia el papel que tiene la educación, el aprendizaje de conductas adecuadas y la adquisición de hábitos aceptados socialmente. Cierto es que el temperamento se hereda, pero no así el carácter y es donde debemos intervenir como adultos encargados de la formación de los niños. Al margen de la importancia y el peso de los factores genéticos o heredados, el ser humano no depende exclusivamente de ellos, sino del contexto o condiciones en las que vive. Tanto nuestra forma de actuar como de ser están influenciadas por el ambiente en el que vivimos o hemos vivido, donde se aprenden las conductas, pudiendo cambiar aquellas que se consideran inadecuadas y adquirir aquellas otras que, siendo necesarias, aún no sabemos realizar. En primer lugar, los padres vamos a condicionar su ambiente organizando su modo de vida, sus relaciones y las experiencias que les ofrecemos. Pero además, vamos a darles modelos de comportamiento de los que aprenderán nuevas conductas. Por ejemplo, los padres no queremos que nuestro hijo sea excluido en relaciones sociales por lo que en forma verbal le hacemos recomendaciones sobre los comportamientos correctos: «No debes portarte así. Cuando te hablen, debes contestar y mirar a la cara. No se debe hablar gritando, etc.» Pero si cuando nos enojamos nos negamos a hablar con él durante un tiempo, le gritamos y no escuchamos cuando intenta dirigirse a nosotros es probable que el niño comience a comportarse igual cuando está jugando con sus amigos. Más que lo que le hemos dicho él aprenderá de cómo nos comportamos. En realidad, aunque recibe los mensajes a nivel oral, hay una incongruencia con los mensajes ambientales que le llegan, con mucha más fuerza y más impactantes. Es decir, no llegará a realizar comportamientos que no ve en su entorno aunque se lo digamos de forma repetida. El ser conscientes de este hecho, nos lleva a que exista mayor coherencia entre lo que decimos y hacemos. Debemos mantener comportamientos coherentes con la conducta que queramos enseñarle. A lo largo del día el niño recibe constantes respuestas y mensajes que hacen que su conducta persista, aumente, disminuya o desaparezca en función de ellos. Si pensamos en nuestras propias experiencias pasadas y observamos a nuestro alrededor podremos encontrar algunas conductas que le están diciendo mucho al niño sobre cómo se debe vivir. Por ejemplo si le decimos que no se debe gritar y nos escucha haciéndolo; si le decimos que hay palabras que no se deben decir y se da cuenta que las usamos; si le decimos que es malo mentir pero le decimos que le diga a alguien que nos busca que no estamos, etc. Es muy importante saber que hay leyes que operan en las conductas, como las siguientes:

  • Si a una conducta le sigue cualquier cosa que nos agrade o interese es más probable que se repita en el futuro. Si al gritar se logra obtener la atención deseada, por ejemplo, lo más probable es que se aprenda a gritar para obtener lo que se quiere.
  • Si una conducta no tiene recompensa probablemente desaparezca. A veces cuando los niños se comportan adecuadamente los padres no decimos nada, pero lo hacemos…y mucho, cuando se comportan incorrectamente, por lo que aprenderán aquella conducta que es atendida y la que no lo es desaparecerá.
  • En determinadas condiciones, si la conducta va seguida de una consecuencia desagradable, tenderá a desaparecer. Teniendo en cuenta lo expuesto hasta el momento, si se desea que el hijo realice con mayor frecuencia una determinada conducta será más fácil de conseguir si recibe un refuerzo positivo tras su realización. Por ejemplo, si queremos que adquiera el hábito de recoger su ropa, el hecho de que premiemos o reforcemos positivamente esta conducta hará que más adelante lo haga de forma habitual.

Como refuerzo positivo podemos utilizar todo aquello que guste o resulte agradable para el niño. Cada niño es distinto y tiene unos gustos determinados, por lo que debemos asegurarnos que el refuerzo elegido realmente le va a gustar. Para la mayoría de los niños prestarles atención, alabarles, sonreírles, dejar que realicen sus actividades preferidas son muy buenos reforzadores.Es muy importante entender que el uso de refuerzos positivos no consiste en premiar y darle constantemente cosas. Se trata de que descubra qué conductas son adecuadas y para ello, necesita consecuencias coherentes, es decir, una consecuencia positiva sigue a una conducta deseable. Es preferible que los refuerzos se planteen como consecuencias naturales a sus conductas. Una forma de evitar que la situación formativa se convierta en un chantaje es no utilizar nunca el término condicional para iniciar una frase donde se ofrezca una recompensa. Es decir, eliminar esas formas de: «Si haces esto, obtendrás esto otro». En su lugar, podemos comentar por ejemplo: «Verás la TV cuando termines de recoger el cuarto». «Comerás postre cuando termines tu guisado». Recuerde que cuando queramos que aumente una determinada conducta el esfuerzo siempre debe darse inmediatamente después de la misma, nunca antes; finalmente:

  • Es importante no acostumbrar a los niños a recibir recompensas a cambio de nada, ya que sin su presencia hará que no aumente la conducta esperada.
  • Es conveniente variar los tipos de refuerzo porque los niños pueden habituarse o cansarse de él, y dejar de ser efectivo.
  • Los reforzadores deben ser proporcionales a la importancia y dificultad de la conducta que se vaya a premiar.
  • Recordar que las recompensas no deben ser siempre de tipo material. Una simple alabanza puede ser, en un momento determinado, más potente que cualquier regalo.

 SOBRE LAS TAREAS ESCOLARES

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

3. SOBRE LAS TAREAS ESCOLARESUna forma que los padres tienen de saber qué es lo que sus hijos están aprendiendo en la escuela, es a través de las tareas que los niños llevan a casa. Empiezan desde temprana edad y se van incrementando en la medida en que ellos van avanzando en los grados escolares. A la par de la cantidad se incrementa la dificultad y ello a veces crea problemas en el hogar y las relaciones entre los padres e hijos se lastiman. Existen algunas formas que pueden evitar que lo anterior suceda, por lo que se recomienda:

  1. Ofrecer al niño un espacio cómodo, iluminado y ventilado, un lugar de la casa que se encuentre lo más alejado posible del ruido, que esté libre de elementos distractores como juguetes, la televisión, computadores o decoraciones muy llamativas.
  2. El momento ideal para que el niño empiece a hacer sus tareas es después de que se haya comido, descansado unos 30 minutos y se haya cambiado el uniforme con prendas que le hagan sentir más cómodos, pero sin dormir, porque luego de dormir suelen estar muy relajados y no tienen ganas de hacer nada.
  3. El tiempo que se le dedique a las tareas depende de la edad del niño ya que de acuerdo a ello éstas se incrementarán, lo cual responde al hecho de que los niños conforme van creciendo van adquiriendo mayor tiempo de atención. Entonces se puede iniciar con tiempos de 15 minutos para más adelante lograr llegar a los 60 minutos. De ser necesario más tiempo deberá realizarse intervalos de 15 minutos por cada hora. El mantenerlo sentado hasta que termine todo a veces es contraproducente.
  4. Siempre se debe iniciar a la misma hora y respetarse el lugar establecido, esto ayuda a crear hábitos de estudio.
  5.  La persona que estará a cargo de ayudar al niño en sus deberes escolares debe tener mucha paciencia para mantener la calma ante los continuos errores que pueda tener el niño. Hay que recordar que el niño está aprendiendo.
  6. Evitar que dejen de hacer las tareas. Esto puede cortar la rutina establecida en el niño y además no aprenderá a ser responsable. Por el momento hacer la tarea es su única obligación.
  7.  Los padres, inicialmente, deben preguntar a sus hijos si tienen tarea para que ellos lo recuerden y más adelante son ellos quienes lo recuerdan. Esto es cuestión de tiempo, ya que es un hábito que se va estableciendo poco a poco.
  8. Es importante tener en el lugar asignado para hacer las tareas, todo tipo de material que se considere necesario para elaborarla.
  9.  Un punto básico y fundamental es comprender que ayudar no significa hacerles la tarea o mover su mano sin que ellos sepan lo que están haciendo, sino que si surgen dudas pueden explicarles para que le quede claro al niño lo que debe hacer. Asimismo hay que observar su trabajo, de tal forma que cuando noten que está haciéndolo mal puedan guiarlo para que lo corrija, sin perder la paciencia ni ofenderle.
  10. Poco a poco los padres se van separando del lugar de hacer tareas, pero al principio su presencia es importante, pues con ello los niños sienten que hay interés de su parte, lo que les brinda seguridad y confianza. Esto es básico para que después ellos se dediquen solos a realizar sus tareas.
  11.  Es recomendable mantener constante comunicación con la maestra del niño, sobre todo si se tiene alguna duda. Si bien los niños ya saben en qué consiste la tarea, no está demás asegurarse que se le está guiando de la mejor manera.
  12. Determine con su hijo que hacer la tarea es primero que cualquier actividad recreativa. Si quiere ir al parque, con tranquilidad indíquele que sí lo harán una vez que haya terminado la tarea.

Lograr este hábito desde pequeños es muy favorable para su futuro, cuando las tareas sean mayores, y tenga que hacerlas él solo. Para entonces habrá aprendido a dedicar tiempo a sus obligaciones y a recopilar la información necesaria de las fuentes adecuadas, las cuales serán inicialmente de algún miembro de la familia y más delante de otros medios de información como los libros y la internet.

LIBROS ELECTRÓNICOS, NUEVOS ALIADOS PARA FOMENTAR LA LECTURA

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

2Como padres hay que mantenerse a la vanguardia de los avances. Esto permite que podamos estimular a nuestros hijos de acuerdo a lo que viven en la época que les corresponde. Un estudio actual revela que el 65% de los niños leen libros electrónicos y que las escuelas los están implementando cada vez más. Esto se debe a que el mundo de la tecnología ha llegado a los niños y esto puede asustarnos un poco como padres. Sin embargo, la implementación de nuevas tecnologías en el hogar pueden ser excelentes apoyos para fomentar el aprendizaje y la lectura. En la actualidad, los lectores de libros electrónicos se han convertido en una gran herramienta para promover e incentivar la lectura en los más pequeños. Esto se debe a que son fáciles de usar y transportar, al mismo tiempo que ofrecen diseños especiales para los más pequeños y configuraciones de seguridad para la navegación en Internet que se adaptan a las preferencias de los padres. Con el estudio que mencionamos se descubre que el 67% de los niños que leen libros electrónicos, el 92% de ellos lee al menos un libro por semana. Se ha demostrado que los niños de entre dos y cinco años son los que más utilizan esta forma de lectura y estos porcentajes aumentan cada día más. También se señala que el avance de la lectura electrónica y sus ventajas son algunas de las razones por las cuales cada vez más escuelas están implementando tabletas y lectores de libros electrónicos en las aulas. Sin embargo, es muy importante señalar que aunque los niños leen más en los medios electrónicos, su calidad de lectura no ha alcanzado la de aquellos que aún tienen la costumbre de leer impresos. Estos datos también son hallazgos que arrojan las nuevas investigaciones. Entonces, habrá que buscar la forma de hacer atractivo el que el niño tenga a la mano un libro que le atraiga tanto como lo hace un texto de una tablet o cualquier otro medio electrónico. Pero sobre todo, un buen lector se hace si tiene modelos, es decir, si ve que sus padres o personas significativas importantes para ellos, lo hacen. De acuerdo a lo anterior, los padres del nuevo milenio debemos avanzar a la par que nuestros hijos, pero no debemos olvidar todo aquello que es más natural, porque esas serán herramientas que les serán de utilidad en cualquier lugar en donde se encuentren. Es decir, a un libro impreso no se le descarga la pila y puede disfrutarse en cualquier lugar y momento.

LOS NIÑOS EN VACACIONES

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

1. LOS NIÑOS DE VACACIONESEn la actualidad y cada vez más, los padres se inquietan ante el hecho de que sus hijos ingresen al periodo vacacional. Esto se debe a que todo cambia: las rutinas, los horarios, la organización y para colmo los padres continúan en sus propios ritmos laborales. Es entonces cuando se comprende que los horarios escolares organizan la vida no sólo de los niños, sino de la vida en general. Así se establecen obligaciones, actividades, horarios, que cuando no están transforman los hogares en espacios caóticos. Haciendo un ligero análisis de la situación, se llega a entender que no son los niños en vacaciones los que perturban el hogar, sino los niños que no tienen nada qué hacer de manera estructurada. Esta es la clave: hacer una estructura para el tiempo de las vacaciones. Las vacaciones no deben ser un sinónimo de descontrol, por el contrario, los padres deben procurar que se respeten los horarios establecidos en casa para dormir, comer, bañarse, divertirse. Es indispensable que los hábitos logrados no se pierdan. Debe recordarse que los hábitos y rutinas dan seguridad y cuando éstos se pierden el descontrol surge de inmediato. Por supuesto, que es importante recordar que los niños, como todos los seres humanos, esperan con ansias las vacaciones, para no estar tan ajustados en los tiempos, pero éstos no se deben perder, más sí ampliar. La variación de las actividades fuera de casa es importante. Diseñe un programa de actividades recreativas y llévelo a cabo según sus posibilidades. Mientras usted no tenga vacaciones, debe incluir en su agenda unos dos días a la semana para estar con sus hijos. Por ejemplo: los miércoles es día de cine, o los jueves día de ir a tomar un helado. La necesidad de mantener a los niños ocupados ha creado la costumbre de los cursos de verano, los cuales son de mucha utilidad, sin embargo recuerde que los niños necesitan variar de actividad para descansar, así que elija un curso atractivo para ellos.  Las vacaciones deben ser recreativas y divertidas para el niño, es su tiempo para experimentar nuevas opciones, diferentes a las del periodo escolar; no es beneficioso recargarlo con más cursos ya que durante casi todo el año se ha estimulado la parte lógica del cerebro, aquella que está relacionada con el lenguaje, las matemáticas y todas las materias que la escuela refuerza o profundiza constantemente, es necesario estimular la otra parte del cerebro, la parte creativa, de esta manera se estará favoreciendo el desarrollo y la educación integral del niño, pues ésta es más productiva y completa. Por otra parte, aproveche esta temporada y comparta tiempo con su hijo de una manera diferente. No es necesario que salga fuera de la ciudad, aunque hacerlo es algo que a todos nos agrada y si se da la oportunidad hay que disfrutarla. Pero, no todo el periodo vacacional es posible pasarlo fuera, así que hay que hacer divertido el espacio con que se cuenta, que es el hogar, la colonia, la ciudad, sus alrededores. Es muy recomendable, útil y divertido que los padres se enfoquen en descubrir y disfrutar juntos actividades divertidas, en donde además se puede dar la posibilidad de desarrollar los talentos que todos tienen. Esto sólo ofrece un resultado: el reforzamiento de la relación familiar. Vale la pena. ¡Felices vacaciones!

ENSEÑAR A SER IGUALES

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

Playing childrenSin lugar a dudas, se quieren  en igual medida a las hijas e hijos,  pero no se educan para ser iguales. Muchas veces se dice: “he educado a varios hijos y lo que me ha servido con uno no me ha servido con el otro, ni con el otro…”. Cada persona, cada hijo y cada hija son diferentes a cualquier otra persona, indistintamente de su sexo. Es importante enseñar a las hijas e hijos que sus diferencias están en otros aspectos que no son sólo su sexo, en poner a su disposición las mismas oportunidades, en ayudarles a convertirse en adultos y adultas que conviven en igualdad. No se trata de tener que hacer lo mismo con todos, sino de no marcar diferencias que puedan condicionar su desarrollo y sus oportunidades en la vida de su mañana. Aún persisten en la actualidad algunos estereotipos acerca de lo que corresponde hacer, sentir y pensar a una niña o a un niño, a una mujer o a un hombre. Siguen existiendo profesiones consideradas de mujeres y cargos o puestos directivos o de relevancia en los que la preponderancia es masculina. Educando desde la infancia es posible prevenir éstas y otras asimetrías y desigualdades que siguen apareciendo en la sociedad. Pero ello implica un ejercicio de atención y toma de conciencia de estas situaciones e ideas, que en una medida u otra, aún se tienen interiorizadas. Aún se piensa que el rosa es femenino y el azul masculino, que las muñecas son para las niñas y los soldados para los niños. Lo cierto es que hay que intervenir sobre todas las áreas y agentes socializadores: la familia, la escuela y otros que resultan más inaccesibles, como los medios de comunicación. En el entorno familiar la intervención se puede dirigir a diferentes aspectos:

  • La elección y uso de los juguetes y los juegos por su importante papel en la transmisión de los valores culturales y sociales. La función como educadores es propiciar que las niñas y niños ocupen su tiempo de ocio con las actividades, juegos y juguetes que respondan a sus intereses y gustos. No se trata de que el hijo tenga muñecos o de  inscribir a la hija en fútbol, sino de facilitarles estas opciones entre muchas otras a fin de que puedan elegirlas si es su deseo.
  • Se tiende a pensar que la publicidad tiene un papel decisivo en lo que interesa a los hijos e  hijas, y sin duda, su relevancia es mucha.  Se suele explicitar claramente a quién va dirigido, reduciendo las posibilidades de que menores del sexo opuesto se sientan atraídos por un juguete determinado. Sin embargo también los adultos tienen mucho que hacer al respecto. Será más probable que los hermanos y hermanas jueguen juntos a las casitas si en el entorno familiar tanto el papá como la mamá limpian, cocinan, lavan… que si estas tareas están asignadas a uno de los dos sexos. Proporcionarles un modelo de comportamiento igualitario es de gran relevancia no sólo para el juego en la infancia sino también para el desarrollo de la corresponsabilidad. Lo cierto es que también en la edad adulta las aficiones parecen hechas para ellas o para ellos, pero quién sabe si seguirá siendo así cuando los hijos e hijas  sean adultos.
  • Hay que tener un especial cuidado con la televisión. Las series e incluso los dibujos continúan trasmitiendo valores diferentes para los niños y las niñas, reforzando así estereotipos sexistas. Mención aparte merecen los videojuegos en los que los personajes femeninos y masculinos suelen aparecer con unas características y capacidades absolutamente condicionadas a su sexo. La fuerza, agresividad… es atribuible a los personajes masculinos, mientras que los femeninos aparecen como un mero adorno o, en el caso de tener el protagonismo, con una imagen absolutamente incitadora y provocadora.
  • También se debe estar atentos al lenguaje. Hay varios errores en el uso del lenguaje que pasan inadvertidos a causa de lo común y habitual de su uso. Otro aspecto de la dinámica familiar a analizar es la asignación de las tareas en función del sexo. Son frecuentes expresiones del tipo: “mi marido me ayuda mucho en casa” en las que de forma implícita la mujer asume el protagonismo y la carga más importante de la actividad doméstica y el hombre tiene un papel secundario, de simplemente ayuda y apoyo. En este ambiente, lo más probable es que las niñas conforme crezcan vayan asumiendo más tareas y responsabilidades que los niños y que cuando lleguen a ser adultos, se impliquen menos en esas mismas cuestiones, trasmitiendo a sus hijos las mismas consideraciones sexistas que ellos aprendieron.
  • Otra posibilidad, igualmente negativa, es la atribución de determinadas funciones a la mujer y otras al hombre. Así por ejemplo, el hombre suele bajar la basura, hacer la compra mensual, recoger a los niños o reparar los desperfectos del hogar. Todas ellas actividades asociadas a habilidades o capacidades entendidas como masculinas: fuerza para cargar peso, destreza para conducir, inteligencia y habilidad…Como padres y madres, seguro que se esperan los mismos éxitos para hijas e hijos pero lo cierto es que sin darse cuenta, se les da un trato diferente e incluso se tienen  expectativas diferenciadas. En el día a día, y sin ninguna intención negativa, se viven situaciones asimétricas de las que muchas veces no hay conciencia. Es importante detectar esto para convertir a niños y niñas en adultos con las mismas posibilidades y opciones.

ADQUIRIR AUTONOMÍA

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

8. AUTONOMÍA EN LOS NIÑOSLos niños necesitan conquistar su autonomía para construirse bien, pero progresivamente, a su ritmo. La psicoanalista Etty Buzyn advierte contra la tendencia de la sociedad a empujar a crecer a los niños demasiado pronto, demasiado rápido. Y ayuda a los padres a encontrar el compromiso adecuado para que el niño logre el objetivo de alcanzar su autonomía. Es importante entender que el niño tiende naturalmente a la autonomía, que está programado genéticamente para convertirse en un individuo completo y autosuficiente. Durante el primer año de vida, el bebé es totalmente dependiente. Cuando empieza a caminar, manifiesta por primera vez su deseo de independencia. El desplazarse le permite no sólo descubrir su entorno, sino también tomar distancia respecto de las personas que se ocupan de él. Los tres años marcan otro punto de inflexión. El niño tiene ya plena conciencia de sus posibilidades y quiere probarlo todo.  El adquirir autonomía no es fácil para todos los niños. A algunos les cuesta más, e incluso les produce angustia. Por eso es necesario darles mucho amor y atención para tranquilizarlos. El niño que siente que está recibiendo lo suficiente de sus padres asumirá más fácilmente las separaciones, que son la base de la autonomía. Después, los padres deben acompañar a su hijo en su búsqueda de independencia. Por otra parte, lo más descorazonador para un niño es no ser tomado en cuenta. Necesita que sus esfuerzos sean valorados y la mirada de sus padres. Para darle confianza y animarlo no hay que hacer las cosas por él, sino estar a su lado mientras las hace él solo. Así estará mejor preparado para afrontar el colegio, donde va a tener que existir por sí mismo en medio de un grupo, desarrollar sus propias capacidades y defenderse si es preciso. Adquirir autonomía va de la mano con las reglas y límites, por ello, en definitiva, los padres deben establecerlas: lo que está permitido, lo que es negociable y lo que está prohibido. Las tareas en casa son ayuda para que el niño vaya probando su autonomía,por ejemplo desde los cuatro años el niño debe intentar vestirse por sí solo, o tener ordenada su habitación, aunque algunos pueden tardar hasta los seis para lograrlo adecuadamente. Todo depende del niño. Los padres pueden sugerirle que lo intente, decirle que sería estupendo que lo lograra, pero cada niño tiene un ritmo diferente que conviene respetar. A veces se opina que los niños, cada vez más, se ven empujados a una autonomía demasiado precoz, y es verdad, debido a que en la actualidad la presión del mundo profesional, la separación de las parejas, hacen que los padres estén a veces poco presentes. Hoy se pide demasiado a menudo a los niños que se ocupen de sí mismos, que maduren lo antes posible, y no por su propio interés, sino para compensar una falta de disponibilidad de los adultos a su alrededor. Un niño que pasa ocho horas al día en el colegio, donde las reglas son estrictas, tiene además, en casa, que comer como es debido, jugar sin hacer ruido, recoger su habitación sin discutir y acostarse dócilmente. Hay que tener cuidado con esto. El niño no es aún una persona mayor. Necesita su tiempo para pasar de una etapa a otra. A la inversa, en una sociedad muy preocupada por la seguridad, algunos padres son muy protectores. En estos casos, demasiada protección puede impedir al niño probar su iniciativa y liberarse. Ante las exigencias la pasa mal y le cuesta enfrentarse a las cosas, llora cuando tiene que ir al colegio y es incapaz de defenderse. En interés del niño, hay que encontrar la distancia adecuada: saber estar presente dejando un espacio de libertad donde pueda vivir sus propias experiencias.

NIÑOS QUE CONTESTAN DE MALA MANERA

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

7. NIÑOS QUE CONTESTAN DE MALA MANERALos niños “contestones” alteran a los padres de sobremanera, y tratan de variadas maneras de corregirlo. Sin embargo, en el intento hay situaciones que se empeoran o si algo da resultado no se sabe exactamente qué es para volver a utilizarlo. De alguna parte de lo que he leído tengo un artículo, sin autor a quién darle el crédito, que ofrece cinco pasos para solucionar el que el hijo conteste de mala manera, mismos que comparto con ustedes en esta ocasión.   1. SÚBALE EL EGO A SU HIJO. Encuentre algunas maneras positivas de halagar a su hijo. ¿Por qué? Porque usted está a punto de criticarlo por haberle contestado y los niños siempre están más receptivos a la crítica luego de que se les haya hecho sentir bien. (Por cierto, esto aplica a los adultos también.) Dígale algo como: «Sabes, Roberto, tu papá (o mamá) y yo estamos muy orgullosos de ti. Lees muy bien y juegas muy bien al béisbol, y tienes mucho amigos simpáticos.». Luego, después de haberle subido el ego, dígale: «Pero sabes que hay algo que haces que no funciona… hay algo que tienes que mejorar. ¿Sabes lo que es?». Si su hijo es como la mayoría de los niños, no tendrá la más mínima idea. Por lo tanto, dígale de manera gentil: «Es que me contestas de mala manera.». 2. Luego de haberle expresado a su hijo el problema de que le contesta de mala manera, tiene que AYUDARLO A COMPRENDER QUE ESO NO ES ACEPTABLE. Así que nárrele una breve historia, que puede ser la siguiente: «¿Sabes cómo duele cuando una persona te pega?». Como ya sabe que su hijo ha tenido esa experiencia, es capaz de saber cómo duele. Entonces dígale: «Bueno, las palabras pueden doler también. Las palabras pueden ser como golpes que lastiman los sentimientos de las personas. Cuando me contestas de mala manera, tus palabras son como una bofetada en la cara.». Expréselo como quiera, pero básicamente se trata de hacerle entender que algunas veces usamos palabras que ofenden. 3. El tercer paso se trata de OFRECERLE AYUDA PARA TRATAR DE SOLUCIONAR EL PROBLEMA. Recuérdele cuánto lo quiere, pero haga hincapié en que contestar de mala manera es un problema que ambos padres quieren ayudar a resolver. Se convertirá en el defensor de su hijo. En otras palabras, usted estará de su lado para tratar de que mejore su comportamiento. A esto se le llama «La Regla del Respeto». Esta regla significa que cuando el niño tiene coraje o está molesto, puede expresar sus sentimientos, pero sin maltratar a nadie con palabras ofensivas. 4. Luego de presentarle «La Regla del Respeto», explíquele: «De ahora en adelante, cuando comiences a contestar de mala manera, tu mamá (o papá) o yo te DAREMOS UNA SEÑAL. Puede ser ponernos el dedo sobre la boca, tocarnos la oreja o decirte la palabra «caliente». Podemos decidir más tarde la señal que vamos a usar. Cuando papá o yo te demos la señal, es una advertencia de que estás contestando de mala manera y que tienes que buscar la forma de hablarnos mejor. Queremos ser justos y queremos que te sobrepongas a este problema. Si ves o escuchas nuestra señal y continúas haciéndolo, entonces pondremos una marca de cotejo en un papel que tendremos en la cocina. Esta marca significa que vas a acostarte 15 minutos antes de la hora acostumbrada por haber contestado de mala manera. Si llegas a las cuatro marcas, entonces te irás a la cama una hora antes». 5. Luego del Paso 4, explíquele que al final de cada semana, usted y su papá (o mamá), van a DECIDIR CUÁN BIEN LO HA HECHO. Si ha sido una buena semana, entonces significa que ha hecho el esfuerzo y ha estado contestando menos; por lo tanto, podrá tener un privilegio. El privilegio puede ser acostarse un poco más tarde durante el fin de semana o hacer palomitas de maíz, alquilar una videocinta, poder invitar a un amigo a jugar o jugar un juego con usted. Cada semana, dígale: «Decidiremos qué privilegio tratarás de ganarte esta semana». Muchos padres se han dado cuenta de que esta estrategia de cinco pasos es muy útil. Recuerde que gran parte de la crianza de los hijos es ayudarlos a convertirse en seres humanos sociables. Usted es el maestro y su hijo el estudiante, y su casa, el salón de clases. Cómo se expresa es una de las muchas lecciones que le enseñará a su hijo.

ENSEÑAR A UN NIÑO SU PAPEL COMO VARÓN

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

6. ENSEÑAR A UN NIÑO SU PAPEL COMO VARÓNLos padres tienen un papel fundamental que desempeñar con respecto a su hijo. Deben subrayar y valorar lo que caracteriza su sexo, porque existen las diferencias entre los niños y las niñas. Por ejemplo, los niños son más dados a la acción; y las niñas, a la reflexión. El padre puede ayudar a su hijo a controlar su exceso de energía, puede apoyar su deseo de acción, al tiempo que le descubre otros valores, los del otro sexo. Ser un hombre implica asumir la masculinidad y aceptar también la parte de feminidad que todo hombre lleva dentro. Evidentemente, la falta de diálogo levanta una barrera entre hombres y mujeres. Algunas mujeres se quejan de que el hombre con el que viven nos demasiado comunicativo, pero lo excusan con cariño: «Es que su madre no hablaba mucho con él…» Y sin embargo, ellas mismas repiten la historia al charlar mucho más a menudo con sus hijas que con sus hijos. Las madres tienden a hablar más con sus hijas, porque tienen la sensación de que ellas las comprenden mejor. Esta falta de diálogo entre madres e hijos (ellos) perpetúa la situación que se quiere superar y dificulta la educación para la igualdad. Por otra parte el hijo varón, tal vez algún día será padre y la verdad es que se tiende a hablar con mayor naturalidad con las niñas de su futuro como madres que con los niños de su futura paternidad. Este es un tema que también conviene abordar con ellos. Un niño que juega con una muñeca puede propiciar la ocasión de decirle que también él, si tiene un hijo o una hija cuando sea mayor, acostará a su bebé en la cuna y le dará el biberón. Pero a muchas madres les cuesta dejar entrar en este tema con los hijos varones. En algunas familias, prefieren dejar al bebé a cargo de la hermana mayor, aunque haya un hermano de más edad, y en cuanto éste se muestra torpe, se le envía a jugar a su habitación en vez de indicarle cómo hacerlo mejor. No solamente corresponde a las madres educar a su hijo en su función como varón, dentro de una familia. Los padres también deben explicar a sus hijos el deseo que sintieron de tener niños. Conviene hablarles del modo en que fueron educados por su padre, de lo que piensan de la paternidad, de lo que sintieron cuando tuvieron hijos. Además,  en casa, antes de convertirse en un buen padre, hay que pasar por el papel de ser un buen compañero. En este terreno, un ejemplo vale más que mil palabras. Ver cómo el padre quita la mesa y pasa el aspirador hace que los hijos varones asuman como algo natural el reparto de tareas. Y, por coherencia, no se debe exigir a las niñas tareas que no se pide a los niños. Más allá de los actos y las palabras, lo fundamental es el modo en que los niños y niñas perciben el respeto que se profesan sus padres, tanto como pareja como en su papel de progenitores Sin embargo, si un padre no es precisamente un modelo en ese sentido, es preciso intentar el diálogo tantas veces como sea necesario, pero siempre en privado. Hacerlo en presencia de los niños sería como descalificarlo. En definitiva, no hay que regatear esfuerzos para conseguir que nuestros hijos formen parte activa de una sociedad en la que todos, hombres y mujeres, se sientan más felices.

LA RIVALIDAD ENTRE HERMANOS

 Por Dra. Patricia García Mora 

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5. RIVALIDAD ENTRE HERMANOSNo es extraño que el hijo único, cuando nace un hermanito, se sienta abandonado y se molesta con sus padres, busca molestar al bebé, para que sus padres tomen partido en esa rivalidad. La mayoría de los hijos segundos aprenden enseguida cómo atraer la atención de los demás. El mayor se aísla y observa cómo todo el mundo hace caso a su hermano. Para evitar este aislamiento, conviene enseñarle a compartir y a hacerse responsable del bienestar de su hermano menor y de la familia. Se le puede pedir que colabore en el cuidado del bebé, que traiga los pañales, le dé de comer, empuje el carrito, escoja su ropita y ayude a vestirlo. Hay que contarle que a todo el mundo le gustan los bebés, pedirle que se pongan a nuestro lado si se siente solo y, cuando la gente se vuelque con su hermanito, mostrarle nuestra cercanía estrechando su mano o abrazándolo. Ya más crecidos, cuando los hermanos se pelean, los padres se sienten culpables, desmotivados en el cuidado de los niños. Para evitar esa sensación, al volver a casa del trabajo, antes de emprender las obligaciones, es conveniente hablar y estar un rato con cada hijo, preguntarles qué tal les ha ido el día, pedirles que ayuden en las tareas de la casa, entre otras acciones. Lo ideal sería que cada progenitor reservara un rato para cada hijo, especial, a solas, si no cada día, si con bastante frecuencia. Los padres tratan de dar un trato igualitario a los hijos, pero cada niño es diferente y necesita que se le vea de un modo diferente. Es inevitable tratar a los hijos según  algunos factores, como el sexo. Tratan de manera diferente al niño y a la niña. Además, la edad y el lugar que ocupan en la familia influyen también en la manera en que se les trata. El mayor siempre es especial para los padres. Si bien es cierto que suele recibir toda la presión y sufrir todos los errores, también goza de una relación de privilegio. Se le da cierta responsabilidad en el cuidado del menor y en las tareas domésticas, lo que le otorga una sensación de capacidad que se prolongará en su vida adulta. Por otra parte, el hijo segundo se suele quejar de que nadie lo quiere, sobre todo si hay más hermanos menores pero, si no se presta atención a su queja, se dará cuenta de que él también tiene su parte de atención. La mayoría de los hijos medianos se vuelven competitivos y triunfan en su rivalidad con los primeros. Los siguientes hijos se sentirán aún con menos privilegios, pero aprenderán a heredar muchos de sus hermanos mayores. Si al más pequeño se le consiente todo, tendrá un sentimiento de desvalorización. Por eso conviene enseñarle a compartir y a colaborar con los demás. Cuando los padres dejan de sentirse culpables por dar menos a un hijo que a otro, encuentran más fácil no involucrarse en las peleas entre ellos, no intervienen y evitan que los niños los manipulen. Por eso hay que dejar que los hijos resuelvan sus diferencias entre ellos sin dar la razón a nadie. Lo mejor es salir de la habitación y pedirles que arreglen solos sus problemas. Así se pelearán mucho menos. También es conveniente tratar de que jueguen solos el mayor tiempo posible. Si discuten, no hay que tomar partido, salvo si es necesario separarlos. En general, la intervención de los padres es un incentivo para continuar la rivalidad. Resulta asimismo beneficioso llevar a casa amigos de la misma edad. Si, ya de mayores, siguen peleándose hay que preguntarles qué creen que se debe hacer para que resuelvan ellos mismos sus problemas. Así, se les enseña a ser  responsables de su conducta. De esta manera aprenderán a respetarse y a cuidarse…luego  los «enemigos» llegarán a ser los mejores aliados.

CÓMO ENSEÑARLE AL HIJO A SER ORDENADO

 Por Dra. Patricia García Mora 

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2. RESPONSABILIDADTodos los niños aprenden la mala costumbre de sacar un juguete, cansarse de él, sacar otro, y así hasta que la habitación se hace un tiradero, que luego nunca se acuerdan de recoger. No lo hacen porque no se les ha hecho el hábito del orden. Tirar demasiado y luego ordenar es una tarea que a nadie le gusta. El orden es fundamental en la vida de los más pequeños, tanto como la alimentación, el sueño o la higiene. Es indispensable para su desarrollo pues les sirve para organizar y asimilar el mundo que están empezando a descubrir. Aunque como es lógico los niños son incapaces de ser ordenados por sí mismos, por lo que esta tarea, la de enseñarles a serlo desde sus primeros meses, dependerá de sus padres y/o educadores. Cualquier momento es bueno para enseñarle a ser ordenado, pero cuanto antes empiece a asimilarlo mejor. A continuación se ofrecen algunos consejos que pueden ayudar: 1. Establecer un horario para las comidas, el sueño, la higiene y el juego. Ya que no todos los días de la semana son iguales, puede permitirse cierta flexibilidad. Pero hay que evitar cambios drásticos constantes, ya que así sólo se conseguirá desorientarles. 2. Todo niño necesita su espacio personal, si comparte habitación con otros hermanos se debe reservar a cada uno una parte que puedan identificar como propia (la cama, un lado del armario, sus cajones…), dónde dormir, vestirse, jugar, y sobre todo, dónde guardar sus pertenencias. Compartir es bueno, y debe saberlo. Pero para respetar lo de los demás conviene saber cuidar primero de lo propio. 3. Organizar su espacio para que todo esté a su alcance. Conviene colocar todo lo que vaya a utilizar a su altura (perchas, cajoneras, estanterías…). Así no necesitará de la ayuda de un adulto para sacar y recoger sus cosas. A veces los niños no son ordenados simplemente porque no pueden serlo. Si no llegan a un estante difícilmente podrán ordenar los cuentos. 4. Involucrarlo desde pequeño en las tareas del hogar. Pedirle que colabore en todo aquello que tenga que ver con él y su espacio. Al principio no será capaz de hacer la cama pero sí puede ayudar a quitar las sábanas para lavarlas, preparando su ropa para el día siguiente, guardando sus zapatos o echando a lavar su pijama. 5. Guardar sus cosas con un orden lógico. Reservar un mismo lugar para cada objeto. Así sabrá que a cada cosa le corresponde un sitio determinado y sabrá dónde buscarlo y dónde ordenarlo en todo momento. 6. Ordenar sus juguetes por categorías, juntar en un mismo espacio los libros, en otro los muñecos, en otro las manualidades… De esta forma sabrá dónde encontrarlos. A pesar de que a primera vista los grandes cestos o baúles de juguetes parecen una buena solución, conviene evitarlos. Pues cada vez que quiera sacar un objeto tendrá que vaciarlo y sacar todos, lo que provocará más desorden. Por lo tanto es preferible que lo hagan en pequeñas cajas donde sea más sencillo clasificar los juguetes (coches, pelotas, recortables, muñecas, construcciones, etc.) y que éstas, por supuesto, sean fáciles de abrir y cerrar por él. 7. No amontonar juguetes. Retirar (guardar, donar, regalar, cambiar) aquellos que no use y poner a su disposición sólo los que utilice más a menudo. 8. Organizar su ropa de forma que la pueda sacar y guardar él solo. Si no es posible hacerlo con todo el armario, que es lo más probable, puede dejarse para él una parte (un cajón, un estante, una barra de perchas) y sobre todo a su altura, donde pueda colocar el pijama, la ropa para el día siguiente, los zapatos, etc. 9. Enseñarle que antes de pasar a otra actividad (bañarse, cenar, salir a la calle, etc.) debe recoger sus objetos personales. Si conoce cuál es su sitio concreto lo hará sin dificultad. 10. Fijar un horario de juego. Al acabar deberá dejar todo ordenado. Los regaños y las amenazas no sirven de nada a la hora de enseñar a ser ordenados. La idea es que los niños incorporen el orden a su vida, que entiendan que todos los integrantes de la casa deben colaborar. En vez de imponer el orden, es mejor sugerirlo y enseñarlo con el ejemplo.

HOSTIGAMIENTO INFANTIL

(PARTE III)

 Por Dra. Patricia García Mora 

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nina-acosada-cole-pEl problema del hostigamiento puede alterar tanto la mente de los padres que se confunden, por eso es importante leer mucho sobre el tema y sobre todo descubrir y analizar las características de este problema social. Características del bullying:

  •  Suele incluir conductas de diversa naturaleza (burlas, amenazas, agresiones físicas, aislamiento sistemático, etc.).
  •  Tiende a originar problemas que se repiten y prolongan durante cierto tiempo.
  •  Suele estar provocadopor un alumno, apoyado por un grupocontra una víctima que se encuentra indefensa.
  •  Se mantiene debido a la ignorancia o pasividad de las personas que rodean a los agresores y a las víctimas sin intervenir directamente.
  •  La víctima desarrolla miedo y rechazo al contexto en el que sufre la violencia; pérdida de confianza en sí mismo y en los demás y disminución del rendimiento escolar.
  • Disminuye la capacidad de comprensión moral y de empatía del agresor, mientras que se produce un refuerzo de un estilo violento de interacción.
  • En las personas que observan la violencia sin hacer nada para evitarla, se produce falta de sensibilidad, apatía e insolidaridad.
  • Se reduce la calidad de vida del entorno en el que se produce: dificultad para lograr objetivos y aumento de los problemas y tensiones.

El Bullying se traduce en: acoso escolar. Son los miles de jóvenes que están en las escuelas, sentados en sus pupitres. Son esos chicos que su máxima preocupación es encontrar un buen rincón en el que esconderse cuando es la hora del patio. Este problema no era tenido en cuenta hasta que un joven español se suicidó dejando una carta en la que decía que ya no podía soportar más los abusos que recibía en la escuela por parte de sus compañeros. Hay muchos jóvenes qué son potencialmente carne de Bullying y en este artículo  se exponen características comunes que pueden hacer que un joven sufra bullying. Buenas personas. Las personas que sufren bullying se caracterizan porque raramente hacen daño a los demás, hacen todo por y para los demás, están en contra de la violencia y les gusta estar tranquilos. No se defienden.Ya sea por miedo o simplemente porque aún no tienen la suficiente madurez como para comprender que hay que defenderse. En su cabeza se montan auténticas paranoias agobiándose con tan sólo la idea de que tienen que defenderse de sus abusones. Visualizar a un abusón puede ser muy fóbico para ellos y ser un auténtico suplicio. Tendencias frikisYa sea ser un loco de los pokemón, los tazos, ser un heavy metal o tener un estilo raro, todo esto es potencial para sufrir bullying. El típico chico rellenito que anda raro y habla de una forma muy peculiar es un potencial para bullying. Empezarán a meterse con él y si no tiene una personalidad fuerte acabará sufriendo. Solitarios. Les gusta el contacto humano pero prefieren estar solos, suelen ser muy cinestésicos, viven muy fuertemente las emociones, les gusta pensar y vivir en su mundo. Les encanta pensar y tienen mucha cura en tener un espacio personal en el qué puedan desarrollar sus fantasías. Son tímidos. Desde luego esta característica es más que evidente. Si fueran híper-sociables no sufrirían bullying. Al ser tímidos están reprimidos y les cuesta contar sus problemas, coger confianza con la gente. Desde luego los niños crueles lo aprovechan para maltratarlos y reírse de ellos.

Se juntan entre ellosA veces las ovejas negras de la clase, las que todo el mundo se ríe y les pega o que los tratan mal a los otros, se juntan y se hacen muy buenos amigos. Comparten una marginación y un entendimiento muy común que les hace estrechar lazos afectivos fuertes. Pueden ser amistades de por vida o simplemente algo pasajero que se soportan y van juntos porque no tienen a nadie más.

 

HOSTIGAMIENTO INFANTIL

(PARTE II)

 Por Dra. Patricia García Mora 

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HOSTIGAMIENTO INFANTIL 2Para saber si nuestro hijo o niño cercano está siendo víctima de hostigamiento, es importante considerar lo que dicen los expertos en la materia, quienes  han iden­ti­fi­cado algu­nos de los sín­to­mas en las víc­ti­mas: pér­dida de deseo de ir a la escuela, dolo­res de estó­mago, mis­te­rio­sas enfer­me­da­des que apa­re­cen durante las tar­des o cuando llega la trans­por­ta­ción esco­lar, inven­tar enfer­me­da­des mis­te­rio­sas para evi­tar ir a la escuela, pér­dida de útiles o dinero, tras­tor­nos del sueño, irri­ta­bi­li­dad, poca con­cen­tra­ción, cam­bios ines­pe­ra­dos en la rutina y pro­ble­mas con los debe­res esco­la­res, entre otros. ¿Cómo ayu­dar  a quien es víctima de hostigamiento? Pri­mero los padres tie­nen que apren­der a escuchar para cal­mar a su hijo. Hable del pro­blema y déjele saber que a usted le importa lo que le ocu­rre. Es posi­ble que su hijo se sienta vul­ne­ra­ble mien­tas con­ver­san sobre cómo ha sido agre­dido y cómo se siente, así que es impor­tante que usted le demues­tre su amor y apoyo. Mantenga la calma. Es aconsejable que los padres no se eno­jen con el hijo ni que actúen con enfado. Es com­pren­si­ble que los padres se sien­tan dis­gus­ta­dos, pero los hijos no pue­den ser tes­ti­gos de esa acti­tud. La tris­teza puede ser interpretada como una desi­lu­sión así que tam­poco lo demues­tre sin mini­mi­zar el pro­blema. Ofrezca ayuda al niño. Déjele saber a su hijo que no tiene la culpa de este tipo de agre­sio­nes. Exper­tos reco­mien­dan que se les expli­que a los niños que los ‘bullies’ gene­ral­mente están con­fun­di­dos o infe­li­ces por­que no se sien­ten bien con­sigo mis­mos. Lo más impor­tante para ayu­dar a su niño a lidiar con los agre­so­res,  es ayudarles a recu­pe­rar su dig­ni­dad y su autoes­tima lesio­nada. Pregúntele a su niño lo que cree que se debe de hacer. ¿Qué has hecho para reme­diar el pro­blema? ¿Qué fun­cionó y qué no fun­ciona? Se recomienda a los padres que han detectado este problema, que busquen ayuda de maes­tros, psicó­lo­gos y orien­ta­do­res de la escuela. La mayor parte de la inti­mi­da­ción ocu­rre en las áreas de juego, las cafe­terías, los baños, los auto­bu­ses esco­la­res o en los pasi­llos donde no hay super­vi­sión.  Se reco­mienda que nunca se esti­mule a un niño para que se defienda peleando, sino que se le sugiera que trate de ale­jarse para evi­tar al inti­mi­da­dor o que bus­que la ayuda del maes­tro, entre­na­dor, entre­na­dora u otro adulto. Aconseje a su hijo para que esté con sus ami­gos cuando viaja hacia la escuela y de regreso, durante los via­jes para hacer com­pras o en otras sali­das. Los inti­mi­da­do­res no tien­den a moles­tar a niños que están agru­pa­dos. Tam­bién reco­mien­dan los exper­tos que los adul­tos, deben asegurarse que el pro­fe­so­rado u otro per­so­nal esco­lar, conozca lo que está suce­diendo, pero sobre todo, se debe comu­ni­car con otros miem­bros de la comu­ni­dad edu­ca­tiva y con otros padres. No use la vio­len­cia ya que podría ser acu­sado de malos tra­tos, ya que por lo gene­ral son meno­res de edad. Tam­poco les diga a las víc­ti­mas que se ocu­pen de solu­cio­nar sus pro­pios pro­ble­mas, ni intente ocu­parse de este pro­blema por su cuenta. Manténgase alerta si su niño se vuelve retraído, depri­mido o si se resiste a asis­tir a la escuela, o si usted se da cuenta de un cam­bio en el com­por­ta­miento esco­lar. Estos sín­to­mas podrían nece­si­tar una con­sulta o inter­ven­ción adi­cio­nal. Bus­que a tiempo ayuda pro­fe­sio­nal para evi­tar el riesgo de con­se­cuen­cias emo­cio­na­les dura­de­ras en los hijos. ¿Y si su hijo es el agre­sor? Para muchos padres, el ente­rarse que sus hijos son agre­so­res, es incon­ce­bi­ble. Para éstos, es impor­tante per­ma­ne­cer en calma y evi­tar actuar a la defen­siva, ya que esta acti­tud empeo­raría  la situa­ción. Los exper­tos sugie­ren a los padres de un ‘bully’ a que expre­sen a su hijo su desi­lu­sión, en lugar de su dis­gusto. Ya que agre­dir a otros niños es gene­ral­mente una demos­tra­ción de infe­li­ci­dad e inse­gu­ri­dad, los padres deben ave­ri­guar si algo está moles­tando a su hijo. El acto de agre­sión repe­tida, las­tima a las per­so­nas, deja cica­tri­ces per­ma­nen­tes y puede des­truir vidas. ‘Bull­ying’ es cual­quier acto que hace daño de manera inten­cio­nal y repe­tida, y que inc­luye dolor físico, apo­dos ofen­si­vos, insul­tos, exc­lu­sión, bro­mas pesa­das y humi­lla­ción pública. Los niños que se enfren­tan a otros ‘bullies’, por lo gene­ral tam­bién ata­can a otros niños para sen­tirse pode­ro­sos, popu­la­res o en con­trol de las situa­cio­nes. Ambos, el ‘bully’ y la víc­tima, nece­si­tan ayuda.

HOSTIGAMIENTO INFANTIL

(PARTE I)

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

1. HOSTIGAMIENTO INFANTILEn la actualidad se ha descubierto que mucho del sufrimiento infantil se debe al hostigamiento que reciben de otros. Es tiempo de estar alerta a esto y por lo mismo se considera importante conocer sobre este tema, el cual revisaremos en varias sesiones. Los estudiosos de este tema nos indican que el hos­ti­ga­miento infan­til (cono­cido por su tér­mino inglés bull­ying) es una espe­cie de mar­ti­rio, metó­dico y sis­temá­tico, en la que el agre­sor sume a la víc­tima, a menudo con el silen­cio, la indi­fe­ren­cia o la com­pli­ci­dad de otros compañeros. El hos­ti­ga­miento infan­til (bull­ying) es cual­quier forma de mal­trato psi­coló­gico, ver­bal o físico pro­du­cido entre niños y ado­les­cen­tes de forma rei­te­rada a lo largo de un tiempo deter­mi­nado. Estadís­ti­ca­mente, el tipo de vio­len­cia domi­nante es el emo­cio­nal y se da mayo­ri­ta­ria­mente en el aula y patio de los cen­tros esco­la­res. Los pro­ta­go­nis­tas sue­len ser niños en pro­ceso de entrada en la ado­les­cen­cia (12−13 años), siendo lige­ra­mente mayor el por­cen­taje de niñas en el per­fil de víctimas. Pro­fe­sio­na­les de la salud y com­por­ta­miento social, han defi­nido el tér­mino ‘bully’ como las per­so­nas o niños que se com­por­tan agre­si­va­mente hacia los demás, repe­ti­da­mente. Según los exper­tos, este tipo de com­por­ta­miento puede tener con­se­cuen­cias gra­ves en eda­des tem­pra­nas ya que aque­llos que sufren los enfren­ta­mien­tos agre­si­vos de otros niños, pue­den expe­ri­men­tar baja autoes­tima y depre­sión, mien­tras que los niños que pro­pi­cian los enfren­ta­mien­tos podrían con­ti­nuar invo­luc­ra­dos en con­duc­tas anti-sociales inc­luso más des­truc­ti­vas cuando lle­gan a ser ado­les­cen­tes y adultos. El obje­tivo de la prác­tica del hos­ti­ga­miento infan­til es inti­mi­dar, apo­car, some­ter, ami­la­nar, ame­dren­tar y con­su­mir, emo­cio­nal e inte­lec­tual­mente a la víc­tima, con vis­tas a obte­ner algún resul­tado favo­ra­ble para quie­nes aco­san o satis­fa­cer una nece­si­dad impe­riosa de domi­nar y some­ter que pue­den pre­sen­tar los aco­sa­do­res como patrón pre­do­mi­nante de rela­ción social con los demás. En oca­sio­nes, el niño que desa­rro­lla con­duc­tas de hos­ti­ga­miento hacia otros busca obte­ner el reco­no­ci­miento y la aten­ción de los demás lle­gando a apren­der un modelo de rela­ción basado en la exc­lu­sión y el menos­pre­cio de otros. Con fre­cuen­cia el niño que acosa a otro suele estar rodeado de un grupo de aco­sa­do­res que se suman de manera uná­nime y gre­ga­ria al com­por­ta­miento de hos­ti­ga­miento con­tra la víctima. Se han desc­rito hasta 8 moda­li­da­des de hos­ti­ga­miento infan­til, con la siguiente inci­den­cia entre las víc­ti­mas:

  • Blo­queo social (29,3%)
  • Hos­ti­ga­miento (20,9%)
  • Mani­pu­la­ción (19,9%)
  • Coac­cio­nes (17,4%)
  • Exc­lu­sión social (16,0%)
  • Inti­mi­da­ción (14,2%)
  • Agre­sio­nes (13,0%)
  • Ame­na­zas (9,1%)

Conviene poner atención a estas categorías que se ofrecen y determinar a qué tipo de hostigamiento puede estar expuesto nuestro hijo.

VIGILAR IMPLICA OBSERVAR

(Continuación del artículo anterior)

Por Dra. Patricia García Mora 

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11. VIGILAR IMPLICA OBSERVAREl momento de vigilar es algo importante. Siempre pasa algo antes y después del comportamiento que el niño emite. Observar esto nos puede dar mucha luz de cómo corregir una conducta. Por ejemplo: Antecedente: papá y/o mamá están ocupados. El niño se cansa de jugar y quiere atención. Comportamiento: El niño llora a gritos. Consecuente: Papá y/o mamá vuelven de inmediato su mirada al niño; dejan de hacer lo que les tenía ocupados y van a donde el niño se encuentra. Puede ser que vayan molestos, pero de cualquier forma acuden de inmediato.  Con esto el niño aprende que una forma de obtener la atención inmediata es llorando a gritos. La vigilancia implica los cinco sentidos. El enfoque debe estar en:

  1. El comportamiento del niño
  2. El antecedente de su comportamiento
  3. El consecuente del comportamiento
  4. Los pensamientos que surgen en los padres ante el hecho
  5. El comportamiento de los padres, es decir, ¿qué hacen?
  6. Qué circunstancias se dan en el entorno. En dónde se encuentran.
  7. Los efectos del comportamiento del padre)madre)
  8. La frecuencia en que se da el comportamiento del niño
  9. La consistencia o inconsistencia del comportamiento del padre/madre.

La observación o vigilia de los hechos  está a nivel de pensamiento, que es en donde es posible  hacer cambios. Al vigilar podemos darnos cuenta de muchas cosas que en estado exaltado y reactivo se nos pasan por alto. De esta forma, la vigilancia detiene que se instalen emociones inadecuadas, nos permite ver con claridad la situación, se comprenden los hechos y finalmente, actuamos con justicia y asertividad. Es decir, una adecuada vigilancia nos ofrece la posibilidad de evitar un castigo y actuar en lugar de reaccionar.

LOS PENSAMIENTOS Y LAS CREENCIAS

(Continuación del artículo anterior)

 Por Dra. Patricia García Mora 

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10. PENSAMIENTOS Y CREENCIASTodos los seres humanos se forman dentro de un ambiente determinado, bajo ciertas formas específicas, métodos disciplinarios distintos y situaciones diversas. Los padres son una pareja que ha sido criada bajo normas diferentes y cada uno piensa que lo que se hacía en su hogar era lo correcto. Algunos, son severos críticos de lo que hicieron sus padres y toman la decisión de hacer justo lo contrario. De cualquier forma es una misma creencia: o se apegan a ella o se van al polo opuesto, pero es un mismo camino. Esas creencias ofrecen guías de cómo deben ser las cosas, desde su propia perspectiva. Así, se tiene una creencia importante sobre cómo debe ser un buen padre o madre; sobre cómo deben comportarse una mujer y un hombre; sobre el significado y tolerancia del llanto de los hijos; sobre la obediencia y desobediencia; sobre lo que debe y no debe hacer un buen educador, entre muchas otras. Por lo general esas creencias no pueden explicarse, pero sí se defienden con mucha fuerza y decisión, asumiendo que son la verdad absoluta. A esto se agrega un factor de gran importancia, que es la poca tolerancia que se tiene cuando se recibe el mensaje de que no se están haciendo bien las cosas. Ser objeto de crítica es poco agradable, más cuando se considera que ésta, por lo general es ofrecida con una connotación negativa. Así que si la crítica se dirige a no ser efectivo y funcional en la labor de la maternidad o paternidad, la herida es bastante severa. Los cambios y modificaciones son procesos Los cambios no son inmediatos. No basta desearlos para que ésos se produzcan. Es necesario determinar qué se quiere cambiar, planear cómo se va a hacer el cambio, ir evaluando sobre la marcha, ser consistente y esperar con paciencia. De esto surge una gran pregunta:   ¿Cuánto tiempo crees que se necesita para que tu hijo (a) aprenda a hacer algo tan bien como tú lo esperas? Es importante pensar si lo que se desea que el hijo logre es algo que debe aprender o es un proceso. Todo de alguna manera implica un proceso, pero unos de aprendizaje y otros de madurez. Por ejemplo, hay acciones que los niños pueden aprender, como:

  1. Recoger los juguetes
  2. Tirar la basura en el cesto
  3. Lavarse los dientes
  4. Saludar, despedirse, dar las gracias, pedir permiso.
  5. Dejar la ropa sucia en el lugar destinado para ello.
  6. Recoger su plato y su vaso, etc.
  7. Ayudar a poner la mesa.
  8. Horarios de sueño, de comida, de baño, etc.

Estas acciones las pueden aprender si los padres son claros al especificar las reglas, si estimulan a los niños en sus avances y sobre todo, si son muy consistentes. Por lo general 21 días seguidos alcanzan para fijar las conductas. Esto no significa que después de este tiempo se deje de estimular. El reforzamiento mientras se aprende es diario y después se puede volver intermitente. Por otra parte, hay procesos que tienen que ver con el grado de maduración de los niños, como:

  • La salida de los dientes
  • El gateo
  • El caminar
  • La definición de la lateralidad
  • Hablar
  • Control de esfínteres

En estos casos se requiere entrenamiento y paciencia para que el proceso madure. Por supuesto el estímulo siempre debe estar presente para que el niño(a) experimente ese sentido de logro que le va otorgando confianza en sí mismo.

 VIGILAR ANTES DE CASTIGAR

Por Dra. Patricia García Mora 

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9. VIGILAR ANTES DE CASTIGARVigilar se refiere a estar alerta, a observar lo que sucede en el entorno. Esta acción es de suma importancia para conocer la realidad de lo que sucede con la mayor cantidad de elementos posibles. Se trata en este caso de observar qué sucede cuando un comportamiento se emite. Se entiende por éste una manifestación externa de una situación interna. Es decir, una conducta no aparece nada más porque sí, sino que trae como antecedentes una gran variedad de pensamientos y emociones que se instalan en el interior de la persona, lo que hace que se produzca una acción. Se ha dicho con anterioridad, de manera general, el que son los pensamientos los que generan emociones y éstas las que disparan las conductas y en esta sesión conviene revisar con mayor profundidad para una mejor comprensión de tal afirmación. Se puede analizar esto a través de un sencillo ejemplo: El hecho o suceso es que el niño no quiere comer. Al darse cuenta de esta situación, de inmediato se manifiesta internamente un pensamiento, que en este caso pudiera ser: «si mi hijo no come se va a enfermar y seguramente eso indica que no soy un buen padre (buena madre)». Casi sin darnos cuenta, ese pensamiento produce una emoción, que pudiera ser en este caso angustia y/o desesperación. La acción que se presenta después serían gritos y presión para que el niño coma. Incluso pueden presentarse amenazas de quitar privilegios si no hace lo que el padre o madre ordenan y esperan. ¿Qué sucede en ese momento entre padre (madre) e hijo? La relación entre ambos se lastima. Ya se ha comentado antes ese hilo conductor del pensamiento a la acción y si en ese primero es en donde se inicia todo, podemos entender  que es en ese momento en que se presenta la posibilidad de hacer un cambio. De tal forma que tomando el mismo ejemplo anterior, ante el mismo hecho de que el niño no quiere comer, se puede cambiar el pensamiento y determinar que el niño en ese momento no tiene hambre o simplemente no le apetece comer. Esa clase de pensamiento puede generar una emoción diferente al caso anterior. Puede ser que se comprenda y se instala tranquilidad porque no pasa nada. La acción subsecuente por tanto será más asertiva, como por ejemplo el esperar un tiempo prudente, preguntar al niño si no desea comer y ante su negativa simplemente retirar la comida y mencionarle que en la siguiente hora de comer podrá hacerlo. Con esta actitud no se hacen necesarios ni los gritos ni los insultos y la relación se mantiene intacta. Nadie se ha lastimado.

LOS EFECTOS DEL CASTIGO

(CONTINUACIÓN DEL ARTÍCULO ANTERIOR)

Por Dra. Patricia García Mora 

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8. LOS EFECTOS DEL CASTIGO Todas las experiencias dejan aprendizaje. Eso es innegable. De esta manera, la experiencia de vivir bajo un régimen de castigo deja enseñanzas y produce efectos como los siguientes:

  • La violencia y la intimidación es el camino para lograr el poder, el control, respeto y madurez.
  • Se aprende a vivir con sentimientos de ira y resentimiento, lo que convierte a los niños en unos bravucones abusivos.
  • El niño aprende a sentirse culpable y desvalorizado, minando su autoestima.
  • La tensión impide que el niño pueda madurar y aceptar su responsabilidad
  • Mata la espontaneidad, el humor, la buena voluntad y la alegría de la niñez, por temor a ser castigado.
  • Disminuye su capacidad y habilidad de amar.
  • Ata psicológicamente  a la persona que lo castiga en un círculo vicioso que destruye su independencia y rompe su espíritu.
  • Daña el valor y la confianza, produciendo timidez y cobardía.
  • Induce al temor y la ansiedad, generalmente de por vida.
  • Priva al niño de la experiencia de la libertad y del derecho a una niñez feliz.

De esta forma, el castigo disminuye o destruye elementos de suma importancia en la personalidad, como:

  • El amor que el niño tiene por quien lo castiga.
  • La autoestima, el auto respeto y la auto aceptación del que castiga y del castigado.
  • El derecho de vivir una vida saludable con un mínimo de tensión y de conflictos.
  • El desarrollo de la habilidad de aceptar la responsabilidad propia.
  • El derecho a tener un hogar feliz, amoroso, seguro y libre de miedo.
  • El desarrollo de la capacidad creativa del niño.
  • La oportunidad de crecer con ejemplos de padres y parejas no violentas.
  • La posibilidad de aprender lo que es la paz.

Entonces: el castigo tiene las siguientes características:

  • No sirve para educar, porque para educarse se requiere apertura y con miedo ésta no se puede dar.
  • No sirve para formar personas felices y seguras de sí mismas. En un ambiente lleno de temor y violencia la felicidad no tiene entrada y tampoco se puede dar la seguridad.
  • Enseña a que las cosas no deben hacerse delante del que castiga, pero no que no deben hacerse en otros lugares.
  • Es violencia de todo tipo: física, verbal y no verbal. Eso se conoce en la actualidad como violencia física y emocional.

Por otra parte, la persona que castiga sufre, no se siente cómoda y puede experimentar situaciones como las siguientes:

  • Se siente insatisfecha.
  • No sabe controlar sus emociones.
  •  Se deja manejar por sus emociones y es inconsistente.
  • Se siente culpable con frecuencia.
  • Aleja el amor.
  • Mantiene un poder ficticio.

Es importante recordar que las acciones vienen después de las emociones y éstas se generan en los pensamientos. De tal forma que lo que impulsa a castigar es un pensamiento que puede cambiarse, para que a su vez haya modificaciones en lo que se siente y en la forma de actuar. Revisar el castigo es importante antes de plantear nuevas alternativas, porque éstas solamente podrán elegirse si se entiende que en este método no hay utilidad y sí muchos inconvenientes.

CREENCIAS  Y MITOS SOBRE EL CASTIGO

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Por Dra. Patricia García Mora 

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7. MITOS SOBRE EL CASTIGOLa persona que castiga no lo hace con una mala intención. Su acción surge de algo que antecede a las emociones, que son los pensamientos y éstos se han formado con base en creencias que se generan por los modelos que se han tenido sobre cómo se debe educar. Las creencias son las que nos conducen en la vida y muchas de ellas son adecuadas y eficientes. Sin embargo, también existen algunas otras que son erradas y que incluso ni siquiera las podemos explicar de dónde vienen. Simplemente las adoptamos de alguna parte en donde imparcialmente observamos que funcionaban. La clave está precisamente en que solamente apreciamos una parte de aquello que consideramos efectivo. No sabemos la realidad completa de aquello que consideramos una verdad absoluta. Entre algunas creencias que se tienen sobre la acción de castigar se encuentran:

  • Si no se utiliza el «palo», el niño se echará a perder.
  • Los niños aprenden disciplina al ser castigados.
  • Darle demasiada atención, echa a perder al niño.
  • Se necesita «dar una lección» a los niños para prepararlos para la vida.
  • Los niños  son “malcriados” por naturaleza y hay que corregirlos.
  • El castigo se aplica por el bien del niño.
  • Los niños sólo aprenden con base en premios y castigos.
  • Los niños agradecerán más adelante el haber sido «disciplinados» ahora.
  • La disciplina sin castigo no funciona.

Algunas creencias son más fuertes que otras, y se convierten en mitos.  Los que se refieren al castigo surgen de los pensamientos anteriores y expresan lo mismo. Entre ellos se pueden mencionar:

  1. Reforma al culpable.
  2. El castigo nunca daña.
  3. El deber de los padres es domar y entrenar a los niños con recompensas y castigos.
  4. El castigo enseña disciplina y prepara al niño para enfrentar la vida.
  5. Es necesario para su seguridad.
  6. Le ayuda a recordar la ofensa cometida.
  7. Te lastima más a ti que a los niños.
  8. Está permitido por la religión y la sociedad.
  9. Construye el carácter.
  10. Fortalece al niño y lo convierte en alguien responsable y valeroso.

Los mitos se van debilitando en la medida que la sociedad evoluciona. Mucho de lo que en tiempos pasados se vivió ya no es vigente. Esto se debe a que se hacen investigaciones y se estudia sobre los efectos de ciertas creencias o prácticas que se observa perjudican en muchas ocasiones. Algunos castigos aplicados tiempo atrás no han dejado huellas en algunos, pero a otros los han marcado de por vida. Algo que tiene esta posibilidad es necesario que se analice y que se busquen alternativas para evitar esos riesgos. Algo innegable es que la evolución y el avance científico, tecnológico, psicológico y social, destruye muchos mitos.

EMOCIONES QUE INTERVIENEN EN EL CASTIGO

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Por Dra. Patricia García Mora 

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6. EMOCIONES QUE INTERVIENEN EN UN CASTIGOLuego de darnos cuenta que la práctica de castigar, al parecer no incluye en su utilidad a los niños, conviene también revisar qué emociones se presentan en el que castiga y en el que es castigado. Las emociones siempre se encuentran presentes en cualquier acto, por lo que en el castigo no se pueden evitar. El castigo es una situación alterada, es decir, contiene una carga de energía negativa y altera las emociones, tanto del que castiga como del que recibe esa acción. Si de entrada se acepta que es un momento cargado de energía negativa, en donde hay emociones, éstas no pueden ser positivas. El agente castigante se encuentra en una situación desagradable y puede asegurarse que hay una obnubilación en su mente. En esa acción de castigar el que lo hace puede experimentar emociones como coraje, desesperación, impotencia, ira, cólera y frustración. Los efectos no pueden ser positivos, si se considera que el emisor del castigo está cargado de negativismo. Así, el castigado experimenta al mismo tiempo emociones como miedo, asombro negativo (susto), devaluación, temor, pánico y tristeza. Acciones que acompañan al castigo De los pensamientos surgen las emociones y de éstas las acciones. Si hay emociones negativas, no puede esperarse que de ellas surjan acciones adecuadas. De esta manera, los castigos siempre se dan acompañados de acciones como gritos, golpes, humillaciones, insultos, entre otros. ¿Han visto o pueden imaginar a una persona actuando de esta manera? La pregunta que sigue es si son éstas acciones adecuadas para formar a un pequeño, o una persona que está aprendiendo a vivir.

 EL CASTIGO, MITOS, CAUSAS Y EFECTOS

Por Dra. Patricia García Mora 

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5. CastigoLa sociedad actual se encuentra en una crisis severa de autoridad. La disciplina se encuentra ausente o se aplica de manera inconsistente y a veces errada. En muchas ocasiones, los padres en su afán de disciplinar consideran que la única forma útil es castigar, lo cual no es una idea atinada.  En esta sesión se pretende únicamente analizar el castigo. No se ofrecerán alternativas en este momento, sino que solamente se expondrá lo que es, cómo se hace y qué resultados se obtienen al aplicarlo. La palabra castigo es frecuentemente utilizada cuando se trata el tema de disciplina. Los padres y maestros acostumbran aplicar castigos o correctivos para lograr que los niños rectifiquen en su actuar inadecuado. Pero ¿qué es verdaderamente un castigo? ¿Cuál es su utilidad? ¿Qué emociones acompañan al castigo? El analizar el castigo nos permitirá saber si es una práctica realmente adecuada, o si su aplicación se lleva a cabo solamente porque no se sabe qué más hacer. Significado del castigo Si se acude a un diccionario, entre las definiciones más comunes se pueden encontrar las siguientes: Castigo: Pena que se aplica por haber cometido una falta o delito. “Por tu mal comportamiento te mereces un castigo” Castigo: persona, animal o cosa que causa sufrimientos, trabajos y molestias: “Este niño es un castigo” Si se sigue el significado que estas definiciones ofrecen, habría que preguntarse ¿qué tipo de faltas o delitos cometen los niños? ¿Cómo pudieron aprender a realizarlas? ¿Quién se las enseñó? ¿Quién merece el castigo, el que enseña o el que aprende? Utilidad del castigo Por otra parte, en lo que corresponde a la utilidad, es conveniente mencionar que el castigo: elimina molestias, alivia preocupaciones y permite desahogo de una persona reactiva. Pero ¿en dónde se encuentra el niño aquí? Al parecer el castigo es de utilidad entonces para el que castiga, pero no para el castigado. Se supone que los padres y maestros castigan para enseñar algo que forme una personalidad sana en los niños, pero esta utilidad no se encuentra en estas prácticas

LO QUE SE REQUIERE PARA EMPEZAR A CORREGIR

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Por Dra. Patricia García Mora 

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4,

  1. Aceptar que la situación que se presenta no es la deseada. Es importante que cuando una conducta se presenta de manera inadecuada con repetición y frecuencia, se entienda que el niño está aprendiendo algo que no le conviene. No se deben modificar las conductas porque no nos gustan sino porque perjudican al niño. Asimismo es importante dejar de buscar responsables de que el niño se comporte de esa manera y aceptar que debemos actuar.
  2. Si al revisar la conducta nos damos cuenta que de alguna manera estamos siendo responsables de que la haya aprendido, ya sea por omisión o por estar haciendo lo inadecuado, aceptarlo y pensar en cómo debemos actuar y qué debemos modificar en nosotros.
  3. Evitar empezar a dar tiempo a las culpas. La culpa es energía que debemos convertir en acción para corregir y no para estarnos latigando.
  4. Cargarnos de energía positiva pensando en que si bien nos equivocamos, somos capaces de corregir el camino. Hemos logrado muchas victorias personales en la vida y esta es una más que nos vamos a anotar.
  5. Confiar en que somos capaces de hacerlo. Si hemos podido solucionar otros problemas producto de algún error cometido, esto también podremos lograrlo. Lo peor que un padre puede hacer es pensar que no puede con su hijo. Un padre desalentado no puede servir como guía en la vida y eso somos para los hijos.
  6. Tener apertura para recibir orientación y decisión para iniciar y seguir en el proceso hasta lograr la meta deseada. Nadie sabe todo en la vida y a ser padres en esta época en que los niños son diferentes (porque nacieron en una época distinta a la nuestra) nadie nos enseñó.  Con seguridad eres bueno para desempeñarte en lo que te has preparado. Esta es una oportunidad de hacerlo en el área de la paternidad.
  7. Constancia en las acciones modificadoras. Este elemento es determinante para el éxito en las modificaciones. El niño requiere seguridad y para ello es importante que sepa lo que debe esperar en cada acción que realiza. Si a veces se le pide que recoja su ropa y otras veces no, él no logra tener la seguridad de cuál es la conducta adecuada.
  8. Evitar excepciones mientras se aprende una nueva conducta. Por lo general se toman 21 días para aprender algo nuevo. Esta cantidad de días puede variar si la conducta tiene mucho tiempo de haber sido aprendida y practicada. Entre más pronto se trabaje con una conducta indeseada es más rápido el cambio, porque no se fija el aprendizaje con fuerza.
  9. Poner un fuerte obstáculo al desaliento. Cuando una conducta se va a modificar, lo más probable es que ésta aumente en frecuencia. El niño prueba si es verdad la nueva forma y aumenta en número y frecuencia su conducta. Esto lleva un tiempo corto y luego la conducta se empieza a debilitar, para dar entrada a una nueva más adecuada.
  10. Recordar estimular los avances. Esto es tan importante como la constancia. El estímulo, que también se puede conocer como reforzador, es la forma en que se fijan las conductas. El reconocimiento es dar atención a algo y ésta es el reforzador más poderoso que existe para que una conducta se repita

Es importante entender que la atención que se recibe en los comportamientos inadecuados, a través de regaños, castigos y otras acciones, es precisamente las que está reforzando el que esos comportamientos se repitan y a la larga se aprendan. Esa es la razón por la cual muchas conductas inadecuadas persisten, porque los niños aprenden que a través de ellos obtienen lo que desean. La mejor forma de “corregir” un comportamiento es enseñar una nueva conducta con la cual el niño puede obtener la misma atención que cuando se comporta inadecuadamente. Mientras se aprende esa nueva conducta, los padres deben dejar de poner atención a los comportamientos inadecuados, siempre y cuando éstos no dañen a nadie, es decir, extinguir la conducta y comportarse como personas “ciegas, sordas y mudas”. Luego, enfocarse en las conductas adecuadas y a esas darles toda la atención. También es de utilidad, mientras se aprende el nuevo comportamiento, quitar el foco de atención al no deseado y poner el enfoque en una conducta alternativa contraria. Por ejemplo si un niño grita y otro está hablado en voz normal, se felicita  a éste diciéndole: “me encanta que hables en ese tono de voz porque así nos entendemos mejor.” Eso hará que el otro comprenda que debe hablar en otro tono y si lo hace en ese momento, de inmediato hay que felicitarle también. Finalmente  es posible  entender que hay formas efectivas para corregir, en donde el castigo no ha hace aparición alguna.

ANTES DE CORREGIR

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Por Dra. Patricia García Mora 

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3. ANTES DE CORREGIRSi se parte del concepto de que se corrige lo que no se ha hecho de manera adecuada, entonces surge la posibilidad de prevenir, por lo que conviene revisar algunas acciones que son de utilidad para evitar que se presenten los comportamientos inadecuados. Es decir, la disciplina tiene su parte preventiva y no solamente se refiere a corregir. Antes de empezar a pensar qué vamos a hacer para corregir esa conducta que sabemos no es conveniente, es muy importante checar si el niño está recibiendo los satisfactores de sus necesidades básicas emocionales, que son: sentirse querido, sentirse valorado y sentirse aceptado, respetado y comprendido. Los satisfactores de esas tres necesidades son: Para sentirse querido, el tiempo especial, en donde se da una comunicación abierta y positiva, es la mejor forma de hacerlo. Un niño que está satisfecho de atención, no tiene necesidad de solicitarla a través de comportamientos poco adecuados. Para sentirse valorado, el niño requiere de personas que reconozcan sus esfuerzos, no solamente cuando ha terminado de hacer algo, sino durante el proceso. Asimismo requiere recibir información específica. En lugar de decirle tan sólo  “¡qué bien!” es importante especificarle y decirle “te felicito, ya pudiste poner la pasta en el cepillo tú solo”. Para que logre sentirse aceptado, respetado y comprendido, el niño debe tener espacios de escucha, en donde el padre o madre se enfoque en lo que está sintiendo y le ayude a buscar sus propias soluciones de lo que está experimentando. Muchas veces, el sólo hecho de proporcionar estos satisfactores resuelven la situación y las conductas no deseadas que el niño presenta se modifican. ¿Cómo empezar a corregir? Los seres humanos tenemos múltiples formas de comportarnos y tal vez muchas de ellas no son adecuadas, sin embargo no se pueden modificar todas a la vez, hay que elegir una de ellas. Puede ser que algunas disparen otras conductas y si se modifica una se corrigen en automático las demás. Por lo anterior, si un niño tiene algunas conductas no deseables, es importante iniciar con una para empezar el proceso de modificación de la misma. Una vez determinada cuál conducta se desea corregir, debe especificarse. Es decir, no se puede decir que se va a corregir el que un niño sea desordenado, sino hacer un plan para que recoja sus juguetes y los coloque en su lugar, como un primer paso. Luego, conviene observar qué sucede alrededor del niño antes de que deje los juguetes tirados. Puede ser, por ejemplo, que juega con demasiados a la vez y recogerlos todos no es una tarea que a nadie le agrade. O bien, si la conducta a modificar es que deja tirada la ropa que se quita, tal vez está observando que alguien más en casa hace lo mismo. Una vez conocido el antecedente de la conducta que se quiere modificar, conviene observar también qué sucede inmediatamente después de que la conducta es emitida. Por ejemplo, si el niño deja los juguetes tirados, la mamá le grita y le regaña e insiste que los recoja. Cuando se tienen todos estos elementos, entonces es cuando se elabora el plan de modificación, que es diferente en cada caso porque los antecedentes y consecuentes son distintos en cada uno de ellos. Al concluir el plan, lo que procede es dar el primer paso y mantenerse consistente en el mismo. Este elemento es indispensable, porque sin consistencia no hay cambio.

¿POR QUÉ HAY QUE CORREGIR?

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Por Dra. Patricia García Mora 

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2. POR QUE HAY QUE CORREGIRNo se trata de tomar un látigo y castigar a quien no hizo lo correcto, sino más bien entender las razones por las cuales los resultados han sido contrarios a lo que se esperaba. Nadie quiere equivocarse, nadie hace las cosas de manera errada con la intención de hacerlo.

Los padres tenemos claros y buenos deseos de que nuestros hijos sean personas de bien, con comportamientos adecuados, correctos, con valores y felices. Sin embargo, los traemos al mundo como resultado de un deseo de materializar el amor, sin saber que somos anfitriones de la vida de esos seres, a quienes debemos enseñar cómo vivir. Esa es una preparación que nadie nos ofrece de manera formal y que cuando nos enfrentamos a la realidad de ser padres, no nos queda más que reproducir aquello que observamos que otros hicieron en esa función. O también, eliminar aquellas acciones que consideramos reprobables de quienes nos formaron. Es decir, o hacemos lo mismo que nuestros padres hicieron, o nos decidimos por hacer lo contrario. Los problemas de formación de los hijos se inician cuando quien o quienes tienen un hijo se enfrentan de pronto con la necesidad de desempeñarse en la función de ser padres, lo que nadie les enseñó. Entonces se recurre a la experiencia y se asumen papeles de acuerdo a lo que se vivió como hijos, pero con poca información de los motivos que tuvieron sus padres para actuar como lo hicieron. El problema se agrava cuando quienes van a formar a ese niño recién llegado, tienen diferentes experiencias en la forma como fueron educados. En el caso de una pareja, ambos traen modelos de educación diferentes y la tarea es unificarse en criterios para crear su propio modelo. Si es una persona sola quien tiene un hijo, de cualquier forma hay personas cercanas que opinan y que de alguna manera influyen en quien debe cumplir con el papel educador de ese niño. En ambas situaciones los padres están aprendiendo a ser padres sobre la marcha, y eso implica grandes posibilidades de ensayo error. ¿Quién es responsable de eso? Nadie. Las escuelas para ser padres apenas se están poniendo de moda, y ninguno asiste a ellas antes de enfrentarse a la realidad de serlo. Por otra parte, si bien es cierto que existen leyes del comportamiento humano, no existe receta exacta para educar. Esto se debe a que todos los seres humanos somos únicos e irrepetibles, y cada uno respondemos de diferentes maneras ante estímulos semejantes. Sin embargo, los estudiosos de las leyes antes mencionadas, ofrecen lineamientos y sugerencias que se han probado son efectivas y eficientes, las cuales se pretenden revisar en este tema de “Corregir sin castigar”. Este tema se desarrolla con el fin de hacer las modificaciones que son necesarias para que la conducta que pretendemos enseñar sea efectiva y correcta. Por lo general, en el afán de que nuestros hijos se comporten de manera adecuada, aplicamos correctivos que les lastiman, lo que se debe tratar de evitar, porque lo que queremos es colaborar en el desarrollo de una personalidad sana, lo que no se  puede lograr cuando se aplican correctivos que causan dolor permanente.

CORREGIR SIN CASTIGAR

Por Dra. Patricia García Mora 

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¿Qué significa corregir?

2. CORREGIR SIN CASTIGAR A través de todos los tiempos se ha escuchado que dentro de las funciones de los padres se encuentra el “corregir”. Este es un concepto fácil de entender en cuanto a su significado, pero difícil de llevar a cabo en cuanto a que se desconocen las acciones precisas que se deben realizar para lograrlo. Para poder comprender mejor el significado de esta palabra tan usada, es conveniente conocer las diversas definiciones que de ella se tienen. La Real Academia Española ofrece como definiciones: emendar lo errado, advertir, amonestar y reprender, entre otras. Es fácil apreciar que por lo general se tiende a utilizar las tres últimas y ante algo que se considera que no se está realizando como se piensa que debe ser, de inmediato se para el comportamiento y se advierte que eso no debe ser, o bien, se amonesta y reprende con fuerza. Esto con la finalidad de que quien se ha comportado mal entienda que lo que hace no está bien. Lo anterior muestra una acción dirigida al que actúa de manera inadecuada, acompañada, sin duda alguna, de sentimientos de malestar y enojo. De esta manera se entiende que el que corrige se encuentra ubicado en una posición superior, desde donde juzga y determina los “correctivos” que debe utilizar para modificar las acciones de quien no ha aprendido a comportarse de forma adecuada. Aquí es en donde surgen preguntas interesantes: ¿Cómo fue que aprendió a comportarse de esa manera? ¿Quién le enseñó? ¿De dónde tomó el modelo para comportarse así? Si se vuelve la mirada a las definiciones de “corregir”, se ofrece una que menciona que el significado de dicho concepto se refiere a “enmendar lo errado”, es decir, que hay que rectificar algún error, pero ¿por quién fue cometido? Si en la elaboración de un producto determinado, el resultado no es el que se espera, o se observa que no funciona como se tenía planeado ¿De quién es la responsabilidad?, ¿Del producto o de quien ha intervenido en su elaboración? La respuesta lleva a entender que quien debe corregir es precisamente el responsable de no haberlo hecho de la manera correcta y que si el producto no tiene error, entonces es mérito del que lo ha elaborado. Con lo anterior es posible entender que cuando se hace necesario un correctivo, es porque durante su elaboración han faltado elementos, o bien, se han aportado algunos que son los que hacen que el resultado sea el que se obtiene. En la formación de un ser humano sucede lo mismo. Si el comportamiento aprendido es adecuado, se puede considerar que ha habido buenos modelos o formadores. Por el contrario, si las conductas no son adecuadas, se entiende que quienes han estado a cargo de la enseñanza han omitido algo importante, o bien, que han aportado reforzadores a las respuestas poco adecuadas. Lo anterior es un precepto que surge de las leyes del comportamiento humano. Se aprende lo que se enseña, ya sea de manera formal o informal. Es decir, el ser humano aprende lo que se le dice y lo que observa. Así, lo niños aprenden a comportarse, a través de lo que padres, maestros y personas cercanas les dicen, pero también de lo que observan que hacen. De esta manera, es posible entender que cuando se considera que hay que “corregir” una conducta de un hijo, es porque los encargados de su enseñanza han colaborado para que el comportamiento no sea del todo adecuado.

EL NIDO DE LA LECTURA

Por Dra. Patricia García Mora 

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689088.TIFLo fundamental de la vida se aprende en el hogar. Es un lugar abierto para el aprendizaje en donde no existen pupitres ni pizarrones. Los conocimientos se van asimilando casi sin darse cuenta. Todo lo que se dice y se hace  en cualquier momento familiar permite que se graben cosas que el día de mañana se van a repetir. La mayoría de las personas estamos conscientes que la lectura ofrece un mundo infinito de posibilidades de aprender. Los padres, cuando ven a un hijo leer se fascinan y quisieran que fuera un hábito que conservaran para toda su vida. Pero si los niños no crecen en un ambiente familiar en donde los libros son parte de su entorno, en donde sus padres son observados leyendo, difícilmente podrán adquirir ese gusto por la lectura que todos sabemos es tan enriquecedor. Los hogares en donde los padres siempre tienen a la mano algún libro no necesitan de tareas para implantar el hábito de la lectura. Este se da por sí solo. Hablar de lectura en el hogar es muy diferente a los espacios que se dan para este objetivo en la escuela. En los espacios académicos se aprende a leer con una rapidez adecuada, a comprender los contenidos, a sacar las ideas principales, a resumir y destacar ideas, pero eso no hace el gusto por leer. Un alumno puede tener muy buenas destrezas de lectura y no gustarle leer. Puede tener calificaciones aceptables en ese aspecto y tomar momentos para leer con el fin de pasar su materia, pero no tomará algún libro sin ese motivo. El objetivo de leer es muy distinto en la escuela y en el hogar. En alguna parte alguien expresó atinadamente que el hogar es para la lectura lo que la piscina para la natación.  Los niños pueden aprender técnicas y estilos de natación, pero, si no tienen una piscina o un río o un mar en donde puedan nadar, los estilos se convierten en un aprendizaje inútil. Con la lectura sucede lo mismo. El hogar es el nido en el que la lectura encuentra o desencuentra eso que se llama un sentido. Cualquier persona que se considere una gran lectora responderá que su gusto por la lectura lo adquirió de su abuelo, su padrino, su madre, etc. Podrá agregar anécdotas vividas en su infancia relacionadas a momentos vividos en los cuales los libros se encontraron presentes. Lo más seguro es que esas personas no sabían que estaban marcando al niño para que en su vida los libros tuvieran un gran significado. Tal vez lo único que ellos se proponían era pasar un rato agradable y enseñar algo al niño de manera totalmente informal. O, inclusive pude ser que hayan encontrado una buena forma de mantener quieto al pequeño contándole alguna historia que salía de algún libro. El caso es que lograban dos cosas igualmente importantes: lograr su objetivo de ese momento y sembrar el amor por las letras leídas. Esto es lo que se ha llamado el nido de la lectura o la siembra del sentido para leer. Por fortuna, la conciencia de los beneficios de la lectura ha llevado a que en el mercado se encuentren lecturas de todos los niveles. Es fácil adquirir incluso libros de tela con imágenes y sin letras que iniciarán al niño en el gusto de encontrar algo hermoso dentro de un libro. Si los padres, o personas cercanas y significativas para el niño, tienen el hábito de la lectura y además lo gozan, no necesitarán de nada más que disfrutar de ese gusto y compartirlo con el niño sin presiones. El podrá captar y decidirá probar por sí mismo. El hábito de leer no se enseña como el de lavarse las manos o cepillar los dientes. La repetición constante y la explicación de los beneficios, no será suficiente. El niño, para amar la lectura debe observar ese amor en quienes le rodean y saber que en los libros se encuentran las respuestas a muchas preguntas. Si un niño duda sobre algo o quiere conocer determinada cosa y ve que sus padres tampoco saben la respuesta pero saben encontrarla en los libros, entonces él se dará cuenta que en ellos se encuentra la sabiduría y querrá buscarla por sí mismo con el correr de los años. Las etapas que se siguen son las siguientes:

  1. El niño escucha la lectura de los demás y solo ve las imágenes y letras, aún cuando no sabe lo que significan.
  2. El niño empieza a leer con otros.
  3. El niño lee a otros
  4. El niño se embebe en su propia lectura.

Todas estas etapas se dan de manera natural y espontánea .Si los espacios de lectura se acompañan de momentos agradables y de una relación cercana, lo más seguro es que su hijo será un lector de por vida. Para que su hijo tome gusto por la lectura….simplemente lea y disfrute de hacerlo.

¿QUIÉN SOY?

Por Dra. Patricia García Mora 

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QUIEN SOYEs esta una pregunta importante que el ser humano se va contestando a través de un largo proceso. Primero empieza por conocerse y luego por formarse un concepto de sí mismo. El autoconcepto es la opinión que uno tiene respecto de sí mismo. Cuando nacemos, no sabemos quiénes somos ni dónde estamos. Dependemos de la información que recibimos de quienes están a nuestro alrededor. Con ella nos vamos formando una idea aproximada del mundo, así como de las personas y de nosotros mismos. De esta manera, por como nos tratan y por lo que dicen de nosotros, vamos desarrollando el concepto de nuestro propio Yo, o lo que llamamos Autoconcepto. Así, empezamos a pensar de nosotros mismos conforme a lo que seleccionamos de la gran cantidad de mensajes que recibimos. Desde que el bebé empieza a vivir,  recibe una gran cantidad de información:  que se parece a su papá o que es igualito a su mamá; que tiene un carácter muy dominante como su abuelo;  que es un bebé encantador; que es muy observador; que es alegre o bien seriecito; que se distrae fácilmente, etc. Es importante considerar que al ir avanzando en edad y asistir a la escuela o a la guardería, también es tratado por la maestra de una forma particular. Recibe información que a veces es contraria a la que le han proporcionado en casa. Por eso, a veces se escucha eso de que en la escuela es bien portado y en casa un verdadero demonio, o al revés. Los estudiosos de la personalidad han determinado que los seres humanos tenemos tres alternativas para reaccionar cuando recibimos información sobre nosotros mismos.

  1. Creemos todo lo que se dice sobre nosotros y actuamos conforme a ello.
  2. Solamente escuchamos lo que se dice de nosotros pero no nos afecta en absoluto.
  3. No estamos de acuerdo y comenzamos a actuar en una forma totalmente opuesta para demostrar que aquello que se decía de nosotros estaba equivocado.

Se ha demostrado que en la mayoría de los casos la reacción más usual es la primera. Cumplimos lo que se espera de nosotros. Podemos poner un ejemplo de lo anterior para una mejor compresión: Luisito ve un árbol y siente la curiosidad de acercarse y trepar por él. La mamá le ve y de inmediato le grita : ¡Nooooo, no te subas ahí…Te vas a caer! La información que el niño recibe, con esta expresión es que es un torpe y que no tiene capacidad para hacer lo que otros hacen. De acuerdo a lo antes mencionado, el niño tiene tres alternativas posibles: confirmar lo que su mamá dice y piensa de él, cayéndose del árbol; ignorarla y continuar con su juego de una manera natural y espontánea, trepando hasta donde se siente seguro, o bien, buscar demostrar cuán equivocada está su mamá y seguir subiendo, no sólo hasta la parte más alta, sino que comienza a brincar por los aires balanceándose de una rama a otra, poniéndose en un peligro real. Con esto se quiere dar un ejemplo para comprender que los mensajes que se trasmiten a los hijos, lo que se piensa o lo que se cree que ellos son, determinan en buena parte la opinión que se formarán respecto a ellos mismos. Un principio que utiliza la publicidad indica que si se repite una mentira con la debida frecuencia e insistencia, la gente terminará creyéndola. Lo mismo sucede con el autoconcepto: si un niño escucha constantemente: “ tú no puedes o eres un tonto”, terminará por creerlo y se convertirá en un ser incapaz e inútil. Este principio también funciona de la forma contraria: un “ tú puedes” influirá positivamente en el niño. Hasta ahora no se han mencionado las habilidades o aptitudes naturales o innatas porque se dice que la mayoría de ellas se pueden desarrollar cuando se cree en esta posibilidad. Cada vez que es establecido un nuevo récord olímpico, todo el mundo piensa que es lo máximo a lo que se puede llegar y que dicho récord será el último que se registre en la historia; sin embargo, para los siguientes juegos olímpicos se rompen nuevamente las marcas. Esto se debe a que  aparece un atleta o un entrenador que cree que dicha marca se puede superar… y lo hace. En el caso de personas con capacidades diferentes, que desarrollan sus habilidades en forma extraordinaria, funciona también este principio. Existen personas con una gran capacidad que no se manifiesta porque tienen un concepto bastante pobre de ellos mismos y en este contraste, existen individuos que sin poseer grandes dotes, llegan a desarrollarse y a tener éxito, debido al gran concepto que tienen de su persona. Lo que se quiere decir con todo lo anterior, es que ya sean habilidades físicas o intelectuales, éstas pueden desarrollarse si son apoyadas con una actitud positiva y optimista. Los grandes descubrimientos de la historia han sido realizados gracias a una persona considerada poco cuerda que emprendió lo imposible, lo inconcebible, lo que no se podía. Entonces, la próxima vez que se escuche poniendo una etiqueta limitante a su hijo, recuerde de inmediato el poder que pueden tener sus palabras y que hay ciegos que caminan sin tropezarse, inválidos que pueden nadar, que la historia está llena de hombres y mujeres que han desafiado lo imposible y a veces ni siquiera imaginable…y sobre todo que su hijo tiene un gran potencial de donde pueden desarrollarse maravillas.

¡EVITE ACCIDENTES!

Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

EVITE ACCIDENTESEn muchas ocasiones se piensa que los accidentes tan temidos son causa de la fatalidad. Algunos de ellos, por fortuna, son sólo sustos, pero a veces llegan a ser de consecuencias irreversibles. Con un poco de atención y sentido común pueden evitarse muchos de ellos. Basta estar pendiente de enchufes, artículos de limpieza, escaleras, balcones sin protección, alberquitas ó piletas profundas. Los niños, son curiosos por naturaleza y es importante permitirles su desarrollo en un ambiente propicio para satisfacer su curiosidad. En algunos países donde las tasas de mortalidad por accidente son muy elevadas, se ha tomado la decisión de organizar programas de educación a los padres para evitar los accidentes infantiles. En ellos, se ofrecen sugerencias claras, en torno a las causas más frecuentes que producen problemas de este tipo en el hogar. Se pone especial atención a evitar la posibilidad de caídas de altura. Esto debido a que las consecuencias llegan a ser de suma gravedad, como rupturas de cráneo y otros casos con graves e irreversibles secuelas. Se recomienda colocar protectores en balcones, terrazas y ventanas, sobre todo en los que los barrotes permiten el paso de una cabecilla inquieta. Asimismo se sugiere instalar puertas y barreras en las escaleras. Otra causa de accidentes que es importante atender, debido a que también implica consecuencias graves, se refiere a los medicamentos, productos de limpieza e insecticidas. Estos productos deben guardarse fuera del alcance de los niños. No basta cerrar con llave el lugar en donde se encuentran, porque en un segundo el niño puede aprovechar para ingerir cualquiera de estas sustancias. Los medicamentos, sobre todo pastillas de colores brillantes son una gran atracción y más si los niños observan que los adultos las ingieren. En caso de sospecha de ingestión de algunos de estos productos no hagan nada sin consulta. Diríjase de inmediato a un lugar con atención médica. Por otra parte y con mucha frecuencia se presentan caso de asfixia dentro del lugar. Ningún niño menor de 2 años, por ningún motivo puede quedarse solo en algún lugar con agua almacenada. Bastan 10 centímetros de agua para que se produzca un accidente fatal. También la asfixia se provoca con bolsas de plástico. Los niños juegan con ellas y se las colocan sobre su cabeza; aspiran y quedan atrapados dentro de la misma. Escasos minutos ocasionan una tragedia. Los juguetes deben ser seleccionados con cuidado y de acuerdo a la edad de los niños. Ya muchas marcas advierten sobre la edad para la cual están destinados. Esta advertencia debe tomarse en cuenta. Las piezas pequeñas en niños de pocos años son de alta peligrosidad. Tener a la mano cerillos, tijeras y cuchillos, o cualquier otro elemento cortante pone en alto riesgo la seguridad del infante. Los orificios de los enchufes atraen de una manera mágica a los niños, que intentan introducir en ellos desde dedos hasta cualquier otro objeto que se encuentre a la mano. Esto significa  peligro de electrocución. Los hogares con niños pequeños deben mantener los enchufes cubiertos con protectores. Los juguetes con ruedas, desplazándose en una cocina, donde las hornillas se encuentran encendidas, son también un riesgo que hay que evitar. Es recomendable poner al niño en actividad tranquila como en colorear, pintar y pegar, mientras el adulto cocina. No sólo en el hogar se producen accidentes. Los niños son trasladados de un lugar a otro, generalmente en algún vehículo. Es importante colocarlos en una silla especial con cinturón de seguridad en el asiento trasero. Esto para evitar que el niño, con algún impacto se estrelle contra el vidrio delantero; o que quede atrapado en peligro de asfixia con las bolsas de aire protectoras. No se trata de vivir obsesionado y temeroso con la recomendación de mantenerse previniendo este tipo de accidentes. Lo que se pretende es vivir con tranquilidad, después de haber tomado las mayores precauciones posibles. Nunca podrá tenerse la seguridad de que no se darán los accidentes, pero al menos se tendrá la tranquilidad de haber puesto atención en su prevención.

EL ARTE Y LOS NIÑOS

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

EL ARTE Y LOS NIÑOSCon el tiempo, educadores, psicólogos y filósofos han llegado a apreciar el valor que representa el arte para los niños y su importante papel educativo durante los primeros años de vida. Actualmente, muchos coinciden en que la exploración y creación con materiales artísticos ayuda a los chicos a adquirir una mayor sensibilidad con respecto al medio ambiente físico (por ejemplo, la forma, el tamaño y el color); promueve el desarrollo cognitivo (la toma de decisiones, la comunicación no verbal, y la resolución de problemas); e incrementa su desarrollo social y emocional (el sentimiento de individualidad, la apreciación del trabajo de otras personas y el aprender a compartir). Los niños pequeños que son alentados a realizar actividades artísticas también adquieren un sentimiento de logro y crecimiento que los impulsa a buscar su independencia y autonomía. Para que los niños aprendan a apreciar y desear crear arte durante los primeros años no solamente hay que llevarlos a museos o anotarlos en cursos serios de arte. En realidad, todo lo que los padres o personas a cargo del cuidado de los niños deben hacer es proporcionarles materiales de arte que no son caros, y alentarlos a que desarrollen un interés por estas actividades. A continuación mencionamos algunos consejos útiles para que salga a relucir “el Picasso” en su hijo: Proporcionarle materiales que no sean tóxicos. Antes, conviene revisar las etiquetas sobre advertencias tóxicas y no comprar materiales que puedan ocasionarles irritaciones en la piel. Los útiles para dibujar (crayones, marcadores y tiza) deben ser lo suficientemente gruesos como para que puedan tomarlos con fuerza y  no se rompan. Limitar la compra de libros para pintar. Estos libros los mantienen tranquilamente ocupados, pero les bloquean la creatividad y no les enseñan un buen control motriz. Es mejor que hagan y coloreen sus propios dibujos. Usar materias primas naturales. La arcilla natural, caracoles, hojas de árboles, piedras y  arena, entre otros, les brindan una variedad ilimitada a los niños, para crear sus propios diseños. Ofrecer papel que no sea caro. El papel de prensa es ideal para los chicos que quieren hacer dibujos grandes en el suelo, y el papel de colores puede utilizarse para recortar figuras, hacer collares, al igual que máscaras con platos de papel. Es importante mostrarles cómo se utilizan estos materiales pero también resistir la tentación de decirles qué y cómo deben hacerlo. Para que esta tarea no ocasione problemas domésticos, conviene tratar de buscar un espacio que resulte práctico para las actividades artísticas del niño, en donde tenga forma accesible de eliminar los desechos y en donde la “ obra de arte” no se extienda a lugares que seas difíciles de limpiar. Para trabajar creativamente con estos materiales, los chicos no deben sentirse restringidos con respecto al sitio o lo que tienen puesto. Puede incluso elaborarse un delantal con camisas o blusas viejas y atárselos en la parte trasera; son la mejor protección para que no se ensucien la ropa. Si es posible, es el niño quien debe decidir cuándo quiere dejar de jugar. Si el chico no quiere continuar jugando y el adulto solicita que agregue algo a su diseño o que evalúe lo que ha realizado, sentirá que se le está violando su integridad creativa. Cuando la obra de arte se encuentre en proceso o haya sido concluida, se puede pedir a los niños que hablen sobre lo que han creado.  Es importante que su arte sea comprendido, que se hagan comentarios al respecto, que se aprecie lo que ha diseñado y que se lo tome con seriedad.  Si el niño recibe apoyo, interés y estimulación, se sentirá motivado a crear sus propios diseños y tanto su ingenio, como pensamientos y sentimientos encontrarán un espacio favorable para desenvolverse y crecer.

PREMIOS Y CASTIGOS

 Por Dra. Patricia García Mora 

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PREMIOS Y CASTIGOSEstas son dos palabras que mucho se usan en la educación. Por lo general se dice que se premian aquellas conductas que son adecuadas y las que no lo son merecen un castigo. Con seguridad los padres descubren que no siempre funciona el premiar o castigar a los hijos. Sobre todo esto último no es suficiente para eliminar por completo el comportamiento no deseado del niño. A veces, se cree que funcionan bien, pero luego se descubre que esto sucede solamente en un principio y después se vuelve a repetir la conducta que se trataba de eliminar en el hijo. Desafortunadamente, en lugar de pensar que el castigo no es funcional, se cree que no ha sido lo suficientemente duro y entonces se opta por incrementarlo en fuerza o duración.  Asimismo se cree que los premios que se han ofrecido al niño para que realice determinada conducta ya no son suficientemente atractivos y se tratan de mejorar. Lo que sucede es que estos premios o castigos no son consecuencias naturales de los actos del niño y por lo mismo no se mantienen como un aprendizaje. Toda conducta tiene una consecuencia y algunas son directamente derivadas de ella o bien han ido previamente determinadas. Para entender esto podemos decir que si una persona se desvela, la consecuencia natural será sentirse terriblemente mal al día siguiente y nada ni nadie podrá quitar esa consecuencia; con ello el aprendizaje se da sin duda alguna y se sabe perfectamente que la falta de sueño trae como consecuencia malestar de desvelo. Por otro lado, la consecuencia natural cuando un niño no estudia es que no aprenda, no que se le deje sin ver la televisión. Si un niño estudia, aprenderá y no es consecuencia natural llevarlo al cine como premio. Pero muchas veces pareciera que estas consecuencias, castigar al niño la televisión o llevarlo al cine, se convierten en las únicas herramientas que se usan para motivar la conducta. Lo mismo sucede con las calificaciones, que es otra consecuencia que el niño aprende a conseguir cuando estudia. Así, el niño aprende a estudiar por obtener un premio o evitar un castigo, no por aprender, que debe ser la verdadera razón para ir a la escuela. Como éste, se pueden encontrar muchos ejemplos en los que el niño aprende a hacer las cosas por las razones equivocadas. Cuando el niño se desarrolla en base a premios y castigos, crecerá buscando los primeros y haciendo todo tipo de actividades con tal de evitar los segundos; pero se olvida del objetivo de la acción que realiza por andar buscando el premio o evitando el castigo. Por otra parte, los premios van perdiendo efectividad con el tiempo y siempre se tiene que estar cambiando ; los castigos también llegan a ser poco temidos o bien generan tanto enojo que la consecuencia, no de lo que se hizo, sino del haber sido castigado, es las que hay que temer en el futuro. El castigo no sirve más que para generar rencores y enojo; sólo funciona en presencia del agente castigador y tiene corta duración. La consecuencia, en cambio, enseña y está siempre directamente relacionada con la acción; no genera enojo porque nadie la aplica; ella sola surge detrás de la acción realizada.  Además el castigo hace que la relación se deteriore y sin relación no existe apertura para la educación. Castigando a un niño se cierran las puertas para que el padre pueda trasmitir a su hijo todo lo que él sabe le será de utilidad en su vida. Revise las acciones de su hijo y hable sobre las consecuencias . Esto le será de mucho más beneficio que estar pensando cómo premiar o castigar al hijo; le permitirá vivir con agrado el crecimiento del niño  y ver cómo aprende de las consecuencias sin que sus relaciones se vean lastimadas.

NIÑOS CON ETIQUETAS

 Por Dra. Patricia García Mora 

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NIÑOS CON ETIQUETASLos seres humanos tenemos por costumbre poner un calificativo a las cosas para identificarlas. Esa es una facilidad que nos ofrece el tener un lenguaje rico en palabras; lo que nos ayuda a definir lo que existe a través de sus cualidades. Es de gran utilidad para identificar las cosas, pero desafortunadamente también utilizamos estas “etiquetas” para nosotros mismos. Así, tomamos alguna característica determinada, que se presenta a veces con frecuencia en nuestro comportamiento y decidimos que es una palabra que puede agregarse a nuestra definición como seres individuales. Nada más peligroso que esta costumbre , sobre todo si se trata de niños.  Acostumbramos decir: “Eres un chillón”, “Eres un majadero” y al hacerlo estamos marcando la personalidad del niño. Erróneamente pensamos que al hacer esto estamos ayudando al niño para que modifique su comportamiento; lo que sucede es que entre más se le dice, el niño más se identifica con ello y actúa en consecuencia. Las etiquetas limitan a las personas y las dejan encajonadas dentro de una forma de ser. Si se le dice que es un “desatento”, su inconsciente recibe el mensaje y se lo cree; entonces empieza a actuar como tal y termina aceptando, con tristeza, que es una persona con problemas para atender, pero se dice resignadamente : “ es que así soy”. Ante una realidad como esta difícilmente se tiene energía para modificar el comportamiento y la que se tiene se utiliza para reafirmarse en esa terrible clasificación. Para agravar la situación, se agregan las generalizaciones y en muchas ocasiones se escucha a los padres decir : “ siempre has sido un descortés” , “ te mantienes llorando”, “ nunca pones atención”. Duele mucho aceptar esta realidad que otros manifiestan con tanta seguridad, pero se termina por aceptar. La personalidad del niño, ciertamente trae una carga genética, pero no le determina como persona. Es el ambiente quien se encarga de ver ciertos rasgos y fijarlos. Es el ambiente en el que se desenvuelve el niño quien verdaderamente deja huellas imborrables en su persona y una frase puede marcarle de por vida. A veces, el niño se rebela y no quiere aceptar lo que dicen que es, pero finalmente se cansa, y  cuando llega a la adolescencia se comporta tal y como le han dicho en su infancia que es. El niño majadero se vuelve insoportable; el niño mandón se vuelve un tirano; el niño que “nunca entiende” rompe todas las reglas; etc. Hay de etiquetas a etiquetas. Algunas son tan crueles como la de: “ eres un tonto”, “ eres un irresponsable”, “ siempre te equivocas”. Muchas veces los adultos decimos que lo hacemos con cariño y en son de broma, pero el cerebro es literal y no tiene sentido del humor…si escucha que se es “tonto” entonces se alista para actuar como tal. Otras cuestiones peligrosas son las etiquetas supuestamente positivas que se colocan a niños que no ocasionan problema con su forma de comportarse. Estas pueden convertirse en una carga terrible que a veces asfixia y detiene. Estas etiquetas se colocan al lado de determinados comportamientos y son muy dañinas. Por ejemplo, un niño que saca buenas calificaciones y al mostrarlas se le dice: “eres muy inteligente”. El niño hace el enlace entre “buenas calificaciones” y “ser inteligente”. De tal manera que cuando un niño se aferra a sacarse buenas calificaciones no es por el conocimiento que adquiere sino porque si saca una mala nota perderá su inteligencia. Otro ejemplo es cuando un niño da algo a su hermanito o a un compañero y se le dice : “Eres un niño generoso y por eso te quiero” . Esto es algo que marca para siempre. Deberá ser generoso en todo momento porque de lo contrario perderá el amor de sus padres. La generosidad no la practicará por convencimiento ni será un valor sino una presión…tal vez por temor a perder el afecto de quienes le rodean. Lo conveniente es referirse a las acciones con los calificativos que las definan, pero no a los niños. Una acción determinada puede ser buena, mala, generosa, vergonzosa, inteligente, poco inteligente, agradable, desagradable. Un niño puede “estar” llorón en un momento determinado pero no “ser llorón”.  Todos los seres humanos pasamos por diferentes momentos y emociones en la vida, pero por mucha frecuencia que haya en una conducta, no somos eso. La maravilla de ser humano es que hay un sin fin de posibilidades de comportarse en diferentes momentos de la vida. No clasifiquemos a los niños y dejémosles que experimenten la enorme variedad de actitudes que existen y que son independientes de su valor personal.

CON EL MUNDO AL REVÉS

 Por Dra. Patricia García Mora 

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1 Se vive en un mundo en donde actividades tan sencillas como cortar con tijeras o cerrar una llave suponen una gran dificultad para los niños zurdos. Este mundo está hecho para los diestros y se espera que un pequeño que no lo es aprenda a vivir con la facilidad que lo hace un niño cuyo manejo de su derecha es algo natural. Aún en la actualidad, algunos padres sufren y se resisten a aceptar que su hijo se manifieste con preferencias del uso de su mano izquierda, porque consideran que ello consiste en un trastorno. Nada más lejano de la realidad. El que unos niños sean diestros y otros zurdos no es más que una opción natural de lo que se conoce como lateralidad. Si un niño utiliza el hemisferio izquierdo de su cerebro dirigirá sus movimientos del lado derecho de su cuerpo y si lo hace con el hemisferio derecho, sucederá lo contrario, esto es, sus movimientos serán predominantemente izquierdos. En algunos casos existe un cierto equilibrio entre ambos hemisferios y entonces el niño será ambidiestro. Mucho se ha dicho que el que un niño sea zurdo dificultará sus procesos de aprendizaje. No existe ninguna razón para pensarlo. Los niños diestros y zurdos poseen la misma capacidad y las mismas oportunidades de desarrollar habilidades. Lo único que puede ser un obstáculo es la forma como está este mundo conformado para que los diestros vivan y se desenvuelvan con comodidad. Muchos niños zurdos, incluso, llegan a destacar más que los que no lo son. Durante los dos o tres primeros años de la vida, los niños , por lo general son ambidiestros y usan en sus actividades, ambas manos y piernas. Sin embargo, existen algunos que desde más pequeños muestran su predominancia, ya sea izquierda o derecha. La lateralidad se define alrededor de los 4 a 6 años. Antes de esta edad, es conveniente observar y permitirles que se vayan desenvolviendo de acuerdo a su elección natural. Si el niño manifiesta la misma predilección por ambas manos, entonces es conveniente orientarlo al uso de la derecha, no porque sea mejor que la otra, sino por el mundo en el que vive y que le ofrecerá más facilidades. Si el niño elige por decisión una lateralidad definida, no hay que intervenir para cambiarla. Los procesos deben seguir su curso como si fuera diestro. No es sólo una orientación a escribir y comer con la mano derecha, lo que debe tomarse en cuenta, es todo tipo de actividad que se realiza. En tiempos pasados se consideraba de “mala educación” ser zurdo y se realizaban todo tipo de prácticas absurdas para que el niño escribiera y comiera con la derecha, lo que se lograba con grandes esfuerzos. Sin embargo, en el resto de las actividades, su lateralidad predominante siempre seguiría siendo la izquierda. La autoestima de estos niños era seriamente afectada. Se consideraban extraños y fuera de lugar. No sólo había rechazo y señalamiento para ellos, sino también una enorme dificultad para moverse de manera natural. De esta manera, los sentimientos influyeron en sus procesos de aprendizaje, no por falta de capacidad, sino por una imagen infravalorada. Afortunadamente esto ya es parte de la historia. Pocas personas zurdas son afectadas por seguir con libertad su dominancia. Para comprobar si un niño es zurdo o diestro, se pueden realizar las siguientes actividades y observar detenidamente qué pie y qué mano prefiere usar para llevarlas a cabo, como:

  1. Tapar o destapar botellas
  2. Patear o cachar alguna pelota
  3. Mirar con un caleidoscopio o microscopio
  4. Cepillarse los dientes
  5. Peinarse
  6. Llevar un vaso lleno de agua
  7. Hacer una foto

En todas estas actividades, el niño elegirá espontáneamente el ojo, mano o pie dominantes. Para los niños con esta dominancia, es importante enseñarles que son zurdos y permitirles que ellos mismos busquen la forma de acomodarse al mundo al revés en el que habitan. Si se les fuerza a usar la lateralidad que no domina en ellos, entonces sí se presentarán problemas serios en su escritura; tendrán problemas de equilibrio e inseguridad y severas heridas en su autoimagen. Tal vez aprenderán a usar su ojo, pie y mano derechas, pero en el resto de sus actividades la dominancia izquierda se encontrará siempre presente. Es muy importante estar conscientes de la clase de mundo en donde les toca desenvolverse a estos niños: puertas para abrirse con la derecha, coches con cambios a la derecha, escritorios escolares con paletas para diestros, el ratón del ordenador a la derecha, cámaras para fotografía con el ojo  para usar el ojo derecho, entre otras. Ya en la actualidad, muchas de las empresas que construyen equipo para uso del ser humano, están tomando en consideración que en el mundo existen consumidores zurdos. Ya existen tijeras, teclados, cuchillos, calculadoras, bancas escolares, pero, sobre todo, ya existe conciencia en los padres de que tener un hijo zurdo es algo perfectamente normal y que a la enseñanza sólo debe agregarse un ingrediente de adaptación a un mundo derecho. Una dosis extra de paciencia a los padres diestros con  hijos zurdos es importante. Tan importante y valioso es un niño diestro como uno zurdo. Sus procesos de aprender son los mismos. Su inteligencia y su capacidad no tienen diferencias. Es cuestión de entender que las dificultades que muestran los niños zurdos sólo son problemas de adaptación por vivir en un mundo que no ha sido construido especialmente para ellos. Cuando algún padre se desespere con un hijo zurdo fácilmente podrá entenderlo si sólo se pregunta qué haríamos quienes somos diestros si este mundo hubiera sido construido para gente zurda. Seguramente en el futuro todo estará más equilibrado para dar iguales oportunidades de adaptación tanto a las personas diestras como a las zurdas.

AÑO NUEVO….UNA NUEVA OPORTUNIDAD

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

AÑO NUEVOCada día se nos ofrece una nueva oportunidad. Cada día trae consigo el regalo de permitirnos hacer altos para hacer revisiones. Sin embargo, pocas veces nos damos el tiempo para hacerlo. La vorágine de la sociedad nos arrastra y corremos todo el día. Apenas nos alcanza para cubrir la enorme cantidad de actividades que nos implica ser profesionales, padres de familia, amigos, hijos, hermanos, etc. Sin embargo, existe un momento en el año, en el que, si bien también corremos, algo nos dice que debemos de aprovechar para hacer una revisión de lo vivido. Este es el del fin de año. Es importante que esta revisión se haga de diversas maneras: de forma personal, en pareja y en familia. Son tres instantes que nos permitirán hacer recuentos de los logros obtenidos y al mismo tiempo checar omisiones o algunos errores cometidos. Empezar con uno mismo es lo conveniente. Después hacerlo con quien hemos decidido edificar una familia y más tarde con todos los miembros de ella. ¿Cómo empezar? No se necesitan complicados protocolos. Sólo se requiere sentarse unos momentos y decidir hacer una pequeña reunión para reflexionar. No basta con encontrar los éxitos y los que no lo fueron tanto, sino disfrutar de los primeros; recordarlos y tal vez analizar qué fue lo que hicimos para lograrlo. En cuanto a los segundos, lo más importante es buscar en ellos esa carga de aprendizaje que siempre traen. Así, podrán modificarse o arreglarse. Hacer esto de manera personal deja el beneficio de saber hacia dónde se va y tal vez hacer un proyecto de vida para el año que está por iniciar. En pareja, ayuda a unificarse en los objetivos a seguir y en familia produce, además de una bella comunicación, esa unidad que todos soñamos tener. Además, hacer esta reflexión es un modelo para los hijos. Ellos, el día de mañana repetirán lo que han visto en casa y seguramente buscarán el momento al final de cada año para hacerlo de la misma manera. Puede hacerse tan formal o informal como se desee. Tal vez, simplemente dialogar, o si se desea puede hacerse por escrito. También es un momento propicio para agradecer a los demás el estar ahí, el haber comprendido  y apoyado de alguna manera durante todo el año que termina. Es conveniente hacerlo antes de que los padres se vayan a festejar  la llegada del año nuevo. Las revisiones se hacen cuando las cosas terminan y con ello se prepara para lo que está por llegar. Comenten a sus hijos el por qué se hace de esta manera y también les dejará algo de aprendizaje. Recuerden que como padres siempre estarán siendo la guía y el modelo de lo que los niños, al convertirse en adultos, reproducirán  como estilo en sus vidas. Sin embargo, si por algo no es posible hacerlo de esa manera, nunca es demasiado tarde y puede convocarse a una reunión para hacer revisiones y al mismo tiempo propósitos para el año recién iniciado. Lo importante es que los hijos reconozcan que existen momentos propicios para hacer este tipo de reflexiones. En lo particular, agradezco la oportunidad recibida en este año de poder compartir con todos ustedes estas pequeñas cápsulas para ser mejores cada día como padres y como miembros de una familia. Les deseo que mil bendiciones lleguen a sus hogares y el que año que está por iniciar llegue cargado de paz, alegría y prosperidad. Año 2015…una nueva oportunidad para todos de hacer que nuestra existencia sea un regalo para los demás y para nosotros mismos. Que la abundancia en todos sentidos llegue a sus hogares y permanezca los siguientes 12 meses de este año que está por iniciar.

EL HIJO

Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

EL HIJO El día de hoy se festeja en familia la NAVIDAD. Por infortunio el mundo moderno nos ha arrastrado a dar a esta temporada un significado bastante alejado de lo original. No se trata de hablar de religión sino de familia. De una familia que se forma con el nacimiento de un hijo. Es decir, cuando una pareja que se ama, al unirse sigue siendo sólo una pareja, y se convierte en familia cuando tiene su primer hijo. La vida cambia ante la llegada de un primogénito y sigue cambiando con cada hijo que llega al hogar. La llegada de un hijo trae consigo un sentido más amplio de la existencia; ofrece la maravilla de la trascendencia, la oportunidad de un amor puro y un motivo para avanzar. Quien tiene un hijo piensa en dar sin esperar recibir; se vuelve más comprensivo y tolerante, y el peso de la obligación es mínima en relación al gozo de verle crecer y desarrollarse. Desarrolla además una habilidad única: el multiplicar el amor. Porque no se divide el amor entre los hijos, sino que se multiplica y cada uno es poseedor de todo el amor de sus padres.temporada un significado bastante alejado de lo original. No se trata de hablar de religión sino de familia. De una familia que se forma con el nacimiento de un hijo. Es decir, cuando una pareja que se ama, al unirse sigue siendo sólo una pareja, y se convierte en familia cuando tiene su primer hijo. La vida cambia ante la llegada de un primogénito y sigue cambiando con cada hijo que llega al hogar. En esta época mucho se escribe y llegan a nuestras manos hermosas reflexiones. En esta ocasión se comparte a ustedes, creyentes y no creyentes , un escrito anónimo que ofrece diversos significados, pero sin duda alguna todos los lectores encontrarán en él lo que vale un hijo para un padre. Un hombre rico y su hijo tenían gran pasión por el arte. Tenían de todo en su colección; desde Picasso hasta Rafael. Muy a menudo, se sentaban juntos a admirar las grandes obras de arte. Desgraciadamente, el hijo fue a la guerra, fue muy valiente y murió en la batalla mientras rescataba a otro soldado. El padre recibió la noticia y sufrió profundamente la muerte de su único hijo. Un mes más tarde, justo antes de la Navidad, alguien tocó a la puerta. Un joven con un gran paquete en sus manos dijo al padre: «Señor, usted no me conoce, pero yo soy el soldado por quien su hijo dio la vida. El salvó muchas vidas ese día, y me estaba llevando a un lugar seguro cuando una bala le atravesó el pecho, muriendo así instantáneamente. – El hablaba muy a menudo de usted y de su amor por el arte- le dijo. El muchacho extendió los brazos para entregar el paquete: «Yo sé que esto no es mucho. Yo no soy un gran artista, pero creo que a su hijo le hubiera gustado que usted recibiera esto.» El padre abrió el paquete. Era un retrato de su hijo, pintado por el joven soldado. El contempló con profunda admiración la manera en que el soldado había capturado la personalidad de su hijo en la pintura. El padre estaba tan atraído por la expresión de los ojos de su hijo que los suyos propios se arrasaron de lágrimas. Le agradeció al joven soldado y ofreció pagarle por el cuadro.  – «Oh no, Señor, yo nunca podría pagarle lo que su hijo hizo por mí. Es un regalo.»- El padre colgó el retrato arriba de la repisa de su chimenea. Cada vez que los visitantes e invitados llegaban a su casa, les mostraba el retrato de su hijo antes de mostrar su famosa galería. El hombre murió unos meses más tarde y se anunció una subasta con todas las pinturas que poseía. Mucha gente importante influyente acudió con grandes expectativas de hacerse de un famoso cuadro de la colección. Sobre la plataforma estaba el retrato del hijo. El subastador golpeó su mazo para dar inicio a la subasta. «Empezaremos los remates con este retrato del hijo, ¿quien ofrece por este retrato?» Hubo un gran silencio. Entonces una voz del fondo de la habitación gritó: «Queremos ver las pinturas famosas» «Olvídese de esa». Sin embargo el subastador persistió: «Alguien ofrece algo por esta pintura? $100.00? $200.00?» Otra voz gritó con enojo: «No venimos por esa pintura, Venimos por los Van Goghs, los Rembrandts. Vamos a las ofertas de verdad». Pero aún así el subastador continuaba su labor: «El Hijo, El Hijo, Quien se lleva El hijo?» Finalmente una voz se oyó desde muy atrás de la habitación: «Yo doy diez dólares por la pintura» Era el viejo jardinero del padre y del hijo. Siendo un hombre muy pobre, era lo único que podía ofrecer. «Tenemos $10. Quien da $20?», gritó el subastador. La multitud se estaba enojando mucho. No querían la pintura de El Hijo. Querían las que representaban una valiosa inversión para sus propias colecciones. El subastador golpeó por fin el mazo: «Va una, van dos, VENDIDA por $10» «Empecemos con la colección!», gritó uno. El subastador soltó su mazo y dijo: «Lo siento mucho, damas y caballeros, pero la subasta llegó a su final» «Pero, y las pinturas?», dijeron los interesados; «Lo siento», contestó el subastador; «cuando me llamaron para conducir esta subasta, se me dijo de un secreto estipulado en el testamento del dueño. Yo no tenía permitido revelar esta estipulación hasta este preciso momento. Solamente la pintura de EL HIJO sería subastada. Aquel que la aceptara heredaría absolutamente todas las posesiones de este hombre, incluyendo las famosas pinturas. El hombre que aceptó quedarse con EL HIJO se queda con TODO».  Definitivamente un hijo da un gran sentido a la existencia. Quien quiera acercarse al padre, bastará sólo atender y  amar a su hijo… y  tendrá las puertas abiertas. Que la paz y la alegría reinen en sus familias en esta Navidad.

 NIÑOS QUE HABLAN DORMIDOS

Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

NIÑOS QUE HABLAN DORMIDOSEs muy común que los niños, durante sus sueños hagan ruidos e incluso emitan palabras y frases. Las más de las veces es difícil entender el significado de esa charla nocturna que no se sabe con quién se lleva a cabo. Si el niño tiene hermanitos, ellos son los primeros que se dan cuenta de esta situación y van de inmediato a comunicarlo. A veces es motivo de risa y en otras de preocupación; sobre todo si esto es algo demasiado frecuente. No hay problema en esto.  La somniloquia, o hablar dormido,  es una conducta del sueño bastante habitual. No se trata de ningún trastorno, aunque se pueden adoptar algunas medidas preventivas que tranquilicen al niño antes de ir a dormir. Esta tendencia a hablar dormido suele aparecer a altas horas de la madrugada, y a veces llega incluso de ir acompañada de gritos, llantos y risas. Se dice que es más frecuente en niños que en niñas y se especula con la posibilidad de que exista cierta influencia genética en este fenómeno, aunque no está demostrado. Los niños que padecen de charlas nocturnas hablan de manera incoherente y rápida, aunque a veces las palabras llegan a ser perfectamente comprensibles para la persona que escucha. En muy pocas ocasiones el niño puede mantener un diálogo. Lo más frecuente es que emita sonidos o voces que no llegan a ser palabras, como si el niño todavía no hubiese aprendido a articular correctamente los sonidos. Ese cuento de que si queremos conocer los secretos del niño hay que escucharle lo que habla por la noche es precisamente eso: un cuento. Eso no puede suceder. Las palabras que el niño emite no salen conectadas; son palabras sueltas fuera de un contexto determinado. El niño no está pensando de manera consciente y no puede organizar sus ideas, por lo que es imposible que dé un significado y una intención a lo que está diciendo. Además el niño, al despertar, no va a recordar nada de lo que ha pasado, tal y como ocurre en los casos de sonambulismo y terrores nocturnos. Muchas veces los padres aprovechan que el niño sabe que habla sólo por las noches y le dicen que cuando lo hace, él cuenta todas las cosas que realiza durante el día. Esto lo único que va a ocasionar en el niño es insomnio; no porque se sienta culpable siempre, sino porque también él siente curiosidad de lo que hace en su vida nocturna. Ciertamente el niño que habla con frecuencia por las noches no descansa lo suficiente y por ello es conveniente buscar algunas medidas preventivas .  Para esto es importante empezar con el conocimiento de las causas por las cuales el niño habla durante su sueño. Esto puede ser por  estrés, por fiebre, por apnea nocturna (ronquidos), por terrores nocturnos, o bien, por  una sobreexcitación del niño. Esta última puede ser debida a:

  • Programas de televisión con contenidos violentos
  • Juegos demasiado activos durante la tarde o noche
  • Presenciar escenas no adecuadas para su edad.

La somniloquia no es una enfermedad, ni ningún problema para el niño, por lo que no existe un tratamiento médico, pero sí se puede hacer algo para prevenirlo y lograr que descanse plenamente. Si su hijo padece de esta situación de manera frecuente, se puede evitar que se excite demasiado a partir de las primeras horas de la tarde; de esta manera se irá a la cama más tranquilo. También puede procurarse que no vea programas de televisión ni utilice videojuegos en los que predomine la violencia. A pesar de la corta edad de los niños, éstos son capaces de aprender a relajarse antes de dormir. No está por demás intentar enseñarle algunas técnicas de respiración y relajación. Esto le será de utilidad toda su vida. El que su hijo hable por las noches no debe llegar a ser una preocupación, y es conveniente cuidar de no etiquetar al niño con ello porque eso puede producir que esa situación se torne más frecuente. Procure dar momentos de tranquilidad en la existencia de su hijo y su sueño será tranquilo y reparador, tal y como lo es el de nosotros los adultos, cuando tenemos una vida resuelta y sin problemas que logren alterar nuestro sueño.

UN PRIMER CONTACTO CON EL MUNDO

Por Dra. Patricia García Mora 

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UN PRIMER CONTACTO CON EL MUNDOAntes de que el niño camine, el gateo le permite conocer el mundo que lo rodea. De ahí su relación con sus futuras habilidades motoras y cognitivas. Esta etapa es de suma importancia. Para que un bebé logre gatear tendrá primero que arrastrarse, para lo cual requiere de estímulos. El gateo se presenta entre los 7 meses y el primer año de edad; en algunos casos se puede dar unos meses antes, de acuerdo con la fortaleza y a la motivación que se le dé, pero todo este tiempo es considerado normal. Aproximadamente a los 5 meses es bueno dejar al niño por ciertos períodos en el suelo, boca abajo, con algunos objetos frente a él para que se sienta incitado a tomarlos, al tiempo que con las palmas de las manos del adulto que le acompañe, se ejerce cierta presión en las plantas de sus pies para ayudarlo a empujarse. También puede colocarse al bebé sobre los muslos de manera transversal y poner cerca un objeto que pueda llamar su atención; él intentará alcanzarlo y con la inclinación que presentará al estar en esta postura se empujará. Pueden ponerse objetos hacia el frente ligeramente dirigidos hacia algún lado; al tratar de alcanzarlos tenderá a irse de lado y necesitará hacer fuerza con sus antebrazos para mantenerse en su lugar. De esta forma se le ayuda a adquirir fortaleza para el gateo y se estarán formando en el niño estructuras para una adecuada posición. El hablar de la importancia del gateo se debe a que se establece el patrón cruzado, ayudando con esto a lograr una mayor coordinación así como a comprender conceptos de distancias y a resolver problemas de espacios, con lo que será capaz librar obstáculos o para pasar sobre ellos. De igual manera sus experiencias del tacto se incrementan. Antes de dejar al pequeño en el piso, debe supervisarse que sea un lugar seguro, suave, limpio. Es importante recordar que a esta edad los niños se llevan todo a la boca, ya que es el medio por el que comienzan a conocer su mundo. ¿Por qué hay niños que gatean y otros que no? Porque no todos los niños se desarrollan igual. Normalmente se sientan a los seis meses, empiezan a gatear a los siete u ocho y a caminar al año. Pero hay niños que por otras razones tales como sobrepeso, bajo tono muscular, genética familiar o porque no son puestos boca abajo para jugar, no desarrollan el suficiente control postural para llegar por sí solos a colocarse en cuatro pies, y por lo tanto retrasan la posibilidad de desplazarse en esta posición. El paso previo a gatear es el arrastre. Si un niño no gatea, tal vez pueda arrastrarse e incorporarse a la posición de pie, para luego caminar. Incluso hay casos en que los niños gatean después de haber aprendido a caminar. Esto es, el gateo no fue el paso previo a su marcha. Antes se pensaba que sin el gateo un niño no iba a caminar ni menos tener un buen desarrollo. Hoy eso está absolutamente descartado. El objetivo es la marcha, no el gateo, porque es la forma en que mejor se puede integrar al medio, sin embargo los beneficios que reciben explorando en el suelo son importantes en su desarrollo. La importancia del gateo es que es una etapa de exploración. Es lo que permite a un niño conocer el medio, los conceptos de espacio (cerca-lejos, arriba-abajo, grande-pequeño), los límites físicos, la velocidad, etc. Permite además formar los arcos de la mano (lo que en el futuro le servirá para coger objetos y más tarde escribir). El gateo favorece la disociación de movimientos en el tronco, lo que posteriormente será utilizado al caminar. Les da seguridad y confianza en su afán por descubrir el mundo en donde viven. En esta etapa es básico el papel de los papás. Es importante que el bebé reciba de parte de ellos mucho cariño en forma espontánea, lo que implica mecerlos, acurrucarlos, hablarles con cariño, etc. Todo esto les ayudará a lograr una mayor estabilidad emocional,  la que a su vez repercutirá en una estabilidad sensorial y motriz. Poco a poco pueden aumentar la dificultad cambiándolo de posición, motivándolo a moverse y a explorar, o bien, alejándole los juguetes para que se desplace a buscarlos. Ya más grande pueden armarle laberintos con los mismos objetos y muebles de la casa, para que aprendan a moverse en espacios con límites y desarrollen este concepto. Es decir, hay que darles muchas oportunidades de explorar. Muchos padres se angustian cuando llegan a esta etapa porque no desean que su hijo esté en contacto con un lugar anti higiénico, como lo es el piso. Si se tiene un cuidado especial de que el niño no tenga a la mano objetos que puedan lastimarle, no les sucederá nada por estar en contacto con lo que es su mundo. Son tantos los beneficios que se han detectado que los andadores están pasando a ser objetos del pasado. Es corta la etapa en la que el niño se desplazará por el suelo; pronto aprenderá a tomarse de los muebles para ponerse de pie y por supuesto, querrá que le tomen de la mano para desplazarse de un lugar a otro. Esta es otra etapa para disfrutar. Todas y cada una de las del desarrollo de los hijos ofrecen multitud de detalles que maravillan. Ese pequeño ser humano que hoy se desplaza por el suelo, pronto se erguirá para caminar por el sendero de la vida a la cual se le ha invitado a vivir.

 NIÑOS BRILLANTES Y ABURRIDOS

Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

NIÑOS BRILLANTES Y ABURRIDOSAlgunas veces, los niños tienen un intelecto brillante y fértil; para ellos algunas actividades de la vida se tornan aburridas y lentas. Se aburren cuando se ven forzados a trabajar en el mismo nivel que los demás niños de la clase. Un niño con capacidad destacada puede volverse un problema para padres y maestros. No les interesan las cosas porque no les causan reto alguno. Algunos sistemas escolares reconocen este problema y lo tratan con cierto éxito. Los padres que piensan que sus hijos corresponden a una categoría especial, arreglan por lo común que el niño se someta a pruebas psicológicas administradas por el psicólogo de la escuela o un profesional clínico. Consideran que sus hijos pertenecen a este tipo de categoría especial y tienden a acudir a la guía del consejero escolar. A veces, por no encontrar las respuestas adecuadas se piensa en cambiar al niño de escuela, lo cual no muchas veces  es práctico. Cuando este sea el caso, hay varias cosas que !os padres pueden hacer para ayudar al niño inteligente, pero aburrido. Pueden alentarlo para que lea un poco más sus propios libros, pero también para que se mantenga informado de lo que sucede en la clase. Los padres pueden sugerir algunas formas de que el niño enriquezca el material regular de la clase pensando en cierto material periférico que le interese. Puede alentarse a estos niños a cubrir el área en cuestión más profundamente que los demás. Estos niños son poderosos auxiliares de los maestros. Este  enfoque puede también utilizarse en otras materias. Debe  estimularse al niño para que se mantenga en el nivel de lo que sucede en su clase,  para que no se retrase ni cause problemas. Es importante pedirle su ayuda pero no hacerlo sobresalir sobre sus compañeros como un niño más dotado que los demás porque se dañarán sus relaciones interpersonales. Algo que se puede hacer con el niño inteligente, pero aburrido, es ponerlo en la situación escolar que pueda satisfacer mejor sus necesidades individuales: es decir, en clases pequeñas, donde se le proporcione atención individual. Si esto no es posible, hay que enseñarle a utilizar el programa escolar del que dispone como punto de partida, al que puede añadir cualquier tipo de detalles interesantes. Solamente hay una cosa que cuidar. No debe perder el paso de lo que sucede en la clase. Esto adquiere gran importancia en los años superiores. Con mucha frecuencia, los niños inteligentes ven que es fácil, desempeñarse en forma eficiente a temprana edad. No se necesita para el efecto de un estudio especial. La mayoría del trabajo escolar  comprende lectura básica, escritura y matemáticas. Tal vez el niño inteligente pudo haberse desempeñado eficientemente en estas áreas aún antes de ingresar en la escuela. Posiblemente aprendió a leer, a escribir e inclusive a resolver ciertos problemas sencillos de matemáticas. Sin embargo, en los grados superiores, se necesita cada vez más de ciertos conocimientos particulares. El niño inteligente no dispone de ninguna forma para adquirir estos conocimientos fuera de la lectura y el estudio de las materias que se le imparten. El problema no puede resolverse simplemente con inteligencia, sino que requiere ciertos conocimientos en concreto. Por ello es importante que los padres les provean de material y documentos en donde él pueda ir adquiriéndolos. Los maestros pueden hacer recomendaciones útiles para estos casos Es importante, para padres y maestros de estos niños, mantener el nivel de su trabajo. Debe enseñárseles a ver lo que se les enseña en una forma más complicada y con un alcance más amplio del que es posible para los otros niños. Si el niño brillante se conduce así, se mantendrá en el nivel de lo que se le enseña pero, al mismo tiempo. lo elaborará en una forma que se adapte mejor a su inteligencia. Puede enseñársele a relacionar lo que aprende en historia, por ejemplo, con lo que aprende de los eventos que suceden en el presente. Puede enseñársele a relacionar lo que aprende en matemáticas. con muchos problemas concretos de la vida, mientras que al mismo tiempo, puede estimulársele a comprender la naturaleza básicamente abstracta de las matemáticas. Este tipo de amplio pensamiento puede proporcionar experiencias agradables y muy satisfactorias. El que un niño sea brillante no debe ser motivo para acelerarle en su crecimiento. Él debe cubrir la etapa de la vida que le corresponde; sin embargo requiere de un esfuerzo adicional, que consiste en hacerle más complicadas las cosas, de lo que por lo general se les plantean a otros niños de su misma edad. La autoestima de estos niños es frágil, debido a que se sienten en un mundo demasiado fácil para ellos y no comprenden el por qué no les interesan las cosas que a los demás apasionan. Buscar el interés del niño brillante es de enorme importancia, ya que en ello podrá canalizar su gran capacidad y sentirse satisfecho.

LOS NIÑOS Y LA IMITACIÓN

Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

LOS NIÑOS Y LA IMITACIÓNLa imitación aparece en los niños alrededor del cuarto mes, y a partir de entonces es una excelente manera de aprender nuevas habilidades. Conocer esto es tener a la mano una valiosa herramienta para educar a los hijos. Todo lo que nosotros deseamos que ellos hagan, simplemente hay que modelarlo. Ellos se encargarán de copiar el patrón, repetirlo y aprenderlo. Según los expertos, la imitación se inicia por la observación y es una herramienta poderosa para que un niño adquiera nuevas habilidades y enriquezca su lenguaje. Desde los primeros meses, el bebé imita a las personas que le están cercanas; primero las expresiones faciales y los susurros, luego los movimientos corporales y las palabras básicas. Del primero al segundo año, la mayoría de los niños se obsesionan con la manera como los adultos usan los teléfonos, las llaves, las ollas y cada objeto cotidiano. Esta mímica marca un gran paso cognoscitivo, porque el niño entiende que las acciones que imita tienen un significado. Así, motivado por el deseo de ser como las personas que ama, el pequeño siente una conexión instantánea cuando camina por la casa cargando la bolsa de mamá  o usando los zapatos de papá. Con ello está probando su relación con los demás y comparándose con ellos. Todo se convierte en una oportunidad para copiar. Cada vez que el niño recibe recompensas con sonrisas y elogios por sus intentos, se siente animado a continuar con sus esfuerzos. Esto define un proceso de aprendizaje y lo ayuda a establecer vínculos. Por otro lado, los juegos y las canciones les permiten a padres e hijos imitarse los unos a los otros. La imitación es una forma de halago, los niños se sienten valorados y respetados cuando son imitados. A los 18 meses, el niño empieza a imitar también a otros niños. A esta edad se da lo que se llama el juego paralelo, que significa que  los pequeños juegan uno al lado del otro en lugar de uno con el otro. Esto sirve para captar patrones y se da la reproducción de los mismos como un juego imitativo.  Es decir, los niños de esta edad cambian sus acciones para simular el comportamiento de los niños que los rodean. Más tarde, empezarán incluso a copiar a los extraños, a personajes de la televisión e incluso a las mascotas o animales que conocen. La fascinación de los niños por la mímica tiene mucho que ver con sus habilidades motoras y cognoscitivas que están en evolución. A esta edad, los pequeños son activos, tienen algo de coordinación ojo-mano, y comienzan a emplear palabras. La memoria también es más fina. Recientes investigaciones descubrieron que a una edad tan temprana como los 14 meses, los pequeños son capaces de recordar e imitar las acciones que vieron semanas o meses atrás. Es importante entender esto y recordar que los niños observan y copian todo, por eso es recomendable cuidar los comportamientos que ellos observan en los demás. La mayoría de aspectos del lenguaje: vocabulario, reglas básicas de gramática y hasta las malas palabras, son aprendidas a través de la imitación y cuando los niños empiezan a hablar imitan los sonidos escuchados. Por ello, lo que se desee que el niño haga o diga hay que modelarlo. Eventualmente, el niño no sólo imitará sino que comenzará a actuar por motivación propia. Está aprendiendo habilidades como cepillarse los dientes y ponerse los zapatos con sólo mirar a los demás que lo hacen todos los días. La imitación se convierte en el primer peldaño hacia la independencia. Al tiempo que el niño imita también razona: “¡Puedo hacerlo!” Es conveniente aprovechar ese impulso y proporcionar al niño materiales que pueda manejar, como utensilios de comida para niños, un vaso pequeño para ponerle leche a su cereal y un asiento para que alcance el lavamanos. Los teléfonos de juguete, los muñecos y una cocina estimulan el juego y la fantasía. Sin embargo, algunos de los intentos por copiar estarán más allá de su capacidad, así que es importante vigilar su seguridad y ayudarlo sólo si  lo pide. No hay problema si el niño se equivoca; es parte del proceso de aprendizaje. Lo que se debe hacer es felicitarle por intentarlo. Si en el primer ensayo no tiene éxito pero recibe estímulo, tratará de nuevo. Recuerde que en esta etapa es normal que el niño trate de imitar todo lo que ve.

LOS ABUELOS

Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

LOS ABUELOSUno de los privilegios del ser humano es ver su trascendencia a través de los nietos. Tenerlos es la oportunidad de estrenar una nueva forma de amor que renueva la etapa de los años maduros. De la misma manera que los jóvenes sólo pueden saber lo que es el amor a los hijos teniéndolos, las personas maduras sólo sabrán lo que significa el amor a los nietos hasta que ellos llegan a sus vidas. Es una nueva oportunidad en la existencia de rescatar la capacidad de asombro y tener la alegría en las manos. Ningún niño ni adulto podrá juzgar como inconveniente a un abuelo que se muestra sorprendido al lado de su nieto al ver el sol o las estrellas; todo tipo de juegos y malabares se encuentran permitidos en el papel de quien es abuelo. La alegría puede desbordarse sin medida y se pueden emitir gritos de placer; se puede volver a jugar y rescatar aquellos juegos de la infancia para mostrarlos al niño, que encantado descubre los entretenimientos de su abuelo. Y tanto uno como el otro gozan; el primero por tener un compañero que de verdad sabe divertirse y el segundo porque rescata ese permiso escondido para hacerlo. Ser abuelo es un papel que implica muchas funciones nuevas, jamás estrenadas. La de vivir pendiente del nieto es una función que le nace del alma, pero hay que ubicarla en su justa dimensión. Es importante recordar, que si bien ese pequeño ser es trascendencia de su propia vida, ya la responsabilidad de su formación no es algo de su competencia. Los padres son diferentes y los tiempos distintos a cuando tocó el tiempo de la crianza de los que hoy se estrenan en la experiencia de ser padres. Conviene entender que ese niño que hoy le llama abuelo o abuela, será educado bajo las normas de una combinación de dos educaciones distintas; que si bien una le es conocida por pertenecer al hijo o hija a quien usted ha educado, de la otra no se tiene conocimiento alguno. Por ello, la función ya no es la de formar sino la de compartir lo sabido para que se tome o se deje en la educación del pequeño. La sabiduría adquirida a través de los años puede entregarse como un regalo a los hijos para que la tomen de guía o complemento en su labor educativa del hijo; y es bueno recordar que un regalo no se obliga a ser usado, simplemente se otorga. Los hijos, que ahora son padres, se encuentran viviendo la misma historia que los abuelos vivieron décadas atrás. Se esfuerzan por encontrar las mejores formas para educar a sus hijos y logran muchos aciertos en esa tarea, así como también cometen muchos errores, al igual que a sus padres les sucedió en su tiempo. Ellos están aprendiendo a ser padres y les corresponde formar a sus propios hijos bajo las normas que ambos hayan decidido. A los abuelos les toca gozar de sus nietos, compartir conocimientos adquiridos y apoyar cuando sea necesario. Para lograr esa tarea de una manera eficaz se requiere de energías renovadas y de un rescate de sí mismo como ser humano en una nueva etapa en la vida; por ello es importante tener siempre un espacio personal para desarrollar labores agradables, que llenen la estima y carguen de energía; buscar formas de actualizarse en temas para conversar y compartir con los hijos y para vivir en el mundo de los nietos; dar un modelo de vida plena a los hijos para que cuando les toque tener a sus nietos conozcan cuál es la función más adecuada. Esos espacios es importante buscarlos, aún cuando les toque vivir la experiencia de cuidar a los nietos por largos momentos del día. En estos casos puede tentar al abuelo o abuela el asumir el papel de formador, porque tienen a sus nietos bajo el mismo techo. Es un papel conocido y ya experimentado, y de alguna manera ya se tienen cosechas de lo sembrado. Sin embargo, hay que cuidar de no caer es esa trampa. Los nietos no son  hijos y la responsabilidad de la formación corresponde a sus padres, aún cuando sus decisiones sean distintas a las practicadas en tiempos pasados. Además, la crianza de un hijo requiere de una energía especial, que viene en paralelo con el momento de la productividad. La energía de un abuelo es diferente a la de un padre; la responsabilidad muy distinta; y las formas de vivir la experiencia no son iguales. Por otra parte, los hijos están en su momento de aprender a ser padres y esa oportunidad no puede quitarla un abuelo o una abuela; además los niños tienen derecho a recibir ese amor sin responsabilidad de sus abuelos y gozarlos. Lo anterior no significa que los abuelos tienen permiso de malcriar a los nietos, ni de mostrarse frente a éstos como aliados en contra de la autoridad de sus padres. Un abuelo o abuela puede mostrarse triste frente a un nietecito que vive una consecuencia de un comportamiento inadecuado, pero jamás sabotear que la viva, porque en lugar de ayudarle le daña. Puede tener sus propias reglas, mucho más flexibles que las que tienen los padres del niño, pero no contrarias. Incluso puede ser un aliado con el nieto en alguna pequeña travesura, pero nunca en acciones que vayan en contra de los objetivos de formación que han decidido los padres. No es fácil ver que se educa a esos niños que tanto se aman de una manera distinta a como se piensa que debería ser; pero, es muy importante estar conscientes que se debe respetar con mayúsculas las decisiones de los padres y jamás hablarle a los nietos mal de sus progenitores ni cuestionar sus decisiones. Esas alianzas inocentes pueden acarrear graves problemas en la formación de los niños y en las relaciones familiares. No valen la pena. Si caso se observa que algo no es adecuado, lo único que conviene es, tal vez, comentarlo, pero en el entendido que lo dicho puede ser tomado en cuenta o no. Disfrute de esta etapa nueva que tiene ahora oportunidad de vivir. Ser abuelo es renovar el amor de ser padre sin la carga de la educación del niño…y dese el permiso de volver a ser niño una vez más, como compañero de su nietecito. Ser abuelo es un regalo que la vida otorga a quienes ya cumplieron su misión de ser padres.

 EL PODER DE LOS CUENTOS

Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

EL PODER DE LOS CUENTOSDefinitivamente los cuentos son parte de nuestra existencia; nos gustan de pequeños y cuando adultos los recordamos con ternura. Además de esa dotación emocional, los cuentos dejan muchos aprendizajes, que a lo largo de la vida permanecen. El contacto con los cuentos se inicia desde edades muy tempranas; inclusive se sabe ahora que los padres interesados en el desarrollo de sus hijos, les cuentan cuentos aún antes de nacer. Del año a los dos de edad, cuando el niño ve un cuento que le leen, abre sus ojitos de par en par para observar las imágenes que se encuentran dentro de él. Si el protagonista llega a llamarse como él, el interés es enorme y se encanta cuando logra distinguir animalitos y objetos que ya le son conocidos. Su emoción es grande, y aunque aún no sabe expresarse, intenta decir algo  señalando al mismo tiempo las imágenes que ha reconocido. En esta edad se disfruta tanto el escuchar la historia como el ver las ilustraciones. Son convenientes las historias simples de niños como él, de argumentos sencillos como ir al parque,  jugar con agua, o de animales que ya conozca y le sean en cierta forma familiares. Es importante escoger libros que contengan imágenes grandes , claras y que sean fáciles de identificar. Los libros de esas edades son hechos de materiales resistentes como cartón grueso, plástico o tela. Cuando el niño tiene de tres a cuatro años de edad, ya está listo para escuchar el cuento y responder algunas preguntas sencillas sobre su contenido, como ¿De qué otra manera podría haber terminado el cuento? ¿Cómo piensas que se sentía? En esta edad los niños comienzan a ser exigentes con los cuentos y también con las explicaciones que se les ofrecen. Quieren comprender y no perderse nada. Es importante proporcionar al hijo historias sencillas, afectivas y de acción lineal, que no sean complejas ni excesivamente largas. Las primeras historias son aquellas en las que aparecen elementos que al niño le son familiares y en las que encuentra semejanzas con su vida habitualmente: papás, niños, el perro, el gato, la hormiga, y otros. Le interesan los relatos formados por episodios similares a los de su vida cotidiana: como levantarse, desayunar y lavarse los dientes. Los cuentos de animales les fascinan. Estos personajes pueden estar humanizados o no y ser los protagonistas de narraciones reales o ficticias. De todas formas, les encantarán. Aquellos cuentos que tengan juegos de palabras, aunque sólo sea en el nombre de los personajes o lugares que aparecen en la historia, les parecerán muy divertidos.Repetir rimas y nombres formados a partir de juegos de palabras les ayuda a perfeccionar su pronunciación. Además de los cuentos, en esta edad les encanta escuchar historias reales protagonizadas por él mismo en su infancia o por algún miembro de su familia. Escuchar las narraciones de algo que él mismo realizó, aunque no lo recuerde, le irá ayudando a construir su propia historia personal. Ya más grandecitos, de los cinco a los siete años de edad, los niños sueñan con ser gigantes, enanos, sirenas o dragones. Los cuentos deben contener ahora castillos, príncipes y princesas, habichuelas mágicas y hadas complacientes. Ellos quieren fantasía y creatividad. Su expresión oral y su comprensión les permiten exigir calidad en sus cuentos, emoción e imaginación. Es el momento de contarle los cuentos de hadas con argumentos sencillos como La Cenicienta, Ricitos de Oro, Blanca Nieves, y otros. La estructura repetitiva de los cuentos, en esta edad es importante. Cada repetición hace que el cuento sea más familiar y reduce el esfuerzo de atención. La repetición, además, le estimula intelectualmente para seguir sin perderse la secuencia de las aventuras. Otros cuentos recomendables en esta edad son aquellos que contienen elementos familiares: a los niños les cuesta prestar atención durante mucho rato, por eso prefieren una historia que ya conocen antes que un cuento nuevo. Para crear un mundo nuevo la imaginación debe partir de material viejo.  Por otra parte son convenientes los cuentos de acción rápida; cuanto más rápido se suceden los acontecimientos de la historia más atención prestará el niño al explicarle el cuento. Pasada esa edad, los niños, acostumbrados a las lecturas de cuentos se encantan leyendo por su cuenta. Ellos se fascinan con los que narran aventuras y en los que aparecen héroes. Buscan emoción tanto en el argumento como en la descripción de los personajes. Es aconsejable tenerles a la mano cuentos mágicos que tengan valor moral o que les enseñen los valores importantes de la vida. A esta edad, disfrutan con los relatos donde los protagonistas son humanos y donde aparecen personajes secundarios. De manera adicional, los cuentos son de gran utilidad para promover momentos de cercanía hijo-padres, para que escuchen y aprendan vocabulario, adecuada pronunciación de palabras, secuencias de hechos, causas y efectos, circularidad en las acciones, desarrollo de la imaginación y la creatividad…entre otros…y además grandes momentos de diversión.

LA FAMILIA ES UN EQUIPO

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

LA FAMILIA ES UN EQUIPOEn todos los grupos se dan las posibilidades de actuar como equipo. Eso hace que se persigan objetivos conjuntos y que se dé la colaboración entre todos los miembros para lograrlos. La familia es un verdadero equipo; en ella se encuentran todos los elementos que lo conforman. Para empezar es un grupo de personas unidas que tienen lazos de afecto generados por las metas comunes o por ese sentido de pertenencia que se tiene en todas las familias. Algunos autores han hecho la analogía de la familia y un equipo de fútbol; y comentan que se dan las siguientes características:

  • Los jugadores están unidos por unas metas comunes: jugar lo mejor posible, ser un buen equipo. La familia, por supuesto que quiere ser la mejor de todas.
  • En estos equipos los jugadores tienen sus roles claramente definidos. La comunicación entre el entrenador y los jugadores es clara. En la familia también cada miembro tiene un rol que desempeñar y se dan las jerarquías. Se sabe muy bien a quién corresponden ciertas funciones, aunque se sabe también que se puede colaborar en el desempeño de la misma.
  • Los jugadores saben que el éxito del equipo va a depender de cada uno de ellos. Cada uno sabe qué es importante para su equipo. En las familias todos y cada uno de los miembros deben saber que el éxito familiar depende de todos y no solamente de uno. No se vale culpar a un miembro del fracaso en la familia. Todos participan y aportan algo, tanto para el éxito como para el fracaso.
  • Los jugadores se sienten identificados y comprometidos con el equipo. Definitivamente cada miembro sabe y se siente identificado con la familia a la cual pertenece.
  • Todos aportan de acuerdo a sus destrezas. Esto es algo que se hace en los equipos y debe hacerse en familia también. Todos pueden participar en la mejora de la vida familiar.
  • Los jugadores se sienten que son necesarios, útiles y quieren aportar lo mejor de sí. En las familias esto es de gran importancia. Si cada miembro se siente importante, aceptado y querido, será una familia de gran apoyo en el desarrollo de cada uno.
  • Los jugadores se sienten unidos y se apoyan el uno al otro en el logro de la meta. Cuando en familia se hacen propósitos, todos los miembros se apoyan para alcanzar el logro del mismo.
  • Los jugadores se sienten orgullosos de su equipo  Sin lugar a dudas todos los seres humanos, sean como sean sus familias, llegan a sentirse orgullosos de pertenecer a ella.

Es cuestión de sentarse a analizar lo que se hace dentro de una familia y con facilidad se podrá encontrar la similitud con cualquier equipo. Cada uno tiene su rol y sus responsabilidades y éstas son conocidas por el resto de la familia; todos contribuyen al funcionamiento y éxito de la misma; los padres saben claramente lo que esperan de sus hijos en un futuro. Esperan cosas que siempre han sido importantes para ellos: por ejemplo, que sean buenos estudiantes, buenos deportistas, buenos representantes de la comunidad y que desarrollen sus talentos.  En los equipos y en las familias la comunicación es clara, o al menos así debe serla. Los niños sienten que los escuchan y que pueden aportar ideas y hasta pueden comentar con sus padres si perciben alguna injusticia. Es de esta manera como los niños aprenden que son importantes para sus padres y están orgullosos de su familia. Sienten que son una familia unida y muy especial. ¿En qué mejor equipo pueden estar?

LA IMPORTANCIA DE DAR ATENCIÓN

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

  LA IMPORTANCIA DE DAR ATENCIÓNTener un hijo es una experiencia que contiene múltiples oportunidades y responsabilidades para los padres. Por una parte es una vida que llega sin más orientación que la que le proporcionarán los que le han invitado a vivir, lo que es en sí un gran compromiso.  Por otra, en sus primeros años es un pequeño ser que depende en su totalidad de sus padres, tanto en lo físico como en lo emocional. El bebé llega con un potencial en vías de desarrollo, pero éste no se dará a menos que se le coloque en situaciones adecuadas para ello. Esto sobrepasa al simple compromiso y se convierte en una enorme responsabilidad; se tiene en las manos el destino de un ser humano. Para que un bebé crezca sano en las áreas antes mencionadas requiere que sus necesidades básicas sean cubiertas a satisfacción. Las físicas se refieren a alimentación, sueño, descanso e higiene; mismas que deben llevarse a cabo con cuidado, horarios y constancia. Las emocionales implican el que el niño se sienta amado, se sienta que es querido, valorado y  respetado por los que le rodean. Es muy importante entender que el hijo es un ser diferente, único e irrepetible; y que sus necesidades son igualmente distintas de las nuestras en algunas ocasiones. Simplemente en cuestión de gustos sensoriales, el niño puede gustar de escuchar una música distinta a la que nos agrada; puede sentirse cómodo con un tipo de ropa que no nos lo parece; puede rechazar alimentos que pensamos que son deliciosos para nuestro paladar; puede adorar algunos aromas que nos desagradan o no prestarles siquiera atención. Ciertamente habrá muchas coincidencias en gustos pero no habrá una compatibilidad total en ellas porque es un ser diferente. Por todo lo anterior, es importante entender también que demandará la satisfacción de sus necesidades a través de las formas como sabe que puede comunicarse. En sus inicios lo hará a través del llanto, que tiene diferentes tonalidades e intensidad para comunicar diferentes cosas. Si el niño no es atendido en su llanto – que es su primera forma de comunicar- su valoración como persona se ve seriamente afectada. Internamente entiende que no es importante ni digno de ser atendido en su comunicación. Una de las necesidades básicas emocionales es precisamente el recibir atención, porque a través de ella es como se demuestra amor, aceptación y aprobación. El niño que no recibe atención siente en su interior que no es digno de ser amado, aceptado o aprobado como persona. La experiencia y algunos estudios realizados por autores expertos en la materia, como Rogers, Solovey, Goleman y otros, mencionan que los comportamientos inadecuados empiezan cuando no se ha dado la dotación suficiente de atención y la buscan rompiendo el equilibrio del ambiente para que vuelvan su mirada hacia el que no ha sido atendido con satisfacción.  Un niño prefiere ser “el peor dolor de cabeza” a no ser  alguien digno de ser atendido. El ser humano en su interior prefiere el odio a la indiferencia, porque en el primero existe y en el otro pasa desapercibido. Muchos padres temen malcriar a los hijos cuando se les da mucha atención. Estos últimos la demandan cuando la necesitan; y en su primera infancia les es tan indispensable como el que les alimenten. Poco a poco, en la medida que van cobrando edad, los hijos se alimentan por sí mismos, tanto su cuerpo como su parte emocional. Cuando los hijos crecen no requieren de tanto tiempo de sus padres y si  han recibido la atención suficiente cuando la han necesitado, serán seres seguros e independientes. Lo anterior no significa convertirse en esclavo de los hijos sino en proporcionarles los satisfactores de sus necesidades como una responsabilidad adquirida desde el momento en que decidieron invitar a la vida a sus pequeños. La atención es como los alimentos del cuerpo; si se da en la ración suficiente la satisfacción les permite vivir por varias horas sin demandarlo de nuevo. De la misma forma, si se les da tiempo de atención a los hijos diariamente, de manera especial a cada uno, quedarán satisfechos por algunas horas hasta que vuelvan a sentir el “hambre” de amor y atención. Existe, sin embargo una diferencia entre las necesidades físicas y las emocionales. Las primeras pueden ser delegadas; esto es, se puede encargar a alguna persona para que alimente, cambie el pañal y  bañe al bebé. Con esto se sabe que al menos está atendido el cuerpo del hijo y su supervivencia física está asegurada. Pero, el hambre de amor de los padres solamente la pueden saciar  ellos mismos; no es una tarea que se pueda delegar. Es por eso que los niños se comportan correctamente con algunas personas y en cuanto llegan los padres surgen los conflictos. La necesidad de atención de la persona que está a su lado está satisfecha, pero no el hambre de tener a papá o mamá. Las demandas de atención de los hijos son agotadoras durante los primeros años de vida, pero vale la pena saciarlas porque en muy pocos años requerirán de otro tipo de atenciones de diferentes personas…y entonces se convierte en un regalo para los padres el que un hijo les solicite atención.

¿DE QUIÉN ES EL PROBLEMA?

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

DE QUIEN ES EL PROBLEMA2En el andar por la vida, los humanos nos vamos encontrando con diferentes situaciones que requieren solución. Las actitudes frente a los problemas son variables, dependiendo del tipo de personalidad de quien los enfrenta. Algunos, centrados en sí mismos y acostumbrados a que otros resuelvan los problemas que se le presentan, simplemente esperan a que se dé la solución, sin intervenir en absoluto. Otros, han vivido con la bandera de ser los salvadores del mundo y en cuanto ven una situación problemática, intervienen.  Estar al lado de quien tiene un problema es conveniente, más no el tomar su problema para resolverlo, debido a que esto le evita aprender a tomar las riendas de su vida. El aprender a asumir las consecuencias va de la mano con el desarrollo de la toma de decisiones. Esto se aprende desde casa y desde muy temprana edad. Cuando los padres elaboran reglas para su hogar e intervienen para que el hijo las cumpla, lo único que se está haciendo es evitarle que aprenda y más aún, que se vuelva un tirano que piensa que los demás deben resolverle todos sus problemas. Para intervenir en la solución de un problema, lo primero que hay que saber es si se es responsable del mismo; si le pertenece y si la presencia del problema en cuestión le  está  afectando directamente. El problema es propio cuando su presencia amenaza el desempeño de una función determinada, cuando se vivirán las consecuencias de la solución dada y/o la seguridad física o psicológica se ve afectada. Si no se presentan estos elementos, el problema no nos corresponde, por mucho que lamentemos que un ser querido o apreciado lo esté viviendo. Cuando el problema es de otros no es conveniente intervenir. El hacerlo es un error que se comete con mucha frecuencia, tanto en los hogares como en las escuelas. Los padres asumen como propios los problemas del niño en la escuela y los maestros, los del alumno en su casa. En este caso el propietario del problema es el niño y es él quien tiene qué aprender a encontrar su propia solución. Padres y maestros únicamente deben guiarlo y apoyarlo. Por otra parte, algunos problemas que se presentan no se asumen como propios y se busca alguna persona cercana al niño para responsabilizarlo. Este es el caso en el que un maestro llama a los padres para comunicarle que su hijo no quiere trabajar. Es bueno que los padres conozcan la situación para revisar lo que se está dando en el hogar que pudiera provocar la situación planteada. La falta de hábitos de sueño y alimentación pueden ser causantes de cansancio y desgano del niño en la escuela; también una situación conflictiva entre padre y madre, o alguien más que viva en casa puede quitar la concentración del niño dentro de clase. Pero, cuando todo esto se encuentra sin mayor problema en el hogar, el maestro debe buscar la forma de resolver su problema de falta de ganas de trabajar de su alumno. Por lo general el desinterés se da cuando las tareas no causan reto al niño: o son tan fáciles que aburren; o demasiado difíciles, por lo que no alcanzan a comprender y se dan por vencidos. Otro problema que plantean los maestros a los padres, y que no les corresponde arreglar, es que el niño habla demasiado dentro del aula. Los padres no pueden hacer nada para solucionar ese problema. Otro es el caso, de los padres de familia, quienes piden cita en las escuela para hablar con el maestro y plantearle una situación en la que lo único que pueden hacer es escucharles, más no ayudarles. A veces, los padres piden al maestro que les ayude a solucionar el problema que tienen en casa cuando el niño hace las tareas; cuando se quiere salir con los amigos; cuando no quiere irse a cama temprano, etc. Todas estas situaciones son problemas que pertenecen a los padres y que son ellos quienes deben encontrar la forma de solucionarlos. No es nada malo buscar el apoyo de padres y maestros para que la vida del niño se desarrolle adecuadamente; al contrario, es conveniente la unión de esas dos fuerzas, pero cada uno debe resolver lo que le corresponde en su terreno. Asimismo no es conveniente intervenir cuando el problema es del niño; y dejarle aprender a resolver las situaciones que en su vida se presentan. No se trata de decir fríamente: «este no es mi problema», sino de apoyar para que el otro tome sus decisiones y encuentre la solución que mejor le convenga. Esa es la forma como se enseña a tomar las riendas de su vida a los niños; como se enseña a que se hagan responsables de sus acciones y a que aprendan de las consecuencias de lo que han decidido. Otra forma como se interviene en la solución de los problemas que no le pertenecen a uno, es dando consejos. Aconsejar y recibir consejos es bueno; siempre hay alguien que por su experiencia puede aportar muchos beneficios a nuestras vidas, sin embargo, cada vida es diferente; cada circunstancia distinta y no hay dos momentos existenciales iguales. Por lo mismo, no hay una receta para aplicar en una determinada situación; lo que para uno funcionó en determinado momento, para otro puede significar un terrible fracaso.  Además, si el consejo sólo ofrece una directiva a seguir, se puede responsabilizar a quien lo ha dado e incluso culparle de los resultados; la relación, en estos casos puede incluso darse por terminada. Y todo por un consejo no atinado… Entonces, cuando alguna persona se acerque a solicitar un consejo, es bueno presentarle dos o tres alternativas y pedirle que elija; de esta forma, al menos está tomando una decisión. La mejor forma de vivir es siendo responsable de la propia vida, y eso solamente se puede aprender si, desde pequeño ha sido colocado en situaciones donde puede elegir; si desde temprana edad se le enseña a resolver sus propios problemas y a no culpar a los demás por ellos. Esto se aprende a través de los modelos que observa y a través de las formas como es tratado cuando se enfrenta a un problema. Si se le resuelve de inmediato, no es necesario adivinar el tipo de personalidad que se desarrollará en él. No se trata de hacer que el niño sufra sino de que aprenda a pensar; por lo que estoy debe hacerse con dulzura, con cuidado y recordando que el niño tiene capacidad para resolver sus propios problemas.

APRENDER A OBEDECER

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

APRENDE A OBEDECERSe da dentro de las conductas de los niños una que es preocupante para todos los padres: la desobediencia. Es importante saber que eso es normal y sólo se vuelve problema cuando el no obedecer es recurrente y los que rodean al niño se salen de sus casillas ante las respuestas del mismo. No existen normas precisas para determinar cuándo el niño se ha convertido en un ser desobediente porque cada padre admite unas conductas, establece unas normas e inculca en sus hijos valores, de acuerdo a los que vive y practica. Es importante recordar que a los dos años un niño empieza a descubrir el mundo que le rodea y una manera de poner a prueba esta personalidad que acaba de descubrir es oponiéndose a todo. Se debe prestar especial atención y buscar un término medio entre las órdenes que debe cumplir y la autonomía que debe proporcionársele para seguir desarrollando su propio yo. No es posible decirle a todo que NO. El niño debe explorar su ambiente e irse conociendo. Si se está observando una conducta indisciplinada del niño, para hacer cambios es preciso primero saber cuál y cómo es ese comportamiento que se desea modificar. Si son muchas las conductas, se deben escoger una o dos como máximo. No se pueden hacer variaciones de comportamiento en muchos a la vez y además, a veces, el sólo corregir uno de ellos repercute en otros que preocupan. Para describir el modo en el que se da una determinada conducta, resulta esencial dejar de lado las etiquetas. Pepito no es desordenado, sino que después de jugar deja sus juguetes regados en el piso.  Cada persona entiende el desorden de diferentes maneras y puede ser que el mismo hijo lo esté comprendiendo de una forma distinta a como el padre lo considera. Por otra parte, después de elegir y describir la conducta es indispensable saber en qué circunstancias aparece su desobediencia. Para que un niño cumpla las órdenes que se le dan es necesario dárselas de modo que sean entendibles para su edad. Muchas veces el niño desobedece porque desconoce lo que se espera exactamente de él. Cuando se da una orden es indispensable hacerlo mirando a la cara del niño y en un tono amable. A veces es la forma como se le da la instrucción lo que hace que el niño no desee llevarla a cabo. Es importante elegir el momento adecuado para pedir algo al niño. En ocasiones se les solicitan las cosas en los momentos en que disfrutan de algún juego o programa preferido. Si a un adulto se le pide algo cuando está haciendo lo que más le gusta hacer, lo más probable es que ignore la petición. Sucede igual con los niños. Por otra parte, las órdenes que implican muchas acciones a la vez, desconciertan al niño y no es que no desee cumplirlas, sino que no ha captado todo lo que se le está solicitando. En muchas ocasiones es necesario modelarle lo que se espera que haga. Por ejemplo si se le pide que recoja sus juguetes, las primeras veces hay que dar la orden y hacerlo junto con él, para que entienda perfectamente qué significa la orden. Las órdenes deben expresarse una sola vez y esperar a que se cumplan. No es necesario decirlo una y otra vez. Se debe respetar el ritmo del niño y ponerle un lapso prudente para que se cumpla. Por lo general siempre hay alguna acción que va a llevarse a cabo después y entonces es importante mencionarle que para hacer lo que sigue es necesario que esté realizado lo anterior. Si después de recoger los juguetes se considera que hay tiempo para ver un poco de televisión, el niño podrá sentarse a disfrutar su programa hasta haber cumplido con la orden anterior. Esto es muy importante llevarlo a cabo siempre, porque si a veces sí y a veces no es necesario cumplir la regla, lo más probable es que el niño aprenda que no requiere esforzarse y no aprenda a obedecer. Es en estos casos que se mencionan en el párrafo anterior, cuando aparecen los berrinches, que hacen que los padres cedan a los deseos del niño; pero es que ellos han aprendido que no siempre es necesario obedecer para obtener lo que se desea. La obediencia es una conducta que se aprende y como todo lo nuevo necesita claridad en la instrucción, paciencia durante el entrenamiento y consistencia. Es una ardua labor, por lo que no se pueden enseñar varias cosas a la vez, sino que deben ser una por una. Una vez que el niño ha aprendido perfectamente una o dos acciones de obediencia, se puede iniciar con una más.

NOCHES EN VELA

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

NOCHES EN VELAUna situación que todos los padres comparten es que en el momento que menos lo esperan, su noche se vuelve un caos. Todos los niños, en algún momento de su primera infancia han tendido alguna noche en conflicto. Esto no sería ningún problema para los padres si solo fuera una noche de vez en cuando; pero la situación se convierte en problema cuando se vuelve habitual. Entre las causas que producen que los padres pasen noches sin poder conciliar el sueño se dan el sonambulismo, los terrores nocturnos y la ansiedad de saberse separados de sus papás. Las desveladas por enfermedad, por fortuna son pocas. Una vez que el niño se restablece,  con el sueño sucede lo mismo. Los problemas se inician desde antes de ir a la cama, en algunas ocasiones. El niño que se resiste ir a dormir es uno de los problemas más simples de resolver. Esto sucede antes de que nadie esté dormido y no interrumpe el sueño de nadie; sin embargo, sí evita que se logre conciliar en buena hora. Estas son las ocasiones en que los padres ya están agotados del día y desean descansar, pero el niño no se duerme. Para corregir esta situación son convenientes las siguientes sugerencias:

  • Tener un horario fijo para ir a la cama: Este debe ser respetado salvo ocasiones muy especiales. Incluso en temporada de vacaciones debe haber un horario para dormir, aunque puede ampliarse un poco por la temporada.
  • Establecer rituales para dormir: Esto prepara al niño, le da seguridad y concilia el sueño con tranquilidad. Por ejemplo, leer un cuento, tener su muñeco preferido en el lugar que desea, dar beso de buenas noches , orar, etc. Es bueno entender que los rituales son cosas que suceden “ todos los días”. Si esto sucede un día sí y otro no, no serán de utilidad para preparar al niño a ir a la cama. Es conveniente que estas rutinas no impliquen demasiado tiempo porque eso evitará que se lleven a cabo diariamente.
  • Tener una frase que indique, sin preguntar, que es hora de ir a la cama: En algunas ocasiones, las mismas frases que se utilizan ocasionan el problema de no querer ir a la cama. Si se le dice al niño :” ¿ ya tienes sueño? , ¿ Te parece si nos vamos a la cama ya?  o ¿ No crees que ya es tiempo de ir a dormir?, lo más probable es que el niño diga que NO y empezará la batalla. Lo mejor es ser claro y firme . Decir “ Es hora de ir a la cama” y acompañar la frase con la acción. Sí se dice la frase pero no se actúa, tampoco surtirá efecto; además enseñará a los hijos que las cosas se dicen pero no se hacen de inmediato.
  • Preparar un ambiente de calma: Es importante que el momento de ir a dormir se prepare con acciones tranquilas. Si se le dice al niño que es hora de dormir y se juega con él; o bien, si se le persigue a la cama o se le habla con voz alterada, lo más probable es que el niño pierda el sueño y tenga problemas para conciliarlo.
  • Asegurarse que no existe nada que haga que el niño, una vez acostado, se vuelva a levantar: Lavarse las manos, cepillarse los dientes, vaciar su vejiga, tomar su muñeco acompañante del sueño, ponerse los calcetines de dormir, dar besos a los miembros de la familia, tomar agua, tapar los juguetes; en fin, todo lo que usted sepa que el niño requiere hacer antes de ir a dormir, pídale que lo haga antes de entrar a la cama. Si usted se da cuenta que olvida algo, recuérdeselo, e incluso antes de colocarse en la cama pregúntele si ya no falta nada importante por hacer. Una vez dentro de la cama no permita que se levante porque puede volverse un hábito de acostarse y levantarse que puede durar bastante tiempo. Esto, además evita la tranquilidad necesaria para conciliar el sueño.

Hasta aquí, el problema más sencillo, que es el que el niño se duerma, se puede solucionar sin mayor dificultad. Los conflictos mayores son cuando el niño se despierta e interrumpe su sueño y el de los demás. Todos los niños se levantan alguna vez durante la noche. Este es un comportamiento que no debe considerarse un problema a menos que se convierta en un hábito. A veces el insomnio, los terrores nocturnos y el sonambulismo denotan un problema médico o emocional y  es importante consultar al especialista.  Sin embargo, en la mayoría de los casos un niño que se despierta noche tras noche ha desarrollado simplemente un comportamiento que puede modificarse. Ponga atención a lo que usted hace cuando su niño se despierta por las noches. Si el niño llora y usted corre a verle, aprenderá que a través del llanto tendrá a su disposición a sus padres, en el momento que lo desee. Puede ser que el niño se despierte por ningún motivo importante y al verse solo o en la oscuridad se asuste y llore. En ese caso, tómese su tiempo, asista a su lado, asegúrese que nada importante sucede y, sin levantarlo, ni hablarle, permanezca unos momentos a su lado y retírese. El niño conciliará el sueño de nuevo porque su ambiente de tranquilidad no se alteró. Pero si usted llega preguntando qué pasa, lo alza de la cama, le canta, le arrulla, etc…le sacará de su estado de sueño totalmente y tardará en volverlo a recuperar. Esta atención puede agradarle y solicitarla noche tras noche. No se lleve a su niño a su cama en esta situación. Si lo hace tendrá que hacerlo por mucho tiempo más, cada noche. Busque algo que su hijo pueda tener en su cama para sentirse seguro, pero no permita que la seguridad la encuentre solamente al lado de sus papás o sus hermanos mayores. Piense en cualquier cosa que pueda darle tranquilidad a su hijo en caso que se despierte en las noches: una pequeña luz escondida en su cuarto; algún objeto de su propiedad al cual le tenga especial afecto; algo “mágico” que pueda ser el “encargado” del sueño del niño, etc. Su papel, como padre, es preparar el ambiente para que su hijo logre conciliar el sueño sin dificultad. Su forma de dormir es algo que el niño debe dominar sin sus papás al lado. La independencia del niño es vital para el desarrollo de su personalidad. Además de la independencia del niño, otro motivo por el cual es importante que el mismo hijo sea dueño de su propio sueño, es que estas situaciones nocturnas alteran el estado nervioso de los padres a tal grado, en ocasiones, que durante el día pueden no estar muy dispuestos para trabajar por esa buena relación indispensable para una buena formación  de los hijos. Por otra parte, si las noches en vela son producto de un niño enfermo, atiéndale pero procure no variar demasiado su ambiente nocturno, para que al  recuperarse no busque las formas de obtener esa atención que le dio mientras la enfermedad le interrumpía su sueño. Enseñe a su hijo a dormir y duerma tranquilo.

APRENDIENDO OTRO IDIOMA

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

IDIOMAEn la actualidad el mundo se encuentra más abierto para las nuevas generaciones. Los idiomas distintos son parte de la vida cotidiana de muchos hogares y en algunos casos se hablan dos o más idiomas en casa. Esto no es raro ya, y aunque para los adultos signifique un problema, esto no es cosa que asuste a los pequeños. Los niños tienen una natural facilidad para expresarse y entender dos o más idiomas, casi a la perfección. Se ha comprobado que entre más pequeños son les es más fácil familiarizarse con distintas lenguas. Estudios recientes han determinado que un niño es capaz de memorizar dos lenguajes en forma simultánea en una misma región del cerebro. Cosa distinta sucede en los adultos; éstos para adquirir un segundo idioma utilizan un área distinta para cada uno de ellos. Esta información hace pensar que en los niños pequeños el aprendizaje de idiomas es algo natural  y que puede aprovecharse. En tiempos pasados se creía que el poner a los niños en contacto con dos idiomas les confundía. En la actualidad se asegura que los niños no resultan perjudicados al desarrollarse en ambientes donde se hablen diferentes idiomas y pueden adaptarse perfectamente a ellos, sin confundirse en lo más mínimo. Susana Camposano, especialista en Neuropsiquiatría infantil en Chile, afirma  que los pequeños poseen esta facilidad hasta aproximadamente los seis años. Así mismo, recomienda  que el niño escuche el lenguaje desde antes de los seis meses de vida, ya que sólo así aprenderá los sonidos, ritmos y entonaciones correctas. De manera textual indica que : “Un recién nacido es capaz de distinguir todos los sonidos, pero cerca de los seis meses selecciona sólo aquellos que son relevantes para su lenguaje. Los japoneses, por ejemplo, no distinguen entre la L y la R, porque su idioma no hace una distinción entre esas dos consonantes”. Analizando más sobre el tema, se dice que  cuando  en casa se habla un idioma y otro distinto es usado en el colegio, los niños se adaptan perfectamente y saben cuándo y cómo utilizar  los dos idiomas. En algunos casos en los que el papá habla al hijo en un idioma y la mamá en uno diferente , sucede lo mismo: el niño aprende a comunicarse con cada uno en la lengua que utilizan para comunicarse con él. Sin embargo, para esto se requiere que el idioma sea la  lengua materna de quien se expresa con ella; si un padre sabe inglés, por ejemplo, y decide hablar a su hijo en ese idioma, el niño no lo aprenderá con la misma eficacia que si su papá fuera nativo de un país de habla inglesa . Lo aprenderá, por supuesto, pero no con la misma propiedad porque la pronunciación y la fluidez no son exactas. Se afirma que es conveniente  introducir a los niños en colegios en donde el idioma que desean aprenda, sea el oficial y todo, absolutamente todo, se exprese en ese idioma. Esto se fundamenta en estudios que han encontrado que el cerebro de los niños en edad preescolar se encuentra en total apertura para aprender un segundo idioma, sin ningún problema. Ante lo anterior, algunos padres se preocupan de introducir a sus hijos en un ambiente en donde no entienden prácticamente nada, en un principio. Seguramente los primeros días se sentirán perdidos, pero en un poco más de una semana empiezan a comprender el lenguaje  y a moverse en un mundo con una lengua distinta. Hay que recordar que en esta etapa todo es nuevo para los pequeños y poseen una enorme capacidad para aprender. Con el fin de entender mejor la situación se puede hacer el ejemplo de cuando los padres se ven en la necesidad de mudarse a una nación distinta a la suya y se llevan a sus hijos pequeños. Ellos tardan mucho más para adaptarse al nuevo idioma que sus niños. La Doctora Camposano indica que los niños elegirán cuál será su lengua materna de las dos que conocen. Los niños deciden elegir una y aunque escuchen en casa un idioma y otro fuera de ella, uno de los dos idiomas será el que se domine a la perfección sobre el otro, aunque tenga ambos asimilados. La elección depende de las circunstancias en las que se encuentre el niño y de la facilidad que encuentre para expresarse mejor con una u otra. La elegida será la que se manifieste en sus pensamientos y sueños. La única desventaja que han encontrado los estudiosos del tema es que en ocasiones los niños tardan más para lograr expresarse con propiedad. Esto no es un problema serio. Además la comprensión sí se da; lo que se tarda es la etapa de expresarse y la tardanza no es alarmante en tiempo. La etapa de conclusión para la adquisición del lenguaje se  determina hasta los cuatro años de edad. Para entonces ya se sabrá si los problemas de expresión del niño son normales por los dos idiomas o si se está presentando algo más serio. De ser así, un profesional determinará si el pequeño se está enfrentando a serias dificultades  en el desarrollo de su lenguaje; que habrían surgido de cualquier forma con un solo idioma. Con dos, solo se recrudece el problema.  En el caso de que se presente esta situación, entonces es recomendable que el niño se encuentre expuesto únicamente a una lengua. Si el desarrollo del niño es normal, no se presentará ningún inconveniente y  recibirá el beneficio de ejercitar su memoria y su agilidad mental, así como el de adquirir la herramienta de un segundo idioma, que le abrirá puertas de mayores posibilidades en su futuro.

 NIÑOS, JUEGOS Y MÚSICA

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

NIÑOS, JUEGOS Y MÚSICALos niños pequeños usan el proceso de juego para desarrollar su inteligencia. El golpeteo, el sacudir, el probar diferentes sonidos, son algunas de las formas en que los niños pequeños juegan con un propósito. Tanto para los bebés como para los niños un poco mayores, el jugar es tan importante como lo es el comer o el dormir; el jugar es básico para el desarrollo de su inteligencia y de una gran utilidad para sobrevivir en sociedad. Es bien sabido que jugar es como un camino a través del cual el niño aprende lo que nadie puede enseñarle, y en ello se incluye la música. Lo importante es conocer el desarrollo del niño, para brindarle el juego que necesita en cada etapa de su desarrollo. Así como el niño va aprendiendo a hablar y a caminar, así también va descubriendo y desarrollando sus habilidades musicales jugando con melodías, ritmos, movimientos y sonidos. Las diferentes formas qué tienen los niños para jugar con la música dependen de sus edades y de su nivel de desarrollo. Los bebés y los niños pequeños expresan diferentes sonidos al balbucear y al seguir el ritmo de las canciones. Se puede observar que a los 2 años parece cómo si no quisieran participar de la clase de música, pero no es así, lo hacen moviendo la cabeza al ritmo de la misma. Más tarde, a los 3 ó 4 años, participan de la clase de música de una forma diferente a cómo lo hacen a los 2 años: no paran de correr alrededor de la clase y probablemente lo hagan con pasitos qué son subdivisiones de acordes musicales. Lo qué es una realidad para niños de todas las edades, es qué el jugar con un propósito es un componente esencial en su desarrollo. Jean Piaget fue el primer psicólogo que estudió cómo los niños adquieren la comprensión y el entendimiento del mundo en las diferentes etapas del desarrollo a través de las diferentes formas de jugar. Para Piaget, el jugar es como los bebes y los niños asimilan las complejas facetas de la realidad, son sus formas de ensayar y explorar toda la riqueza de la interacción humana. Por lo general los adultos asumimos que el juego del niño es algo simple, pero los expertos aseguran que el juego no solo no es simple  sino que es tan complejo que a través de él es como los niños se ponen en contacto con su mundo real  y  desarrollan sus habilidades para acomodarse al mundo al cual pertenecen. Dentro de estas habilidades, se pueden mencionar :

  • El conocimiento del propio cuerpo.
  • Las percepciones.
  • Las emociones.
  • La comprensión del sí mismo.
  • Los valores culturales y sociales, y
  • Las costumbres del lugar.

Todas estas habilidades son poderosos auxiliares para que el niño logre conocer y reconocer su mundo. Además, el juego también contribuye a fortalecer la autoestima y autonomía del infante. Dentro de este juego, tan importante para el desarrollo del niño, la música tiene un papel primordial. La música ofrece ritmo, armonía y movimiento. Su cuerpo se involucra completo en acciones que el niño va imitando y ensayando hasta lograr dominar. Los niños necesitan golpear con sus manos lo que escuchan e ir acorde al ritmo de la música. Con la improvisación de los juegos, con la integración de costumbres, pueden expandir su creatividad y avanzar en conocimientos más elevados. Luego adaptan sus juegos a lo que escuchan, a lo que observan, o a lo que imitan. Por ello, siempre que desee que su hijo aprenda algo, o simplemente que juegue algo en su compañía, recuerde que los ritmos son importantes. La armonía en sonidos y movimientos le dará a los niños el ingreso a un mundo distinto.

 ¡MI HIJO NO COME!

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera

MI HIJO NO QUIERE COMEREsta afirmación es escuchada más veces de las que puede suponerse. Si esto fuera cierto, nos encontraríamos que hay un gran número de habitantes sobre esta tierra que no requieren de alimentación, puesto que pueden sobrevivir por muchos días , semanas o meses incluso, sin probar bocado.¿Será posible eso? La falta de apetito es un problema de comportamiento bastante frecuente y más fácil de resolver que otros.  Hacer que un niño coma forzado es la mejor forma de causar de trastornos de la alimentación en el hijo. Los niños aprenden que pueden derrotar a sus padres en sus esfuerzos por hacerlos comer y se dan perfecta cuenta que las horas de comer son las mejores oportunidades para llamar la atención. Mamá y papá dejan de lado cualquier cosa cuando el hijo no quiere comer y suplican, hacen juegos, regañan…hacen de todo con tal que el hijo coma. ¿ No es esto una enorme atención? La mayoría de los problemas del apetito comienzan entre los seis y los dieciocho meses de edad. Es ésta la época en que el niño se encuentra desarrollando su independencia de carácter y su resistencia para ser dominado. Al principio no es falta de apetito; simplemente están probando a sus papás. Después del primer año de vida el apetito disminuye de una manera natural. Esto se debe a que el crecimiento es más lento y el cuerpo requiere menor cantidad de alimento. Asimismo el niño se vuelve más selectivo en lo que le agrada comer y rechaza alimentos que antes aceptaba. También, el hábito de darles galletitas, dulces , etc., por supuesto que ayuda a que el apetito se vaya. El caso es que el hijo no quiere comer y los padres se angustian. Ante ello inician la presión para que coma. Es muy importante saber que no se debe presionar a nadie para que ingiera los alimentos que no le son de su agrado. Para que aprenda a comer de todo no es esta la forma de enseñarlo. Si el niño rechaza un alimento, retíreselo y más tarde vuelva a ofrecérselo.  Muchas veces el niño se pierde de probar algunos alimentos y los rechaza sin saber a qué saben. Esto es porque existe algo más en él que le disgusta; puede ser el olor, la presentación, la combinación de sabores, etc.  Si no se le forza, llegará el día en que por propia decisión lo probará y entonces podrá asegurar si es o no de su agrado. Si el niño ha estado enfermo, lo más normal es que se resista a comer. A todos nos pasa. Perdemos el apetito por completo cuando nos sentimos enfermos. Seguramente habrá una ligera pérdida de peso, pero no hay motivo de preocupación por ello. El niño se recupera de una manera asombrosa y en menos tiempo del esperado. Si dejó de comer, lo volverá a hacer en cuanto se sienta mejor y lo necesite; el obligarle a ingerir alimentos en ese momento, además de no obtener un buen resultado, propiciará que aborrezca el alimento en especial que en ese estado se le está obligando a comer. Hará una asociación entre cómo se siente y el alimento en cuestión. Es importante que el hijo logre asociar la idea de la comida con sensaciones agradables. Por esta razón debe encontrarse con una actitud amistosa y cariñosa mientras se le alimenta. Llega el momento en que el niño quiere probar alimentarse por sí solo; si insiste en hacerlo, lo mejor es dejarle que lo haga. Si se ensucia la ropita, se mandará a lavar y asunto resuelto. Si desea que su hijo tenga trastornos alimentarios, use las amenazas, los castigos y los sobornos. Funcionan de maravilla. Todos los seres humanos requerimos de distintas cantidades de alimento. No podemos esperar que dos niños, aún cuando sean de la misma edad y estén pasando por los mismos procesos de desarrollo, coman la misma cantidad de alimento. Es bueno ofrecer comida en  porciones, para conocer la cantidad que requiere y con la que se siente satisfecho el niño. Si la termina y pide más, puede servírsele nuevamente, hasta conocer la cantidad que le deja sin hambre. Algunos niños necesitan comer mucho más que otros para lograr un aumento de peso promedio. La cantidad de alimento que un niño come está  relacionada con su personalidad y su apetito varía de comida a comida y día tras día. Es necesario recordar que todas las personas nacemos con un apetito que es suficiente para suplir las necesidades vitales. Los gustos o los desagrados deben ser respetados dentro de lo razonable y nunca es necesario persuadir ni forzar a un niño a comer. Los horarios de las comidas son importantes. El cuerpo se acostumbra a pedir alimento a una hora determinada si hay horas establecidas. Cuando no existe este tiempo determinado, muchas veces los niños no tienen hambre a la hora que se les ofrece alimento o al contrario, se mueren de hambre y no hay comida lista para ese momento Los alimentos se deben ofrecer cuando el niño está más hambriento y evitar la comida chatarra o alimentos de poco valor nutricional. Los refrescos o jugos muy azucarados son innecesarios desde el punto de vista alimenticio. Está comprobado que producen gases, poseen demasiada azúcar, quitan el apetito, crean hábito y contribuyen a la formación de caries. Antes que querer resolver problemas de alimentación de sus hijos, prevea haciendo de la hora de comida un momento tranquilo y sin presiones; tenga un horario establecido y respételo siempre. Introduzca un nuevo sabor a la vez y si no es del agrado de su hijo no haga tragedia; eso provocará que el  niño asocie ese alimento con un mal momento o tal vez le guste ver la cara que pone usted cuando está en gran disgusto y solo por volver a verle así, se negará a comer. El tiempo es la mejor solución para los problemas de alimentación. Los expertos mencionan que la mayoría de los trastornos alimenticios se deriva de modelos inadecuados de paternidad. Si ya está instalado el problema en casa, el mejor tratamiento es suprimir todos los intentos de forzar al niño a comer. Una vez que el niño se da cuenta que ya no causa tanto alboroto ni llama tanto la atención, deja de rechazar la comida.

 LA IRA EN EL DIÁLOGO

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

LA IRA EN EL DIALOGOMuchas son las situaciones que en la vida cotidiana provocan altos grados de estrés. El mundo moderno regala infinidad de momentos en los que las emociones se alteran y la ira aparece por cansancio, frustración, desilusión o simplemente porque las cosas planeadas con mucho tiempo y esfuerzo salen contrarias a lo esperado. Es normal y humano todo lo anterior, pero injusto que la ira se vierta sobre quienes no tienen culpa alguna de las situaciones que la provocan. Y más aún, las explosiones incontroladas que pueden ocasionar graves heridas y lastimar a quienes más se quiere. Es el caso de los padres, que cansados o altamente preocupados por problemas que la vida les presenta, llegan a casa y ante cualquier detalle se vierten en enojo desmedido sobre los hijos. No hay mala intención en este momento, pero desafortunadamente las intenciones no se ven y son los actos los que lastiman. Se sabe que una vez instalada la emoción, la acción sale disparada tras de ella. Sin embargo, existe un espacio pequeño entre ellas que se llama CONTROL. Nada fácil detenerse ahí, pero vale la pena entrenarse en pararse en esa estancia con el fin de evitar dañar a quienes no lo merecen. Cuando se sienta presa de la ira o enojo , justo antes de actuar deténgase: CAMBIE su actitud. Las actitudes son suyas . Usted puede manejarlas. Evite que ellas le manejen a usted. Comience por moderar el tono de su voz. Esto además le traerá el enorme beneficios de que su hijo aprenderá a hacerlo al verle a usted. Recuerde que se enseña por medio del ejemplo. Si su hijo lo ve calmado en un momento de enojo, entenderá que usted espera de él el mismo comportamiento en una situación similar. OBSERVE con detenimiento los motivos que causaron el sentimiento de enojo y piense qué es lo que hace que esas situaciones le saquen de control. Atrás de las cosas que molestan existen creencias que pueden ser modificadas. EVITE las palabras que lastimen y confundan a su hijo. Desapruebe los comportamientos, no a su hijo. Lo que le tiene molesto es una conducta , no la existencia de su hijo. A esto se le llama separar el hecho de la persona. TOME tiempo para calmarse antes de continuar hablando. Cuente hasta diez, o hasta el número que le calme, respire profundo, salga de la habitación, vaya a caminar. Haga lo que sea para salirse del conflicto de ese momento. Si se encuentra muy alterado, DETENGA el momento de tomar decisiones. Una vez calmado examine lo sucedido y decida cómo manejarlo apropiadamente. Se vale expresar el enojo o la ira con palabras y decir “me siento muy enojado con esta situación”  y añadir “Estoy tan alterado que no puedo ser justo para tomar una determinación en este momento”. No está evadiendo el problema; simplemente está esperando a que su mente se aclare para tomar decisiones con justicia. También esta forma de actuar es algo que está instruyendo al hijo sobre las formas como puede ser afrontado un problema. Es este un tema que debe tomarse con mucha atención. Un padre cariñoso, atento, que disfruta de la compañía de sus hijos y se preocupa por darles la mejor formación, puede echar por tierra la buena relación que se requiere con los hijos para ser educados, con un acceso de ira en el que pierde por completo el control y daña si remedio. Puede decirse que son mucho más las cosas buenas las que se han ofrecido al hijo y que estos ataques de enojo son muy escasos para causar lo que anteriormente se ha dicho; sin embargo, en la mente de un humano se fijan con mayor fuerza las experiencias negativas. No quiere decirse con esto que un error de control arruinará para siempre todo lo trabajado, pero sí que tendrá que realizar mayores esfuerzos para borrar un hecho negativo y continuar con la positiva formación de su hijo. Si se ha dado el caso, el padre puede iniciar la corrección de su error llamando a su hijo y solicitándole una disculpa. Luego explicarle con cierto detalle lo sucedido para un mayor entendimiento y volviendo a su comportamiento habitual de ser un magnífico padre. Esto es temido por los padres porque piensan que si los hijos les ven débiles les perderán el respeto. Se sienten amenazados con perder su autoridad y dejan de lado el suceso sin dar mayores explicaciones. Los niños se quedan con la vivencia de esa mala experiencia y con su interpretación de los hechos; cosa que muchas veces permanece grabado para siempre. Y, como se ha dicho antes, también los niños aprenderán que lo que se hace cuando se pierde el control es ignorar la situación. Se escucha con frecuencia que el hijo es tan orgulloso que no se acerca a pedir perdón nunca. ¿ No será que ha aprendido que es mejor ignorar o dejar pasar , como que nada ha sucedido? Cuando se acerque a su hijo, después de haber recobrado la calma, es bueno que utilice lo que se llama “mensaje YO”. Este consiste en seguir una fórmula sencilla : 1.- Describa el hecho que le molestó. Ejm. “ Cuando llego cansado del trabajo a casa y me doy cuenta que hay pleitos en la mesa….” 2.- Exponga su sentimiento. Ejm. “ …me siento totalmente frustrado…” 3.- Mencione la razón de su sentimiento. Ejm. “….porque además de que deseo estar en familia y olvidarme de los problemas de afuera…parece que no he logrado darles una buena educación”. Expresarse de esta manera modela un alto grado de responsabilidad personal. No se culpa a nadie y por lo mismo la colaboración se da de inmediato.  Cosa contraria a cuando se explota y se culpa a todos de una situación, por ejemplo: “ Esta casa es un desorden..Llega uno cansado y se encuentra con puros problemas. Lo mejor sería haberme quedado a trabajar”. Esta expresión va, por supuesto, acompañada de un alto nivel en el tono de voz y una expresión corporal nada agradable. El “mensaje YO” elimina todo esto y solo permite expresar el sentimiento. No se lastima a nadie; no se reprime la ira o el enojo; y sí se prepara un terreno para una solución al problema. Recuerde:  La ira es como un huracán que aparece de pronto y destruye hasta lo construido con sólidos cimientos…

¡CUÁNTAS PREGUNTAS!

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

CUANTAS PREGUNTASLlega una edad de los niños, entre los dos y tres años, que tal pareciera que se vuelven investigadores de tantas preguntas que hacen. Esto pone a prueba a los padres y adultos que rodean al niño. Las preguntas se hacen sobre todos los temas y a cualquier hora y en muchas ocasiones asaltan sin encontrar la respuesta. Es increíble a veces cómo de una pequeñita cabeza puede surgir una pregunta de tan difícil respuesta, por ejemplo ¿ por qué el sol es sol?, ¿por qué la mañana es con luz y la noche es oscura? Los pequeños disparan todo tipo de preguntas, sobre todo a sus padres. Ellos consideran que deben saberlo todo y además de quienes esperan todo tipo de enseñanzas y soluciones a las dudas que tienen del mundo en donde habitan. Por eso, es tan importante contestar todas sus preguntas, por muy absurdas que parezcan. Su deseo de conocer es la forma que tienen para enfrentarse a la vida cuando sean adultos. Por absurdas complicadas que sean sus preguntas, y aunque planteen las mismas dudas una y otra vez,  o aunque agobien con su insistencia,  los padres deben prestarles toda su atención si desean colaborar con su desarrollo. Es además una manera de establecer un vínculo de comunicación muy importante. Además de buscar las respuestas adecuadas, es indispensable cuidar la actitud. Una sonrisa burlona puede bloquear al pequeño. También, si perciben desesperación en sus padres, ellos aprenderán que no es bueno preguntar y se quedarán con sus dudas o buscarán a alguien más que se las despeje. Esto ocasiona una pérdida en la relación. ¿Por qué tantos por qué?.  Los especialistas en el desarrollo infantil afirman que estos continuos “por qué” indican que el niño se está desarrollando apropiadamente , así como la relación con sus padres. La curiosidad  de los niños surge incluso antes de empezar a hablar. La manipulación de los objetos, su afán por investigar el mundo que les rodea, su necesidad de llevarse todo a la boca responden a un deseo de satisfacer sus dudas. Todo ello es una exploración que se facilita cuando comienzan a hablar cuentan con el lenguaje. Otro motivo más por el cual los niños hacen preguntas constantemente es porque requieren practicar la comunicación. Al empezar a hablar ellos hacen miles de ensayos e Imitan la entonación, el ritmo de las frases, las nuevas palabras. Esta es la razón por la cuál a veces preguntan y se van sin esperar la respuesta. No es tanto la duda en este caso, sino la necesidad de expresarse y lo hacen imitando a los adultos, que sin darse cuenta se mantienen haciendo también preguntas. Cuando de verdad se muestran dudosos es porque ellos se percatan de que todo tiene un origen y una consecuencia y el azar no es algo que puede asimilarse aún. Por eso quieren saber por qué el cielo es azul, por qué llueve y quién es el responsable de todo eso. Es importante saber que no se tienen que tener todas las respuestas con profundo conocimiento, pero sí que deben ser apegadas a la verdad. Si no se conoce sobre lo que se está preguntando, lo más fácil es llevarlo a que juntos busquen la respuesta. Esto también les enseñará que el conocimiento está al alcance de todos si se sabe buscar. Algunas sugerencias para dar respuestas a estos pequeños preguntones son las siguientes:

  • Es de mucha utilidad hacer comparaciones con cosas que el niño ya conoce y darle ejemplos que le resulten familiares.
  • Procure contestar solo lo que le está preguntando. A veces se dan respuestas a cosas que el niño no ha alcanzado a comprender y se confundirá con una respuesta a algo no preguntado en ese momento.
  • Las respuestas siempre deben de ser cortas, claras y sencillas.
  • Tenga especial cuidado de nunca ridiculizar sus dudas. Mostrar interés por lo que dice es el mejor favor que se le puede ofrecer.

Esta etapa es corta y puede ser muy enriquecedora porque muchas de las preguntas que los niños hacen tal vez jamás se había presentado como una duda en la mente del adulto. Es una oportunidad de seguir aprendiendo. También es una parte de la vida de su hijo que deja muchos recuerdos y que el día de mañana podrá comentar con él ; se divertirán mucho y volverán a afianzar su relación .Con seguridad le estará muy agradecido por su paciencia y disposición . Si se había preguntado por qué tantos por qué…aquí tiene la respuesta.

ENSEÑANDO EL AMOR A LA VERDAD

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

ENSE;ANDO A DECIR LA VERDADLa sinceridad es un valor apreciado por todos. Los padres desean que sus hijos sean sinceros en todo momento . Sin embargo, al igual que todos los valores, volvemos a la situación de que los valores se aprenden a través de modelos. Existe una frase escuchada por muchos, que no se ha atribuido a un autor en especial, que dice: “ Tus hechos gritan tanto que no me dejan escuchar lo que tus palabras dicen”. Esto es una verdad irrefutable. Los hechos dicen más que las palabras. Por ello, si se desean hijos que practiquen la sinceridad, deben vivir en un ambiente en donde ese valor se practique. La sinceridad se va sembrando con el paso del tiempo. No es necesario esperar a que los hijos empiecen a mentir, para decidir que es el momento de empezar a trabajar en ella. Es importante pensar de manera positiva y no creer que hablar de sinceridad es el combate a las mentiras y los engaños, sino que es el amor a la verdad. Los especialistas en el estudio de la infancia afirman que  el niño se encuentra especialmente apto para ser educado en el valor de la sinceridad a partir de los seis o siete años; esto no significa que en los años anteriores se pueda vivir alejado de la verdad. La mejor manera de iniciarse en esta formación es hacer a los niños concientes de los beneficios que se obtienen cuando se observa la verdad en todo. Lo importante es que el niño entienda que decir la verdad es siempre bueno, aún cuando el hacerlo traiga consigo algunas consecuencias desagradables. Debe conocer que la verdad es la base de la confianza y que sin ella no se puede construir nada agradable. Los niños deben ir aprendiendo el lazo que existe entre la verdad, la libertad y la confianza. Si , en la medida que ellos vivan de acuerdo a la verdad, van obteniendo más libertad y mayor confianza, el valor de la sinceridad encontrará tierra fértil para ir creciendo. Por ejemplo, si el niño llega a casa y comenta que ha aprendido a patinar en el hogar de algún amigo, los padres pueden comprarle unos patines y permitirle patinar en algún lugar seguro cada vez que él lo desee. Si se le dan muestras de preocupación e incluso regaños por hacer algo que a los padres no les parece adecuado, el niño empezará a ocultar la verdad. Nótese que no es precisamente mentir, sino ocultar la verdad. Las mentiras surgen después que el niño ha constatado en repetidas ocasiones que el decir lo que sucede puede traer consecuencias fatales en casa. La formación de la sinceridad implica crear un ambiente de confianza total, en donde los niños pueden llegar a contar sin temor a sus padres cualquier cosa que hayan visto o vivido. Esta libertad de poder llegar y hablar con los padres, incluso cuando sientan que han cometido alguna falta, permite que se de una formación adecuada para la personalidad del hijo. Cuando se pierde la libertad para expresarse en casa, es cuando surge el hábito de mentir y el amor a la verdad se va esfumando. Este valor de la sinceridad no solo es de gran beneficio en el hogar, sino fuera de él. Las relaciones interpersonales se estrechan con las personas que se consideran sinceras y se alejan cuando se observa que faltan a la verdad. De esta manera, los niños que practican esta virtud serán siempre seres rodeados de amistades y sabrán escoger a sus amigos sin mucha dificultad. Además, rechazarán el trato de personas que no son sinceras y tendrán la oportunidad de desarrollarse con un adecuado manejo de su libertad. Durante el desarrollo del niño, es importante que cuando se le observe que ha faltado a la verdad, se hable con él sin grandes sermones. Todo lo que se está aprendiendo tiene un margen de error y el valor de la sinceridad no es la excepción. Los niños , en algún momento dirán alguna mentira y es importante hacerle saber que eso no es correcto, pero sin alterarse y sobre todo sin ponerle la etiqueta de mentiroso. El niño habrá dicho una mentira pero no es un mentiroso. Si se le cataloga de esa manera con frecuencia, lo más probable es que termine siéndolo de verdad en poco tiempo. Finalmente si eso se cree de él, eso habrá de ser. Otra situación que debe tomarse en cuenta es que no existen mentiras de diferentes calibres. Se pretende dar un peso a las expresiones ausentes de la verdad, pero lo único cierto es que o se dice verdad o se dice mentira. No existen verdades o mentiras a medias. Tampoco las llamadas “mentiras blancas” son sanas en esta etapa de formación. El niño no sabrá sopesar cuáles mentiras puedes ser mejores que otras de acuerdo a la situación; ni cuáles son más o menos graves por las consecuencias que pueden acarrear. Si ellos se dan cuenta que a veces se puede decir la verdad y a veces no, ellos mismos irán decidiendo cuándo contar mentiras y cuándo decir la verdad. Con esto se harán hábiles en el manejo de la verdad y la mentira, pero no estarán practicando el valor de la sinceridad. Como se dijo al inicio, todos los padres desean hijos sinceros. Ello implica serlo primero. Ser sincero significa amar la verdad y al amarla, la mentira no puede presentarse bajo ninguna forma. Esto no es fácil de conseguir, pero vale la pena el fomentar esta virtud, porque en ella se encuentran la verdadera libertad de ser y la confianza en sí mismo y en los demás.

LA VIRTUD DE SER ORDENADO

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

LA VIRTUD DE SER ORDENADOTener orden en la vida es algo que permite tranquilidad, sin embargo no es cosa fácil. Al igual que todo lo que se desea enseñar a los hijos, en necesario modelarlo. Difícil es convertirse de la noche a la mañana en un ser ordenado si se ha pasado por la vida viviendo “ sin problemas” en un completo desorden. Sin embargo cuando se tienen hijos, vale la pena el esfuerzo de iniciarse en este camino. Tal vez , para muchos padres el orden de las cosas es una batalla perdida y dejan de lado este aspecto por ser desgastante. Muchos, además, afirman que cada quien tiene su propia forma de tener orden en sus vidas; y no están muy errados. Los estudios realizados por especialistas de la personalidad se han encontrado con datos importantes que indican el por qué unas personas son más ordenadas que otras. Esto tiene su fundamento en la predominancia de los hemisferios cerebrales. El que es regido por el hemisferio izquierdo no tiene graves problemas para tener y mantener el orden de sus cosas; contrario pasa al que su dominancia es del hemisferio derecho, que puede vivir en un desorden , para él perfectamente ordenado. Pero, esto no quita importancia al tema que se ve en este momento. La naturaleza misma tiene un orden y lo contrario es el caos. Por esa razón, no puede decidirse vivir en desorden y menos permitir a los niños que vivan de esa manera. Para modelar el orden es necesario empezar desde que los hijos nacen. La organización del tiempo en horarios para los hijos es un inicio. Tener horarios para levantarse, comer, bañarse, ir al colegio, etc., es una buena forma de empezar a educar en el orden. Más tarde, cuando los hijos empiezan a tener sus juguetes, es importante destinarles un espacio en donde deben ser colocados después de jugar con ellos. Determinar reglas y aplicar consecuencias al respecto es indispensable. La regla es que se pueden usar los juguetes que se guardan cuando se ha terminado de disfrutarlos. La consecuencia es que si los juguetes se encuentran fuera de lugar no podrán ser usados hasta una siguiente ocasión. Primero se guardan en su lugar y al día siguiente podrán disfrutarlos. Tal vez parece rígida esta forma de actuar, pero el hábito del orden exige constancia. Si se permite que los niños “encuentren” sus juguetes, en algún lugar de la casa y los dejen ahí después de jugar, lo más seguro es que en pocos días habrá juguetes por todos los rincones de la casa. Otra situación respecto a los juguetes es cuando éstos constan de varias piezas y tienen alguna caja o recipiente donde deben ser guardados. Si no se siguen las reglas del orden, estos materiales de entretenimiento de los niños quedarán incompletos en muy poco tiempo. Esta situación , cotidiana en muchos hogares, afecta no solo el orden de la casa, sino el de la economía familiar; pronto querrán un juguete completo y el anterior será desechado. Modelar el orden implica además de una organización eficiente del tiempo dentro del hogar, el que los padres tengan espacios personales en donde pueda observarse el orden; el que los padres tomen las cosas que necesitan y que vuelvan a colocarlas en los espacios destinados para ello; el que los niños observen que sus padres guardan las cosas por gusto y no por obligación. Asimismo, los niños aprenderán que el orden es bueno, si se dan cuenta que sus papás saben en dónde se encuentra cada cosa que necesitan; si observan que siempre hay un espacio de tiempo antes de iniciar una nueva actividad, para dejar terminada la anterior. Por ejemplo, si el papá o la mamá están leyendo el periódico y es hora de ir a comer, antes de ir a la mesa el periódico se dobla y se pone en un lugar destinado para él. Esto puede parecer de poca importancia, pero los niños absorben todo lo que observan ; y más tarde repiten los mismos patrones. Para educar en el orden a los hijos es necesario que los padres estén convencidos de serlo; de lo contrario el orden se convierte en algo pesado que hay que realizar y viene acompañado de disgusto. Es importante entender que el orden exterior hace la vida más agradable; alivia la memoria, porque permite que no se desgaste buscando cosas que no fueron colocadas en el lugar habitual; ofrece calma y suprime esa sensación de malestar que se da irremediablemente al estar en un lugar desordenado; ahorra tiempo porque rápidamente se encuentran las cosas que se necesitan; facilita el respeto a los demás y la armonía familiar, porque nadie invade los espacios de otros y siempre se tienen a la mano los objetos que son de uso común entre los miembros del hogar. Destacar cada vez que se presente la ocasión lo agradable y práctico que es poder encontrar las cosas y todas las ventajas posibles que se encuentren respecto al orden, es una manera útil para despertar el amor por este valor en los niños. Incluso pueden inventarse juegos de ojos cerrados para encontrar algunos objetos dentro de casa. Puede también ocuparse un tiempo para destacar las ventajas de tener sus objetos personales bien ordenados en sus cajones, en su carpeta o su mochila. Como todos los valores, los mejores años son los primeros de la vida para sembrarlos. Desde el nacimiento hasta los tres años es una época favorable para la adquisición del orden; los niños que se habitúan a esta edad, conservan el hábito de ordenar las cosas por algunos años. A los nueve o diez años es necesario confirmarlo . A esta edad debe acostumbrarse al niño a organizar su trabajo y a su tiempo. También a desechar todo aquello que no es usado y dejar espacio para lo que sigue en uso. Las personas organizadas son admiradas. Para lograr una buena organización es indispensable el orden: orden en el tiempo, orden de pensamientos, orden de vida…y esto no nace en un solo día; se siembra desde la infancia. Si un padre desea un hijo organizado…debe empezar por ser ordenado él mismo para poder enseñarle la base de la organización en la vida.

¡NO TE VAYAS!

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

NO TE VAYASLlantos y gritos angustiosos del niño cuando se separa de sus padres, es una situación ante la cual todos los padres se enfrentan en algún momento. Depende de ellos el que el niño aprenda a manejar esta situación de separación de una manera tranquila . Para mejor entender esto, es conveniente saber que en el mismo instante en que el hijo nace se establece un vínculo afectivo muy poderoso e importante para su desarrollo. El niño requiere de muchos cuidados para sobrevivir y la presencia de sus padres, o personas significativas, es indispensable en su vida. Esta situación provoca lazos tan fuertes que se manifiestan como una dependencia, lo que debe, con el tiempo, ir disminuyendo para lograr que  el infante adquiera su autonomía. Durante los primeros meses de vida, el pequeño aún no ha aprendido a almacenar en su mente la imagen de los objetos y personas que ve. Por esta razón, cuando no los ve, piensa que han desaparecido para siempre. Ello permite entender la ansiedad que manifiesta el hijo cuando los padres se alejan. Sin embargo, este mecanismo va despareciendo en la medida que el niño se va desarrollando. El problema es “aguantar” los llantos del niño cuando la mamá o el papá se alejan. Si el niño llora y los padres ceden , aprenderá que de esa manera podrá evitar que sus padres desaparezcan. De esta manera puede evitar que sus padres salgan de casa sin él; se negará a asistir a la guardería o maternal y se resistirá a dormir solo en su cama. El niño tratará de evitar en la medida de sus posibilidades que se alejen de èl; y como la mejor forma que tiene para manifestarse – y además le da resultado – es llorando, hará uso de ello sin duda alguna. Cuando los llantos de un niño son exagerados, habrá que pensar que no se ha estado manejando la situación adecuadamente. Puede ser que no se haya trabajado suficientemente para la separación gradual. ¿ Cómo puede conseguirse esto? Pueden propiciarse separaciones, primero breves y cada vez un poco más largas, diciéndole siempre que se van por un rato y cuándo se tiene previsto volver. Al principio no va a aceptarlo con agrado, pero poco a poco, cuando se dé cuenta de que separación no significa abandono, lo irá asumiendo. Es importante aprender a controlar la ansiedad, porque ésta es contagiosa. Muchas veces son los padres los que no quieren alejarse de su hijo y manifiestan angustia cuando se despiden. La sobreprotección puede generar en el hijo una inseguridad tal que le evitará desarrollarse de manera independiente. El niño empieza a saber lo que es la angustia, más por lo que  sus padres expresan que por lo que él siente ante una determinada situación. Es conveniente que los adultos aprendan a controlar sus emociones, de lo contrario, enseñarán a su hijo a vivir en continuo sobresalto y temor. Si sus padres temen – piensa el niño – es que algo muy malo en verdad debe estar sucediendo. Otra forma de prevenir las angustias de la separación es evitar desde las primeras semanas que el bebé duerma con sus padres. Es positivo para él tener su propia habitación y acostumbrarse a ser independiente. Le permitirá adquirir seguridad el crecer sabiendo que, aunque no pueda ver a sus papás, ellos están ahí cerca, pendientes de él y que cuenta siempre con su amor y su apoyo. Si el bebé se enferma, es preferible que alguno de los padres se traslade a la habitación de su hijo, a llevárselo a la suya. Esto puede ocasionar molestias pero serán mientras el niño se recupera; de otra forma pasarán muchas noches para que logren convencerlo de volver a su propia cama. Jugar es ensayar a vivir. Juegue a las escondidillas con su hijo desde que está muy pequeño. Escóndase usted y permita que él se esconda. Así se irá dando cuenta que el no ver algo no significa que se haya desparecido . Déjelo por espacios cortos en casa de los abuelos o tíos y avísele que se va y que asegúrele que regresarà. Cuando el niño se de cuenta que cumple su palabra, empezará a sentirse seguro. Por supuesto que la vida puede colocar al niño en situaciones de estrés, como la muerte de un ser querido, un divorcio o un accidente que provoquen una separación brusca y verdadera. En estos casos hay que proveerle de amor suficiente pero procurando que la vida no le cambie demasiado. Los niños son fáciles de adaptar a nuevas situaciones si a su alrededor existen comportamientos que le ayudan . Uno de los objetivos de la formación de un hijo debe ser el fomentar la autonomía personal del mismo. Esto se puede lograr haciendo que sea más competente, es decir, que aprenda nuevas cosas cada día. El enseñarle a mejorar sus habilidades y brindarle la seguridad de ser amado, le ayudará a desarrollar su autoestima y a enfrentarse a la separación de sus padres con seguridad y sin temores. Enseñar cosas nuevas a los niños, como comer solos, peinarse, cepillarse los dientes e ir al baño, implica tiempo y dedicación. Los padres, a veces, se encuentran tan ocupados que no dedican el tiempo suficiente para que el niño domine estas acciones y prefieren hacerles todo. Piensan que así, no pierden su valioso tiempo, pero en realidad lo están gastando lastimosamente. El tiempo que dediquen a la enseñanza de ser independiente es una buena inversión para el futuro del hijo. Hay que permitirle que participe en las tareas cotidianas y que aprenda a resolver sus problemas y a superar pequeñas metas. Día con día, paso a paso, llegará a grandes logros. No se trata de esperar a que aprenda solo, sino a acompañarlo y apoyarlo en el aprendizaje e irse retirando poco a poco, hasta estar seguros que puede por sí mismo. Cuando llegue ese momento, recuerde reforzar y valorar lo que ha hecho. La dependencia no es algo que permite un buen desarrollo en el niño. Es importante crear situaciones en las que el niño vaya aprendiendo a alejarse de los padres y valerse por sí mismo. Todo bajo la vigilancia de sus progenitores, pero a una distancia suficiente con el fin de que él saque sus propios recursos para afrontar las situaciones. Si a pesar de emplear diversas formas para preparar al hijo a ser independiente, este sigue mostrando graves dificultades para alejarse de sus padres y actuar con autonomía, es importante que se consulte a algún especialista.    

HOGARES RISUEÑOS

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

HOGARES RISUEÑOSLa alegría es el mejor alimento del alma y cuando una pareja decide formar un hogar lo visualiza como un espacio de felicidad plena. Cuando la realidad se presenta, muchas veces se aleja de ese sueño y se empieza a vivir con resignación. En la actualidad las familias viven inmersas en una vorágine de actividad; los miembros entran y salen con el reloj en la mano, y vuelven de noche cansados olvidándose por completo del buen humor. No hay tiempo para ello. De esta manera las familias “viven” y se desarrollan en ambientes hostiles y faltos de humor, porque se piensa que la alegría no es algo que les tocó vivir. No han descubierto que ésta es algo que se conquista y por la cual se trabaja a diario. Cuando la familia apenas se inicia y los hijos son pequeños, los padres experimentan una gran tensión por la educación de los hijos. Centrados en la formación de hábitos y maneras para formar niños “bien educados”, se olvidan que las bromas y risas también es algo que deben aprender a vivir. Indudablemente los niños necesitan de autoridad y disciplina, pero es importante aprovechar ese periodo sensitivo para hacer del buen humor una forma de vida y una manera de afrontar y resolver sus problemas de una manera positiva. Los niños se encuentran en la mejor época para reír de todo y hay que aprovechar esa espontánea alegría para reforzarla y hacerla permanente en sus vidas. Además entre más oportunidades tengan de sonreír e incluso reír a carcajadas durante su infancia, más hermosos recuerdos tendrán de cuando eran pequeños. No hay mejor ambiente para educar que aquel en el que está presente el buen humor. La vida  que se toma demasiado en serio se torna triste y quienes así la viven se vuelven seres callados y con rostros poco amigables. ¿Qué tipo de papás tienen los niños de hoy? Es bueno analizar las respuestas. Puede ser un padre, o madre, cansados que llegan de su diaria labor a continuar con sus deberes domésticos o bien a descansar frente a un aparato de televisión; tal vez, un padre o madre tranquilos y aburridos que jamás sonríen; o quizá aquellos que piensan que reír demasiado es sinónimo de simpleza y poca seriedad; o peor aún, los que se mantienen de mal talante y piensan que les respetan porque no se acercan a ellos y les dejan en paz. Después de la enorme responsabilidad que es el mantener un hogar, no es difícil que se presenten cualquiera de las anteriores actitudes, pero es indispensable saber que para ganarse el afecto de los hijos es necesario dejar afuera los problemas antes de entrar a casa. Estar de buen humor tal vez cueste al principio, pero una vez dentro de esta actitud, todo se vuelve muy gratificante. Hay que realizar un esfuerzo por sonreír, aunque a veces se haga difícil. Esto con el tiempo se volverá una costumbre y el buen humor será una característica personal. Una de las grandes ventajas de estar de buen humor es el amor de los hijos. Ellos aman a quienes tienen tiempo no sólo para enseñarles, sino para divertirse con ellos. Por lo tanto, pueden buscarse las ocasiones que presta la vida normal para convertirlas en carcajadas, es decir, para reír con los hijos. Esta situación es fácil cuando los hijos son bebés. Se juega con ellos, se ríe, se manifiesta asombro por cosas cotidianas, con el afán de enseñarles, pero, con el pasar de los años se va olvidando esta forma de convivir. Muchos padres piensan que jugar con los hijos y gozar juntos de hacer “tonterías” provocará que ellos les pierdan el respeto. Esto es un grave error, el respeto no se pierde por reír y bromear juntos. Como todo en la vida, las actitudes se modelan. El niño aprenderá que puede reírse cuando observe a sus padres que lo hacen entre ellos. Aprenderá a tener un buen sentido del humor cuando se dé cuenta que sus papás saben salpicar con sonrisas aún los momentos de mayor seriedad. Todo eso le dará la oportunidad de adquirir bases para una personalidad equilibrada y segura. Una sonrisa o un comentario de buen humor pueden cortar la tensión de un mal momento y dar otra dimensión a las cosas. Además, se dice que un ambiente risueño es propicio para la confianza y la confidencia. El humorismo permite tocar temas que en ocasiones se vuelven difíciles de abordar y ofrece salidas airosas en determinados momentos. ¡Muchas ventajas! No se trata de estar siempre con la sonrisa en la boca ni desarrollar la agudeza mental para tener siempre un chiste a la mano; estas son dotes especiales, que si bien existen, no son necesarias para hacer de un hogar un sitio agradable para vivir. Tampoco se trata de confundir las risas y bromas con las burlas entre los miembros de la familia. Esto lastima y aleja. Ser alegre no significa ser burlón. Otro dato importante es que la alegría va de la mano con el optimismo. Jamás un ser triste puede encontrar lo positivo de las cosas. De esta forma, siendo alegre se participa en la formación de caracteres alejados del negativismo. Asimismo, se sabe que el humor y el optimismo son factores que influyen de manera poderosa en el desarrollo de la inteligencia. Se da la agudeza mental; la creatividad despierta y se desborda la capacidad de disfrutar de las cosas sencillas y cotidianas que la vida ofrece. Con un buen sentido del humor en casa, se formará un hogar de seres risueños, inteligentes, disfrutadores, siempre abiertos a la convivencia y caracteres fuertes para afrontar las dificultades, dándoles su justa dimensión. Los hijos de un hogar así aprenderán que la vida no es sólo reírse a todas horas; que hay situaciones en las que es posible reírse y momentos para conversar con seriedad. Una buena forma de introducir la alegría y el buen humor en el hogar es haciendo algo especial de vez en cuando, como una noche familiar. Puede ser que coman todos sentados en el piso mientras charlan, se cuentan anécdotas y chistes y hasta deciden dormir en colchones o sacos de dormir. Pruebe cualquier cosa que rompa la rutina y propóngase hacer de su familia un hogar risueño y lleno de buen sentido del humor.

DEDITOS LASTIMADOS

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

DEDITOS LASTIMADOSLos niños no suelen comenzar con el hábito de comerse las uñas hasta los cinco o seis años, y esto se debe probablemente a que no poseen aún las piezas dentales o la destreza oral suficiente para hacerlo. Este hábito puede aumentar su frecuencia durante momentos de estrés, aunque no necesariamente es la causa del hábito. No es posible determinar una causa específica .Cada caso es distinto. Por lo general, el que el niño se coma las uñas no preocupa tanto como el que se chupe sus dedos, y por lo mismo se pone menor atención en este hábito. También es menos sancionado y ello hace que se encuentren muchas personas adultas que lo siguen haciendo. A diferencia de chuparse los dedos, el comerse las uñas puede ocasionar daños severos en la piel. En muchas ocasiones la uña es arrancada y eso ocasiona lesiones que llegan a convertirse en infecciones de diferente gravedad. La frecuencia es mayor que el llevarse a la boca los dedos por los siguientes motivos : no es calificado de vergonzoso y el arrancarse las uñas a veces  sustituye los dientes por las mismas manos. Esto es, las mismas uñas ayudan para destruir las de la mano contraria. No se ha logrado determinar cuál es la causa de este hábito, pero sí se ha detectado que lo mantienen personas de temperamento nervioso. Por lo general el adulto que se come o arranca las uñas ha pasado ya por experiencias infecciosas y ha tratado de hacer por sí mismo remedios para eliminar este hábito, con pocos resultados. Esto, debido a que no se ha atendido la raíz del problema. Es como mantenerse tomando aspirinas para el dolor de cabeza sin atender lo que lo provoca. Los pediatras llaman onicofagia a este hábito en los niños y lo consideran un síntoma que delata ansiedad. Por lo mismo, es importante estar consciente que el verdadero problema no es el comerse las uñas, sino que es solo una manifestación de algo más. Al igual que para el hábito de chaparse el dedo, se ofrecen remedios como poner sustancias agrias, guantes o chupones en los dedos; y si bien en algunos casos esto funciona, la raíz del problema solo busca un sustituto para manifestarse porque no ha sido resuelto. El regañar y señalar continuamente al niño para que no se coma las uñas solo servirá para fijar el hábito. Puede ser que el temor a ser castigado le lleve a ocultarse para hacerlo, pero por desgracia no es como chuparse los dedos, aunque el hacerlo también produce cambios severos en la piel; el comerse las uñas es evidente y no puede negarse que se hace. Como antes se ha mencionado, este hábito puede permanecer hasta edades adultas. Se pueden observar familias enteras en las que existen varios miembros cuyas uñas delatan esta costumbre. Por ello, los niños encuentran modelos para imitar. Muchas veces el pequeño no es que se encuentre ansioso, pero si observa a uno de sus padres o parientes cercanos que le son significativos y éste se come o arranca las uñas, empezará a hacerlo por simple imitación. En ocasiones, esto es reforzado haciendo comentarios que denotan orgullo, como : “ se parece tanto a mí que tiene las uñas iguales” o “ Mira, se come las uñas igual que ….” . Si para el niño es una figura importante esa persona, seguro reforzará el hábito de arrancarse o comerse las uñas. Si los padres se mantienen preocupados en ese hábito y le ponen demasiada atención cuando se presenta, los niños aprenderán que comerse o arrancarse las uñas sirve para que papi y mami les den atención. Lo que debe hacerse es darles atención a los niños y no al hecho de comerse o arrancarse las uñas. Buscar momentos para atenderles en forma especial y tomarles sus manitas mientras conversan como un contacto cariñoso y cercano. Cada caso es diferente. En cuestión de hábitos no puede establecerse un criterio uniforme. Algunos niños iniciarán la práctica de comerse las uñas por imitación, otros habrán encontrado en ello una forma de estar entretenidos cuando están aburridos y algunos más lo harán como una descarga de ansiedad. No existe una respuesta del por qué se hace, pero sí es un hábito inadecuado que puede dañar la salud de quien lo practica. Lo que sí es importante saber y atender es que comerse o arrancarse las uñas es un síntoma o una manifestación de algo más. Nadie lo hace solo por el gusto de hacerlo y es conveniente buscar las causas y atender cada caso en particular. Un pediatra o un psicólogo infantil pueden ser quienes ofrezcan la guía adecuada después de conocer la historia del niño. Entre más temprano sea atendido más posibilidades habrá de sanar o corregir lo que está causando esta práctica de comerse o arrancarse las uñas.

UNA MANO INQUIETA QUE DIBUJA

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

UNA MANO INQUIETA QUE DIBUJADesde edades muy tempranas, sin distinción de culturas, todos los niños hacen trazos. A veces los hacen sobre papel, sobre paredes, o espacios que ellos se encuentran como Un lugar de arena en donde un palito sustituye a un lápiz. Este es un gran momento para el pequeño. Sin saber se empieza a entrenar para escribir. De alguna manera logra encontrar símbolos que le permiten expresar sus ideas y pensamientos. Los padres deben estar atentos a ello y deben proporcionarles los espacios para que desarrollen estos primeros trazos que son el antecedente de su escritura. Ellos juegan a que saben escribir e inventan sus propios símbolos. Es una maravilla cuando un pequeño toma un pedazo de papel y hace un garabato. Se queda mirándolo y va a mostrarlo a alguien de su casa, generalmente mamá o papá. Es esta la oportunidad de hacerle sentir que sus acciones son importantes . Pregunte qué es y se sorprenderá como de unas líneas sin sentido aparente para los ojos del adulto, surge un mundo desconocido. Una simple línea puede ser una carretera o hasta un camión. La semejanza con las formas no importa, lo que debe interesar es que eso dibujado es la forma como el niño quiere expresar lo que dice que es. Generalmente esta etapa inicia alrededor de los dieciocho meses. Los garabatos simples al principio se van complicando con el paso del tiempo y con mayor velocidad se afinarán si no encuentra obstáculos para hacerlo libremente. Este período en el que el niño hace sus primeros garabatos se divide en tres etapas: la de los garabatos desordenados, la de los garabatos controlados y la de los  garabatos con nombre. Garabatos desordenados. Estos son aquellos que son el resultado de la necesidad y deseo del niño de producir líneas en diferentes direcciones. Aún no hay representaciones; simplemente toma el lápiz o el color, lo más seguro que con la mano completa. Sus líneas son de diferentes intensidades y al trazarlas se acompaña de todo su cuerpo . Aquí se está empezando a desarrollar su coordinación mano- ojo. El niño siente placer al hacer este tipo de trazos. No necesita dirección alguna aún. Solo está descubriéndose a sí mismo que puede hacer cosas por sí solo. Más tarde será como saber que tiene un nuevo lenguaje y formas de expresarse. Esta etapa se supera por la de los  garabatos controlados . Debido a  la repetición de garabatos desordenados, el niño acaba por vincular el movimiento del trazo con la percepción visual, lo que le impulsa a hacer variaciones en sus  movimientos y a querer probar el llenado de toda una hoja de papel.  Su forma de sostener el  lápiz ya es oponiendo los dedos. El niño comienza a inventar tratando de que sus trazos representen algo del entorno y puede copiar o realizar formas circulares. Los cuadrados son de mayor dificultad. Requieren de mayor precisión y de trazo de  líneas rectas, para lo que aún no está listo. Alrededor de los tres años el niño empieza a representar de manera gráfica algo que pertenece a su ambiente y pide nuestra atención u opinión acerca de su obra. Es una forma de comunicar y de mostrar lo que es capaz de hacer por sí solo. Más tarde aparecen los garabatos con nombre . El dominio motor del niño es mejor, pero aún sus trazos son poco parecidos a lo que quieren representar. Es importante evitar la burla o cualquier manifestación que no sea de interés y hasta asombro por lo que es capaz de hacer. En esta etapa el niño dibuja lo que ya se encuentra en su imaginación y se presentan formas más definidas . También empieza a dar color a sus obras. En este periodo, los dibujos se parecen mucho y gasta espacios grandes realizándolos. Incluso notifica que se va a poner a dibujar y pide lo que le es necesario. Algunas veces el niño aprovecha estos espacios para hablar y conforme va terminando sus garabatos les va dando nombre y ya no necesita que se le pregunte qué ha dibujado sino que él mismo lo expresa: «esta es mi mamá», «este es el tío Juan», «es mi perrito», etc. Por otra parte, se han hecho comentarios sobre lo que significan los colores que utilizan los niños en sus dibujos. Es un poco arriesgado afirmar que un determinado color significa alegría, tristeza, agresividad, seguridad, etc. Existen muchos factores que intervienen en la elección de los colores y algunos de ellos son culturales o bien, la elección  se da en función de la gama que tiene a la mano para elegir. A ellos les interesa en esta edad más el trazo que el color. Lo importante es permitir que el niño tenga la oportunidad de ejercitarse en los trazos de garabateo; proporcionarles los espacios para hacerlo y mostrar aprecio por sus “obras de arte”. Son manitas inquietas que quieren empezarse a expresar. No se trata de pensar en dar esta oportunidad soñando en que el día de mañana será un dibujante o un pintor de fama, o un gran escritor ganador de premios literarios – que por supuesto no queda totalmente descartado- sino de permitir que encuentre un lenguaje nuevo para  comunicar lo que en su cabecita se encuentra. Dé un papel y un lápiz a su hijo y maravíllese de lo que es capaz de realizar.

UN HERMANITO NUEVO

Por Dra. Patricia García Mora

Terapeuta Familiar en Supera

 UN HERMANITO NUEVOPor lo general las parejas toman la decisión de tener un segundo hijo cuando el primero tiene entre dos y tres años. Los psicólogos mencionan que esta diferencia de edad es la adecuada. El niño mayor ya no es un bebé y esta separación de edad les permite ser compañeros, compartir juegos, horarios y hasta la habitación. El niño en su hogar se siente el rey y cuando llega un hermanito, por mucho que le emocione la noticia, llegará el momento en que lo considere un intruso. La actitud de los padres es determinante para que esto sea un proceso que no llegue a trascender en la vida de los hijos. Es importante que el niño conozca la noticia por sus padres y no por otra personas que ya conocen el nuevo acontecimiento. Antes de decirle que un hermanito está en camino es importante que el niño se haya percatado que los bebés son agradables y que hagan conciencia de que muchos niños tienen otro bebé en casa. Será conveniente llevarle a convivir con familias en donde haya bebés y hacerle notar lo graciosos que son y lo divertido que sería que hubiera uno en casa. Mostrarle la función del hermanito mayor y comentar que son muy importantes los hermanos mayores. Luego se le da la noticia y se debe estar preparado para dar respuesta a las dudas que él tenga sobre el hecho. Es muy importante recalcar que se da respuesta a lo que él pregunte. No se le da una cátedra de lo que se supone debe saber. Mientras el proceso del embarazo se desarrolla, los padres pueden aprovechar para la preparación del hijo mayor permitiéndole que opine sobre lo que se va a comprar al bebé, sobre los arreglos de la habitación, sobre lo que se va a hacer en casa cuando llegue el día del nacimiento, etc. Es muy conveniente sacar aquellas cosas que usó cuando era bebé y pedirle su autorización para que ahora sean usadas por su hermanito. Algunas prendas no las recordará como suyas y al verlas tan pequeñas se le hará gracioso y no tendrá inconveniente en cederlas al hermano en camino. Si hay algo que desee conservar solo para él, permítaselo. No le hará falta al hermanito y sí le dará seguridad a él por respetarle su deseo. Cuide de no insistir demasiado en la llegada del hermano. Si se habla constantemente de la situación, pensará que es algo demasiado importante, tal vez más importante que él. Y si le dice mucho que pronto tendrá un compañero de juegos, lo más seguro es que le decepcione encontrar un ser diminuto que sólo sabe llorar y dormir. ¡ Vaya compañero de juegos! Así como el padre se acerca al vientre de la madre, el pequeño puede también acercarse y platicar con ese bebé en camino. El acercamiento con su hermano desde antes de nacer, aunque no lo comprenda, le irá preparando para cuando nazca el bebé. Cuando el día del parto llegue, el niño ya debe estar preparado para saber que su mamá se ausentará de casa. Se sugiere que se hagan los arreglos necesarios para que algún familiar se quede con el niño en su ambiente y de ser posible con alguna persona con la que conviva bastante. El que el niño se quede en su propio hogar hará que se sienta el anfitrión y pueda dar la bienvenida, tanto a sus padres como a su hermanito. Si se saca al niño de su casa, puede ser que al regresar sienta que el otro ha invadido su territorio. La visita del niño al hospital es conveniente siempre y cuando la madre se encuentre en perfectas condiciones y ayuda el que se haga de esa visita un “momento especial”. Vestirlo como si fuera a una fiesta y permitirle que escoja algún regalo para llevar y entregar a su mamá. También ayuda bastante el que le permitan escoger un presente para su hermanito y algo para él por estarse estrenando como hermano mayor. Los celos con el nuevo miembro de la familia son inevitables, pero existen algunas actitudes o acciones que son de utilidad para disiparlos. Veamos algunas de ellas: a) El niño debe haber abandonado su cuna desde los meses de espera del nuevo bebé. El que le quiten de un día para otro puede causarle un fuerte choque emocional y sentirá que el hermano vino a quitarle su lugar y sus cosas. b) La madre y el padre deberán organizarse para repartirse en tiempos equitativos con los dos niños. El niño mayor debe sentir que hay tiempo para los dos. c) Permitir que el niño mayor se encuentre presente e incluso ayude de alguna manera cuando se cambia o se baña al bebé. d) Algo que ayuda mucho para tranquilizar los celos es que la madre acueste al bebé y lo deje al cuidado de alguien más o bien ya seguro en su cuna, para atender al niño mayor. e) Los padres deberán hablar con los amigos y familiares cercanos y pedirles que le den atención al niño mayor, e incluso que le lleven algún detalle también. f) Se puede llevar al niño mayor al cine, a un parque o simplemente compartir ratos de TV con él, mientras el bebé duerme y hacer comentarios de las ventajas que tiene por ser mayor. El bebé no puede ir al cine ni al parque aún, por ejemplo:

  • Durante los primeros meses de la vida del hermanito nuevo es importante fomentar las relaciones sociales del mayor. Si ya va a la escuela o a la guardería,  hay que procurar que no se modifique demasiado su vida . Permitirle que juegue con sus amigos fuera de casa y que salga con sus tíos o primos sin el bebé será de mucha ayuda.

Tomar en cuenta que el hijo mayor debe ser preparado y llevar a cabo todas estas acciones, no solamente ayuda a evitar los celos normales que en él aparecerán ante la llegada de un hermanito, sino que prepara a los padres a repartir su tiempo y atenciones entre dos hijos en lugar de solo uno. Es un doble entrenamiento.

 ¿JUEGAS CONMIGO, PAPÁ?

Por Dra. Patricia García Mora

Terapeuta Familiar en Supera

JUEGAS CONMIGO PAPA2En unos días más llegará el “gran día” para todos los niños. Después de una noche inquieta , alertas entre el sueño a escuchar el menor ruido que indique que “alguien” ha depositado los soñados juguetes al pie del árbol de Navidad, los niños despiertan. Apenas se vislumbra el amanecer . Primero avanzan con pasos cautelosos, luego, al ver los paquetes abren sus ojos y despiden un gran brillo. Sus boquitas sonríen y brotan las carcajadas. El silencio del hogar se rompe para dar paso a un sonido casi celestial : la risa de los niños. Y los padres despiertan, a veces con solo escuchar a sus hijos emocionados. Otras veces, sorprendidos con gritos de algarabía , y casi llevados en peso para que vean lo que les ha amanecido bajo el árbol navideño. Realmente ha sido una noche muy corta. Primero la compra de regalos, los preparativos de la cena , luego la convivencia grata de familia, y más tarde, después de esperar que los niños concilien el sueño, la “ayuda” a ese ser que deja esa noche los juguetes solicitados . Mamá se levanta y disfruta un rato las nuevas posesiones de sus hijos y su alegría, y entonces, le requieren desayuno. Se va a preparar algo especial para este día tan importante y se escucha la pregunta : “¿ juegas conmigo, papá?”. La respuesta a esta pregunta es algo muy importante y de una trascendencia insospechada. El niño está invitando a su papá a ser el primero que disfrute con él de sus juguetes nuevos. Esos juguetes que han sido soñados por muchas noches. Y ahora necesita un compañero para disfrutarlos y ese es precisamente su papá. ¡Cuidado papás! Este es un momento en que todo el cuerpo y la boca deben de decir lo mismo. Dicho de otra forma: decir que SÍ con entusiasmo, sentir el gozo de hacerlo y hacer que la mirada brille de la misma manera que la de sus hijos. Ciertamente hay cansancio, preocupaciones, problemas no resueltos en pasado, presente y tal vez futuro, pero eso, hay que dejarlo de lado. Este es el momento de decir “ Sí hijo, quiero ser tu compañero. “ Es imprescindible recordar que el niño al invitar a jugar es como estar invitando a vivir. Ellos ensayan a vivir a través del juego. Al Invitar a jugar es como estar invitando a participar de su vida. Los momentos de juego con papá son inolvidables. Aquellos adultos que llevan buena relación con sus padres es porque en sus recuerdos existen momentos muy gratos de juego con ellos. Ensayaron a vivir juntos desde entonces y la vida se desarrolló plácida entre ellos. El padre tiene una maravillosa oportunidad de sembrar lo que quiera en sus hijos a través del juego : les puede enseñar a cuidar, a respetar, a esperar turno, a seguir instrucciones, a concentrarse en algo, a terminar lo empezado, a gozar de un resultado, a analizar los problemas, a ganar y a aprender cuando se pierde.. Puede enseñarles también a compartir, a perdonar, a ser honesto y a sembrar todos aquellos valores que desea sean los rectores de la vida se sus hijos. La vertiginosa actividad de sus labores y su preocupación por ofrecer lo mejor a sus hijos materialmente hablando, les aleja de los mejores momentos. Les priva de mostrar el camino de la vida a sus hijos. Les aleja de su participación en la formación de esos seres que serán la continuación de ellos mismos. Hay muy pocos momentos como este, sin embargo, hacen que se queden en la memoria por siempre… Así, en ese amanecer tan temprano si escuchas a tu hijo decir : ¿ jugamos papá? Dile que SI, desde el fondo de tu corazón, y piensa que no es precisamente un juego, sino un ensayo de la vida de tu propio hijo…Y, si acaso no llega a despertarte…hazlo tú y acércate …siéntate a su lado y pídele que te muestre sus juguetes nuevos…y al final, si no te lo pide dile tu : “ Hijo mío, ¿Jugamos? “

LAS MATEMÁTICAS Y LOS NIÑOS

Por Dra. Patricia García Mora

Terapeuta Familiar en Supera

LAS MATEMATICAS Y LOS NIÑOSGeneralmente se piensa que el niño entra en contacto con las matemáticas por primera vez hasta el momento en que ingresa al colegio, cuando se pone en contacto con los números y aprende a sumar y restar. Nada más lejos de la realidad, ya que los niños empiezan a formar las bases para los conceptos matemáticos desde una edad muy temprana. Si se observa un poco, el niño empieza a clasificar cosas desde muy pequeño. La capacidad de ordenar en grupos determinados es una actividad que el niño hace casi sin orientación alguna . Es algo de lo que tiene sentido desde edad muy temprana. Por ejemplo, un bebé de 8 o 9 meses de edad se da cuenta a través de las experiencias que va teniendo con los objetos, que éstos tienen características muy variadas: se percata que algunos botan, otros ruedan, unos más emiten sonidos y también se da cuenta que otros se rompen. Cuando el bebé comienza su exploración del mundo gateando, recorre la casa, y va tomando diferentes objetos . Una vez con algo en su manita intenta agitarlo como si fuera una sonaja. Esto es para hacer su primera clasificación: “objetos que suenan” y “objetos que no suenan.” Algunas actividades pueden ayudar a esta habilidad. Se pueden utilizar juguetes o cualesquier otros objetos que se tengan en casa. A continuación se detallan algunas de ellas. – Busque una canasta y un juego de té de piezas pequeñas que contenga: cubiertos, platos y tazas de diferentes colores . Déselo al niño y observe lo que hace. Al principio, la actividad se reduce a sacar los objetos de la canasta. Esto hace que esté practicando sus habilidades motoras. Más tarde aprende a meterlos dentro de la canasta. En este momento se puede aprovechar para empezar a enseñarle a ser ordenado. Esto es, que al terminar la tarea los objetos quedan dentro de la canasta y después se guardan. Así jugará varias veces y luego llega el momento en el niño coloca una taza con cada plato; después, empezará a clasificar por color: más tarde colocará cada taza con el plato del mismo color. Así es como el niño inicia sus acciones de clasificación. – Otra actividad similar se puede llevar a cabo con unos bloques de plástico o madera de diferentes colores. Esto es algo que generalmente los padres compran a los bebés y no saben con exactitud para qué les servirá. Los bloques tienen la posibilidad de ser clasificados por tamaño, color, figura, etc. Es importante recordar que cuando el niño es pequeño su primera exploración de los objetos se hacen a través de “probar” las cosas introduciéndoselas a la boca. Por ello, los objetos utilizados deben ser pequeños , lo suficiente como para que puedan asirlos con sus manitas, pero no tanto como para que puedan tragarlos. En el caso de bloques de madera, hay que poner especial cuidado de que estén bien lijados y que la pintura no sea tóxica. – Otra actividad es jugar a “vamos a poner junto lo que va junto”. Aquí el adulto habla mucho mientras va poniendo las cosas que van juntas y el niño observa. Por ejemplo: “estos son bloques rojos, estos son bloques verdes”. En esta actividad se pueden introducir también los conceptos de “igual” y “diferente”. En la medida que el niño va madurando empezará a hacer construcciones con los bloques. Al principio hay que dejarlo jugar libremente con ellos y después el adulto coloca una pieza sobre otra. Luego se invita al niño a hacer algo semejante. Para hacer divertido el juego y hacerle saber que lo que él hace es interesante, puede decírsele que haga un modelo y luego el adulto lo copia y más tarde el adulto construye y el niño copia. Finalmente, podrá empezar a clasificar las construcciones por su forma: torres, trenes, casas; o por el número de bloques de cada una de ellas. Todas astas actividades cumplen con el objetivo de introducir al niño en la noción de la clasificación. Siempre hay cosas qué clasificar: calcetines, juguetes, cosas de la despensa, utensilios de cocina, etc. También las diferentes figuras pueden irse introduciendo, al menos las básicas como lo son el cuadrado, triángulo y círculo. La geometría es otra parte de las matemáticas fácil de introducir desde casa. Al mismo tiempo puede irse enseñando a contar. Cuando se termina de hacer una clasificación se puede contar, uno, dos, tres , cuatro bloques rojos. Cuando el niño empieza a hablar se le puede preguntar ¿cuántos son? ¿cuántos hay? Cuando ya el niño domine esta etapa se puede iniciar el proceso a dar instrucciones como : Haz una torre de bloques rojos. Y después, con mayor dificultad : Haz una torre de cuatro bloques verdes. Es posible introducir hasta las nociones de suma y resta. ¿ Si pongo un bloque más en esta torre de cuatro, cuántos bloques tendrá ahora?, ¿ Si quito un bloque en esta torre de tres , cuántos bloques quedan? Las matemáticas pueden hacerse divertidas jugando de esta manera con el niño desde edades muy tempranas. En casa existe un mundo de posibilidad para ejercitarse en clasificación, operaciones fundamentales, geometría, lógica, etc. Todo eso es la base del conocimiento matemático que el niño requerirá en el futuro.

NIÑOS PEQUEÑOS Y LAS COMPUTADORAS

Por Dra. Patricia García Mora

Terapeuta Familiar en Supera

NIÑOS PEQUEÑOS Y COMPUTADORASCada día, con mayor frecuencia, las computadoras se encuentran en los hogares como un aparato más. Las exigencias del mundo laboral y docente han hecho que esta sea una herramienta indispensable. Por esta razón, y sabiendo la gran importancia que tienen las computadoras en el mundo actual, los padres colocan a los niños frente a ellas con el afán de que conozcan su funcionamiento y más tarde no tengan los problemas que los adultos hemos tenido . Los investigadores en educación han iniciado los estudios en este tema para conocer las ventajas y desventajas que un niño de corta edad puede obtener al ponerse en contacto temprano con los ordenadores o computadoras. En tanto, el mercado preescolar se está elevando día con día. Los objetivos de los padres de hacer que sus hijos conozcan el funcionamiento de las computadoras es porque desean que los pequeños lleven ventaja al iniciar su proceso educativo escolar. Pero de hecho, los estudios elaborados hasta ahora, muestran que los niños que no conocen el uso las computadoras llegan a dominar las aplicaciones necesarias en un tiempo relativamente corto. Lo qué los investigadores comentan es que los años preescolares del niño son una ventaja de desarrollo para muchos procesos físicos, sociales, e intelectuales. Durante este período, es primordial que los niños tengan oportunidades suficientes para desarrollarse en movimiento físico, juegos, las interacciones verbales espontáneas con adultos y con niños de su edad, el uso adecuado de los materiales del juego, y todo lo que le ayude a desarrollar la fantasía. Todo ello le prepara para su contacto con la educación académica, además de que coloca las bases de su personalidad. Entre más naturales sean sus actividades, más se desarrollará su capacidad para solucionar problemas. Existen diversas opiniones al respecto por ser este tema algo muy actual y poco estudiado, pero los investigadores y los educadores recomiendan un uso muy moderado de las computadoras en niños menores de seis años. Recomiendan a los padres que se concentren en actividades que permitan el desarrollo verbal, el movimiento del cuerpo entero y colocarlos en posición de que su imaginación trabaje al máximo. Ellos aseguran que las investigaciones muestran que los niños menores de seis no están listos para los sistemas abstractos de símbolos como palabras y números, y no pueden hacer distinciones completas entre el hecho y la ficción. Esto puede confundirlos con todo aquello que se da en los programas elaborados para las computadoras. Además pueden provocan una cierta pereza mental. La tecnología, cada día más nos provee de equipo que realiza operaciones que sustituyen a las mentales. Esto es bueno, pero una vez que se han realizado por cuenta propia. Por otra parte, algunos estudios han demostrado que las computadoras, cuando son utilizados de manera guiada y limitada con los pequeños, pueden ser una buena herramienta del aprendizaje. Sugieren que algunos programas pueden ser utilizados, pero que hay que evitar aquellos que contengan sonidos y gráficos ruidosos que eviten al niño el enfoque selectivo de su atención; aquellos que no permiten que el niño trabaje a su propio ritmo y que no le de respuestas exactas, en fin…todos aquellos que no le den oportunidad alguna de desarrollar su habilidad de pensamiento. Dado que la computadora es de uso frecuente en muchos hogares, al niño se le despertará la curiosidad por el uso de la misma. Cuando esto suceda usted puede: a) Permitir que el niño se siente con usted a ver su funcionamiento. Anímele a que le haga preguntas sobre sus propias inquietudes. b) El uso de la computadora debe ser restringido a espacios muy cortos de tiempo y siempre bajo vigilancia. c) Cuide que la luz sea adecuada en el lugar en donde se encuentra la computadora y enseñe a su hijo a pestañear de vez en cuando para descansar su vista. La tecnología es asombrosa y los niños cada vez más se encuentran en posibilidades de hacer uso de ella para sus beneficios…pero recuerde que el aparato más valioso del hombre es su propia mente y ella es indispensable desarrollarla al máximo antes de ponerle auxiliares que le faciliten los procesos. Primero deben aprender a hacerlos y después a sustituirlos…

MASAJES Y CARICIAS:

«UN CAMINO PARA CONOCER EL MUNDO»

Por Dra. Patricia García Mora

Terapeuta Familiar en Supera

MASAJES Y CARICIAS

Las caricias y los masajes pueden estimular al bebé porque a través de ellos se activan las principales vías de entrada de los estímulos y con esto se estimula el desarrollo en los aspectos afectivo, cognitivo y motriz.

Tocar al bebé con frecuencia es la mejor manera de estimular sus sentidos. Es la forma como empieza a tener contacto con el mundo material. Es un primer intento de comunicación. El sentido del oído ya ha iniciado su desarrollo desde el vientre materno, y a través de los sonidos ha empezado a hacer ciertas conexiones neuronales. El siguiente sentido listo a desarrollarse es el tacto. Desde el momento del nacimiento el bebé recibe sensaciones en su piel. De un lugar cálido y acogedor, que es el seno materno, en donde el ambiente es totalmente propicio para sentirse confortable, llega a un lugar en donde existen cambios de temperatura y roces con otras pieles que no son la suya.

Las manos de quienes ya están en este mundo, son las primeras que llegan a hacer contacto con el bebé que recién llega. Después de los sonidos, las manos son las que primero realizan una comunicación. Con ellas se dan mensajes importantes y le informan al bebe su existencia en este mundo. Los masajes que se dan al bebé desde que nace es una ayuda valiosísima para favorecer sus primeras conexiones neuronales. El contacto con su piel es una forma de mostrarle que es materia , y que a través de ella se conecta con el mundo en donde ahora se encuentra. Además cuando a un bebé se le toca , y acaricia, éste recibe información de que está en un mundo agradable en donde es aceptado, valorado y amado. Se desarrolla su de pertenencia y de ello se desprende la semilla de una buena autoestima. El roce de las manos con el cuerpo del bebé es una comunicación que además debe ir de palabras en tono suave y agradable. Palabras que pueden indicarle lo que se está haciendo, como por ejemplo “Esta es tu pierna, esta es tu cabecita, y este es tu pie”. Con estas pequeñas y sencillas frases el bebé irá desarrollando conexiones neurológicas. Las palabras que le expresan que es amado son muy importantes. Como : “ Estoy feliz de tenerte aquí conmigo” , “ Tu mami te quiere mucho”. “Hola, yo soy tu abuelo”. Todas estas expresiones se fijarán más si son acompañadas con caricias. El tacto comunica tanto o más que las palabras. Por otra parte, los masajes deben ser un juego en el que disfruten, tanto el adulto como el niño: además es un medio de comunicarse y estimular el desarrollo. Es conveniente tener cuidado que estos masajes y caricias se realicen de una manera serena. La brusquedad exalta los sentidos, abruma y pone al bebé en estado de expectación y a veces hasta de defensa. Esto puede no ser grato y provocarle inquietud cuando se de cuenta que está a punto de ser tocado. El tocar al bebé es provechoso para su estimulación; sin embargo el hacerlo de manera brusca puede causar efectos de sobre estimulación que le perjudicarán en su desarrollo. El tacto con la mano, a través de un abrazo y un beso son formas utilizadas para saludar y recibir a una persona de una forma grata. De igual forma el tocar a los bebes, acariciarlos, hacerles masajes acompañados de dulces palabras habladas o cantadas, es la mejor forma de darles una grata bienvenida al mundo a donde se les ha invitado a vivir.

EL MEJOR LUGAR PARA LOS JUGUETES

Por Dra. Patricia García Mora

Terapeuta Familiar en Supera

EL MEJOR LUGAR PARA LOS JUEGUETESAlgunas familias tienen por costumbre enseñar a los pequeños a regalar los juguetes que ya no les llaman la atención. Y con ello se abre un espacio para almacenar los nuevos que están por llegar. Sin embargo, el problema de un lugar adecuado para los juguetes, con frecuencia se vuelve una pesadilla en el hogar. ¿Qué pasa? ¿Por qué razón hay tal desorden en las casas donde existen pequeños? ¿Por qué juguetes por todas partes? ¿Por qué niños solicitando en momentos inoportunos la respuesta a su pregunta de dónde están sus juguetes? La razón en sencilla: no existe un lugar destinado para ellos y se guardan en los espacios que quedan. Además, generalmente esos espacios no se encuentran al alcance los niños y para sacarlos es un problema y uno mayor aún para volver a guardarlos. Así, de pronto todo se vuelve un desorden y hay juguetes por toda la casa. Los padres se desesperan y lastiman sus relaciones con los pequeños en su afán de enseñarles a tener en orden sus juguetes. Pero, ¿cómo pueden aprender a tener orden si no existe un lugar destinado y a su alcance para sacar y guardar sus juguetes? Como sugerencias pueden darse las siguientes: 1.- Destinar un lugar de la casa para juguetes y mostrárselo a los niños. Ellos son los que deben saber en dónde se encuentran. Puede ser una caja grande, un baúl, o un espacio de su guardarropa. Si son varios niños, puede incluso, destinarse un lugar para los juguetes de cada uno. O bien, que entre todos decidan la forma como aprovecharán un espacio común.. 2.- Acomodar juntos – padres e hijos- los juguetes . Los niños pueden decidir cuáles poner más a la mano y cuáles en planos menos accesibles. Ellos son los que juegan. Y además podrán elegir libremente de acuerdo a sus intereses y deseos de jugar. Ello es un reforzador del desarrollo de las inteligencias múltiples. 3.- Tener los juguetes que constan de varias piezas en cajas cerradas o bolsas que puedan abrirse con facilidad. Eso evitará tener que pedir ayuda a los adultos. De esta manera se aprenderán a ser independientes. 4.- Poner reglas precisas. Los juguetes deben estar siempre guardados cuando no se estén utilizando. Si se encuentra alguno fuera de lugar debe negociarse una consecuencia. Por ejemplo, una puede ser el que aquel juguete encontrado fuera de lugar sea «decomisado» para la siguiente vez que deseen jugar con él. Luego volverá a entregarse a los pequeños y volverá a darse la oportunidad de que ellos decidan si quieren o no tener ese juguete siempre a la mano. 5.- Estimular con sonrisas, palmadas o palabras de elogio a los niños cuando se observe que los juguetes se encuentran guardados en su lugar. Esto es importante. Generalmente se da atención a los niños cuando NO hacen las cosas y se olvidan de reforzar un comportamiento cuando SI se ha dado.. Esto hace que los niños aprendan que se les presta atención solo cuando su comportamiento no es adecuado, y luego los adultos nos sorprendemos cuando no logramos que el niño se comporte como es deseable que lo haga. Esta actitud del cuidado de los juguetes ha de formarse desde que los niños empiezan a caminar (a partir de los doce meses), para inculcar este hábito desde la más temprana edad. El tiempo que un adulto invierte en formar este hábito reditúa con la disminución de disgusto al ver los juguetes distribuidos por toda la casa; le asegura la conservación de los materiales adquiridos para el gozo del juego de sus pequeños ; asegura su participación activa en la formación del orden que se desea inculcar ; elimina ratos molestos en los que el pequeño insiste en que le busquen un juguete que no encuentra o no alcanza para jugar ; permite que los niños logren desarrollar la habilidad para tomar decisiones ; y, sobre todo se estarán plantando las bases de la seguridad personal en los pequeños, porque nada ofrece mayor seguridad que : saber que existe algo que es de su propiedad y puede decidir cuándo y qué hacer con ello y, saber qué sucederá si se rompe una regla que ha sido establecida. Así, es importante pensar en regalar no solo un juguete más para agradar al niño, sino en cómo preparar un espacio accesible, visible, ordenado, seguro y un tiempo especial para enseñarle a guardar lo que es lo más preciado de su posesión : sus juguetes.

LOS JUGUETES Y LA ESTIMULACIÓN DE LAS INTELIGENCIAS

Por Dra. Patricia García Mora

Terapeuta Familiar en Supera

LOS JUGUETES Y LA ESTIMULACION DE LAS INTELIGENCIASLa teoría de las inteligencias múltiples, descrita por H. Gardner, plantea que la inteligencia puede definirse como la capacidad de resolver problemas y crear productos en un ambiente naturalista y rico en circunstancias. Las siete inteligencias, de acuerdo con Gardner, por cumplir criterios o requisitos básicos que la plantean determinadas operaciones y habilidades que las caracterizan los individuos las utilizan para resolver problemas y elaborar productos. Los resultados de todo esto están en estrecha relación con los medios que el ambiente proporciona para su realización, y se materializan en distintos signos, símbolos y objetos que las estimulan y propician su desarrollo. Por ello, los juguetes pasan a jugar un rol importante, porque forman parte de las experiencias y son significativas en la vida. En esta teoría se reconoce que en cada persona coexisten estas siete inteligencias, si bien no todas al mismo nivel de desarrollo; que la mayoría de los niños y pueden desarrollar cada una de estas inteligencias; que las mismas funcionan juntas de manera compleja, y de que existen muchas maneras de ser inteligente dentro de cada categoría. Al considerar que los juguetes son poderosos auxiliares en el desarrollo de procesos y cualidades psíquicas y físicas, estos funcionan como estimuladores de las inteligencias mencionadas. A continuación se enumeran algunos juguetes dentro de las categorías de las siete inteligencias. Es una clasificación en cierta forma arbitraria, ya que un mismo juguete puede desarrollar cualquiera de las siete mencionadas por Gardner. Juguetes para el desarrollo de la inteligencia lingüística Juguetes con voces, muñecos interactivos, teléfonos con voces, micrófonos, karaokes de juguete, juguetes representativos de medios de transporte, objetos que representen instrumentos de la vida real, títeres, libros de textos e imágenes, animales de madera, plástico y peluche, juegos de café, cocina, comedor, etc., útiles de limpieza y labores, juegos de roles: médico, , mecánico, carpintero , juegos de construcción, imprenta, caballo de madera, pelota, y todos aquellos que estimulen el uso de la palabra en situaciones prácticas. Juguetes para el desarrollo de la inteligencia lógico-matemática. Educativos electrónicos de todo tipo, que aborden resolución de problemas, cálculo, juegos de engranaje, juguetes avanzados de dibujo, rompecabezas lógicos, numéricos, de conjuntos diversos, juegos de seriación, comparación, clasificación, identificación, modelos y planos, brújulas de juguete, acertijos, juegos de inclusión: de colores, formas, tamaños, calculadoras de juguete, juegos matemáticos de ensarte, encaje, instrumentos científicos de juguete, pirámide, cajas de formas y colores, figuras geométricas de madera y plástico, clavijeros, juguetes mecánicos y de cuerda, electrónicos, dominós de letras y números, juegos de arquitecto, constructores, imprentas de mano de figuras diversas, mecanos, juegos de herramientas, y todos aquellos que impliquen comprender relaciones cuantitativas y patrones lógicos. Juguetes para el desarrollo de la inteligencia espacial Juegos de radio control, arrastres y gateadores, juegos de engranaje, pizarras, juegos electrónicos con gráficos, rompecabezas de imágenes: animales, plantas, paisajes, mosaicos de formas y colores, dominó de figuras geométricas, animales, colores, laberintos, bloques, libros de imágenes, ordenadores de juguetes con actividades de dibujos, coloreados, cuadernos de colorear, recortar y rellenar, cuentas de ensartar, plastilina, pelota, pirámides, juegos de inclusión: figuras geométricas, animales, objetos, etc., tableros con figuras, moldes, juego de argollas, modelos de aviones, barcos y otros medios de transporte, cubos de construcción, dados de colores, y lápices de color, crayolas, y otros más que permitan la representación de imágenes y las interrelaciones de espacio, figura, forma, color y línea. Juguetes para la inteligencia físico-cinestésica Juegos de arrastre, gateadores, pantallas de dibujo, construcciones, engranaje, carruseles, toboganes, aparatos de juego de tareas exteriores, escaleras, triciclo, carriola, mini autos, carros de tirar y empujar, plastilina, juegos de dibujo, de construcción, cubo y pala, martillo y tacos, pelotas y balones, tijeras, carretilla, caballo para montar, de plástico o de madera, juegos de lazada y acordonamiento, sonajero, juego de argollas, arco y flecha, tiro al blanco, raqueta, patines, juegos de herramientas diversas, caña de pescar, trompo, juego de pompas de jabón, moldes para juego de arena, palitos chinos, regadera, cuerdas, bolas, aros grandes, diábolos, sacos de sorpresa, clavijeros, y todo lo que promueva sensaciones somáticas, de equilibrio físico, de aprendizaje manual. Juguetes para la inteligencia musical Educativos electrónico con sonidos y ritmos musicales, micrófono de juegos imitativos, reproductores de CD, radio y tocadiscos de juguete instrumentos musicales de juguete: guitarra, armónica, xilófono, piano, corneta, entre otros, equipos de percusión: tambores, pandereta, maruga y otros objetos sonoros, cajas de música, grabadoras, cassettes y compactos infantiles, campanas diversas, flautas y silbatos, maracas, claves, cascabeles, caja china, triángulo, radio y tocadiscos de juguete, marimba, castañuelas, chicharras, móviles sonoros, walkman, y aquellos juguetes que signifiquen percibir sonidos armónicos y musicales. Juguetes para el desarrollo de la inteligencia interpersonal Juegos de mesa diversos: damas, parchís, monopolio, lotería, dominós, entre otros, juguetes para actividades colectivas: herramientas e implementos laborales, carretilla, disfraces, tienda de campaña y juguetes de campismo, bus y mini autos, accesorios para juegos de imitación: muñeca, animales de plástico, madera y peluche, títeres, juegos de comedor, sala, cuarto, escuela, entre otros, pelotas, balones y cestas, útiles de limpieza, juegos de peluquería, picas largas, carrusel y otros elementos de juego de áreas exteriores, retablo de títeres, y todos los demás juguetes que faciliten la comunicación social y el contacto afectivo con los demás. Juguetes para el desarrollo de la inteligencia intrapersonal Juguetes electrónicos de manipulación individual, juguetes con formato ordenador, juguetes que representen objetos de la vida adulta, calidoscopio, view-masters, diapositivas de animales, objetos, frutas y plantas, móviles, libros e imágenes plásticos, tarjeteros plásticos de figuras, lápices y crayolas, plastilina, ataris, videos, cajas de sonidos, juegos didácticos con autocontrol, videojuegos, y algunos otros que faciliten la concentración individual .

MUCHAS INTELIGENCIAS

Por Dra. Patricia García Mora

Terapeuta Familiar en Supera

MUCHAS INTELIGENCIAS La Teoría de las Inteligencias Múltiples es ya conocida por muchos en la actualidad. Cada día se es más consciente de ello en los centros escolares y los padres escuchan con agrado que los docentes se encuentran pendientes de desarrollar en sus alumnos cada una de estas inteligencias. Sin embargo, muchos padres de familia no saben explicar a ciencia cierta qué es eso de tener muchas inteligencias. Algunos desechan esta idea porque se escucha absurdo pensar que un solo ser humano posee hasta ocho inteligencias; esto no suena lógico. Para aquellos que no saben a ciencia cierta de qué se trata este asunto de inteligencias múltiples, podemos comentar que hace poco tiempo- de la década de los ochentas para acá- ha habido un gran interés por estudiar la inteligencia. Howard Gardner y sus colaboradores, en esos estudios, se dieron cuenta que el ser humano es inteligente y que hay muchas formas de demostrar esa inteligencia. Primeramente dijeron que la inteligencia es la capacidad que se tiene para resolver la problemática de la vida y para dejar a la humanidad productos que le son de utilidad. Con esta definición surgieron como seres inteligentes aquellos que destacan en el deporte, en la danza, en la música, en las relaciones personales y también aquellos que son capaces de hacer hondas reflexiones, que al ser trasmitidas, mueven a la humanidad. Ya no solamente aquellos que hablan bien y que son diestros en su forma de pensar y en el manejo de los números, son las personas consideradas inteligentes. Entonces, se sabe ahora que todos los seres humanos poseemos inteligencia y que la desarrollamos de diferentes maneras. Esto es liberador y gratificante. Además se sabe que la inteligencia crece; que es posible desarrollarla y que no se nace destinado a ser inteligente o no. Los encargados de la educación de los niños deben conocer a fondo esta teoría. De esta manera les será posible ayudar a los pequeños en el desarrollo de su capacidad. Algunos centros educativos han adoptado este conocimiento y su forma de enseñar está matizada de elementos que lo permiten. Pero, no solo a los docentes compete la misión de desarrollar la inteligencia de los niños, sino que los padres también tienen esta posibilidad. Los estudios sobre la inteligencia han avanzado con rapidez y se sabe ahora que es posible desarrollarla desde que se encuentra en estado de gestación, dentro del vientre materno. Los centros dedicados a la preparación al parto ya asumen esto como parte del programa que ofrecen a las futuras mamás. Es importante conocer brevemente a qué tipos de inteligencias se refiere la teoría de Gardner, mismas que se verán a continuación:

  • INTELIGENCIA VERBAL –LINGÜÍSTICA

Consiste en la habilidad de pensar en palabras y usar el lenguaje para expresar y entender diversos significados. La habilidad e interés se enfoca en la escritura, la lectura de poemas, historias, cuentos, libros y cartas. Las personas con esta inteligencia son hábiles para hablar y usan vocabulario variado.

  • INTELIGENCIA LÓGICA – MATEMÁTICA.

Esta utiliza el pensamiento lógico para entender causa y efecto, para hacer conexiones, relaciones entre acciones y objetos e ideas. Contiene la habilidad para resolver operaciones complejas, tanto lógicas como matemáticas. Quienes destacan en esta inteligencia poseen curiosidad por la investigación, el análisis y las estadísticas y de alguna manera la habilidad con las operaciones matemáticas .

  • INTELIGENCIA VISUAL – ESPACIAL

En esta hay un gran uso de imágenes. La imaginación es destacada y se da la posibilidad de “ver” mentalmente. La persona con alta inteligencia visual puede transformar temas en imágenes, crear diseños, pinturas y dibujos y tienen habilidad para construir diagramas e inventar cosas.

  • INTELIGENCIA CORPORAL-CINESTÉSICA

Consiste en la habilidad para usar los movimientos del cuerpo como medio de expresión. Esto envuelve un gran sentido de coordinación ;incluye el uso de las manos para crear y manipular objetos; habilidad para controlar los movimientos del todo el cuerpo para la ejecución de actividades físicas ; el uso del cuerpo para actividades como balance, coordinación y deportes. Tienen destrezas manuales y habilidades para actividades detalladas y trabajos minuciosos, como los que hacen los artesanos. Además existe en estas personas un uso expresivo del cuerpo en forma rítmica e imitativa.

  • INTELIGENCIA MUSICAL

Es esta la habilidad para pensar en términos de sonidos, ritmos y melodías; la producción de tonos y el reconocimiento y creación de sonidos. También se da en el uso de instrumentos musicales y el canto. La persona con inteligencia musical tiene la habilidad de expresar emociones y sentimientos a través de la música. Su sensibilidad por la música es destacada y desarrolla habilidad tocando instrumentos; tiene un gusto espacial por escuchar música y es afinado con su voz.

  • INTELIGENCIA INTERPERSONAL

Se refiere a las formas de relacionarse y entender a otras personas. Quienes destacan en esta inteligencia son sensibles para las relaciones con otros y tienen facilidad para ponerse en su lugar. Son de fácil relación y generalmente son muy dados a tener amigos y frecuentar a sus familiares; en muchas ocasiones se encaminan a tomar liderazgo entre otras personas para resolver problemas e influenciar con sus decisiones.

  • INTELIGENCIA INTRAPERSONAL

Esta es la que permite entenderse a uno mismo. La persona está consciente de sus puntos fuertes y de sus debilidades para alcanzar las metas de la vida. Se conoce, se valora , se acepta y se estima. Conoce sus metas y se enfoca en objetivos nacidos de su interior; generalmente sabe controlar muy bien sus emociones.

  • INTELIGENCIA NATURALISTA

Esta inteligencia consiste en el entendimiento del mundo natural; se da un interés especial por las plantas, los animales y la observación de la naturaleza. Se desarrolla la habilidad para entender el comportamiento de los animales y sus necesidades; y en el cuidado y diferenciación de las características de las plantas y los fenómenos del clima. Estas son las ocho inteligencias. Será interesante observar a los hijos y detectar cuáles de ellas son las que destacan en cada uno, para reforzarlas; y también cuáles necesitan ser desarrolladas en la medida del interés y facilidad de cada niño.

AMOR A LA LECTURA

AA032300 Patricia GarcíaMora El tomar un libro, el hojearlo y deleitarse con su contenido es una actitud que se puede y debe desarrollarse desde que se es bebé.   Los especialistas en el desarrollo de habilidades del ser humano comentan que el gusto por leer se siembra y el hacerlo implica un recorrido de varias etapas, que son:   PRIMERA. La sensibilización cotidiana. Un bebé siente desde el vientre materno que el mundo exterior está hecho de palabras. Desde el interior de su madre empieza a conocer el mundo a través de las mismas y se da cuenta, de alguna manera, que éstas tienen sentido y ritmo. Después de nacer, esta etapa continúa cuando el pequeño se percata que el uso de la palabra escrita es algo de uso cotidiano, pues sirve para señalarnos el nombre y contenido de las cosas. Esta es la forma como se da el primer acercamiento del niño a la lectura. Muchos adultos dejan pasar esta etapa en blanco respecto de la lectura, enfocados en otros aspectos del desarrollo del bebé. Sin embargo, es importante que alejen de su mente esa creencia de que el niño a esta edad “no entiende nada”. Eso parece ser, pero se ha comprobado que Los niños entienden más de lo que los adultos creen. Los bebés están muy pendientes de lo que pasa afuera; sus sentidos perciben absolutamente todos los estímulos externos, no sólo a través de la mirada, sino, sobre todo, por los oídos, que a diferencia de los ojos, no se ‘cierran nunca».   SEGUNDA. La lectura en intimidad. En esta etapa el niño entra en una intima de relación con sus padres o con quien los cuida y, a partir de un libro, se ponen en contacto con historias maravillosas o hermosas fantasías. Por lo general este espacio de da antes de dormir, cuando los papás toman un libro para leerle al pequeño, y él se da cuenta que ese “montón de hojas” tiene muchas cosas interesantes. En ellos encuentra que se habla de cosas dulces y tiernas, emocionantes, y a veces de suspenso. Mientras el adulto le lee, puede distinguir en los tonos de voz que existen cosas “vivas” dentro de ese libro. Es en esta etapa cuando el niño empieza a tomar gusto por lo que contienen los libros y si el leerles se convierte en algo cotidiano, será una actividad que jamás dejarán. Se puede decir que leer se torna un hábito desde la infancia y debe mencionarse que uno de los enormes beneficios que el niño estará adquiriendo a través de esta práctica de lectura diaria, será la adquisición de vocabulario. El que los adultos tomen un libro y les lean a los niños con diferentes tonalidades de voz, se convierte en un juego emocionante. De esta forma se logra que los niños se familiaricen con la letra impresa. Los pequeños se percatan que tanto las imágenes como las palabras pueden ser leídas. Esto hace que fijen su atención por más tiempo, reconozcan más cantidad de palabras. Esta es una buena razón para pensar que es importante leer a los pequeños en voz alta y permitirles que tengan acceso a los libros que quieran. TERCERA. La lectura de Juego. Esta etapa ya se sale de las paredes del hogar y es en la escuela en donde se promueve con mayor intensidad. Los especialistas mencionan que cuando un maestro transmite el placer por la lectura a un niño está sembrando el más grande de los ascendientes en la vida de un humano, porque argumentan que si un niño sabe leer, puede acceder a cualquier cosa.   CUARTA.- La lectura personal. Esta etapa pertenece a una edad mayor de los niños, en donde entran en juego los intereses personales que cada uno de ellos y en donde el desarrollo se va dando según su propia experiencia. Ya en esta etapa el niño busca elegir un libro por sí mismo y leerlo solo. Las primeras dos etapas son responsabilidad de los adultos el que se presenten en la vida de los hijos. La tercera, tal vez puede designarse a los maestros y la cuarta es el resultado de un buen trabajo hecho por padres y docentes. Lo importante de estas etapas para fomentar el interés por la lectura y utilizar contenidos adecuados a la edad de cada niño. Las historias son algo que a toda la humanidad interesa, siempre y cuando se relacionen con algo que les sea relevante en sus vidas. Las lecturas leídas a los niños, por lo tanto, deben estar directamente relacionadas con sus intereses del momento y con su capacidad de atención. Es por eso que se dice que los libros también tienen edades. Por ejemplo , se encuentran libros de plástico, destinados a los bebés, que tienen figuras grandes, de colores brillantes, que en muy pocas páginas se representa toda una historia para ellos, pues les hacen desarrollar todo un proceso cognoscitivo, por más pequeña y simple que sea la historia. Luego, se encuentran libros que contienen ya imágenes con palabras, las cuales van ganando espacio en la medida en que “aumentan de edad” Según los especialistas existen cinco grupos de edades lectoras, determinadas por el interés dominante en los niños: Primer grupo: de 1 a 5 años. Interesa la ilustración como portadora de historias, coloridos y figuras. Los niños disfrutan con las nanas, las rimas, las poesías, los cuentos con imágenes, etc. Segundo grupo: de 4 a 8 años. Interés por la fantasía. Es el momento de mayor gusto por los cuentos de hadas. Se da la creación de mundos mágicos, el pensamiento es fundamentalmente animista, esto es, gustan de dar vida a los objetos, animales y personajes que les transmiten las historias. Les gustan los juegos de palabras, las adivinanzas, los trabalenguas y refranes. Tercer grupo: entre 8 y 11 años. Existe un mayor interés de los niños por argumentos cercanos a su vida cotidiana. Se empiezan a hacer preguntas sobre el mundo que les rodea, y buscan respuestas en la lectura, aunque continúa el gusto por los cuentos fantásticos. Cuarto grupo: de 11 a 14 años. Interés por tramas de acción. El niño ya es consciente de su personalidad y se presenta una identificación y simpatía por los personajes. Las historias de misterio tienen un gran atractivo en estas edades. Quinto grupo: de 14 años en adelante. Esta es la etapa de madurez, en la que ya hay una mayor variedad de intereses en base a la situación particular de cada niño. La atención se enfoca en todo aquello que sea significativo en función de su vida cotidiana y se empiezan a hacer cuestionamientos sobre el futuro, valores y principios. Las lecturas buscadas deben darles respuesta a sus intereses. Ya los niños buscan por si mismos los libros, pero pueden dárseles sugerencias. Amar la lectura es una gran aventura…se invita a los adultos encontrarse con los libros y llevar a sus hijos de la mano para que todos logren disfrutar de la magia y el conocimiento que se encuentran dentro de las letras.

FACILITAR EL ESTUDIO

facilitaEstudioPor Dra. Patricia García Mora

Terapeuta Familiar en Supera

En muchas ocasiones los padres no encuentran la forma de ayudar a los hijos a estudiar. Las técnicas de estudio son imprescindibles en todas las tareas relacionadas con el estudio y el procesamiento de la información: comprensión, retención, recuperación. Existen numerosas técnicas de estudio; algunas sirven para finalidades muy específicas (por ejemplo, memorizar nombres de ríos), pero otras son herramientas de utilidad para cualquier ámbito del saber. A medida que el hijo va superando niveles escolares, es indispensable que conozca y domine técnicas de estudio básicas. A continuación se exponen algunas de ellas, con la finalidad de que si el hijo no encuentra su propia forma de asimilar los conceptos, los padres le propongan alguna de ellas.

Lectura comprensiva del texto

Se lee tantas veces como haga falta hasta conseguir un nivel satisfactorio de comprensión de la información. En numerosas ocasiones es necesaria la utilización de un diccionario para tener una comprensión correcta de los términos que aparecen en el texto y de su contenido informativo.

Subrayado de las ideas más importantes

Se marcan o resaltan (con bolígrafo, lápiz o marcador fluorescente) las palabras o frases más significativas de las ideas básicas del texto.

Elaboración de un esquema o resumen

Se hace una selección y se extraen las ideas que se consideren más importantes. Saber distinguir las ideas básicas de las secundarias no es una tarea sencilla y sólo se logra con la práctica. A pesar de la dificultad inicial que supone hacer el esquema es de gran ayuda a la hora de retener y recuperar la información.

Retención o memorización de información

Se almacena en la memoria el resumen o esquema elaborado. La asociación o relación de ideas es un recurso muy útil para retener información, sobre todo si se trata de un listado de palabras.

Recuperación y reproducción de la información almacenada

Se hace tanto en forma oral como por escrito. El niño tiene que ser capaz de recordar la mayor parte del texto estudiado y de reproducir, en primer lugar, el esquema memorizado y a partir de él, el resto de información relevante que proporcionaba ese texto. Éste es también el procedimiento más adecuado a seguir en la realización de un examen, tanto oral como escrito.

Estimular y motivar adecuadamente

La motivación quizá sea uno de los factores que más directamente inciden en el éxito escolar. Sin motivación el niño no da todo lo que puede dar de sí, independientemente de sus capacidades. El estímulo de los padres es un elemento clave para asegurar y mantener un alto nivel de motivación y una buena predisposición hacia el estudio. Para ello, es importante atender a los siguientes aspectos:

Los resultados obtenidos y las recompensas ofrecidas. Es conveniente recompensar de alguna manera los esfuerzos realizados por el hijo, principalmente con alabanzas y mensajes positivos y nunca de forma gratuita, para evitar que pierdan su valor de refuerzo. Las recompensas, a medida que avanza la edad del niño, no deben asociarse siempre a la consecución de algo material tangible.

El interés de los padres en el aprendizaje. Los hijos están más motivados si los padres se interesan por los temas que están estudiando y no sólo por los resultados del rendimiento escolar.

El propio estado físico y emocional. El cansancio, la ansiedad y los problemas personales influyen negativamente en la concentración y motivación. Es necesario que los padres conozcan en qué situación se encuentra el niño.

Fomentar la lectura

Mediante la lectura se tiene acceso a un caudal de conocimientos y emociones. Fomentar la lectura desde edades tempranas favorece el aprendizaje escolar del niño. Es importante comprobar que el material de lectura es el adecuado para su edad y sus gustos y que entiende lo que lee, pues la dificultad en la lectura y la comprensión es uno de los principales problemas de aprendizaje y de fracaso escolar.

Si en casa se respira un clima de respeto hacia el estudio es más fácil que el hijo se sienta motivado a disfrutar de ese mundo. No es posible insistir en que estudie si, por otro lado, escucha comentarios como: que “estudiar está muy bien, pero lo realmente útil es trabajar”; “ Ni modo hijo, hay que ponerse a estudiar”; ó “ Si te sigues portando mal te pondrás a estudiar toda la tarde” Hablar de la finalidad de la educación sirve para que entienda lo útil que es hacerlo, tanto para su futuro profesional como para su crecimiento personal.

La capacidad intelectual no puede llegar a suplir la constancia y el hábito de trabajo que requiere cualquier aprendizaje, sobre todo el escolar.

Con lo anterior se puede entender la importancia que los padres tienen en el aprendizaje escolar de los hijos: si embargo, la meta es lograr que los niños estudien de manera independiente. La ayuda de los padres es sólo un entrenamiento que debe ir desapareciendo cuando el niño logre adquirir el hábito de trabajo y estudio que requiere para salir adelante en su actividad escolar.

 

DISCIPLINA EN EL HOGAR

diciplinaHogarPor Dra. Patricia García Mora

Terapeuta Familiar en Supera

El manejo de la disciplina en el hogar durante las etapas tempranas de la vida constituye un factor importante en el desarrollo de adultos capaces de asumir y respetar los límites y normas que a lo largo de su vida tengan que cumplir. Además les permitirá adaptarse funcionalmente a la realidad y a cada una de las situaciones a las que tengan que enfrentarse y ser justos en las acciones que realicen.

En principio, lo fundamental al hablar de disciplina, es tomar en cuenta que su significado no debe usarse como sinónimo de reprimenda, castigo, gritos, maltratos… sino como un proceso a través del cual se enseña a los seres humanos a respetar… a entender las consecuencias de los actos… a dar y a recibir… y, por supuesto a adaptarse a una realidad que impone ciertos límites. Es importante recordar que ningún comportamiento del hijo merece el maltrato, ni físico, ni verbal. Conviene conversar con los hijos y explicarles brevemente el porqué de las cosas que pueden y no hacer… tomando en cuenta por supuesto la edad del niño y su nivel comprensivo. Así aprenderá a resolver sus problemas dialogando y llegando a un acuerdo.

Por otra parte, la violencia sólo trae más violencia y la percepción de que ésta es la mejor e incluso la única manera de solucionar los problemas; además con ella se pierde el respeto hacia los padres y se genera el miedo como sentimiento prevaleciente en la relación.

Para llevar a cabo un método disciplinario hay que tomar en cuenta además, que es fundamental que ambos padres o representantes de cada niño estén de acuerdo con las normas a señalar y la forma de hacerlo, para que no existan confusiones y el niño no perciba incongruencias entre los límites que coloca un padre con respecto al otro, evitando así que se establezcan alianzas inadecuadas. Dentro de este punto es importante considerar que si en algún momento uno de los padres no está de acuerdo con el otro en relación al manejo de la disciplina en el hogar, deberán conversarlo de manera íntima, sin desautorizarse delante del niño, ni involucrarlo en alguna discusión que surja de esta situación.

En el desarrollo de este proceso disciplinario se verán en la necesidad de señalar muchas veces lo que el niño no puede hacer, por lo que él tenderá a percibir que vive en medio de muchos «NO»: «No puedes hacer eso», «No toques aquello» … y se sentirá limitado. Por esto es necesario tomar en cuenta que los niños, como parte de su naturaleza, tendrán curiosidad y necesidad de moverse libremente y es importante comprender que ellos requieren de un espacio donde poder jugar… para estar solos o para compartir con otros niños… un espacio donde puedan tener libertad de movimiento y de explorar su ambiente, para que les sea posible reconocer cuáles son las acciones que sí pueden realizar y dónde.

Cuando su hijo se encuentre abordando al año y medio de vida aproximadamente, seguramente se tendrá que desarrollar aún más la paciencia, para poder guiar su actuación sin desesperarse, puesto que ya para esta edad el niño ha adquirido la autonomía necesaria para observar, tocar, sentir por sí solo todo lo que le rodea. Por ello es recomendable hacer algunas adaptaciones al ambiente para prevenir accidentes, como por ejemplo: tapar los tomacorrientes, evitar el acceso a la cocina a través de alguna especie de rejilla, sacar de su alcance objetos que puedan ser peligrosos, entre otras medidas.

Cuando su hijo se encuentre realizando alguna acción que considere negativa, explíquele brevemente las consecuencias de lo que está haciendo y por qué debe dejar de hacerlo y luego distraiga su atención mostrándole otra actividad que sí puede hacer. Recuerde reforzar positivamente, con expresiones afectivas cada esfuerzo que realice el niño por apegarse a las normas.

Del mismo modo, los niños necesitan actividades, además de las escolares, que les permitan invertir su tiempo y desarrollarse en otras áreas: culturales, deportivas, sociales, artísticas…, según sus intereses y habilidades, ya que por lo general ellos tenderán a ocupar parte de su tiempo libre en otras cosas que los entretengan y muchas de estas acciones pueden parecer «travesuras». Es recomendable entonces que sus hijos puedan ingresar a algún tipo de estas actividades donde puedan explorar su ambiente con libertad y desarrollar sus potencialidades. Asimismo es sumamente importante que tengan un espacio de tiempo para compartir con sus padres, para conversar o jugar con ellos, no importa la cantidad de ese tiempo, sino la calidad de ese momento que decidan estar juntos.

ERRORES COMUNES EN LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS

unnamedPor Dra. Patricia García Mora

Terapeuta Familiar en Supera

La autoestima se refiere a la imagen que cada uno tiene de sí mismo. Con base en ella se va desarrollando la personalidad y se actúa de acuerdo a lo que piensa que es.

Aún cuando todos los padres deseamos que nuestros hijos tengan una gran autoestima, muchas veces sin darnos cuenta, los lastimamos e influimos en la construcción de una auto imagen negativa de sí mismos. He aquí algunos ejemplos de esto:

1. Decirles que son malos. Los niños que creen que son malos cuando se han comportado mal. Si eso es frecuente empiezan a convencerse de que su valor como personas se basa en esos juicios. Un niño que derrame la leche en la mesa, y a quien se le diga: “Eres un niño malo; esta semana es la cuarta vez que cometes una torpeza”, en seguida interiorizará esta afirmación: “Cuando soy torpe, soy una mala persona”. O en el mejor de los casos irá pensando que es torpe por naturaleza.

2. Sorprender constantemente a los niños haciendo algo mal. Esta forma de asumir el papel de padre se basa en buscar las cosas que los niños hacen mal y recordarles todo el tiempo ese comportamiento. Reforzar constantemente los comportamientos negativos es una manera segura de construir una pobre autoestima.

3. Dar a los chiquillos apodos que contribuyan a deteriorar su dignidad. Llamar a un niño Enano, Orejudo, Gordito, o nombrarlo de cualquier otro modo que no tienda a promover una imagen positiva de sí mismo, es una manera de disminuir la propia estima. Las connotaciones negativas de los apodos o de la manera en que nos dirigimos a los hijos llegan a incorporarse a su autorretrato. Las palabras, las frases y los apodos negativos son recuerdos duraderos que difícilmente es posible borrar de la imagen personal.

4. Considerar a los niños como aprendices de persona y no como seres humanos completos. Esta actitud se caracteriza por tratar a los niños como si siempre estuvieran preparándose para la vida; diciéndoles que algún día sabrán por qué se espera de ellos lo qué se le está pidiendo. Por ejemplo: “Cuando crezcas, comprenderás por qué siempre estoy diciéndote que hagas las cosas mejor” “Algún día, apreciarás lo que te estoy diciendo.” “Eres demasiado pequeño para saber por qué; simplemente, hazlo porque te lo digo yo.” “Cuando seas grande vas a entender”. Este tipo de mensajes hace que el niño piense que le falta algo, que está incompleto, y por lo tanto, sólo se verá a sí mismo como una persona parcial.

5. Criticar a tus hijos cuando cometen errores. Las críticas contribuyen a reducir la propia valoración. Cuantas más críticas reciba un niño, más probable es que evite probar las cosas que dieron lugar a esas críticas. Frases tales como “Nunca has sido muy bueno en atletismo”, o “Es la tercera vez que fallas en la práctica; creo que nunca aprenderás a ser responsable”, o “Ese vestido te hace ver gorda”, o “Tú estás siempre renegando”,

Mejor ni lo intentes; esto no se te da”, son las herramientas que los niños usan para tallarse una pobre imagen de sí mismos. Hay muchas maneras de ayudar a motivar a un niño para que tenga un comportamiento más adecuado y las críticas son tal vez la técnica menos útil y la más dañina que se puede encontrar.

6. Hablar por el hijo, en vez de dejarlo responder a su manera Hablar en lugar de los hijos como si ellos fuesen incapaces de expresarse, contribuye a que duden de sí mismos y a que se sientan inseguros. También les enseña a confiar en que los demás hablen por ellos. Cuando se actúa así, se les transmite este mensaje silencioso: “Yo puedo decirlo mejor y con más precisión que tú, porque eres demasiado joven para saber cómo expresarte”.

7. Hablar de los hijos delante de ellos como si no estuvieran presentes. Este comportamiento les induce a considerarse como personas sin importancia, o peor todavía, como una parte más del mobiliario. “No sé lo que vamos a hacer con este niño; cada día se porta peor”.´ Mientras tanto, el niño está recibiendo un mensaje de sus padres, que él interioriza de la siguiente manera: “No puedo creerlo, hablar de mí con los demás como si yo ni siquiera estuviese presente ni contase para nada. Seguro no merezco respeto de parte de ellos ni soy importante”. Cuanta menos consideración se tenga por el hijo como ser humano total, importante y sensible, menos consideración tendrá él por sí mismo.

Estas actitudes que muchos padres asumen, muchas veces sin darse cuenta, contribuyen a que los hijos se formen una pobre autoestima y no aprendan a valorarse como personas. La buena noticia es que si cambiamos estas actitudes hacia nuestros hijos su autoestima comenzará a mejorar de manera inmediata.

UN MUNDO DE FANTASÍA

mundoFantasiaPor Dra. Patricia García Mora

Terapeuta Familiar en Supera

Ser niño es poder ver en la luna seres que caminan sobre su superficie; poder saber qué colores tienen las joyas escondidas al final del arco iris; reír y llorar con las imágenes de un cuento y creer que los gnomos y las hadas existen.

Si los padres podemos dar un toque de positivismo a esta maravillosa imaginación, nuestros hijos podrán caminar hacia un mundo nuevo lleno de cosas que aún no hemos conocido. Una fantasía desarrollada ha sido la cualidad de los grandes de la historia. De esos que ha dejado pinturas, esculturas y que han creado teorías hoy utilizadas, a pesar de que todo estaba en contra. La imaginación ha sido también la base de los poetas, de los músicos y de los inventores. Todo lo que surge por vez primera al mundo ha sido producto de mentes que se han puesto alas y han volado por el universo rescatando ideas y bajándolas para hacerlas realidad.

La imaginación es parte del ser humano y los niños la tienen fresca. Es importante defender que permanezca en sus mentes a toda costa. De ella surgen maravillas. Es el grado superior de la mente capaz de dar forma sensible a las ideas y de donde más tarde podrán ser materializadas como una gran invención.

La imaginación se manifiesta en el juego de los niños y más tarde en el arte de los adultos; por eso es importante mantenerla. La burla, la severidad y el regaño de los adultos a los niños ante sus manifestaciones fantasiosas, hace que la imaginación se esconda como algo no adecuado. Por esa razón, muchas personas tienen grandes ideas que jamás salen a la luz; por vergüenza o por temor a ser criticados o burlados.

La fantasía salta de la imaginación del niño, luego de percibir cosas que existen en su realidad; con ella, el niño inventa y modifica su entorno%