CÓMO ENSEÑARLE AL HIJO A SER ORDENADO

CÓMO ENSEÑARLE AL HIJO A SER ORDENADO

 Por Dra. Patricia García Mora 

Terapeuta Familiar en Supera 

2. RESPONSABILIDADTodos los niños aprenden la mala costumbre de sacar un juguete, cansarse de él, sacar otro, y así hasta que la habitación se hace un tiradero, que luego nunca se acuerdan de recoger.  

No lo hacen porque no se les ha hecho el hábito del orden. Tirar demasiado y luego ordenar es una tarea que a nadie le gusta.

El orden es fundamental en la vida de los más pequeños, tanto como la alimentación, el sueño o la higiene. Es indispensable para su desarrollo pues les sirve para organizar y asimilar el mundo que están empezando a descubrir.

Aunque como es lógico los niños son incapaces de ser ordenados por sí mismos, por lo que esta tarea, la de enseñarles a serlo desde sus primeros meses, dependerá de sus padres y/o educadores.

Cualquier momento es bueno para enseñarle a ser ordenado, pero cuanto antes empiece a asimilarlo mejor. A continuación se ofrecen algunos consejos que pueden ayudar:

1. Establecer un horario para las comidas, el sueño, la higiene y el juego. Ya que no todos los días de la semana son iguales, puede permitirse cierta flexibilidad. Pero hay que evitar cambios drásticos constantes, ya que así sólo se conseguirá desorientarles.

2. Todo niño necesita su espacio personal, si comparte habitación con otros hermanos se debe reservar a cada uno una parte que puedan identificar como propia (la cama, un lado del armario, sus cajones…), dónde dormir, vestirse, jugar, y sobre todo, dónde guardar sus pertenencias. Compartir es bueno, y debe saberlo. Pero para respetar lo de los demás conviene saber cuidar primero de lo propio.

3. Organizar su espacio para que todo esté a su alcance. Conviene colocar todo lo que vaya a utilizar a su altura (perchas, cajoneras, estanterías…). Así no necesitará de la ayuda de un adulto para sacar y recoger sus cosas. A veces los niños no son ordenados simplemente porque no pueden serlo. Si no llegan a un estante difícilmente podrán ordenar los cuentos.

4. Involucrarlo desde pequeño en las tareas del hogar. Pedirle que colabore en todo aquello que tenga que ver con él y su espacio. Al principio no será capaz de hacer la cama pero sí puede ayudar a quitar las sábanas para lavarlas, preparando su ropa para el día siguiente, guardando sus zapatos o echando a lavar su pijama.

5. Guardar sus cosas con un orden lógico. Reservar un mismo lugar para cada objeto. Así sabrá que a cada cosa le corresponde un sitio determinado y sabrá dónde buscarlo y dónde ordenarlo en todo momento.

6. Ordenar sus juguetes por categorías, juntar en un mismo espacio los libros, en otro los muñecos, en otro las manualidades… De esta forma sabrá dónde encontrarlos. A pesar de que a primera vista los grandes cestos o baúles de juguetes parecen una buena solución, conviene evitarlos. Pues cada vez que quiera sacar un objeto tendrá que vaciarlo y sacar todos, lo que provocará más desorden. Por lo tanto es preferible que lo hagan en pequeñas cajas donde sea más sencillo clasificar los juguetes (coches, pelotas, recortables, muñecas, construcciones, etc.) y que éstas, por supuesto, sean fáciles de abrir y cerrar por él.

7. No amontonar juguetes. Retirar (guardar, donar, regalar, cambiar) aquellos que no use y poner a su disposición sólo los que utilice más a menudo.

8. Organizar su ropa de forma que la pueda sacar y guardar él solo. Si no es posible hacerlo con todo el armario, que es lo más probable, puede dejarse para él una parte (un cajón, un estante, una barra de perchas) y sobre todo a su altura, donde pueda colocar el pijama, la ropa para el día siguiente, los zapatos, etc.

9. Enseñarle que antes de pasar a otra actividad (bañarse, cenar, salir a la calle, etc.) debe recoger sus objetos personales. Si conoce cuál es su sitio concreto lo hará sin dificultad.

10. Fijar un horario de juego. Al acabar deberá dejar todo ordenado.

Los regaños y las amenazas no sirven de nada a la hora de enseñar a ser ordenados. La idea es que los niños incorporen el orden a su vida, que entiendan que todos los integrantes de la casa deben colaborar. En vez de imponer el orden, es mejor sugerirlo y enseñarlo con el ejemplo.