UNA MANO INQUIETA QUE DIBUJA

UNA MANO INQUIETA QUE DIBUJA

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

UNA MANO INQUIETA QUE DIBUJADesde edades muy tempranas, sin distinción de culturas, todos los niños hacen trazos. A veces los hacen sobre papel, sobre paredes, o espacios que ellos se encuentran como Un lugar de arena en donde un palito sustituye a un lápiz.

Este es un gran momento para el pequeño. Sin saber se empieza a entrenar para escribir. De alguna manera logra encontrar símbolos que le permiten expresar sus ideas y pensamientos.

Los padres deben estar atentos a ello y deben proporcionarles los espacios para que desarrollen estos primeros trazos que son el antecedente de su escritura. Ellos juegan a que saben escribir e inventan sus propios símbolos.

Es una maravilla cuando un pequeño toma un pedazo de papel y hace un garabato. Se queda mirándolo y va a mostrarlo a alguien de su casa, generalmente mamá o papá. Es esta la oportunidad de hacerle sentir que sus acciones son importantes . Pregunte qué es y se sorprenderá como de unas líneas sin sentido aparente para los ojos del adulto, surge un mundo desconocido. Una simple línea puede ser una carretera o hasta un camión. La semejanza con las formas no importa, lo que debe interesar es que eso dibujado es la forma como el niño quiere expresar lo que dice que es.

Generalmente esta etapa inicia alrededor de los dieciocho meses. Los garabatos simples al principio se van complicando con el paso del tiempo y con mayor velocidad se afinarán si no encuentra obstáculos para hacerlo libremente.

Este período en el que el niño hace sus primeros garabatos se divide en tres etapas: la de los garabatos desordenados, la de los garabatos controlados y la de los  garabatos con nombre.

Garabatos desordenados. Estos son aquellos que son el resultado de la necesidad y deseo del niño de producir líneas en diferentes direcciones. Aún no hay representaciones; simplemente toma el lápiz o el color, lo más seguro que con la mano completa. Sus líneas son de diferentes intensidades y al trazarlas se acompaña de todo su cuerpo . Aquí se está empezando a desarrollar su coordinación mano- ojo.

El niño siente placer al hacer este tipo de trazos. No necesita dirección alguna aún. Solo está descubriéndose a sí mismo que puede hacer cosas por sí solo. Más tarde será como saber que tiene un nuevo lenguaje y formas de expresarse.

Esta etapa se supera por la de los  garabatos controlados . Debido a  la repetición de garabatos desordenados, el niño acaba por vincular el movimiento del trazo con la percepción visual, lo que le impulsa a hacer variaciones en sus  movimientos y a querer probar el llenado de toda una hoja de papel.  Su forma de sostener el  lápiz ya es oponiendo los dedos. El niño comienza a inventar tratando de que sus trazos representen algo del entorno y puede copiar o realizar formas circulares. Los cuadrados son de mayor dificultad. Requieren de mayor precisión y de trazo de  líneas rectas, para lo que aún no está listo.

Alrededor de los tres años el niño empieza a representar de manera gráfica algo que pertenece a su ambiente y pide nuestra atención u opinión acerca de su obra. Es una forma de comunicar y de mostrar lo que es capaz de hacer por sí solo.

Más tarde aparecen los garabatos con nombre . El dominio motor del niño es mejor, pero aún sus trazos son poco parecidos a lo que quieren representar. Es importante evitar la burla o cualquier manifestación que no sea de interés y hasta asombro por lo que es capaz de hacer. En esta etapa el niño dibuja lo que ya se encuentra en su imaginación y se presentan formas más definidas . También empieza a dar color a sus obras.

En este periodo, los dibujos se parecen mucho y gasta espacios grandes realizándolos. Incluso notifica que se va a poner a dibujar y pide lo que le es necesario.

Algunas veces el niño aprovecha estos espacios para hablar y conforme va terminando sus garabatos les va dando nombre y ya no necesita que se le pregunte qué ha dibujado sino que él mismo lo expresa: «esta es mi mamá», «este es el tío Juan», «es mi perrito», etc.

Por otra parte, se han hecho comentarios sobre lo que significan los colores que utilizan los niños en sus dibujos. Es un poco arriesgado afirmar que un determinado color significa alegría, tristeza, agresividad, seguridad, etc. Existen muchos factores que intervienen en la elección de los colores y algunos de ellos son culturales o bien, la elección  se da en función de la gama que tiene a la mano para elegir. A ellos les interesa en esta edad más el trazo que el color.

Lo importante es permitir que el niño tenga la oportunidad de ejercitarse en los trazos de garabateo; proporcionarles los espacios para hacerlo y mostrar aprecio por sus “obras de arte”. Son manitas inquietas que quieren empezarse a expresar. No se trata de pensar en dar esta oportunidad soñando en que el día de mañana será un dibujante o un pintor de fama, o un gran escritor ganador de premios literarios – que por supuesto no queda totalmente descartado- sino de permitir que encuentre un lenguaje nuevo para  comunicar lo que en su cabecita se encuentra.

Dé un papel y un lápiz a su hijo y maravíllese de lo que es capaz de realizar.